Hola Angustia, Chao Angustia

En este período del año, es muy común que nos acompañe, la Angustia, el comienzo del Colegio, la Universidad, los desafíos laborales, las rutinas del año, el fin del verano y el término de los períodos de descanso, todo comienza junto y requiere que nos adaptemos de manera rápida a estas nuevas situaciones que requieren de mayor rigor, disciplina y rutina.

¿Qué experimentamos cuando estamos Angustiados?

Experimentamos una sensación difusa de malestar físico, que provoca incomodidad, dolor de estómago, dolor de cabeza, mareos, dificultad para conciliar el sueño, opresión en el pecho, sensación de falta de aire, entre otros. Además a ésto se le suman pensamientos de duda respecto de quienes somos y de nuestras capacidades.  Nos creamos películas propias de si seremos aceptados o no por nuestros pares, de cuán inteligente seré, de cuán atractivo soy y de todo aquello que me imagino al enfrentar un nuevo escenario que no conozco bien y en el cual quiero o debo estar de la mejor forma posible.

La angustia es una emoción y como tal, algo puramente subjetivo, que se manifiesta con síntomas físicos observables en algunos casos. La Angustia la percibe quien la siente y, como sucede en el interior de uno, permanece oculta a los otros. Por eso se experimenta en soledad, en una soledad cruda y desamparada. Se trata de la soledad en la que me enfrento a asuntos que solamente me conciernen a mí mismo, a lo más privado, íntimo y propio de mí.

Grandes filósofos y pensadores han descrito la importancia de este sentimiento diferenciándolo del miedo y la desesperación. Desde mi punto de vista la angustia es un sentimiento que nos puede paralizar o, que abre posibilidades, si somos capaces de detenernos a reflexionar y encontrar un camino. Yo recomiendo que en estados de angustia uno se tome el tiempo para tomar un café con otro, para mi esta expresión del café, permite tener la oportunidad de ser ayudados a encontrar respuestas, a analizar, a entender, a hacernos preguntas, a compartir experiencias, a entender que no estoy sola, a sentirme querido, acompañado, contenido y seguro, a ser escuchado y a poder expresar lo que por lo general no comunico.

Cuándo uno conversa se siente como se libera esa energía angustiante y se va cambiando por otras que me hacen sentir mejor y mas seguro.

  • Si notas angustia en tus niños acompáñalos, abrázalos, que sientan tu apoyo, dale el espacio para que te cuente que le pasa. Que dibuje, que juegue, léele un cuento, toma un té de Melissa conversado con ellos, de esa forma los niños podrán elaborar y hacer que la angustia disminuya o desaparezca. Dales contexto y tiempo para adaptarse.
  • Si notas cierto grado de angustia en ti mismo, tómate un café con alguien.
  • Si alguien te comenta que esta angustiado, tómate tu tiempo e invítalo un café.

 

florencia_vargasFlorencia Vargas Schmauk

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Psicóloga U Andes

 

 

 

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