Cuando llega el momento de castigarlos.

A pesar de mi formación profesional en el área de la educación, en particular en el trabajo con niños, muchas veces mientras estoy interactuando con mis hijos me he preguntado si lo que estoy haciendo es lo correcto o no, y mi mente rápidamente me presenta la alternativa B de la situación como para ofrecerme mas salidas ante un hecho, mirar las cosas por un segundo, de otro modo, con distancia, una suerte de evaluación, de monitoreo, también conocido como metacognición. Ese bichito se me aparece afortunadamente cuando estoy criando y formando a mis hijos.

A veces los quiero retar, pero siento que no han hecho nada fuera de lo que cualquier niño de su edad haría, les quiero explicar por qué está mal algo, pero veo que no es el momento oportuno y no prestarán la debida atención. Siento que debo castigarlos y me pregunto cuan proporcional y efectivo será. Probablemente a ustedes les habrá pasado en más de alguna oportunidad. El auto evaluarse y re dirigir las acciones que hacemos para y con nuestros hijos.

Quisiera en esta columna contarles cuales son los principales propósitos de la acción de castigar y algunas ideas para que sean efectivos…

Cuando siento ganas de castigar es precisamente un momento de alta tensión y de subida de adrenalina en mi cerebro, hecho que nos faculta más para actuar que para pensar.., por lo tanto sugiero definir y anunciar el castigo luego de realizar un time out, uno sabe cuando las cosas están por empeorar en su casa, por lo tanto evitemos los peligros y ambientes propensos a problemas y si ya fuera demasiado tarde, antes de corregir, calmémonos los adultos practicando la acción de retirarse por un par de minutos de la zona de conflicto y eso ayudará tremendamente a pensar mejor y dar un castigo más sabio.

El castigo no debe ser un castigo desmesurado ni absurdo, pues así no estaremos contribuyendo en nada a formar niños, muy por el contrario, si mi reacción es exagerada eso los termina estresando, los nubla y les impide pensar en lo ocurrido, los deja ciegos y distantes. El castigo debe ser proporcional a la falta.

El objetivo esencial del castigo es la reflexión y no el dolor, la rabia o la soledad en el otro. Por lo que entregar el castigo una vez calmados los ánimos y la situación ya está completamente serena, podremos tomar de la mano a nuestros niños y conversando a una misma altura podremos juntos describir lo sucedido, los hechos y sus consecuencias, evitando entrar a describir las emociones y así definiremos el castigo apropiado y proporcional. Porque cuando se castiga, no se trata de cómo yo me sentí, si no de un incumplimiento a una norma sabida previamente. Ni más ni menos.

El castigo no busca poner límites per se, el castigo busca la reflexión y la toma de conciencia de lo ocurrido para que en ese «REver» las cosas, el mismo niño infiera los límites que tienen esos padres y cuáles son las normas que han sido establecidas en ese hogar. Es bastante complejo porque los límites se traslapan con un aspecto moral de alguna manera, éstos son subjetivos (o variables), cada familia tiene los propios y se van aprendiendo en la medida que van sucediendo estos eventos.

Se cree que después de los 5 ó 6 años de edad un menor ya estaría capacitado para tomar conciencia de sus actos y reflexionar acerca de lo que hizo y de lo que debiera haber hecho. Teniendo esta edad como referente ya podremos pedirle al menor que aprenda de sus errores y reflexionar acerca de lo que hizo. Es ahi en ese momento de reflexión cuando estará incorporando un nuevo límite de los padres y de su familia.

El castigo en la casa sería el reto de los padres y el castigo en el caso de colegio sería un mala nota. Y es, en el caso de ambas (reto y evaluación), donde NO habrá aprendizaje si no hago una reflexión posterior, vale decir corregir todas las respuestas malas en una prueba o enmendar el límite pasado a llevar en esa casa, será la forma más sana de incorporar un nuevo conocimiento. Incorporar un nuevo límite.
Existen algunas formas que sugiero como castigo (siento que si un niño lee esta columna en este preciso momento, me estará odiando por darles estas ideas a sus papás!!)

