BEBE SABE

Los bebés toman leche a demanda, su mecanismo de regulación hambre/saciedad es perfecto, sus cuerpos les dicen cómo, cuánto y cuándo comer. Pero resulta que a los 6 meses, de golpe y porrazo y de un día para el otro dejamos de confiar en esta autorregulación y estructuramos las comidas sin tener en cuenta lo que bebé nos marca.

Muchos de quienes trabajan en salud estresan por demás a madres y padres con la alimentación complementaria, con fotocopias generalizadas llenas de medidas, tamaños y raciones MUY estrictas, desvalorizando la lactancia materna y promocionando cereales “para bebés” llenos de azúcares e hidratos de carbono simples, entre otros alimentos chatarra, poco ecológicos y absolutamente innecesarios y hasta dañinos. Y mientras, las mamás se preocupan porque sus crío de 7 meses no come todo el menú que les prescribió el pediatra.

Sin embargo, la  leche materna (o de fórmula) sigue siendo el alimento por excelencia durante todo el primer año de vida y la alimentación complementaria es solo eso: complemento, es la primera aproximación del niño con alimentos necesarios distintos de la leche que se establece a partir de los 6 meses “(…) con el fin de facilitar unos niveles de desarrollo y de salud adecuados (…)”. Durante esta etapa debemos darle a la criatura la oportunidad de explorar, de probar, de escupir, de tocar, seleccionado alimentos adecuados, nutritivos, seguros y saludables.

Escuchemos a los niños! y mientras crezcan saludables y de manera adecuada ignoremos a los opinologos dinosaurios de turno, gurús de dudosa procedencia o “profesionales de la salud” de la prehistoria.

Por Ana Acosta Rodriguez, autora del libro “La Crianza Rebelde”

Disponible:

Europa y USA: https://bookgoodies.com/a/B07ZM8WMXN

LATAM: https://www.editorialbrujas.com.ar/Inicio/Libro/1518

Foto portada:Imagen de Pexels en Pixabay

Read more

15 Tips para la Vida

Nadie nace con un manual de instrucciones para prepararse para la vida. Ya nos gustaría, pues nos ahorraríamos muchísimos problemas, decepciones, momentos de tristeza o ansiedad.

En este post te compartimos unos tips para que te mantengas optimista y con fuerza para afrontar cada día los retos que se te presentarán.

 

15 TIPS PARA LA VIDA

1-No tomes ninguna decisión cuando estés enfadado

Ni digas nada de lo que te puedas arrepentir. Cuando estamos enfadados muchas veces no vemos las cosas con claridad. Es mejor tomarse un tiempo y esperar que nuestra mente se calme para poder ver las cosas con otra perspectiva.

2-Sé tú mismo

Con tus rarezas o tus exentricidades. No hagas lo que hace la masa. Si tienes una idea defiéndela y actúa en coherencia.

3-Acéptate tal como eres

Ámate tal cual, con tus defectos y virtudes. Nadie es perfecto así que no busques la perfección en ti, simplemente intenta ser mejor persona.

4-Sigue a tu corazón más que a tu razón

¿Te suena la frase “El corazón nunca se equivoca”? Pues es cierto, llámale corazón, intuición, verdad universal o lo que quieras. Cuando te encuentres en un dilema y no sepas por donde salir, sigue a tu corazón y habrás acertado.

5-Llena tu mente de pensamientos positivos

Si te encuentras pensando negativamente intenta revertir tu estado con frases positivas o motivadoras. Mientras más

6-Habla menos y escucha más

Aprende a escuchar a los demás. Si eres de los que habla mucho de sí mismo, puedes llegar a aburrir a las otras personas. Deberás aprender a escuchar a los demás. Te sorprenderás lo mucho que puedes aprender con este simple gesto y además todos querrán estar contigo.

7-Sonríe más

Sonreír incluso sin motivo alguno te ayudará a ponerte de buen humor, a llenarte de autoconfianza, liberarás serotonina y afrontarás tu día con optimismo. Si siempre llevas una sonrisa te será más fácil contagiar a otros de tu buena vibra.

