FAMILIAS ENSAMBLADAS (6) – LOS NUEVOS ROLES (1)

Cuando se une una pareja en que uno o ambos tienen hijos con parejas anteriores se pueden producir algunos sentimientos encontrados dado que los progenitores pueden ocupar una posición “bisagra” entre su pareja y sus hijos ya que por un lado está su ascendencia sobre sus hijos y por otro debe ayudar a su cónyuge a lograr un espacio en la nueva familia y para que asuma su autoridad. Este proceso es lento y a veces muy lento ya que mientras el progenitor va cediendo poco a poco espacio y autoridad a la pareja, esta avanza en la medida que crea vínculos con esos hijos de su cónyuge.

 

Muchos progenitores de Familias Ensambladas  experimentan sentimientos de culpa por no haber podido conservar intacta la familia nuclear para sus hijos y pueden volverse sobreprotectores con ellos. Estos sentimientos de culpa pueden ser mas potentes en los padres que no conviven con sus hijos y sí con sus hijastros. Es muy importante identificar “la culpa” para que ésta no monitoree la relación con los hijos ya que pone obstáculos en el ejercicio de la parentalidad.

Los progenitores viudos pueden pensar y sentir :“Todo lo que me queda son mis hijos” y así inclinarse a la sobreprotección.

Algunos progenitores tienen la fantasía de brindar “mejor padre o madre” a sus hijos a través de su nuevo matrimonio cargando al nuevo cónyuge una responsabilidad imposible de cumplir ya que es una expectativa irreal dado que los padres son insustituibles, no existen los “ex – padres”.

Otros progenitores están cansados de ser padres únicos y desean compartir la parentalidad o delegar su autoridad como padre o madre. Esta también es una expectativa irreal y sobrecarga el matrimonio dado que es muy difícil que el nuevo miembro logre con los hijos de su pareja lo que el propio progenitor no logra.

 

La posición “bisagra” puede hacer que el progenitor se sienta tironeado o atrapado entre los requerimientos de sus hijos y los del nuevo cónyuge, y por mucho que se esfuercen, habitualmente hay alguien enojado con ellos. Por un lado desean proteger a sus hijos, especialmente por el conflicto que les puede provocar el cambio y por otro lado perciben que no lograran la intimidad deseada en el matrimonio a menos que tomen distancia de sus hijos e impongan nuevas reglas.

 

M. Eliana Zlatar

Consteladora Familiar  Sistémica

comprendiendomez@gmail.com

 

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www.comprendiendo.cl

 

 

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Conversando con Joan Garriga

En una calurosa mañana santiaguina de noviembre, MUNDO MUJER se reunió con el psicólogo Joan Garriga.

Joan estuvo de visita en Chile el pasado mes de noviembre, dictando un Taller sobre Salud del Cuerpo y Salud del Alma, invitado por el Círculo de Constelaciones Familiares y estuvo dispuesto a reunirse con Mundo Mujer, sus columnas son publicadas periódicamente en la web … Ver AQUI

 

Fue una mañana de conversación y aprendizaje, donde buscábamos conocer las claves de las relaciones de pareja, tratando de entender qué puede llevar a éxitos y fracasos.

El tema de la relación de pareja es claramente uno de los más importantes en la vida de toda persona, generando alegrías, frustraciones, emociones y miles de sentimientos. Cuando tenemos crisis de pareja buscamos explicaciones en lo divino y lo pagano, tratando de encontrar el secreto de la felicidad.  Después de conversar con Joan Garriga, uno entiende mejor los factores que influyen en toda relación humana y como analizar las relaciones de pareja con mayor profundidad y conocimiento.

 

“Estar bien no depende tanto de la pareja, depende de uno mismo.”

 

Esta afirmación es de Joan Garriga, psicólogo y terapeuta especialista en abordar y analizar las relaciones humanas y de pareja.

En un mundo de oportunidades pero también de incertidumbres, las relaciones de pareja parecieran ser cada vez más complejas. Es en este contexto donde Joan Garriga afirma que debemos cultivar no solo el arte de tener pareja, sino también el arte de soltarla, bajando las expectativas para ser felices.