Time out para ninos

Escribir lo que siente

Irse a su pieza a calmarse y pensar a solas en todo lo sucedido

Hacer una labor / tarea a modo de reparación

Negarle un permiso

Retenerle algo de su agrado

Suspender premios que pudo haber ganado

Proponer una penitencia

La idea del castigo como ya se dijo es lograr que el menor tome conciencia de lo que pasó, no causarle dolor, rabieta o tristeza, sino hacer que tenga un tiempo y espacio para pensar en su propio actuar. Para lograrlo además se requiere ir desarrollando habilidades propias de la inteligencia emocional, pues sin esos recursos es imposible hacer un auto análisis. Los niños son el resultado de nuestro actuar como padres, por lo que practicar nosotros mismo estas habilidades con nuestros propios problemas, además orientarlos y modelarles las primeras veces que ellos tengan que reflexionar, mostrarles la empatía, la persevernacia, la tolerancia a la frustracion, el humor, la claridad en el hablar y la noción de la realidad por citar algunas, sumado al tiempo ofrecido para pensar, el menor debiera ir logrando auto mirarse, habilidad que sólo se desarrolla con estas situaciones límites en cada familia.

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

 

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Mas vale prevenir que curar

Tal como dice este famoso y siempre bien ponderado refrán, quisiera hablarles en esta oportunidad de cómo prevenir un proceso de aprendizaje escolar a tropezones este 2016.
Los niños ya empezaron las clases, y ya llevan casi tres semanas asistiendo, tiempo suficiente para haber regulado su reloj cerebral, los cambios de rutina, y sentir más familiar las instalaciones que habitan día a día. Ya debieran estar mas identificados con sus profesores jefes, y contar con algún amiguito para salir al recreo. De todos modos, Marzo es tiempo para eso, y luego seguir afianzándolo a lo largo de todo el año. Dicho ésto, creo importante resaltar que lo que se nos viene ahora a nosotros como adultos es resguardar la autoestima de nuestros hijos para llenarlos de autoconfianza en lo capaces que son! Podemos ayudarlos repitiéndoles las fortalezas que vemos en ellos, mencionarles los objetivos de estar en ese colegio, o explicarles para qué aprenderá determinados contenidos y habilidades,  conversar con ellos y decirles que es muy importante que les guste ir a ese lugar día a día por lo que nos sería muy útil que nos vaya contando cómo se siente y qué cosas le van sucediendo ahí. La idea es aprender en el colegio muchas cosas que no sabe y que le serán útiles para la vida cotidiana, que habrá una cuota de sorpresa cada día, que tendrá la oportunidad de equivocarse muchas veces y también la oportunidad de construir lazos de amistad. De descubrir qué cosas le resultan más fáciles y cuáles le requieren más ejercitación,  que todos los compañeros que están ahi, van a lo mismo, a aprender, a conocerse, a equivocarse y atreverse, a intentarlo todas las veces que sea necesario.
Quisiera a través de esta columna, recomendarles a todos esos papás que probablemente tengan expectativas para todo lo que acontecerá este año escolar, que al final de cuentas quien únicamente importa es EL ALUMNO!!! y que nuestras ideas y planes casi no cuentan en esta aventura. Cada uno de esos alumnos es el actor principal de este proceso. ¿Qué importa si uno como papá anda preocupado porque la niña se va atrasando o que el hijo no aprende las letras o a hacer amigos?,  nada de eso ayudará al que se sienta mejor, es el niño el que debe sentirse empoderado para poder aprender. Por eso el panorama ideal es conocer lo mas profundamente a nuestros hijos a través de conversaciones no forzadas ni preguntas repetidas tales como, ¿qué aprendiste hoy? ¿cómo te fue en el colegio? ¿con quién jugaste? Lo que básicamente debemos tener en cuenta los padres, es poder reconocer cuándo andan tristes nuestros hijos, o inseguros o distraídos y entender la causa de ello.
El niño es el sujeto de aprendizaje, nadie más que ellos va al colegio a aprender, esta es su oportunidad para avanzar, conocer, equivocarse y ser reconocido. Tratemos de no estresarlos, tratemos de brindarles una vida equilibrada, una alimentación sana, un dormir reponedor, una oferta de experiencias variada, una vida afectiva potente, para que el niño esté dispuesto a vivir el proceso escolar de aprendizaje sin temor y vivirlo como algo natural. No los volvamos locos con nuestros anhelos y sueños como padres, no hagamos de su vida una carrera de velocidad ni una competencia por el primer lugar. Relajémonos un poco y todo andará como debe ser. Esa despreocupación, paradójicamente será la prevención a las dificultades en el proceso. Ya verán!

