Si me enojo… me ves

Nadie podría decir que no estamos viviendo cada vez más complicados. Ahora nuestra red social, de la cual todos somos responsables, se ha ido transformando en algo que, emocionalmente, desde el área que me compete adquiere ribetes dignos de reflexión.

Cuando uno analiza lo que está pasando en los diferentes países con relación a las movilizaciones sociales, nos podemos dar cuenta   que la rabia es la única emoción por la cual somos vistos y escuchados. Es más, me atrevería a decir reconocidos y respetados.

La rabia es una de las emociones más importantes de expresión de los chilenos. De hecho, no nos podemos reír mucho porque es un signo de superficialidad. Otra emoción contenida es la pena, no la podemos expresar porque uno se muestra débil y fácilmente vulnerable.

El miedo lo aceptamos más pero por pocos períodos. Entonces, es la rabia el único mecanismo emocional que nos queda como medio de manifestación. Esto es el resultado de lo poco asertivos que somos, sin embargo es importante comentar que cuando nos decidimos a revelarnos y comunicarnos nos liberamos y nos hace ser más legítimos, más fuertes y ahí, creo, que hay un punto para analizar.

Pero esta es una realidad que trasciende en mi país. Y cada vez se hace más global como modo de relacionarnos y sobre todo, como una forma de solucionar conflictos.

Y es que hemos observado que si estoy enojado, me escuchan, me respetan y me validan. Por eso funcionan las protestas porque es la emoción de la rabia la que es escuchada y valorada.

Esto tiene muchas causas y muy complejas. Por aportar algunas, podría decir que como nos cuesta mucho decir lo que sentimos, vamos acumulando molestias y cuando se nos abre una válvula social que permita una salida oportuna ésta sale sin filtro en la mayoría de los casos y tiende a desvirtuarse en el desarrollo del proceso.

Además, con el paso del tiempo, hemos generado una sociedad solamente basada en los derechos. En dicha forma de vivir hay cero conciencia de deberes y sería bueno preguntarnos: ¿Qué entrego yo para que esto mejore? Sin embargo, este cuestionamiento no se escucha en ninguna parte.

Para hacer realmente un cambio, debemos sentarnos a conversar. Es muy bueno mirarnos a los ojos   y descubrir que todos queremos lo mismo, y que los caminos que usamos pueden ser diferentes para poder llegar a un acuerdo. Al final del día, todos lloramos por los mismos temas, amamos lo mismo y buscamos el mismo ideal, por lo tanto, debemos potenciar otras emociones, otros sentimientos y no sólo la rabia.

Es peligroso que los habitantes de un país sólo busquen la rabia para poder ser respetados y escuchados. No discuto que por lo que se muestre enojo y descontento pueda llegar a ser una propuesta necesaria y transformadora. Es la forma la que no funciona dentro de la expresión emocional que estamos utilizando; por lo mismo, lo que nos refleja esta actitud, es que tenemos que aprender a ser mejores personas.

Creo que cuando uno observa el comportamiento de los habitantes de España, Inglaterra y otros países, no podemos dejar de pensar en los mecanismos emocionales que estamos utilizando. Nosotros, resolvemos nuestros problemas sociales expresando nuestros sentimientos, porque para bien o para mal este factor repercute en nuestra esencia. Es la naturaleza del cómo vivimos y como morimos.

Las emociones que debieran primar en una sociedad sana serían: la alegría, la confianza y la capacidad de mirarse a los ojos. Si no vivimos este estilo de vida, y estas características no forman parte de nuestro ser, no nos podemos sentar en una mesa a negociar. Si ya de por sí es difícil resolver los problemas que tenemos, mucho menos podemos interesarnos en las dificultades de los demás; por lo mismo, esta falta de tacto nos obliga a enrabiarnos y mostrar desde ahí lo que nos hace falta. Es por eso que, la rabia es una pésima fórmula que claramente no llega al alma.

Extraído de www.pilarsordo.cl

 

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