Deporte, atención y aprendizaje

 

Siempre se ha sabido que hacer deporte hace bien. Pero en los últimos años, gracias a los avances en las neurociencias, se ha visto que genera efectos positivos en el funcionamiento de nuestro cerebro.

La imagen superior compara la actividad cerebral de un grupo de niños que participó en un programa de ejercicio con la de un grupo de niños que no participó. Los resultados hablan por sí solos: los niños que hicieron deporte, mejoraron sus procesos de atencionales, su memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva.

Lo más sorprendente de estas investigaciones, es que se ha visto que el ejercicio beneficia especialmente a los niños que tienen Déficit Atencional. Esto se debe a que la actividad física, por suave que sea, estimula la liberación de dos neurotrasmisores que mejoran el ánimo y el desempeño cognitivo: la  dopamina y serotonina. Este es el mismo efecto que generan la mayoría de los fármacos que se usan para tratar el TDA. Esto ha llevado a expertos a plantear que el deporte podría llegar a reemplazar el uso de medicamentos.

Los datos dejan en evidencia lo importante que es que los niños practiquen algún deporte y cuenten con recreos lo suficientemente largos como para hacer ejercicio y de esta forma preparar su cerebro para la clase que sigue. Lo preocupante, es que los recreos son cada vez más cortos y los espacios cada vez más reducidos.

Por lo mismo, sugiero que motiven a sus hijos a practicar un deporte y/o hacer ejercicio de manera sistemática. No caigamos en la trampa de privarlos de estas actividades con el objetivo de tener más tiempo para estudiar. Es cosa de ver las imágenes superiores. Horas extras no es igual a mejor rendimiento.

En casa, si notan que su hijo está muy cansado de estudiar, frustrado o pegado en un tema, podría ser útil que salga a correr o andar en bicicleta un ratito, más que sentarse a jugar Wii o ver televisión. El niño no solo necesita despejar su mente, sino reestablecer las funciones ejecutivas, especialmente los procesos atencionales.

 

Andrea Cardemil Ricke

Psicóloga Infanto-Juvenil

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