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

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La hora de dormir

Cuando llega la hora de irse a acostar, en muchos hogares puede ser un momento de mucha tensión mas que de calma… se viene la cena con niños que tienen sueño, y ese no es un lindo cuadro la verdad…, se viene la hora del baño con mas de algún juguete o gotas de agua fuera de la tina, luego las levantadas a media noche por desvelos de los hijos, se vienen los abrazos de medianoche para consolarlos por culpa de alguna pesadilla.. o que el dormitorio de los papás termine siendo ocupado por los niños de la familia, alterando el buen dormir y el merecido descanso reparador!

Desde mi experiencia, he confirmado que sacar al bebé de la pieza de los padres al quinto o sexto mes de vida es un buen momento, pues ya más o menos se tiene regularizada la hora (y la rutina) de la leche, y eso ayuda a que los bebés duerman a lo menos nueve horas ininterrumpidas durante la noche, así todos descansan y el bebé crece sano. Ese hito ayudará infinitamente al futuro hábito del bueno dormir.

También, está estudiado que cenar liviano y tener una rutina clara para ir a la cama, les ayuda mucho a los niños a conciliar el sueño. Sin embargo el tema del sueño interrumpido es bastante común, por lo tanto no hay necesidad de desesperar, pues más temprano que tarde desaparecerá. Aqui les comparto algunas ideas para ayudar a sus hijos a dormir plácidamente, como les corresponde!! No olvidemos que la calidad del sueño es determinante para la actitud con que se inicie un nuevo día…
No es normal que un niño se levante a medianoche por miedo, por hambre o por inseguridad.
Sueño interrumpido por pesadillas es normal, y no deberían durar más de dos semanas, por lo tanto, sugiero estar atento a si ese cuadro se prolongara. Tal vez algo está sucediendo en su entorno y actividades diarias que hacen que las tenga por un y tiempo más extendido.

 

Control de esfínteres a los tres años ya  debería estar logrado, inclusive en las noches.
Por lo tanto, si un niño se levanta en las noches, a qué podria deberse?

 

Leyendo y sobre la base de mi formación profesional, dentro del desarrollo evolutivo de los niños, los despertares y terrores nocturnos están dentro de lo esperado, son pasajeros y pueden prevenirse o podemos ayudarlos a sobrellevar. Los menores, en esta etapa en que se entremezclan lo real con la fantasía (para mi uno de los rasgos más hermosos de esta etapa y de la vida!!!), podrian estar afectándoles al buen dormir, pues sienten tan vívidos los sueños que podrían despertarse, e incluso despertarse con miedo, si lo que visualizan en sus mentes mientras duermen es algo muy impresionante, pero es normal. Es tanto, o debiera ser asi al menos, lo que un niño observa, aprende e imagina día a día, que no es raro esperar un sueno con sobresaltos. Por eso, al momento que se sufran esos despertares, como padres podemos darles un abrazo, acompañarlos a regresar a su cama, y dejarles la puerta abierta y una luz suave encendida. Hasta los cinco años de edad es esperable este comportamiento. No olvidemos que a los seis años, según Piaget ya comienza otra etapa del desarrollo llamada Pre Operacional, donde la fantasía ya desaparece, por lo tanto si está teniendo pesadilla, al despertarse debería calmarse y confirmar que su realidad está en completa calma, que sólo era un mal sueño. Como papás no tenemos más que armarnos de paciencia y jamás molestarse o llamarles la atención (ni en ese minuto ni al día siguiente) por lo sucedido, sólo ayudarlos a conciliar el sueño nuevamente.

