Qué pasa con los niños cuando sus padres se separan

Los padres no alcanzan a imaginar las consecuencias que dejan en sus hijos al separarse. En cifras de matrimonios celebrados, en España el 60 % de ellos se han divorciado; en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra lo ha hecho el 50 % y las cifras continuarán elevándose con el paso del tiempo. Más allá del trasfondo –muchas veces violento– que genera una separación, en quien menos se piensa es en los hijos.

En la obra “El inesperado legado del divorcio”, publicada en el año 2000 por Judith Wallerstein, importante figura, escritora y psicóloga estadounidense, se arrojaban las siguientes cifras, que en aquel momento fueron contundentes. Las conclusiones determinadas acerca de los hijos de divorciados, fueron alarmantes. El 25 % de los niños no había terminado el preescolar o colegio, lo que hacía más crítico el desarrollo del infante. El 60 % de hijos de separados, había tenido que entrar en tratamiento psicológico debido a las secuelas del hecho. Antes de cumplir 15 años, el 50 % ya había tenido problemas con el alcohol y las drogas debido a su interferencia en el ámbito emocional.

Además, el 65 % tenía relaciones conflictivas con el padre, sumando que solo el 5 % había recibido asistencia económica importante por parte del mismo. Al cumplir los 30 años los hijos, solo casi el 30 % había podido casarse, a consecuencia de la imagen con la que crecieron. Por si fuera poco, del total de hijos (ya adultos) casados, el 50 % había decidido divorciarse y legar lo mismo a sus hijos. En estos datos, aunque la psicóloga aclaró que se denotaban variables, eran más las constantes que se evidenciaban. Nada alentador para una sociedad que cada vez creía menos en el compromiso.

¿Cómo reaccionan los niños con la separación de los padres?

La psicóloga y terapeuta familiar, Jennifer McIntosh, determinó que el 60 % de niños menores de dos años presentará “problemas de relación”. Esto, debido a la inestabilidad de hogar temporal a la que son sometidos cuando los padres rotan el cuidado y atención en el hogar. A largo plazo, los hijos presentarán “niveles alarmantes de inseguridad emocional”, además de tener incapacidad de “regular emociones fuertes”. Alternar residencias generará un desorden de las necesidades primarias que pueden afectar incluso habilidades motoras y de coordinación en el niño.

Para el doctor José Antonio García Higuera, psicólogo consultante en el Centro de Psicología Clínica y Psicoterapia de Madrid, España; se presentan diferentes efectos a nivel emocional y social en los hijos de padres divorciados. Entre ellos podemos encontrar:

  • Bajo rendimiento académico.
  • Dificultades a la hora de socializar con su entorno.
  • Trastornos como depresión, miedo, ansiedad, etc.
  • Problemas de conducta.

Además de los efectos mencionados anteriormente, dependiendo de la edad del hijo, se presentarán diferentes comportamientos a raíz de la separación:

Entre 2 y 6 años de edad:

  • Creen que son culpables de la separación por no haber terminado sus alimentos o por no cumplir con sus labores escolares. Su capacidad imaginativa los lleva a tomar una responsabilidad muy imaginativa.
  • Piensan que se van a quedar solos y/o los van a abandonar. En esta etapa de sus vidas, sus padres representan el universo completo y creen que si sus padres ya no están juntos, se olvidaran de el/la niño/a.

Entre 7 y 13 años, la más difícil según los psicólogos:

  • Son conscientes de que existe un problema porque lo sienten pero no sabe cómo y qué hacer con esa sensación.
  • Piensan que sus padres pueden volver a estar juntos y con diferentes tipos de actos, presionan a sus padres a que lo intenten. En ocasiones, estos actos genera un sentimiento de fracaso y llevan a otros problemas a los padres.

Durante la adolescencia:

  • Experimentan miedo, soledad, depresión y culpa por la situación.
  • Proyectan esta situación en sus propias vidas; piensan que también fracasarán en sus relaciones como sucedió con sus padres.

