Mitos y realidades del colon irritable

Aproximadamente un 20% de la población sufre de colon irritable, una afección crónica que se caracteriza por un molesto y frecuente dolor abdominal cuyas causas son múltiples. Entre ellas se encuentran los trastornos motores del intestino, la exposición constante a estrés, la hipervigilancia y el aumento de la sensibilidad del intestino. El gastroenterólogo de Centros Médicos Vidaintegra, Dr. Ricardo Amaya, se refiere a los mitos que se han generado en torno a esta patología y sus factores de riesgo, y aclara cómo debe enfrentarse.

Mientras se acercan las fiestas de fin de año, aumenta el consumo de alcohol y de alimentos condimentados y altos en grasas, lo que podría ocasionar trastornos como el conocido colon irritable. Así lo explica el gastroenterólogo de Centros Médicos Vidaintegra, Dr. Ricardo Amaya, quien aclara a continuación una serie de mitos y realidades en torno al famoso Síndrome del Intestino Irritable (SII).

  1. El Síndrome de Intestino Irritable (SII) únicamente tiene origen psicosomático o nervioso.

Falso. El origen psicosomático o nervioso no es propiamente sustentable, ya que debe haber algún grado de organicidad, es decir, que algo esté afectando realmente a algún segmento del intestino. Sin embargo, el estrés genera una alteración del umbral del dolor o de la percepción del estímulo, que hace que la hinchazón o el malestar sean mayor.

  1. Si se tiene síntomas es mejor consultar con un especialista.

Verdadero. Dolor abdominal e hinchazón son síntomas que habitualmente asociamos con el SII, sin embargo, pueden ser señal de otras patologías que podrían llegar a ser de cuidado. “Es deber de los médicos buscar la organicidad del síntoma y descartar cualquier otra patología. No todo dolor abdominal es un SII, por lo tanto, se requiere de un estudio muy minucioso para estar seguros de que esa es la enfermedad a las que nos enfrentamos”, indica el especialista de Vidaintegra.

  1. Quienes sufren SII deben comer alimentos livianos, no flatulentos, sin grasas ni muchos condimentos.

Verdadero. Quienes padecen de SII, deberían mantener una dieta equilibrada, con alto consumo de frutas, verduras y cereales. En general, esta recomendación se extiende a todas las personas que quieran tener una alimentación y un estilo de vida saludable.

  1. Si se tiene SII no se debe consumir fibra.

Falso. “La fibra siempre es buena”, explica el Dr. Amaya, y agrega que “su consumo es muy importante para el organismo, por lo que sin importar si sufrimos de SII o no, debemos integrarla en nuestra dieta diaria”.

  1. El SII se relaciona con la intolerancia a la lactosa.

Verdadero. La intolerancia a la lactosa, o a otras sustancias, “tiene una causa orgánica que puede cuantificarse a través de exámenes. Los síntomas son muy similares y pueden superponerse, por lo que el intestino sin duda se ve afectado”.

  1. Quienes sufren de SII podrían desarrollar cáncer gástrico.

Falso. Esta relación es peligrosamente errónea. “Si estamos hablando de un órgano sano pero con síntomas, el cáncer no tiene relación con el SII. Ahora, los síntomas del cáncer podrían ser muy parecidos a los del SII, por lo que es importante pesquisar. Hay casos en que una persona ha creído toda su vida que tiene SII, y realmente tiene un tumor o cáncer en un estado muy avanzado, por lo tanto es crucial consultar con el médico y descartar cualquier otra patología.

  1. Quienes tienen SII debieran evitar tomar bebidas gaseosas.

Verdadero. Si el síntoma es la hinchazón, el consumo de bebidas con gas está contraindicado porque aumentará el malestar.

  1. El consumo de café produce SII.

Falso. El consumo de café de por sí no significa que la persona pueda eventualmente desarrollar el SII. Sin embargo, “si ya existe evidencia de un reflujo o un problema esofágico o de colon, el café evidentemente que acentuará los síntomas. Por eso es tan importante un diagnóstico certero”.

¿Cuándo consultar con un especialista?

  • Cuando el malestar es frecuente.
  • Cuando los síntomas nos impiden realizar con normalidad nuestras tareas diarias (hinchazón, dolor abdominal, sensación de pesadez).
  • Cuando hay sangramiento al defecar.
  • Cuando, producto de los síntomas, se ha perdido peso con rapidez o se tiene otras patologías como anemia.
  • Cuando en la familia hay antecedentes de cáncer o problemas gastrointestinales.
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