Consejos para nutrir rutina de sueño de tu hijo

La hora de irse a dormir (que en muchas casas es un eterno drama!) puede convertirse en un momento importante de calidad con tu hijo si tienes una rutina adecuada. No solo porque facilita que tu hijo se acueste y se quede dormido, sino también porque te permite conectarte a él. A continuación te doy 7 consejos para nutrir la rutina del sueño.

1. Predictibilidad: Los niños hasta alrededor de los 6 años no entienden bien ni la hora ni los tiempos. Tener horarios y actividades estables les permite predecir qué va a pasar. Quizás no saben qué hora es, pero saben que después de comer viene el baño y que después del baño llega papá. Esto los contiene, les da tranquilidad y sensación de control[1]. Junto con esto, la predictibilidad también permite regular los ritmos biológicos del niño (por ejemplo, que le de sueño siempre a la misma hora).

2. Señales ambientales: Para potenciar la predictibilidad de las rutinas, los niños necesitan señales ambientales claras y estables que marquen y comuniquen el paso de una actividad a otra. Ya mencionamos que los niños a esta edad no se manejan bien con los tiempos, menos con los horarios. Por lo que si queremos que la rutina les resulte predecible, más que horarios, necesitamos señales. Para un niño de cuatro años, es mucho más fácil entender que tiene que acostarse cuando termina La casa de Mickey Mouse, que entender que debe hacerlo a las 20:30. Ahora, esto no significa que no haya que tener horarios. Todo lo contrario. Pero los horarios son para nosotros[2]. 

Las señales ambientales también ayudan para ordenar las conductas de los niños. Por ejemplo, después del baño las luces comienzan apagarse y ya no es hora de sacar juguetes y desordenar la pieza, sino hora de regalonear. Si tu hijo por temperamento es irregular en sus horas de sueño (lo has intentado todo y aun así nunca se duerme a la misma hora), las señales ambientales serán tu mejor aliado.

3. Cuento: Independiente de los beneficios en el desarrollo de la creatividad y fomento de la lectura, contar un cuento hace que irse acostar sea atractivo. Para muchos niños, dormir es fome porque significa perder tiempo de juego y regaloneo. Por lo que contarles un cuento es una excelente forma de cambiar esta percecpción. Irse acostar significa seguir pasándolo bien y haciendo cosas con mamá/papá. El cuento además es una actividad de transición entre estar activo-despierto y relajarse-quedarse dormido.

4. Preguntas de conexión: Este es uno de mis consejos favoritos. Muchos niños al irse acostar se muestran más dispuestos a conversar, a contarnos sus cosas y hacernos preguntas. Estos momentos de conexión hay que potenciarlos y aprovecharlos al máximo. Pueden preguntarles que fue lo que más le gusto del día y lo que menos les gusto. Algo que los hizo reír, algo que los hizo enojar. Algo que hayan aprendido. Yo lo empecé hacer hace poco con mis hijas y les encanta. Me dicen “mamá nuestra conversación”. 

Hacerles preguntas de este tipo, no sólo favorece la comunicación y la relación, sino también el desarrollo de las funciones ejecutivas. 

5. Demostraciones afectivas: Dentro de las actividades que conforman la rutina es importante que incluyas demostraciones de cariños. Yo por ejemplo a mis hijas todas las noches les doy un súper beso que las protege de tener pesadillas y las ayuda a dormir mejor. Estas demostraciones, al ser estables y predecibles, se convierten en rituales que enriquecen enormemente la relación.

6. Reconectar antes de dormir: Si por alguna razón te enojaste con tu hijo o el contigo, no dejes que se vaya a dormir sin antes volver a conectarte a él. Por lo mismo, nunca utilices irse a dormir como un castigo. No es bueno para la relación, para su descanso y para su desarrollo cerebral.

 7. Actividades de relajación: Para facilitar que el niño se acueste y preparar su cuerpo para dormir, lo ideal es que después del baño (o la comida en caso que se bañe antes) no haga nada que lo active. Evita juegos bruscos, electrónicos o que impliquen algún tipo de actividad física como correr o saltar. Trata de hacer actividades que lo relajen y vayan calmando de apoco su energia (por ejemplo masajes, leer, ver televisión abrazados, jugar con los legos, etc). 

Para ver qué actividades activan o relajan a tu hijo, debes estar atenta y observarlo. Hay niños por ejemplo, que se activan con el baño en vez de relajarse. Cuando esto ocurre, conviene bañarlos más temprano y cuando se acerca la hora de dormir hacer activiades que realmente lo calmen.

Espero que te haya gustado y servido. Si se te ocurre alguna idea, no dudes en compartirla! La idea es que entre tod@s nos apoyemos.

Andrea Cardemil Ricke

Mamá de 3

Psicóloga Infanto-Juvenil

Magíster en Psicoterapia Integrativa

Diploma en Terapia de Juego

Diploma en Manejo Interdisciplonario de las dificultades del Escolar

Autora del libro «Apego Seguro: Cómo relacionarte con tu hijo después de los dos años»  y «Separarse con niños pequeños: cómo seguir nutriendo tras la ruptura» de (Ediciones B).

1 y 2: Extraído del libro “Apego Seguro: Cómo relacionarte con tu hijo después de los dos años”. Andrea Cardemil, Ediciones B.

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