¿Cómo ayudar a sus hijos en el proceso de divorcio?

Muchos niños y adolescentes sienten perder al tipo de familia que habían imaginado en algún momento. Durante o después de esa sensación, los invade el sentimiento de pena por extrañar a su progenitor y todos los momentos que pasaron juntos bajo el mismo techo.

 

Con el tiempo, los padres terminarán aceptando y adaptándose a la nueva situación, y entenderán que deben estar tranquilos y conformes con la decisión que ambos han tomado.

Estas son algunas formas de ayudar a su hijo a superar el disgusto provocado por el divorcio:

  • Fomente la sinceridad y la comunicación: los niños necesitan saber que sus sentimientos son importantes y que ambos se los tomarán en serio.
  • Legitime sus sentimientos: conocer los sentimientos y las sensaciones de su hijo le dará un parte de tranquilidad. Es importante siempre darle ánimo para que exprese todo lo que siente. También permita que el niño sepa que está bien estar contento, aliviado o emocionado sobre el futuro.
  • Mantenga los detalles de la separación bajo control: procure que cuando esté hablando del tema con sus allegados, proteja su intimidad y evite que sus hijos estén presentes. Siempre maneje una relación tranquila, respetuosa y civilizada con su expareja, sobre todo cuando interactúen delante de su hijo.
  • Busque ayuda: el apoyo es muy valioso durante este momento. Intente relacionarse con personas que hayan superado esta situación, busque información en internet, ayuda con su médico o terapeuta, o incluso un grupo de apoyo. El hecho de buscar ayuda para usted, le permitirá sentar un buen ejemplo para su hijo sobre cómo adaptarse de forma saludable a los cambios importantes.

 

 

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Existe un divorcio en el que todos ganan

La relación de pareja está agotada. Hay hijos fruto de esta relación, y a veces también una familia ensamblada que ha convivido durante años, otros hijos que se adaptaron a una situación nueva, un nuevo grupo que desarrolló sus gustos, ritmos y peculiaridades.

La decisión de separarse ha sido profundamente meditada, y es la mejor solución en medio de este desgaste en el que los diálogos son escasos y muchas veces tensos, la irritabilidad está a flor de piel y los mínimos detalles cotidianos despiertan elevado malestar en el estado de ánimo.

Los chicos ya están siendo perjudicados y esto puede notarse: su desempeño académico, su salud física, su estado de ánimo han variado negativamente. También discuten frecuentemente, se ven más tristes o buscan estar fuera de casa todo lo posible. Y vaya tristeza cuando están en casa y se aíslan en su habitación, en la TV,  o en sus auriculares y dispositivos tecnológicos. Es que no parece por gusto, sino por necesidad.

Generalmente resulta penoso el simple hecho de pensar en atravesar por todo el proceso que conlleva una separación y, sin embargo, también está claro que ya no queda otra opción. Esta convivencia resulta hoy insostenible.

¿Puede existir un divorcio en el que todos ganen?

Claro que sí, porque cuando el día a día se torna insoportable, ninguna persona del grupo familiar se está beneficiando con esta situación: ni los adultos en medio de una relación en la que no hay una verdadera pareja que esté eligiendo permanecer allí, ni los niños que absorben el clima emocional y las dinámicas tan disfuncionales.

Ganemos todos en este contexto, ¿qué quiere decir?

Que lo que está ofreciendo es un modelo de relaciones con vínculos que no son saludables. Los resultados están a la vista: son negativos.

Que los niños pueden buscar mover la atención de los adultos en medio de la tensión presente en la pareja con algunos síntomas, con el objetivo inconsciente de dar por finalizadas las discusiones, ya que si hay que resolver alguna situación de los pequeños, las diferencias entre los adultos suelen pasar a segundo plano.

Que los pequeños, suponiendo que ellos van a ser más importantes, provocan que les ocurra algo que se transforma en lo más importante, y entonces dividen a los productores de las discusiones o riñas.