¿Cuánto influye la relación no resuelta con los padres, con los abuelos, con ex parejas? Estas y otras preguntas son parte de los estudios y años de experiencia en talleres y terapia del especialista en el tema.

 

Joan Garriga es licenciado en Psicología por la Universidad Central de Barcelona.

Interesado por la psicoterapia de corte Humanista se formó en la misma y se especializó en Terapia Gestalt, PNL, abordaje Ericksoniano, y métodos escénicos y corporales.

Es el creador del Institut Gestalt de Barcelona, donde desarrolla su actividad como terapeuta y formador en Constelaciones Familiares, coaching sistémico, terapia Gestalt y PNL.

Se ha transformado en uno de los principales exponentes de esta terapia en España y el mundo hispanohablante.

Es autor de diversos libros, tales como «La llave de la buena vida. Saber ganar sin perderse a uno mismo y saber perder ganándose a uno mismo», «El buen amor en la Pareja. Cuando uno y uno suman más que dos», «Vivir en el alma: amar lo que es, amar lo que somos y amar a los que son» y  «¿Dónde están las monedas? Las claves del vínculo logrado entre hijos y padres».

 

  • Partamos con la pregunta del millón de dólares: Cómo se enfrenta o aborda una nueva relación después de un quiebre? ¿Qué aspectos consideras claves en esta transición?

Es una buena pregunta. En realidad las personas inteligentes aprenden de los errores. Por ello todo fracaso de pareja también puede ser de alguna forma un aprendizaje, hasta incluso un éxito personal, ya que permite afrontar asuntos pendientes que no han sido afrontados en tu vida y están latentes.

Por eso siempre digo que ante una crisis se abren espacios para abordar estos asuntos pendientes, pero no sólo con ex parejas o antiguas relaciones, sino también con otros entornos y contextos como la relación con los padres, posiciones infantiles aún no resueltas desde la infancia.

Por lo tanto, es fundamental que después de una separación debamos darnos un respiro, el cual consiste en otorgarnos un tiempo para vivir el dolor, frustración, la culpa y el malestar, el alivio, la alegría y todas las emociones que quieran visitarnos. ¡Y esto es justamente parte del juego de la vida de todos nosotros!

Y este proceso hay que mirarlo como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje para cada persona, para de esta forma estar listo para una nueva relación de pareja.

Pero los invito a hacerse la siguiente pregunta: ¿Cuántos de nosotros solo cultivamos el arte de tener siempre una pareja, pero no el arte de soltar una pareja? Esto es clave para nuestra felicidad, ya que cuando uno sufre, hay que preguntarse quién sufre dentro de uno. Y nos daremos cuenta que no sufre tanto el amor genuino de que tenemos por la otra persona, sino más bien el orgulloso que dice que a él jamás lo deberían haber dejado, o la víctima, o el narcisista, u otras identidades de una extensa galería de identidades internas forjadas en la infancia. Y este error lo repetimos siempre, tropezando con la misma piedra en reiteradas ocasiones.

Estos temas los abordo justamente en mi libro “¿Dónde están las monedas»”, donde analizo la influencia de referentes como nuestros padres en las relaciones de parejas. Sin estos temas resueltos es muy difícil ser feliz en pareja.

 

  • Entonces habría que revisar en cada uno de nosotros “el niño interno” para volver a abordar una relación de pareja futura?

Así es. Es común por ejemplo decir que mi anterior pareja era un desastre, una porquería, pero que la futura pareja va a funcionar todo bien. Lamentablemente esto generalmente no funciona: ¿Y saben la razón? Es porque uno no aprendió nada de su fracaso de pareja. Es mejor decir que la anterior pareja fue la adecuada para mí mientras funcionó, y ahí puse mi corazón, y cuando terminó la relación me dolió, pero sigo mi camino. Asumo las heridas y voy hacia un amor de mejor calidad, y si no de mejor calidad que al menos sea mas nutritivo. A veces cuando las heridas son bien transitadas y bien asumidas tienen el potencial de abrir más el corazón, bajo expectativas más reales.

