¿Por qué buscamos calmar a los niños cuando esperamos que aprendan mejor?

Deben ser varias las veces que hemos querido sacar a caminar a nuestros niños durante esta pandemia para que liberen energía saltando, corriendo o gritando, y decimos que “necesitamos cansarlos” para que bajo esa “ventilación” logren sentarse a trabajar mas quietos y atentos.

O también muchas veces como educadores hemos deseado que llegue pronto el recreo debido a que vemos la necesidad de despertar a nuestros alumnos, sacarlos al patio para que se muevan con el objetivo de que regresen cansados y contentos.

¿Pero para qué moverlos y calmarlos después? ¿Qué es lo que colabora para que se de esa relación movimiento y calidad en el trabajo? ¿Cual es la creencia de que cuando están quietos están más atentos? ¿Cómo podemos calmarlos? ¿Cuándo está bien relajarlos? Pues entonces tratemos de entender cuál es la conexión que hay entre  movimiento y aprendizaje.

 

A simple vista podemos apreciar que post deporte los estudiantes trabajan de mejor humor, mas expresivos y participativos, con mayor tranquilidad, apreciamos que el movimiento y el ejercicio influyen en nuestro estado mental y emocional. Si nos movemos se activan músculos y fluye más la sangre con sus nutrientes y hormonas hacia nuestro cerebro, se comienzan así a activar otras áreas corticales, además del líquido cefalorraquidoe que comienza a recorrer por todo el sistema nervioso, llevando por ejemplo cortisol de un lado al otro, cooperando a la larga a que aumente el nivel atencional involucrándonos en lo que hacemos, trabajando de forma mas perceptiva y consciente. Por tanto si nos encontramos bajo algún estrés negativo (muy activos-ansiosos o muy idos-relajados) debemos regular nuestro cuerpo moviéndonos, para recuperar la atención.

Ahora y gracias a los principios de las Neurociencias ya sabemos que dependiendo del estímulo (input kinestésico) será la forma en que nos comportaremos (output-conducta): por ejemplo a través de la respiración y la relajación se activa el sistema nervioso autónomo-parasimpático. En cambio, y como nos incumbe en este artículo, si recibimos estímulos generados en el ejercicio físico aeróbico mayor será la activación del sistema nervioso autónomo-símpático, agudizando nuestra atención/focalización (por la liberación de noradrenalina y dopamina), además todo esto permite trabajar de forma adecuada al sistema endocrino, el que regula nuestras hormonas, regulando el cortisol como dijimos, dando más equilibrio al sistema emocional a la larga, por ende trabajando de forma más feliz y placentera.

En un estado emocional equilibrado es posible mejorar el nivel atencional, si nuestro nivel de atención está elevado la percepción es más aguda; si hay mayor percepción, mejor es el procesamiento de la información más consciente, entendido como la visualización del estímulo, de la mentalización de este, imaginándolo, recreándolo, ser capaz de describirlo, de conectarlo, de realizar análisis. Con ello, logramos que el procesamiento colabore en transformar la información en recuerdo, que pase de una memoria de trabajo a otra memoria de largo plazo, siendo mas explícita, y posible, bajo repetición, de ser recuperada aún con el paso del tiempo. Si una información (in put) se repite, se refuerza esa conexión entre neuronas, y así intencionada e insistentemente se consolida, ahí recién se puede decir que se ha aprendido. Repetir es parte del proceso de aprender, y repito de forma consciente cuando estoy atento, y estoy mas atento cuando muevo el cuerpo.

 

Claudia Pastene – Psicopedagoga – Conoce más de Claudia aqui

 

Foto Portada :  de Allan Mas en Pexels

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A moverse para aprender mejor!!