Parejas candidatas

Cuando la relación de pareja se ha tornado difícil, donde hay cada vez más desencuentros y menos encuentros.

Aquellas parejas unidas anteriormente por uno o varios proyectos comunes que se han concretado o, se han diluido dejando un vacío en la relación.

Donde comunicarse es una odisea que transforma en malentendidos las frases neutras, o se malinterpretan las intenciones del otro como si tuviera en mente destruir o dañar, forzando al otro a defenderse en forma permanente de este ataque alarmante.

Cuando se hace cada vez más complejo llevar a cabo aquello que en el pasado había resultado más sencillo, una variación en las actividades de los niños que hay que cubrir, o una actividad de alguno de los padres que requiere del apoyo del otro.

Quiero divorciarme y que ganemos todos

Si te identificas con algunas o todas de las circunstancias que se han detallado aquí, o agregarías algunas más de tu experiencia personal y familiar, ten en cuenta que para que realmente sea una situación de ganancia para todos, deberás estar preparado para mantener una actitud de mucha altura respecto del otro padre y de los niños, y esto se resume en:

Mantener un trato respetuoso y cordial. Aún en las circunstancias menos favorables, puedes demostrar una maravillosa manera de afrontar las diferencias y las dificultades que –casi seguramente- surgirán.

Mantener la neutralidad respecto del otro padre delante de los niños. Esto es hablar en términos de respeto sobre su punto de vista, aún cuando no acuerdes en lo más mínimo.

Si lo ves imposible…

A veces en este contexto, las emociones impiden visualizar una resolución pacífica de esta circunstancia, entonces siguen existiendo opciones, como buscar sin dudarlo un buen apoyo terapéutico, si es que sientes que no te resulta posible encarar la situación de este modo, sabiendo que los más perjudicados en una separación disfuncional son los pequeños.

De paso, podría ser una oportunidad para aprender una nueva manera de crecer en situaciones de adversidad y desarrollar la resiliencia, esa habilidad de salir no solo airoso sino fortalecido de una adversidad.

¿Me cuentas cómo te fue?

Por: Lic. Marcela Monte

Facebook:  https://www.facebook.com/LicMarcelaMonte/
Licenciada en Psicología
Universidad Nacional de San Luis / Argentina
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Infantil
Contacto: info@infantopsicologia.com 

 

 

Extraido de: Editorial Phronesis

www.elartedesabervivir.com

www.facebook.com/elartedesabervivir.ph

 

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Consejos prácticos para superar el dolor de las rupturas

por Joan Garriga y Mireia Darder –  3ra parte y última (artículo anterior aqui)

LA RESPONSABILIDAD DE UNA RELACION ES DE DOS Y LA RUPTURA
TAMBIÉN
El aceptar la responsabilidad de que las relaciones son cosa de dos y lo que ocurre en ellas también. El poder ver qué parte de responsabilidad tiene uno en lo que está pasando en la ruptura es importante, no para culparse o juzgarse sino para ver cómo puede evitar más problemas y ayudar a que la ruptura sea más fácil. El hacerse responsable de que uno atrajo a esa persona determinada y que en un principio la amó y seguramente en algún lugar la sigue amando, nos puede ayudar para ver las cosas desde otro punto de vista, lo cual puede ser útil en los momentos difíciles. El satanizar al otro y culparlo de todo, sólo trae más conflicto y más dolor.

EXPRESAR LOS ASUNTOS PENDIENTES
Para poder superar una ruptura es importante expresar aquello que no hemos dicho anteriormente, tanto se trate de sentimientos como de acontecimientos puntuales a lo largo de la relación. La expresión de las cosas que quedan por decir puede ayudarnos a cerrar una gestalt y poder abrir otra. Si es posible la expresión con la persona delante mucho mejor, si no fuera posible, cualquiera sea el motivo, simplemente escribir todo lo pendiente e imaginar a la otra persona delante y decírselo.