¿Se han preguntado por qué tenemos tantas extrañas ilusiones en el mundo de pareja? En mi opinión se debe a que trasladamos problemas de la pareja de los abuelos y la de los padres a nuestras propias relaciones de pareja, abordando por ejemplo roles pasados que dañan la relación presente.

En definitiva, cada quién tiene que encontrar su propio modelo de pareja, pero ya con una mirada de superar estadios de relaciones familiares pasadas. Si aún están presentes en mí día a día con mi pareja, entonces no avanzamos y nos estancamos.

 

  • ¿Y cómo se aborda la fidelidad de las parejas, o más bien la infidelidad?

Y aquí entramos en tema clave en las actuales relaciones de pareja que a ratos me cuesta entender. El problema de la fidelidad es que casi siempre es pactada en la pareja, prometiéndose y jurándose ser fieles para toda la vida.

Sin embargo, en diversas ocasiones (o muchas ocasiones!) simplemente no se cumple. ¿Por qué hay tanta infidelidad?  ¿Por qué nos metemos en relaciones de pareja pactando fidelidad si no queremos ser fieles? ¿No sería más honesto plantear eso desde un comienzo? Se hacen pactos que no se van a cumplir, y lo extraño de todo es que nadie está obligado a hacer ese tipo de pactos. Hoy en día podemos crear modelos propios de relación y pactar lo que sintamos adecuado. Si lo analizamos es muy extraño e incongruente: se promete lo que  no se cumple y a menudo duele tanto el engaño, la deslealtad como la propia infidelidad sexual.

 

  • Pero quizás hay formas de relación de parejas diversas, en las cuales se hacen acuerdos o pactos que son cómodos o cercanos pero no necesariamente tradicionales en cuanto a lo que generalmente se espera de uno al hacer pareja

Exactamente. Las relaciones de pareja se abordan de acuerdo a las expectativas que cada uno tiene de una relación. Y va a depender de los tiempos y proyectos, donde por ejemplo probablemente una pareja que está pensando en hijos o que los tiene requiere de más convivencia, de núcleo. Pero en otros momentos, una pareja estaría mucho mejor sin una convivencia intensa, sino más bien con más espacio entre ambos. Todo acá es válido, ya que depende de los contextos y proyectos de las parejas.

 

  • Abordando las relaciones de pareja desde una mirada más sistémica, donde confluyen varios factores en las relaciones, y donde se repiten las relaciones de fracasos de una generación a otra, cuáles son las claves de un “buen amor”?

Aquí hay que detenerse en el siguiente punto: El pasado tiene una energía conservadora que busca que el futuro se le parezca. Por suerte tenemos la energía del futuro que es más potente que la del pasado.

Te doy un ejemplo:

En un taller que hice, una mujer dice que deseaba soltar ya a su ex pareja, con gran agresividad y rabia. Y yo le dije que era muy vistosa su exhibición pública de desprecio hacia su ex pareja.  Al día siguiente trabajamos con los desprecios que tenían su madre y su abuela contra sus parejas, que era su padre y su abuelo. ¡Y ella asumió eso y entendió la influencia familiar pasada que es la constelación familiar y esa es la clave!

En el trabajo de constelaciones familiares se observa que hay redes muy sutiles que influyen en los individuos. El instinto más fuerte en la actualidad es pertenecer a grupos, a ser iguales o leales por ejemplo a la familia y a los padres. Incluso hay formas de sufrimientos que expresan la lealtad a nuestros anteriores ¿Dónde está la clave a mi entender? En romper ese círculo complejo, que acompaña durante la vida y hace repetir patrones de comportamiento. En ese sentido las constelaciones familiares son muy importantes y sanadoras para enfrentar el futuro.

Por eso, en definitiva el problema no es que las personas no se quieran, sino más bien la mala gestión del amor, por decirlo de alguna forma.  El amor necesita de un orden para desarrollarse, que cada quién esté en el lugar que corresponde. Que el padre sea realmente padre, la madre lo mismo, y el hijo también. ¡Cada cual en su rol!

 

  • Los abuelos dicen que antes lo que se rompía se reparaba, que no se desechaban las relaciones como ahora. Bajo esta mirada crees que en la actual sociedad, en la cual según Zygmunt Bauman, “se han debilitado los vínculos humanos, convirtiéndolos en lazos más frágiles y menos sólidos”, se desecha más fácilmente una relación?