8-Pasa más tiempo con las personas que te hagan crecer

Es muy importante estar rodeado de las personas adecuadas. Aquellas que nos hacen sentir bien, nos ayudan a crecer profesionalmente o como individuos. Son las personas de las que siempre puedes aprender algo nuevo y que te llenan de alegría y positivismo.

9-Deshazte de todo lo que no necesitas

Intenta reducir al máximo las ataduras a las posesiones. No te sientas esclavo de lo material. Regala a una organización o a cualquier persona que conozcas todo aquello que no uses. Otras personas pueden necesitarlo y le darás otra vida a esos objetos.

10-Cuida tu salud

Cuida tanto tu mente como tu cuerpo. Con una mente sana en un cuerpo enfermo no llegarás muy lejos y viceversa. Haz ejercicio, medita, baila…cualquier cosa que te ponga en movimiento. Cuida tu dieta y mantente hidratado. Cuida también tu apariencia física, tu autoestima te lo agradecerá.

11-No renuncies a tus sueños

Si tienes un sueño, ve a por él. No renuncies por el que dirán, ni permitas que te digan que no puedes, ni siquiera porque hayas fracasado una vez. Sigue intentándolo hasta que lo cumplas.

12-Mantén tu mente ocupada

Leer un libro, hacer puzzles, sudokus, o un hobby que te guste, mantendrá tu mente ágil y en buena forma. Además de aprender podrás evitar enfermedades mentales como la demencia senil o el alzheimer.

13-Aprende a perdonar

El resentimiento sólo trae dolor, rencor y enfermedades. Aprende a perdonar y serás feliz. No importa si la otra parte no tiene la razón, el perdón es para ti, para sanar, para ser feliz.

14-Aprende a controlar tus emociones

Tu felicidad sólo depende de ti y de nadie más. Si eres de los que te afectan lo que dicen otros o eres muy sensible a las críticas deberás aprender a sobrellevarlas y darte cuenta de que eres un ser capaz de desarrollar habilidades para convertir cualquier emoción negativa en positiva.

15-Pasa a la acción

Las ideas o proyectos no valen nada si no se ejecutan. Tanto si tienen que ver con tu vida profesional o personal. Un pequeño paso cada día te llevará a tu meta final.  ¡Inspírate y pasa a la acción!

 

Redacción Instituto Draco

www.facebook.com/InstitutoDraco

Extraido de www.institutodraco.com

 

Read more

Carta a mi bebé-niña de 2 años

Con tus 2 añitos recién estrenados, te veo transitar la delgada línea que separa la bebé de la niña. Formas frases con tus precarias palabras, inventas canciones, corres, trepas, saltas, dibujas objetos increíbles con rayas que solo tu entiendes, eliges tu ropa, me ayudas a lavar poniendo el jabón en polvo y a veces hasta te aventuras a ir solita al baño.

Al mismo tiempo y de la nada, pides que te cargue insistentemente, te prendes a la teta dejándome inmóvil por un rato bien largo, te me quedas abrazada cual koala y terminas por dormirte encima mío, con y tu cabecita en mi pecho como cuando eras una recién nacida. Y así fluimos las dos en esta dualidad de la pequeña que quiere ser grande pero que a la vez no quiere dejar de ser bebé.

Te debates entre la independencia tan atractiva y el consuelo y cuidado único de los brazos de mamá. Por momentos gritas que no eres una bebe, mientras en otros desea regresar al vientre y estás como perdida.

Y es en estos momentos que caigo en la cuenta de lo fugaz que es la niñez, de lo rápido que todo cambia y de lo agradecida que estoy de poder tener el lujo de acompañarte cada día, con presencia plena, con amor incondicional.

Y ahora es cuando también al fin entiendo que los hijos en una parte del corazón siempre serán para sus madres esos bebés vulnerables que solo en nuestro regazo sienten esa paz única y extremadamente especial, que los protege del mundo y los aísla de todo mal.