EL DUELO TIENE DIFERENTES FASES Y REQUIERE TIEMPO
Como hemos descrito en el artículo en el duelo de una ruptura se pasa por diferentes fases y sentimientos. Una ruptura no concluye con la firma del divorcio. Este es un hecho importante que demarca unos límites precios. Sin embargo, en términos internos el tránsito de lograr una separación tiene su propio biorritmo emocional. Además, la
relación puede perdurar como padres quizá, con lo cual se requiere una transformación de las reglas de juego y un reconocimiento por parte de la pareja de que, como padres permanecerán juntos en sus hijos. En cierto modo el divorcio une en el reconocimiento de un pasado que fue relevante.

EL AMARNOS A NOSOTROS MISMOS AYUDA A SUPERAR LA RUPTURA
Cuando tenemos una ruptura el saber que tenemos un valor independiente de si el otro nos valora o no es muy importante. Nuestra capacidad de valorarnos a nosotros mismos se pone a prueba cuando vivimos el fracaso de una relación o nuestra pareja nos dice que no quiere continuar viviendo con nosotros. Ahí aparecen todos los fantasmas de que ya no servimos o que no encontraremos a otra pareja nunca más o a nadie que nos quiera. El saber que uno tiene valor para otras personas y que lo tiene por sí mismo por el solo hecho de existir nos puede ayudar con estos sentimientos.

PODER AGRADECER LO QUE HA HABIDO
Es también muy importante poder agradecer todo lo que nos ha dado la otra persona, lo que su presencia ha traído a nuestra vida. Una forma de hacerlo es creando una lista de las cosas concretas que tienes que agradecerle. Aceptar lo que nos ha dado el otro y poder decir gracias nos pone en disposición de valorar e integrar lo recibido y desde ahí
poder superar la ruptura. Un proceso de ruptura concluye cuando reencontramos la paz y la alegría y mirando atrás logramos apreciar y agradecer lo que vivimos y aprendimos en esa relación. Sólo así podremos abrirnos a lo que esté por venir.

EN NUESTRA CULTURA CADA VEZ MAS SE HABLA DE MONOGAMIA
SECUENCIAL
En la sociedad en la que vivimos, a diferencia de otras culturas o en otros momentos históricos de la nuestra, el esquema establecido sobre cómo tienen que ser las relaciones es muy flexible. Lo previsible es que tengamos varias parejas estables a lo largo de una vida, con el consiguiente coste emocional. Sin embargo esto tiene la ventaja que de que podemos ser creativos con el tipo de relación que queremos. El inconveniente es que nos podemos perder en tantas opciones y no saber qué tipo de relación podemos establecer. Esta flexibilidad nos da la posibilidad de tener varias relaciones en una vida y de poder experimentar con cada pareja diferentes tipos de relación y de crecimiento.
Para ello también es necesario poder dar un lugar a cada relación que hemos tenido y reconocerlas como tales.

JOAN GARRIGA

Extraído de www.joangarriga.com/

www.facebook.com/joangarrigabacardi

 

Ver artículo principal aquí (1ra parte)

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SUPERAR EL DOLOR DE LAS RUPTURAS – 2da parte

por Joan Garriga y Mireia Darder – continuación (artículo anterior aqui)

Cuando pasamos por una ruptura, iniciamos el proceso de duelo en el que es previsible pasar por diferentes estados o etapas que tienen unas características estudiadas. Al igual que estamos programados para vincularnos con los demás sintiendo placer y expansión también están en nuestra naturaleza los mecanismos y recursos para el proceso de despegarse de una persona. Este proceso del duelo, en lugar de expansión produce retracción y en lugar de placer, rabia, pena, culpa, estrés, etc. hasta que culmina en la alegría que regresa al final de un aciago túnel.