 

Ansiedad por estar con su núcleo, también podría ser una razón, Tal vez una terapia de Flores de Bach ayudaría muchísimo, pues lo que está viéndose alterado es el plano de las emociones, el menor requiere contacto, confirmar que sus padres están ahí para él, que no se han ido y que no está siendo excluído de nada. Habría que revisar ahi como adultos, qué relaciones o malas dinámicas se están implementando en casa, o colegio, como para hacer sentir inseguridad en el menor, que se sienta inseguro, y que sienta una suerte de temor involuntario al no estar con los demás. Dormir, es en sí una actividad que nos separa del mundo y de los padres por ende. Ahí el niño estaría demostrando una necesidad exacerbada de contacto, cariño y confirmación, que no está mal desearlo, pero si le lleva a interrumpir su sueño, es recomendable ayudarlo a dormir con besos y abrazos, repetirle sus cualidades constantemente, y evitar los gritos o castigos, en especial cuando llega la hora de dormir.

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

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Mi querida plaza!

Antes de ser madre no recuerdo la última vez que fui a una plaza, y tal como una gaviota, cuando elegí la casa donde viviríamos, busqué un nido que tuviera todo para la llegada de mis retoños, donde por supuesto, debía haber una plaza cerca.
La plaza ha sido pensada para distraerse, para conocer y para relajarse –hasta que caiga la noche–. Mis niños la han sabido aprovechar, son absolutamente felices ahí, y yo también, a pesar de los sustos que puedo haber pasado, han sido muchísimos más los momentos de enseñanza que la plaza nos ha brindado.
Entonces la pregunta es ¿Qué cosas podemos obtener de una tarde jugando en la plaza? (O en las calles de un condominio, en alguna medida)
– Se conoce gente, he visto a mis hijos conversar con abuelos, jardineros, maestros descansando en el pasto, ciclistas, entrenadores, por lo que han ido construyendo el concepto de niño, madres, perros, pajaritos y profesiones y todos a quienes ven.
– Se aprende a compartir, al llegar a un parque llevamos algo para entretenernos, así que ahí han aprendido a prestar sus juguetes, y a pedir los ajenos. Esta parte ha sido complicada a ratos, pero ya casi estamos por aprobar, y comprendimos la naturaleza del préstamo y que todo lo que no tengo lo quiero probar, tocar y usar!! Nada de lo que llevan les gustará más que lo que lleva el vecino…la novedad. Y esa es una de las claves, la novedad que está asegurada fuera de la casa.
– Hemos tenido que organizar la merienda según la tarde transcurre, así se aprende a administrar el tiempo con el que uno dispone.
– En la plaza se conocen otras familias, hemos visto papás jugando como niños, abuelos que cuidan como padres, familias con seis y hasta siete hijos, de diferentes razas y nacionalidades, por lo que se van desarrollando habilidades sociales que nos hacen descubrir a los otros en sus diferencias y en nuestras semejanzas. Es el comienzo de la vida social que tendremos el resto de nuestras vidas.
– La gente también utiliza las plazas para practicar deportes, hemos visto feas caidas y observar cómo se va la tarde reparando un bici…lo que les enseña a los niños la vida sana practicando actividades al aire libre.
Y la lista de beneficios continua…
– Los niños aprenden a conocerse, a reconocer la dinámica de la familia a la que pertenecen y la forma que tiene el día a día, reconocen la rutina y saben que después de una rica tarde jugando en el parque, viene el baño..por ejemplo. O que en esta familia no se va a la plaza sin haber hecho las tareas, o que en esta casa al volver de la plaza debemos sacarnos los zapatos y lavarnos las manos, etc…me identifico con determinada rutina.
– Se desarrolla la creatividad! Los niños llegan a la plaza, observan lo que está sucediendo en ella, y luego deben tomar decisiones, hacia dónde dirigirse, con quién jugar o inventar alguna actividad para hacer ahí. Una estadía en la plaza es una tarde donde todo puede suceder, no hay nada pauteado, no hay programación y eso obliga a inventar actividades y juegos.
– Una de las mejores cosas que trae el salir a jugar a la plaza es escapar de la entretención tecnológica! Así evitamos el sedentarismo, y el sentimiento de competencia.
– Por eso uno de los beneficios favoritos para mi es que la plaza nos invita a caminar, y si vamos toda la familia, caminando conversamos más.
En definitiva, visitar la plaza diariamente es un estilo de vida que vale la pena incorporar. Los invito a salir de sus casas, en invierno y en verano, así los niños después del colegio podrán distraerse y vivir la vida como realmente es. Estaremos incrementando la independencia y la autonomía en nuestros hijos.