Por Ana Acosta Rodríguez, Mamá Minimalista

Facebook: @mamaminimalista

Fuente: mamaminimalista.net

Ana_AcostaAna Acosta Rodriguez

Maestranda en Psicología Positiva Aplicada y experta en Mindfulness,  Inteligencia Emocional y Crianza con apego.

www.nutrimama.com

mamaminimalista.net/

Instagram: Nutri_mama

Si crees que este artículo puede serle útil a alguna mamá o papá, compártelo!

 

 

Read more

Hijos adolescentes y castigos: ¿lo estamos haciendo bien?

Artículo publicado originalmente en El Definido

Para ningún padre es fácil lidiar con la adolescencia, sobre todo cuando de imponer límites se trata. Aquí una guía para entender por qué muchos castigos no funcionan.

No tengo hijos adolescentes, pero estoy básicamente a 5 minutos de convertirme en la mamá de uno. El tema de conjugar libertad, confianza y control en una edad en la que ya no le apagas la luz cuando quieres que se duerman, no le quitas el celular para que estudie o tampoco le prohíbes salir a jugar afuera, no es nada de fácil. ¿Qué se hace cuando el púber de tu casa no te pesca ni por si acaso? ¿Cómo logras hacerlos entender que se están equivocando y MAL? ¿Hay que castigarlos? ¿Funcionan los castigos? ¿Cuáles hay que aplicar?

La polémica autoridad

Debemos partir por analizar el concepto de autoridad y si efectivamente somos una para los jóvenes que nos rodean. La palabra autoridad no goza de buena fama, se asocia a rigidez y mala onda. Es lamentable, porque bien entendida puede ser la clave del éxito para la educación y los vínculosAdemás personalmente considero que sin ella, es prácticamente imposible llegar a buen puerto.

Por otra parte pretender transformarnos en voces respetables y con peso frente a nuestros hijos cuando el cabro ya tiene 15 años, es tan difícil como que Rodrigo Valdés se gane el título del empleado del mes. A esas alturas, estamos llegando más tarde que ENEL a resolver los problemas de sus clientes. Pero volvamos al concepto.

José Ramón Ayllón, licenciado español en Filosofía y Letras, en su libro 10 claves de la educación afirma que “en su esencia la autoridad no consiste en mandar, etimológicamente la palabra proviene de un verbo latino que significa algo así como ‘ayudar a crecer’”.

Bonita definición, porque escapa de ese papá tenebroso al que no se le puede discutir y nos acerca a esos padres amorosos que a veces tomarán decisiones difíciles para ayudarte a crecer de la mejor manera posible. Todo muy bonito, pero fíjate querida columnista que en este minuto tengo al adolescente condicional porque lo pillaron copiando en el colegio. Entonces ¿qué hago?

Reconsiderar el castigo

¿Por qué no funcionan? ¿Por qué no me hacen caso si fui severo? María José León, sicóloga de la Universidad Adolfo Ibáñez y magister en psicoterapia integrativa nos recalca que la palabra castigo no tiene mucho sentido con el adolescente.

“La idea es que las personas aprendan a hacerse cargo de sus propios actos y las consecuencias que tienen estos. Y es por esto que la palabra castigo no contribuye mucho con ese objetivo, porque la figura parental se transforma en un carabinero o sargento, que lo que hace es imponer algo por ley, porque sí, lo que no invita al desarrollo de la autorregulación, característica fundamental para unas relaciones sociales sanas y productivas”.

Para entrar en un diálogo en donde a los jóvenes entiendan que sus actos tienen consecuencias y que deben asumirlas, lo fundamental es que los padres hayan ejercido un rol de autoridad desde que el niño era chico y que ante todo, ese papá o mamá tenga una vida coherente con lo que predica. Sería raro que el papá castigue al cabro porque llegó borracho, cuando el fin de semana el mismo papá subió gateando las escaleras de la casa. La coherencia es una virtud que no pasa de moda y ante la cual los jóvenes están siempre atentos.