En el primer momento de una pérdida o separación las personas pueden entrar en shock o incredulidad o negar la situación con la esperanza mágica de que no está ocurriendo. Otras quedan insensibles, como congeladas durante un tiempo, sin poder sentir nada. Estos estados estarán en función de la sorpresa con la que nos pille la ruptura. Si es algo que llevamos largo tiempo esperando, no sufriremos mucho esta etapa, aceptaremos la situación sin mucha dificultad. Pero si nos pilló de sorpresa, podremos estar unos días, o a veces unos meses, que no nos podemos creer lo que ha ocurrido o nos diremos que “solo es pasajero, seguro que volvemos”, o “que no cambia nada la situación, que al fin y al cabo siempre hemos estado solos” o “esto a mi no me afecta y voy a poder con ello”. Todas ellas son maneras de no aceptar el cambio que supone perder una pareja y el dolor que conlleva. Esta fase puede durar más o menos tiempo aunque normalmente es corta y se acaba imponiendo la evidencia de la realidad. En el caso de que no fuera así, seria necesario buscar ayuda terapéutica.

En otros momentos, como en oleadas, nos entra un dolor profundo, casi desesperado, en el que podemos pensar que sin el otro no somos nada, que no podemos seguir nuestra vida sin él. Sentir este dolor también es necesario para poder desvincularnos. Es preciso elaborar con claridad el desgarro de la ausencia y lo que hemos perdido en la ruptura para soltarlo e ir recuperando nuestra individualidad. Este dolor será mas grande en la medida que sintamos que nosotros no queríamos esta ruptura o perdida. El dolor se acentúa en especial en casos de muerte de la pareja ante el vértigo de saber que no la volveremos a ver. También es más difícil cuando somos los dejados, al enfrentar la frustración de que las cosas no son como quisiéramos. En los momentos de más dolor es muy habitual caer en la tentación de buscar culpables o de culparnos sobre lo ocurrido. Se puede llegar a olvidar todo el amor que nos unió, para solo ver todo lo malo que tiene el otro o lo mal que actuamos nosotros. El hacer un análisis de lo que ha ocurrido es bueno para seguir creciendo y aprendiendo en la vida, pero juzgar, culpar, y criticar al otro a o nosotros mismos durante mucho tiempo sólo acentúa el sufrimiento. En general son intentos de hacer más soportable el dolor que con el tiempo pierden fuerza.

También es normal atravesar momentos de intenso enfado y rabia. El cuerpo necesita entrar en erupción para gritar y sacar tanto malestar. La rabia es producto de la frustración de ilusiones en proyectos comunes: la relación de pareja, el proyecto de la familia, la frustración de unas expectativas de vida. Es una manera de revelarse en contra de lo ocurrido y mostrar el desacuerdo con ello. En el caso de que nuestra pareja haya muerto es importante también poder mostrar ese enfado con el destino, con el mundo, con la pareja. Aunque esto no cambie la situación si que nos puede ayudar a la expresión de una emoción que sentimos. Algunas veces no nos permitimos la expresión de ese enfado por la culpa que nos crea enojarnos con el otro. Cuando actuamos así no permitimos que el duelo siga su curso y por tanto no nos podemos despegar de la persona. Debemos de saber que ninguna emoción en sí misma es peligrosa, tampoco la rabia. Lo que sí es disfuncional es quedarse anclado mucho tiempo en alguna de ellas. En verdad, la cualidad de los sentimientos es ir y venir; no permanecen parados y estables. Si un sentimiento dura mucho ya no es tal sino más bien una posición que hemos tomado para protegernos.

Sin embargo hay que cuidar que el enfado no sea más de lo mismo de lo que ya ocurría en la relación y un intento de atar al otro culpándolo. Así se mantiene el enganche a través del mal rollo y entorpecemos la evolución de una separación real. Para poder salir del enfado y la rabia es necesario saber rendirse, aceptar la situación y la ruptura y aceptar el dolor de la pérdida. Al final si somos capaces de sostener el dolor nos mantenemos en el amor, ya que dolor y amor son dos caras de la misma moneda.

