¿Jefes Edad de Piedra?

Los jefes que no estén dispuestos a reconocer logros extraordinarios de sus colaboradores, tampoco debieran esperar que se produzcan.

Aún sobran jefes, cuya mentalidad pertenece a la Edad de Piedra. Sí, incluso muchos de aquellos mal proclamados como modernos y exitosos. Lo que se debiera entender bajo éxito, es un tema que puede ser tan controversial como la religión y los cultos, la política, la manipulación genética o el aborto.

Todo el mundo sabe que el apreciar y reconocer los logros de los demás, es importante no sólo para el bienestar de las personas, sino también para su valoración. Así es que… ¿por qué son tan raros?

Desde la Edad de Piedra, la mente no ha evolucionado lo suficiente en función del propósito, de motivar a su equipo, sino que en muchos aún sigue pegada en la sobrevivencia entre animales depredadores y feroces.

Imagínense a “Paleolín” que era un optimista de esa era, caminando por un bosque junto a su amigote “Neolín”, que era todo lo contrario, un pesimista. El primero observa de manera relajada las cosas bonitas: el agua fresca del riachuelo, los ricos hongos para saborear, las flores silvestres que llevará a su amada. El segundo está tenso, no confía frente a tanta paz y ante cualquier ruido extraño se exalta y asusta, viendo detrás de cada arbusto una sombra peligrosa.

La predisposición positiva o negativa posee consecuencias: si Paleolín tiene razón, ambos podrán  pasar un gran día en el bosque. En caso que Neolín esté en lo cierto, Paleolín morirá, mientras Neolín aguardará arriba de un árbol hasta que el depredador desaparezca. ¿Cuál de ambos creen ustedes, traspasó sus genes y su predisposición hasta nuestra era?

Esta teórica tendencia biológica hacia lo pesimista, tampoco debe ser nuestro destino y menos aún, una excusa. Muchos jefes aún caen en frases como “no estuvo mal” en lugar de decir “lo hiciste bien”.  Por supuesto es factible burlar la propensión negativa, valorando a sus equipos de trabajo, por ejemplo destacando los logros, dando las gracias, potenciando las fortalezas, propiciando actividades de convivencia no laboral entre colaboradores, actuar de manera íntegra, justa y comprensiva.

Ricardo Gevert – Adm. Industrial

texto extraído de www.gevert.com

 

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