Patricia Beltrán, un ejemplo de liderazgo femenino no tradicional

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Está en uno de los Grupos de Desarrollo de Mundo Mujer de Viña hace ya cinco años. En este período la Patty ha puesto el acelerador a fondo en la creación de su Fundación Betania Acoge, cuya misión es brindar amor, apoyo, pero por sobre todo devolver la “dignidad” a mujeres vulnerables de la Región de Valparaíso.

En Mundo Mujer hemos sido testigos de la gigantesca tarea que ha desempeñado Patty Beltrán, la la tía, la hermana, la amiga de tantas mujeres con las que la vida había sido esquiva, pero que se empeñaban en torcer la mano a ese destino porfiado.   Pero más allá de compartir con la directora de la Fundación, en este espacio de crecimiento y a la vez de intimidad que brindan las comunidades de Mundo Mujer, hemos descubierto en esta instancia a la Patty, un ser humano con enormes virtudes.

 

Patty ¿Por qué tu opción por las mujeres mas vulnerables?

Comienza diciendo que fue religiosa durante 23 años.  Venía del sur, de una familia muy bien constituida, donde nuestra mamá nos enseñó lo que era bueno y lo que era malo. Y para mi mamá lo malo era justamente esas mujeres de la vida. A mí siempre me chocaba mucho esta apreciación.

Cuando opté por la vida religiosa, la congregación a la que ingresé tenía como trabajo apostólico la labor con estas mujeres. Y me acuerdo que- siendo novicia- una vez iba por un pasillo y veo que viene en sentido contrario una de estas chiquillas. Mi primera reacción fue desviarme del camino, pero algo me hizo sentir que eso estaba mal hecho, además que en la medida que me acercaba percibía en el rostro de ella una expresión como de admiración, entonces cuando nos topamos ella me dice ‘hola’ y yo solo la abracé. Ese abrazo que duró como un minuto para mí fue lo máximo, sentí que eso era lo mío, acogerla, convenciéndome que esa era mi misión, sin importar lo que dijeran los demás. Luego de abrazarnos ella me miró y me dijo ‘gracias por el abrazo que me ha dado hermana, porque yo siempre tengo que cobrar a cambio de un abrazo’.

23 años después, toma la decisión de abandonar la congregación porque estaba segura que podía hacer mucho más estando fuera.  Es ahí cuando logra formar la Fundación Betania Acoge y dice: aquí hay que poner toda la energía, la fuerza y la voluntad para ayudar a las chiquillas.

 

Desde hace 4 años formas parte de una comunidad de Mundo Mujer, ¿cómo y por qué ingresaste?

Conocí a Carmen Gloria Gorigoitía, siendo aún yo religiosa, en el mejor momento que tenía que conocerla porque estaba viviendo mi proceso de discernimiento vocacional. Nos descubrimos porque ambas participábamos en la Fundación Desafío Humanidad y C.G estaba a cargo del grupo de desarrollo al cual yo pertenecía. Mi primera impresión de ella fue de admiración por su gran inteligencia y capacidad de liderazgo en el grupo.

Después de eso nunca nos desconectamos y ella formó Mundo Mujer. Durante mi proceso de reflexión previo a abandonar la Congregación, compartí con ella desde la amistad y el cariño la situación que estaba viviendo. Para mí fue una etapa muy crítica, dura, salir de la congregación fue una decisión muy difícil y dolorosa. Por lo tanto, fue maravilloso encontrarme con esta persona que fue todo corazón y oídos y que en algunos momentos me aportaba ciertos tips para irme rearmando y empezar este nuevo camino.

Ahí fue que me invitó a participar de uno de los grupos de MM en Viña del Mar, del cual no me he separado más, llevo años porque me hace falta estar ahí. Son espacios demasiado exquisitos donde yo soy yo: la Patty; no soy la directora de la Fundación, ni la tía, ni la madre. Es ahí donde soy escuchada, respetada, contenida, apoyada y animada. Es algo maravilloso. Ha sido todo un aprendizaje.

Además, el hecho de que seamos todas mujeres y nos contengamos en nuestro ser femenino es un tremendo regalo para quienes nos damos la oportunidad de reencontrarnos una tarde al mes y estar plenamente.

 

¿En tu aspecto más profesional en la función que debes cumplir como directora de una Fundación, te ha aportado MM?

Sin duda que sí, pertenecer a un grupo así me ha abierto un abanico de herramientas y recursos personales. Naturalmente, soy alegre y organizada, no obstante era bastante callada y no tenía la experiencia de participar en este tipo de grupos. Por ello ha sido una gran oportunidad que me ha permitido abrirme al mundo y mediante la cual he desarrollado todo un aprendizaje en este sentido, sin darme cuenta me fui abriendo campo y hoy en la Fundación me siento líder de un grupo maravilloso donde soy acogida, acompañada, querida y donde me siguen.

 

¿Cuál es el mensaje clave que puedes entregarnos?

Como mujeres no estamos libres de ninguna situación y tarde o temprano, tal vez vamos a necesitar de alguien que nos acoja, nos reciba, nos escuche, nos acompañe. Como mujeres creemos que estamos en una situación distinta a la de las chiquillas con las que yo trabajo, sin embargo, si nos sentamos con ellas, somos iguales. Tal vez nos diferenciamos en que yo tengo un hogar bien constituido, porque soy una profesional exitosa, pero en el fondo somos iguales.

Debemos abrir nuestro corazón, nuestra mirada y acoger a estas chiquillas que requieren de nuestro amor, no de nuestro enjuiciamiento.

 

 

Macarena Velasco . Periodista UC

 

Si quieres leer la entrevista completa AQUI

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