Permanecer conscientemente en el dolor es una forma de poderlo y de traspasarlo. Aunque en nuestra cultura el dolor tiene mala prensa porque creemos que nos puede llevar a la depresión, más bien es al revés, nos deprimimos porque detenemos el flujo espontáneo de nuestros sentimientos o pretendemos pasar por alto lo que duele.

Un proceso de ruptura concluye cuando reencontramos la paz y la alegría y mirando atrás logramos apreciar y agradecer lo que vivimos y aprendimos en nuestra ex relación y darle internamente las gracias a nuestra ex pareja por lo que fue posible y lo que nos aportó. Cuando podamos darle el reconocimiento que merece como una relación importante para nuestra vida. Cuando podamos reconocer el amor que hubo y guardarlo como un regalo. Cuando somos capaces de dejar libre al otro y desearle lo mejor y hacernos nosotros libres y también desearnos lo mejor. En definitiva el gran reto para todos es aprender a amar lo imperfecto de la vida, de nosotros y de los demás, y volvernos compasivos. Cuando esto es posible tomamos nuestros errores al servicio de la vida y de un camino feliz en pareja.

Continuará….

JOAN GARRIGA

Extraído de www.joangarriga.com/

www.facebook.com/joangarrigabacardi

 

Ver artículo anterior aquí

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MITOS Y CREENCIAS SOBRE LAS FAMILIAS ENSAMBLADAS

FAMILIAS ENSAMBLADAS (2)

Los Mitos y Creencias sobre la Familia Ensamblada muchas veces interfieren con el proceso de integración ya que crea expectativas irreales, las que al no cumplirse facilitan la desilusión y por ende las dificultades. Todo tipo de familia tiene momentos felices y momentos difíciles, cuando estos últimos se enfrentan con un sentido de realidad y siguiendo algunos parámetros adecuados las crisis se superan transformándose muchas veces en oportunidades que fortalecen la relación.

Algunos de los Mitos o Creencias  pueden ser:

  • El amor lo resuelve todo. No cabe duda que el amor es muy importante, pero no resuelve todo. Existen pautas, comportamientos, esquemas que habrá que ensayar y practicar para generar la buena convivencia. Por otra parte, si damos vuelta esta creencia podríamos pensar que al no resolverse algo, hay falta de amor.
  • Tener la experiencia de un matrimonio anterior ayuda a que el próximo no fracase. La experiencia de una familia nuclear anterior es totalmente diferente a la de una familia ensamblada ya que son más personas las que entran en juego y en un contexto totalmente diferente.
  • La integración de los miembros de una Familia Ensamblada se puede lograr en poco tiempo. Esto es Falso, se ha estudiado que este proceso puede durar unos cuatro años ya que se depende de varios factores: la solidez de la pareja, la edad de los hijos, como haya sido la separación anterior etc.
  • La Familia Ensamblada puede ser igual de unida que una Familia Tradicional. Esto es Falso, la cohesión y lealtad familiar son menores en la Familia Ensamblada y eso está bien ya que puede facilitar que los menores circulen mejor entre sus dos hogares.
  • Padrastros y Madrastras no son confiables. Este concepto está muy condicionado por los roles de padrastros y madrastras en los cuentos infantiles, generalmente se les asocia con “ogros” o “brujas”. Es más, en nuestro país se utiliza muy poco estos términos los que a su vez pueden ser considerados ofensas. La realidad nos señala que pueden haber buenos y malos padrastros, como también buenas y malas madrastras.
  • La Familia Ensamblada funciona mejor cuando uno de los progenitores ha fallecido o simplemente cuando los hijos/as no ven al progenitor/a no-residente. Esto es Falso, ya que por el contrario, el o la progenitor/a fallecido o no – residente puede idealizarse en el recuerdo y esto puede ser una dificultad para establecer buenas relaciones.
  • La Familia Ensamblada funciona mejor cuando los hijos/as van “de visita” con poca frecuencia al hogar ensamblado. Esto es Falso pues cada vez que van de visita deben recordar o reaprender las reglas de esa casa o simplemente para ellos/as no hay reglas y esto puede generar problemas en los residentes.
  • La Familia Ensamblada funciona igual que la Familia Nuclear. Son sistemas diferentes, integrados por unidades provenientes de distintos sistemas por ende los contextos que se producen son muy disímiles y para lograr un funcionamiento armónico deben utilizarse estrategias diferentes.