 

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

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La autorregulación

 

Se esta hablando  mucho hoy en día de la autorregulación y de cómo promover la autonomía en nuestros hijos y alumnos…

Habilidad que favorece de sobremanera a la convivencia y al trato amigable entre las personas (tanta falta que hace por estos tiempos en nuestra sociedad además). Al mismo tiempo, permite a los menores que definan sus respuestas, que se acomoden a la realidad del momento, que definan sus propias metas, que sepan gestionar con el tiempo disponible, que se autoevaluen! Que sepan buscar y solicitar ayuda. Que regulen su actuar.

Afortunadamente, en los jardines infantiles se está comenzando a considerar mas seriamente esta habilidad, tomando rasgos de algunas corrientes de educación, tales como el Montessori, los chicos van aprendiendo en la medida que tocan, juegan de manera individual o grupal y definen las reglas con sus pares. Todo dirigido por sus intereses y motivación.

Es por esta razón que en casa también debemos potenciar esta habilidad desde muy pequeñitos.

En casa podemos trabajar:

– Motivación
– Curiosidad
– Tolerancia
– Necesidad de atención y aceptación
– Autoimagen
– Autocontrol de la propia conducta
– Percepción de la realidad

Cómo? Motivación, la podemos encontrar si permitimos a los niños HACER.

Curiosidad, si ofrecemos suficientes estimulos alrededor de ellos, en su habitat cotidiano, libros incluídos.

Tolerancia, la podemos alcanzar si cuidamos nuestro propio actuar que sirva como ejemplo y si promovemos un ambiente de bienestar y calma.

Necesidad de aceptación, cuando les ofrecemos un hogar estable, con normas claras, con la entrega de un amor incondicional y les hacemos sentir pertenecientes a un grupo estable, sentimiento de pertenencia.

La Autoimagen, se construye con el feedback que les damos tras su actuar y con la confianza que les hacemos sentir de que nada está completamente mal, sino que es una manera diferente de hacer y que hay otras más eficientes y efectivas, así no denostamos el desemvolvimiento de los otros, criticar sin menoscavar.

Percepcion de la realidad, ofreciéndoles como padres un sinfin de experiencias para que mantengan los pies en la tierra y reconozcan bien el antes el después de las cosas, conocer el pasado para comprender el presente e intuir el futuro.

Y Autocontrol, que es el tema que nos convoca, se logra desarrollando todas las anteriores y estimulando las, siempre bien ponderadas, Funciones Ejecutivas, principalmente: Memoria de trabajo, autocontrol inhibidor, y flexibilidad cognitiva, estas tres últimas, con constantes juegos, representaciones, y contacto con el exterior, en el barrio, con la comunidad. …Con un juego de roles, que comienzan alrededor de los dos años, el menor que encarne a Batman, o a un cocinero, …deberá tener en mente a su propio personaje y aquellos de los otros (memoria de trabajo), evitar actuar fuera de su personaje (control inhibidor), y ajustarse a los giros y vueltas en la trama en desarrollo (flexibilidad cognitiva)…

Por todo lo anterior, los animo a que dejen de ver las situaciones conflictivas como una experiencia perdida, pues con ella involuntariamente se estará construyendo la resiliencia. Erradicar de nuestro actuar cotidiano el control de todo lo que hacen nuestros niños, evitando hacerles las cosas, dar las cosas hechas! Y dejar de llamarles la atención cuando faltan al control, lo que debemos hacer es mostrarles otras opciones y cuidaremos su autoimagen. Procuremos desarrollar niños emocionalmente estables, serenos y sin miedos.

