6 gestos y actitudes típicas de una persona mal genio

¿Eres mal genio o tienes cerca a uno? Mane Cárcamo describe las clásicas escenas de la vida de un malhumorado, y de paso, deja algunos consejos para que esta actitud no afecte al resto.

Hace unos días me tocó ser testigo de un berrinche escandaloso de una persona mal genio. Fue en un contexto social, pero fue tal su explosión que los asistentes quedamos paralizados, impactados y obviamente el panorama terminó más tenso que happy hour entre Guillier y el ministro Fernández.

Fue impactante ver como la desregulación de una persona pudo cambiar en 180 grados un ambiente entretenido y buena onda, además de echarle a perder una celebración importante a un amigo en común. La persona mal genio tiene un poder con un alcance inimaginable… del cual muy pocos tienen conciencia.

¿Cuáles son esas actitudes propias de un mal genio que son capaces de fregarle el día al otro? ¿ Y también a él mismo? Porque les aseguro que la persona que tiene un temperamento difícil tampoco lo pasa bien. Aquí una lista que, como siempre lectores queridos, pueden aumentar:

El silencio matutino: el mal genio es de esas personas que se levanta con la pluma parada sin tener motivo alguno. Está enojado, chato e iracundo y ¡ay! del que ose a decirle “¿te pasa algo?” o un animado “¡buenos días!”, porque en el mundo del malas pulgas el silencio matutino cuando amaneciste mal, es un mandamiento que no se debe romper. Mejor esperar que pasen las horas, se tome un rico café y tipo medio día confirmar que la fiera esté domada para dirigirle la palabra.

Los ventrílocuos: supongamos que estás en una discusión con una persona que no goza del mejor ánimo. No sólo le llevaste la contra, sino que además la venciste con tus argumentos en público lo que hace que aparte de sentir enojo, considere que la situación fue profundamente humillante. El tema es que tienen que seguir conversando por pega u otras obligaciones y cuando ocurre eso, la persona adquiere el mágico don de hablar como el mejor de los ventrílocuos. Eso significa que sin separar la dentadura, con los dientes más apretados que presupuesto de Sename, será capaz de responderte una frase completa. La rabia es tan power que es la única manera que tiene de evitar un homicidio en público.

Terror del volante: si un mal genio anda con los cables cruzados y maneja, les recomiendo cambiar de ruta. La más mínima espera los enerva, no dejan pasar a nadie en el paso de cebra (ni aunque venga un jardín infantil completo cruzando la calle) y si te equivocaste en un pequeño error como no señalizar por ejemplo, la bocina se transforma en una verdadera arma letal con tal de manifestar el máximo de los enojos. Si la situación es heavy, el mal genio puede poseerse con el espíritu de la Paty Cofré y empapelarte con un rosario de garabatos, lanzar escupitajos y en casos más extremos, bajarse del auto en búsqueda de combos. MIEDO.

Ruidos delatores: la enojona o el enojón se encargan de manifestar su molestia a través de los más variados ruidos. Puede ser cerrando los cajones con mucha vehemencia, lavando los platos a las 2 de la mañana y ojalá logrando que se despierte alguno de la casa, tirando la mochila en el caso de los adolescentes, dando portazos cual teleserie venezolana o incluso haciendo sonidos guturales en plena mesa. La cosa sonora le gusta al polvorita. Porque es una actitud pasiva/agresiva que permite hacer sentir mal a quienes lo rodean o retractarse con un “sorry es que el viento hizo que se cerrara la puerta tan fuerte” si se percata que en verdad se le escaparon las cabras para el monte. Así es que atentos si en una incipiente relación aparecen algunos de estos ruiditos. Tal vez tengan que comprar Armonyl de por vida para mantenerse en el tiempo.

El mal genio digital: hoy las redes sociales son muchas veces EL lugar en donde la gente hace catarsis. Están los que creen que Twitter es una marcha en la Alameda y pelean (solos) con los políticos, los arroban y le echan la culpa de todos sus males al gobierno o político de turno. La ola de calor, de frío, el aumento de la obesidad infantil, los divorcios y hasta el más pequeño infortunio es responsabilidad del político- partido- gobierno o coalición que detesta. Y el mal genio lo hace saber en su timeline el cual es casi un libro de reclamos interminable. A la hora de responder un mail el mal genio también tiene su estilo. Si le molestó una orden de un superior, pero sabe que debe cumplirla, simplemente responde con un escueto “OK”, si se enfrasca en una discusión que lo supera, tiene una manera clara de lanzar la pachotada: RESPONDE CON MAYÚSCULAS ANTE LA MENOR PROVOCACIÓN Y PROBABLEMTE SE OLVIDE DE TODAS LAS REGLAS DE PUNTUACIÓN. Porque está enfurecido y lo quiere hacer saber. La otra forma de expresar su ira es simplemente no contestar los mails o whataspp. Porque él o la mal genio tienen un doctorado en ley del hielo y cuando se lo proponen, hasta un moai parece Jim Carrey al lado de ellos. Si la pelea es telefónica, la reacción es matemática. Uno puede estarles explicado algo con mucha fervor y/o paciencia, sin embargo, la persona en cuestión simplemente corta el teléfono y uno se da cuenta quince minutos después de que básicamente estuvo hablando sola.

Más allá de las caricaturas

Las personas mal genio, si no son capaces de controlar sus arranques o empatizar con los demás, pueden destruir un ambiente, lograr renuncias de buenos trabajadores, terminar con un matrimonio, traumar a un hijo en su infancia y generar temor con el solo hecho de aparecer en un lugar. Los critico, pero también empatizo con ellos, porque hay gente que realmente nació con ese carácter.

Pero eso no los exime de responsabilidades ni de ocuparse de mejorar esos arranques. DEBEN hacerlo por el bien de su entorno porque la vida es muy hardcore al lado de un malas pulgas, que lo firmo, no está orgulloso ni es feliz siendo así. Como les contamos en El Definido desde los inicios, el odio finalmente te hace manipulable.

Si te consideras un mal genio, está bien que reconozcas tu personalidad, pero también debes estar consciente de que las emociones se pueden controlar y las actitudes se pueden trabajar, para no pasar a llevar a los inocentes ciudadanos que te rodean. También es recomendable averiguar qué hay detrás de esas reacciones rabiosas, porque puede que atacando la raíz se acabe el exceso de mala onda. Y si la vida está muy estresante para ti y estás sobrepasado/a (algo que a todos nos pasa), aquí algunos consejos prácticos que mencioné hace un tiempo para no estallar entre tanto colapso.

Por último: también los que no nos consideramos mal genio, tenemos que saber lidiar con ellos y poner de nuestra parte. Aprender a dejarlos solos un rato, que tomen aire, hagan deporte, miren el techo y decanten la rabia. JAMÁS preguntarles si están mal genio cuando nos damos cuenta que si lo están. Y ocupar el humor, que bajo mi punto de vista, todo lo salva. Tirarles una talla, solo una vez y ¿quién sabe? Tal vez se produzca el milagro y seamos capaces de dominar al monstruo.

¿Te consideras mal genio? ¿Qué otros consejos darías para lidiar con alguien mal genio?

Magdalena Cárcamo – Periodista

Fuente: www.eldefinido.cl

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