Igual que uno necesita tranquilidad para dormir, moverse para entrar en calor, bueno, también necesitamos atención para aprender, interés para atender y memoria para recordar, sin esas funciones cognitivas no será posible lograr un correcto proceso de aprendizaje. Es por eso que activar las áreas cerebrales encargadas de esas funciones es imprescindible. Producto del encierro en casa a raíz de la pandemia del covid 19, es que uno de mis principales preocupaciones tanto para conmigo como para con mis hijos ha sido mantenernos física y mentalmente activos día a día, el tema de la psicomotricidad, de que se muevan a diario es intransable, y con la ayuda de una planificación ha sido posible lograrlo, realizamos actividades ya sea de motricidad gruesa como de motricidad fina constantemente, ellos no se dan cuenta, pero yo lo intenciono, con el único objetivo que estén mas activadas las zonas del cerebro encargadas de aprender, y cuando hablo de aprender, me estoy refiriendo especialmente a todo lo que sucede alrededor de la vida de un niño, de todo se puede aprender! de lo que veo, de lo que oigo, lo que juego, de lo que hago con alguien cuando colaboro, de lo que descubro en los momentos de soledad, de lo que invento, lo que toco, etc…
 
Pero, ¿por qué el movimiento es clave para aprender? Gracias a las neurociencias se ha podido confirmar que el movimiento promueve la liberación de ciertos neurotransmisores que actúan en los procesos de aprendizaje tales como la memoria y la atención, entre otros. Ahora, por movimiento tenemos que recordar que los hay lentos y delicados, controlados y pequeños, como también hay otros acelerados, grandes y libres, entonces saber realizarlos y cuál es el momento adecuado es lo mas complicado para poder planificar, mas aun en un contexto de encierro y estrés en que se hace lo que se puede y cuando se pueda en EL ESPACIO que se tenga, y más difícil todavía en el caso de menores con TDAH, que lo único que buscan es moverse y moverse sin fin, sin razón..
 
Moverse despierta nuestro cerebro, mas bien lo prepara para la acción. Así, si realizamos un determinado tipo de movimientos antes del momento de aprender será propicio pues estaríamos activando el área de la atención –zona prefrontal– debido a la liberación de dopamina y noradrenalina, además del incremento en los niveles de oxígeno lo cual será óptimo para dejar al alumno preparado, atento..; por el contrario, si realizo determinados ejercicios después de una experiencia de aprendizaje podríamos activar la zona del hipocampo –ampliando su volumen– (otro acierto de las neurociencias), favoreciendo así la consolidación de los contenidos debido básicamente a la baja en los niveles de cortisol, promoviendo un estado de relajo y bajo estrés.
Ya sabemos entonces que el momento de la práctica de ejercicio y actividad física gruesa o fina es determinante para definir la calidad de un aprendizaje, activar a un niño a entrar a una sesión de telecolegio, o relajar y felicitar a un estudiante al finalizar la sesión remota estaría cooperando con el proceso.
A mas espacio podremos realizar ejercicios de motricidad gruesa tales como saltar la cuerda, jugar al luche, tirar la cuerda, hacer volteretas, jugar a «chutear» la pelota, hacer rebotes, carreras de velocidad o con implementos, baile, hacer la cama, vestirse solo, trasplantar, barrer, enrollar la manguera, mover bolsas, hacer la cama, etc.. ayudará a despertarlos.
A menor espacio podemos realizar motricidad fina o movimientos mas pequeños, tales como colorear, troquelar, delinear, pegar piezas pequeñas, hacer figuras con plasticina, trasvasijar, agrupar calcetines, cocinar, poner la mesa, sacudir, regar plantitas, bordar, yoga, pilates, entre otras, también estarán cooperando con la relajación. Según la tarea de aprendizaje que se deba realizar será la actividad psicomotora que se elija y cuándo. A nuestros alumnos a veces necesitamos relajarlos (motricidad fina) para poder hacer ejercicios de matemáticas, como otras veces necesitaremos llevarlos al patio a correr para despertarlos y luego poder hacer ejercicios de creación, de diálogo y argumentación, de trabajo grupal, de intercambio, etc..
Recientes estudios revelan que movimientos mas precisos y lentos (precisamente ahora que estamos en espacios reducidos, confinados) colaborarían a mejorar la actividad simbólica! tales como son la lectura, la escritura y el cálculo; movimiento mas gruesos y libres colaborarían con creatividad, invención, diseño, pensamiento, ideas.. gracias a los neurotransmisores que se estarían liberando.
 
