2019: SOLO HAZLO

¿Nos les pasa que cuando piensan en lo que han logrado año tras año, se sorprenden de ustedes mismos?. Al menos a mi me pasa que al mirar mi adolescencia rebelde, desordenada y dispersa, tiendo a asombrarme de los logros. ¿Será que fue la edad?, definitivamente estoy más vieja. ¿En qué minuto cambié el switch y empecé a creer en mí?.

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Salí del colegio con el cartel de floja y buena pa´ la conversa. Sólo un profesor, en toda mi historia escolar, logró descubrir algún talento oculto por ahí en las letras y me lo incentivó día tras día. En III y IV medio quería estudiar literatura o psicología, era fácil: me gustaba escribir y por otro lado me encantaba estar en contacto con el otro, casi siempre resolviendo los problemas de quien se me pusiera al frente. Tenía la capacidad de escuchar y contener, y las personas innatamente terminaban buscando mi compañía, algo que me hacía sentir útil, capaz y feliz. Finalmente decidí psicología, porque algunos de los adultos que me rodeaban no veían un futuro auspicioso en letras y definitivamente yo no quería ser profe de lenguaje (con todo el inmenso respeto al trabajo que hacen día a día en el aula) a mi me parecía tremendamente desgastador. Sólo soñaba con ser una gran escritora y algún día ver mis libros publicados…. pero desde la visión “realista” del adulto… eso era un imposible.

Analizo mi 2018 y veo sólo ganancias ¿Cómo lo analizan ustedes? ¿que ven?. Cerrar un año implica poder mirarlo y ver que quiero mantener y en que me quiero desafiar. Por mi parte, me he dado cuenta que, cada vez me atrevo más a salir de mi zona de confort y, probablemente, es sólo eso lo me ha ayudado a creer en mí, a sacarme el cartel de floja, a apropiarme de mis talentos y, por primera vez, confiar en ellos. También algunas personas me han ayudado en eso, ellas se han tomado el tiempo de acompañarme en este proceso. Además, están todos esos comentarios maravillosos en redes sociales que me cuentan cómo lo que escribo abre una ventanita de reflexión o cambio. Así, hoy puedo afirmar que si en mi adolescencia me topé con personas demasiado realistas… hoy los soñadores me ayudan a crecer en todo el sentido de la palabra… a soñar con que puedo lograr grandes cosas y que puedo lanzarme al vacío y volar… porque ahora sí y estoy segura, tengo alas.

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¿Qué nos impide conectarnos con nuestros sueños? ¿qué hace que perdamos la confianza en nosotros mismos? ¿por qué no somos capaces de ver nuestros talentos y sacarles brillo? Vivimos en un mundo donde la realidad “manda” y el que sueña muchas veces se estrella, y tenemos tanto miedo a caernos y fracasar que muchos se quedan estancados en el pensar. Analizar las innumerables variables, imprevistos, problemas y opiniones contrarias, nos hace finalmente no atrevernos a hacer nada… ¿Por qué?… Porque podría equivocarme y entonces fracasar. En una de mis últimas sesiones con una paciente de 28 años, ella me preguntó si yo a su edad tenía claro mi sueño y dónde quería llegar en mi vida. Me sorprendí con la pregunta, y al mirar atrás sólo pude responderle que no. Le expliqué que mí vida se ha ido construyendo poco a poco, que el camino nunca fue recto y que en ese trayecto pensé virar miles de veces. Me caí, busqué donde no me gustó, estudié mucho más de lo que pensé, trabajé en distintos ámbitos, y siempre pensé que lo profesional sería un segundo plano… probablemente me tenía tan poca fe, como ella hoy a sus 28.

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La realidad es que siempre estamos buscando nuestra flor de los cuatro vientos que pueda mostrarnos el norte, pero sin duda el camino no será recto, ni fácil. En la vida construimos desde lo que vamos soñando y por sobretodo desde nuestra valentía para tomar decisiones y seguir eso que el estómago o una mente “soñadora” nos muestra. Quizás no sea el camino más directo, pero estoy segura que si hay disfrute y un significado y convencimiento profundo en lo que hago, llegaré más allá de lo que nunca imaginé.

La vida no es un plan perfecto y la verdad es que está lejos de serlo. Mientras más te adhieres a ese plan, pierdes flexibilidad, oportunidades, goce, piensas demasiado y, en ese preciso momento, aparece el miedo. Siempre imaginas atreverte, pero ¿qué pasa si sale mal? entonces pierdes espontaneidad, brillo y, finalmente, te quedas pensando cómo sería ese plan perfecto. El problema es que de tanto pensar, ese plan deja de existir. La vida, más que un plan perfecto, es un mapa con distintas rutas que cambian y nos dirigen a lugares que quizás no imaginamos, de nosotros depende elegir cada ruta y no quedarnos en el mismo lugar.

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¿Qué he aprendido? que hay que atreverse, hay que confiar en uno y en el universo, hay que conectarse con eso que te genera disfrute y hacerlo más. La vida no tiene un plan, sino que tu vas haciendo camino mientras avanzas o a veces retrocedes. Sin duda con las equivocaciones creces y entonces para mi no existe el fracaso. Pero lo trascendente en todo esto es que siempre, pero siempre, tienes que perseguir tus sueños, porque estoy segura que sólo así llegarán.

¿Y entonces cómo descubrimos y hacemos brillar nuestros talentos? Pensemos menos y hagamos más. Son miles de inseguridades y dudas las que nos entrampan, la mayoría de las veces es MIEDO…..si sólo pudiéramos soltar, confiar y disfrutar, estaríamos haciendo eso que soñamos y no pensando en que pasará si lo hago.

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Para empezar este 2019, logremos reflexionar sobre nuestros talentos y qué estamos haciendo con ellos. Y después de pensar eso: Sólo Hagámoslo!! Atrevámonos y crezcamos en eso que nos hace bien y que además sentimos que sabemos hacer. No hay plan perfecto… Sólo existe tu propio plan, escúchalo y en este 2019 ponlo en marcha: ¡Hazlo!.

María José Lacámara – Conoce más AQUI

joselacamara@gmail.com

One Comment

  1. Alfonso Lacámara S. enero 11, 2019 7:26 pm

    Excelente artículo. Felicitaciones!

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