Todo lo señalado anteriormente  da una cuota de realidad a la Familia Ensamblada que se desea formar, para evitar interpretaciones erradas de ciertos comportamientos o conductas, disminuir las discusiones o conflictos por temas que son naturales en este tipo de familia etc.

Sería interesante que en los próximos artículos  plantearan sus dudas e intereses en los Comentarios del sitio web de Mundo Mujer para así lograr satisfacer vuestras inquietudes

M. Eliana Zlatar

Consteladora Familiar  Sistémica

comprendiendomez@gmail.com

Fotografía: Designed by Freepik

 Ver artículo anterior: AQUI

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FAMILIAS ENSAMBLADAS (1)

Hoy comenzaremos con un ciclo de artículos sobre Familias Ensambladas por lo que creo necesario aclarar este concepto y  de algunos de los  diferentes tipos de familias. En 1994 – Año Internacional de la Familia, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció 12 formas de familia existentes en diferentes sistemas sociopolíticos y culturales, lo que nos señala que en nuestro mundo hay una gran diversidad de familias. No entraré en el detalle de todos los tipos de familias pero sí en algunos que son los que existen mayoritariamente en nuestro país y el foco principal estará en las Familias Ensambladas, en su estructura, en la adaptación al nuevo sistema de c/u de sus miembros, en la convivencia entre  ellos. etc..

Cuando un hombre y una mujer se unen por un vínculo conyugal forman el subsistema conyugal.

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Cuando nace el primer hijo surge el vínculo parental y el filial. Cuando hay más de un hijo surge entre ellos el vínculo fraternal. A este sistema se le denomina Familia Nuclear.

 

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FAMILIA  NUCLEAR

 

Cuando se rompe el vínculo conyugal, o sea el  que une a la pareja y  se disuelve en un divorcio, el vínculo parental permanece, éste es indisoluble, aún después de la muerte. Como resultado de esto la Familia Nuclear se transforma en Familia Binuclear.

 

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                 FAMILIA  BINUCLEAR                                                       FAMILIA  ENSAMBLADA

 

Si uno o ambos padres se vuelven casar o a unir en pareja con o sin aporte de hijos se estaría conformando una Familia Ensamblada.

Los miembros de una familia interactúan entre sí mediante un conjunto de reglas, que contienen derechos y deberes, las que pueden estar explícitas o  implícitas. Todo esto provee de un contexto medianamente estable y predecible.

La vida familiar, posee momentos de estabilidad y otros de cambio, este último es parte de la naturaleza humana y está dado por los ciclos vitales de los miembros de la familia. Para poder responder a las nuevas situaciones las familias requieren una adaptación activa, lo que implica reconocimiento de las necesidades, de las fortalezas, debilidades y de generar nuevas condiciones e incluso la modificación del contexto inmediato.

En las Familias Ensambladas estos cambios no sólo están dados por los ciclos vitales de sus integrantes sino también por la incorporación de nuevos miembros, lo que requiere de estrategias adecuadas para lograr una buena adaptación.

En los próximos artículos haremos referencia a estas nuevas necesidades de adaptación y algunas estrategias para lograrla. Comenzaré revisando algunos Mitos y Creencias sobre las Familias Ensambladas que en su mayoría distorsionan la realidad pudiendo afectar la vida de sus miembros.

Eliana Zlatar Z.

Consteladora Familiar y Sistémica

comprendiendomez@gmail.com

Fotografía: Designed by Freepik

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