Por lo tanto tenemos una buena noticia! Si deseamos que nuestros niños se calmen, basta con ofrecerles un ambiente, materiales e ideas de juegos de movimientos que requieran motricidad mas fina para que liberen un tipo de neurotransmisores que relajan y calman; por el contrario si necesitamos despertar a nuestros niños les ofreceremos juegos mas libres y que impliquen movimientos gruesos involucrando todo el cuerpo, lo que ayudará a dejarlos mas atentos (NA/DA). Ahora, está en nosotros reconocer al observarlos, el ver cómo están si acelerados y muy relajados y si ese estado favorecerá o no a la actividad a realizar, en el tipo de movimiento que les ofrezcamos está la solución.
Claudia Pastene – Psicopedagoga – Conoce más de Claudia aqui

Foto portada : Foto de Lukas en Pexels

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¿Qué te mueve?

Esta pregunta surgió de un trabajo que hicimos con uno de mis proyectos, y desde ese entonces resuena en mí cual mantra diario. En esa oportunidad tuvimos respuestas de todo tipo, y personalmente, en mí se desató una nueva posibilidad. Hay preguntas que te pueden cambiar parte de tu vida, y esto fue lo que me pasó, sólo que hoy me doy cuenta.

Vamos por la vida buscando respuestas, recetas, motivación, palabras lindas, promesas varias y gurúes expertos en todo tipo de temáticas. Y por un tiempo, durante algunos momentos, creemos haber resuelto eso que nos duele. Confiamos en ese otro ser  que nos dice qué y cómo hacerlo. Y lo mismo con nuestras empresas: miramos modelos y buenas prácticas que funcionan, y estamos seguros que replicándolas en nuestras organizaciones, obtendremos exactamente los resultados que deseamos. ¿Te sucede? ¿Eres de mirar afuera para encontrar soluciones a tus temas?

Personalmente me pasó de sentirme estancada, desenfocada, aburrida y hasta perdida. También recuerdo haberme levantado varios días con la sensación de creer que me encontraba sola, por más que no fuera así.

Pasó mucho tiempo, y muchas experiencias antes de darme cuenta que existía una respuesta más definitiva a mi búsqueda constante por encontrarle sentido a mi hacer. Y cambié la mirada. Ya no busqué más respuestas, sino que me llené de preguntas.

Paradójicamente, una pregunta me había acercado una respuesta. ¿Qué te mueve? ¿Qué te inspira? ¿Para qué haces eso que haces? ¿Qué buscas? ¿Qué quieres encontrar? ¿Te animas a fantasear con que no hay “definitivos” en esta vida? ¿Podrías estar atento a la posibilidad de elegir decidir, enfrentando tus miedos? ¿Tu hacer impacta en el otro? ¿Crees en el servicio como posibilidad de crecimiento personal y social?

 

Y la lista sigue.  Y mientras, yo esbozo mi respuesta:

 

Me mueve inspirar, para que otros conozcan su propósito; y  hacer desde el servicio para que otros imiten,  y en ese trayecto invitar a las organizaciones y su gente a trabajar y crecer desde su visión, liderando desde el estar con y para otros.

Y en esta declaración descanso, y hago con sentido, hasta que, como dijo un sabio, la vida me vuelva a cambiar las preguntas…

Y a ti, ¿qué te mueve?

 

 

tatiana_Bregi2Tatiana Bregi – Coach ontológico certificada

 

 

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