¿Y si ya quedó la embarrada?

Ahora cuando ya estamos frente a una situación complicada y los padres deben tomar medidas de todas formas (no podemos hacernos los locos) hay que tener ojo con qué tipo de castigos que imponemos.

Según nos dice Pilar Montero, sicóloga clínica de la Universidad Católica, “el típico error es la desproporción, los castigos tienen que ser proporcionales a la falta, no es lo mismo llegar 10 minutos tarde que haber sido sorprendido robando algo en un supermercado. Muchas veces los papás castigan todo con lo mismo y eso le quita peso a una conducta que evidentemente es más grave que otra”.

Otro error común en el que coinciden ambas profesionales, es en castigar con cosas que no se pueden cumplir: “te castigo 3 meses sin celular”, “Fregaste, no verás a tu polola en todo el verano”, “No podrás salir a carretear ningún fin de semana en el semestre”. Amenazas menos creíbles que el amor entre Trump y Melania. Lo más probable es que los papás no puedan efectuar lo anunciado, porque a esa altura ya no se acuerdan por qué el hijo estuvo castigado; y que el adolescente, cuando vea que sus papás no cumplen lo que dicen, la imagen de autoridad que tienen de ellos se verá desvanecida y con bajísima credibilidad.

El tema del castigo “justo” es clave. Primero, porque si no es de esa manera, el joven sí o sí va mentir por considerar que la pena aplicada no se condice con la falta y por ende no la cumplirá. Montero afirma que “los adolescentes tienen una capacidad de enjuiciar mucho más desarrollada que los niños pequeños y por supuesto que están pasando todo lo impuesto por el cedazo de la razón. Por ende, si lo perciben como injusto van a ir con seguridad al conflicto. Por el contrario, si los papás aplican sanciones proporcionales y especificas el adolescente considerará que sus padres son flexibles, que tienen los límites claros, pero que no son rígidos y finalmente confiarán mucho más en ellos”.

Castigar prohibiendo las “cosas buenas” también es una equivocación común según María José León. “Si te sigues sacando rojos no te dejaré más ir a la selección de fútbol” o “Juanita, si continúas siendo insolente no podrás ir al cumpleaños de tu mejor amiga”, no son medidas que aporten a mejorar la conducta. ¿Por qué?

“El castigo no está relacionado con el hecho. Es como que uno se equivocara en el trabajo presupuestando una actividad y como sanción nos impidieran ir al paseo de fin de año. El castigo debe ir orientado a reparar la falta y hacerse cargo de esa consecuencia. Además prohibirle al hijo instancias positivas como hacer deporte o ser un buen amigo, es contraproducente con valores que todas las familias debieran inculcar”, dice León.

Castigos más, castigos menos, ¿con qué me quedo?

Con que querer ganarnos la confianza de los hijos en la adolescencia, si cuando eran chicos no les dedicaste tiempo, oreja y una vida coherente con lo que exiges es francamente imposible (o requiere muchísimo trabajo especializado y con ayuda constante).

Con que las familias deben diseñar un proyecto en común en donde se establecen los límites y el ideario que las orienta. Dejar que todo fluya y esperar la tormenta sin un paraguas nunca ha sido una buena idea.

Con que todos fuimos jóvenes alguna vez y a veces nos olvidamos de eso, exigiéndole a los nuestros que nunca se equivoquen y se comporten como jubilados (con respeto a los jubilados).

Y con que conocer a nuestros hijos, a cada uno de ellos, es la gran pega para surfear la adolescencia sin morir en el intento. Porque aunque pongamos todos los esfuerzos y el amor posible, los padres tenemos que entender que es una temporada que no nos podemos saltar y que como dijo Shakespeare: “La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo”.

¿Te identificas con esta dificultad con tus hijos adolescentes? ¿Qué recomendarías?

Magdalena Cárcamo – Periodista

Fuente: www.eldefinido.cl

Read more