En el comienzo, una relación de pareja por lo general funciona bastante bien, hay fuertes energías positivas que permiten percibir mejor las cualidades de la otra persona.
Con el correr del tiempo se comienzan a percibir algunas fragilidades del otro/a, que molestan, ya que es diferente a cómo yo actuaría o reaccionaría. En estas ocasiones hay un pensamiento mágico, proveniente de nuestro niño interno, que nos dice “No te preocupes, va a cambiar”. A medida que la convivencia cotidiana aumenta, comienzo a darme cuenta que han aparecido con mayor frecuencia esos comportamientos incongruentes, según mi punto de vista, los que son motivos de nuevas discusiones y distanciamientos, por lo que me propongo “cambiar al otro/a”, para que así nuestra relación fluya con armonía y yo me pueda desarrollar como persona.
La primera percepción que me surge de lo señalado anteriormente es que uno de los integrantes de la pareja siente que está OK y que el otro está NO OK y tiene que cambiar. Esto es mirar al otro sin respeto. Sabemos que el/la otro/a posee una historia previa, una personalidad y experiencias diferentes a la mía, pero no lo puedo comprender
Todos los seres humanos somos diferentes y en el transcurso del tiempo vamos cambiando, ya que la vida nos presenta experiencias y algunas de ellas son verdaderas maestras. En la actualidad además hay muchas actividades y libros de crecimiento personal que de alguna manera nos abren ventanas que nos permiten experimentar nuevas miradas. Pero no es menos cierto que en algunos casos esos conocimientos nos sirven para evaluar la conducta del otro y no la mía y esto se debe a que algunos puntos conflictivos de mi manera de percibir el entorno y de reaccionar se encuentran en “mi punto ciego” o en “mi sombra” como lo señalaría Jung. Además es diferente Saber que Comprender.
Todos los seres humanos poseen fortalezas y fragilidades. Al formarse una pareja son dos personas que se unen pero aun cuando siguen siendo dos individualidades también forman un “nosotros”. Estos “dos” en pareja poseen objetivos comunes y también objetivos personales. Poder tomar al otro “tal como es” es un gran trabajo personal que muestra el gran respeto por esa persona que hemos elegido como pareja. Podemos tener puntos de vista diferentes y a veces discutir, si esa discusión se centra en el tema en cuestión y no en calificar, criticar y desvalorizar al otro, podemos sacar conclusiones útiles para ambos y mostrar el respeto que hay hacia la pareja.
Lo único que está en nuestras manos es el “cambio personal” y tal vez uno de los objetivos en esa tarea sería aprender a tomar al otro tal como es. Si cada uno en la pareja realiza ese trabajo la pareja crece y se mantiene en una armonía realista.
SABER ≠ COMPRENDER
RESPETO POR EL OTRO = TOMARLO TAL COMO ES
“CAMBIAR YO PARA CAMBIAR AL MUNDO”
Eliana Zlatar Z.
Consteladora Familiar Sistémica – Practitioner en PNL