Cuando nos estresamos liberamos el famoso Cortisol que se encarga de nublar nuestro cerebro, y actuamos de manera errática. Asi es que de nosotros depende que nuestro entorno se perciba mas amoroso, mas abierto al juego, a la risa y al motivarse a intentarlo sin temores.

 

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

 

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La dislexia

 

Es de conocimiento público que se ha dado un sobre diagnóstico de trastornos relacionados con el aprendizaje, ya sea déficit atencional, bullying, dislexia, hiperactividad, síndrome de Asperger, entre otros, atribuyéndole la etiqueta de enfermo a un menor que sólo actúa como tal y que probablemente la causa de su actuar sea mas bien algo emocional y/o atribuible a los adultos que rodean a ese niño o niña, ya sea por ausencia parental, maltrato infantil, mal manejo del equipo de profesores, sistema educacional accidentado, metodología equivocada para ese alumno, como infinitas otras variables, que inevitablemente afectan el proceso de aprendizaje.

Es por eso que en este artículo quisiera hacer una breve descripción de lo que se entiende desde el punto de vista psicopedagógico por Dislexia, para que cada uno saque sus propias conclusiones si es que está o le ha tocado vivir la dislexia desde cerca…o no.

La Dislexia es ante todo una dificultad lectora y no en la escritura. Sucede que repercute en esta última, pero en estricto rigor es una alteración en la lectura.

Es uno de los problemas de aprendizaje mas comunes en el sistema escolar.

Tiene un alto porcentaje de cura, especialmente si es detectada desde muy temprano.

Es una alteración congénita, se nace con ella, de tipo cognitivo, se descarta de plano algún factor socioambiental o emocional, como dije, se nace con ella, porque tiene su origen desde el momento de la formación del feto-embrión, pues son un conjunto de células, en este caso neuronas, que no llegaron correctamente a su destino, específicamente el lado izquierdo del cerebro en el lóbulo temporal, atrás de la oreja. Y con una adecuada intervención se pueden suplir esas habilidades mentales que no se están utilizando, por eso no tiene nada que ver con la inteligencia sino con una forma diferente de enfrentarse al lenguaje.

Con una temprana detección se puede corregir mediante a través de una intervención psicopedagógica.

La dislexia si bien es, a groso modo, una confusión entre letras que se parecen, no es una alteración visual, ni auditiva, ni desmotivación, ni falta de instrucción de la profesora, ni una alteración cerebral grave, ni tampoco una interferencia emocional. Descartado todo lo anterior, el diagnóstico sería entonces una Dislexia, vale decir, un problema cognitivo que consiste en confundir, invirtiendo, grafemas que se asemejan, es poseer una dificultad para traspasar un símbolo gráfico a su correcto significado verbal, además de dificultades de secuenciación y de memoria a corto plazo.

Por lo tanto, si un menor sólo lee lento o, confunde el sonido de letras pero no las intercambia con otras que se parezcan, se podría descartar una Dislexia. O si únicamente tiene un reducido vocabulario tampoco sería motivo para alarmarse, es práctica de la lectura lo que allí hace falta, dado que al parecer no hubo una exposición temprana a los signos gráficos. Por eso es tan importante la educación pre escolar. Ahí se familiarizan con gran parte de los símbolos gráficos y es el lugar donde se podría detectar cierta lentitud para incorporarlos, pre kinder y kinder serviría solo para tener en consideración esa observación de la educadora, pero jamás para diagnosticar Dislexia.

Algo que también podría dar pistas es el tender a alterar, ya sea en el habla o en la escritura, el orden de las cosas, en las categorías de palabras, pues no olvidemos que la dislexia es también una alteración en la secuenciación, por eso todo lo temporal (hemisferio izquierdo) todo lo que es ordenamiento se verá afectado. Lo bueno, es que este sería un factor muy visible y fácil de detectar por una educadora.

La dislexia es un problema de aprendizaje que afecta enormemente la autoestima y autopercepción académica de un menor, en especial porque se detecta en los primeros años de enseñanza, cuando recién está construyendo su personalidad, sus relaciones, su identificación con el medio, y afianzando su lenguaje! Por eso es importantísimo intervenir rápido, y potenciar de inmediato todas las otras fortalezas que tenga el alumno.

 

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

 

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