¿Enamorado?

A todos alguna vez nos ha tocado prender el carbón para la parrilla y todos hemos usado algún artefacto para tirar aire (o incluso soplado con la boca) para que el carbón prenda más rápido. ¿Curioso no? Que el fuego necesite aire para prender. Ese mismo aire es el que se necesita en las relaciones de pareja para mantener el deseo vivo, sobre todo si son de larga data.

Si hay una pregunta que se repite una y otra vez en mi cuenta de Instagram @hoymetoca es respecto del deseo sexual. Debo decir que siempre son mujeres las que escriben pero no puedo dejar de lado a los hombres, ya que en la consulta es donde veo el sufrimiento de ellos.

Inevitablemente cuando baja el deseo sexual las personas se preguntan si siguen enamoradas o si tal vez ya se acabó el amor. Y aquí viene una pregunta que pocas veces podremos responder con certeza, ya que el enamoramiento está tan idealizado, por lo intenso que se viven los primeros encuentros, que existe un anhelo por volver a sentir esas mariposas en el estómago y cuando ya no las sentimos creemos que se fue el amor.

Sabían ustedes que el estado del enamoramiento ha sido objeto de estudio para muchos científicos y todos concluyen que dura entre 8 meses y 4 años máximo. Incluso han llegado a sugerir que cuando uno se encuentra en este estado no tome decisiones importantes, ya que el cerebro actúa muy parecido a como si estuviera bajo los efectos de una droga tan fuerte como la cocaína, por lo tanto el razonamiento se ve afectado y por ende se toman malas decisiones.

Esa euforia, esa idealización del otro, esa incapacidad por integrar los aspectos malos y buenos, ese relajo con el que se ven el resto de los problemas (si es que se ven) son parte de esta droga llamada amor, probablemente la más pura y sana, pero droga al fin y al cabo. No te permite ver thebigpicture, simplemente danzas al ritmo de las hormonas que viven dentro de tu cuerpo como si todos los días fuera año nuevo.

Este estado, muy perseguido y anhelado por todos es una crónica de una muerte anunciada. Todos quienes lo hayan sentido alguna vez saben que va a caer, probablemente lo único que no se sabe es cuándo va a pasar esto, pero lo importante es saber que va a pasar y que cuando aparezca la realidad (porque el resto es un cuento de Disney) necesitamos herramientas para afrontarla y no salir arrancando, buscando un nuevo paisaje donde vuelen mariposas. La gracia está en poder ver el mismo paisaje con distintos ojos.

Aquí viene la gran misión que desde mi punto de vista tiene como objetivo número uno agradecer el tiempo de las mariposas y aceptar que probablemente esa intensidad y ese nivel de sensaciones y deseo por el otro jamás volverán a aparecer tan fuerte con la misma persona, lo que no quiere decir que van a desaparecer por completo. A mí me gusta pensar que es como la nieve, sabemos que eventualmente va a caer nieve, esperamos una época del año donde se asume que va a llover y nos preparamos para ver nuestras majestuosas y blancas montañas. Del mismo modo, sabemos que no tenemos nieve los 12 meses del año, y eso no nos hace salir arrancando a ninguna parte, simplemente guardamos nuestros equipos y esperamos pacientemente la próxima temporada.

Estar en pareja es poder construir y reconstruir permanentemente la relación, como cuando uno tiene una casa, nunca paras de decorar y redecorar los espacios, remodelar, ampliar cambiar tapices, etc. Véanlo así, ustedes son un hogar que tiene que estar cómodo para todos. Nadie quiere sentarse en el mismo sillón toda la vida. No le teman a los cambios, no le tengan miedo a decir lo que no me gusta del otro (con amor) y reciban con los brazos abiertos las inquietudes del otro.

Es por esto que siempre incito las conversaciones entre las parejas, conversaciones reales no de asuntos domésticos ni administrativos del hogar. A través de tareas y ejercicios que les mando para la casa logramos crear un espacio distinto de intimidad y cercanía que con el tiempo se había perdido por los motivos que sean. Poder atreverse a conversar de algo nuevo que los va a beneficiar a ambos, poder hacer cosas distintas, verse mutuamente desde otro lugar que no sea el de madre/padre sino que el de dos humanos necesitados de contacto físico y emocional, muchas veces hambrientos sexualmente.

 

Michelle_PollmannMichelle Pollmann Román

Directora de Centro Al Alma

Psicóloga Clínica
Postítulo Psicoterapia Psicoanalítica
Terapeuta de Pareja
Sexóloga en formación

 

Foto portada: Photo by Adam Kontor from Pexels

 

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