Yo pienso que algo hay de eso. Claramente hay mayor individualismo. El “yo” es más importante que el nosotros. Antes el yo era un “yo” más colectivo, pero ahora estamos empezando a pagar el precio del individualismo. Por ejemplo, en países como Suecia mucha gente muere sola y nadie se da cuenta, y ésto es debido a la completa soledad en que vive la gente.

Y hoy en día se espera que la pareja satisfaga el “yo personal”, y no es necesariamente la función de la pareja satisfacer ese “yo”.

Más que estar preparado de tener pareja, hay que estar preparados para ser pareja. Más que una mirada del “yo”, es una mirada más del “nosotros”. Fíjate que la gente se ha vuelto tan independiente que probablemente nos olvidamos de la importancia de la comunidad. Y cabe señalar que muy probablemente al mercado le conviene que exista este individualismo, donde cada uno es un consumidor individual.

 

  • Un profesor de marketing de una importante universidad decía que el secreto de la felicidad está en bajar las expectativas. Todo el mundo busca la felicidad. Sin embargo, por diversas razones pareciera que no siempre llegamos a ella debido por ejemplo a altas expectativas que nos imaginamos y que no siempre se cumplen.

 

¿Cree usted que una de las llaves de la felicidad desde la pareja es en moderar las expectativas, o en como usted dice en sus textos en comprender y asumir que el otro puede no hacerte feliz ni tampoco infeliz, y sería más bien ¿apostar a la felicidad dentro de cada uno?

Estoy de acuerdo que habría que bajar las expectativas pensando que nuestra felicidad no depende de la pareja. La felicidad actual se confunde con complacencia, eso claramente no es felicidad. Al parecer hay muchos “niños internos” en los adultos y hay que despedirse de ese niño interno.  Por la razón de que la pareja no es asunto de niños, sino una opotunidad para despedirse de la infancia.

Y el estar bien o estar mal no depende tanto de la pareja, depende de uno mismo, eso es fundamental. La pareja no es la encargada de cubrir los problemas que tuve por ejemplo con mi padre o mi madre. Se generan en definitiva expectativas confusas.

Además recordemos que la pareja no va a durar siempre, por lo que apostar a la felicidad es no esperar nada y disfrutarlo todo. No es resignación ni siquiera conformidad. Es aceptación y entrega a la vida. Y eso es fundamental para un buen amor.

 

Decálogo Joan Garriga:

  1. Sin ti no podría vivir / Sin ti también me iría bien
  1. Te quiero por ti mismo / Te quiero por ti mismo… bueno a pesar de ti mismo
  1. Hazme feliz / Siento el deseo espontáneo de que seas feliz
  1. Quiero una pareja / Mejor me preparo para ser pareja
  1. Te lo doy todo / Mejor dame lo que me mantiene en el mismo rango que tú
  1. Dámelo todo / Dame lo que tienes y eres y yo puedo compensar para mantener en mí Dignidad
  1. Ojalá sea intenso y emocional / Ojalá sea fácil
  1. Lucho por el poder / Cooperamos
  1. Yo pienso, tú sientes y ante lo difícil sálvese quien pueda / Reímos y lloramos juntos y juntos nos abrimos a la alegría y el dolor
  1. Que sea para siempre / Que dure lo que dure
  1. Primero los padres o los hijos y luego tú / Primero nosotros, antes que nuestras familias de origen y que nuestros hijos en común
  1. Te conozco / Cada día te veo y te reconozco de nuevo

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Entrevista realizada por Carolina Mancini – Periodista

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7 errores comunes que aniquilan el amor

No siempre el buen porvenir de una relación depende del modo en que nos comportamos con nuestra pareja, también juega un papel determinante la manera en que decidimos no comportarnos, la sabiduría para saber cuándo guardar silencio, la templanza para saber cuándo no empujar, la intuición para saber bailar al son del vals con una gracia tal que dos cuerpos parezcan uno.

Presta atención a los siguientes errores comunes que muchas parejas cometen día tras día sin saber que, a raíz de ellos, se va tejiendo la cuerda que asfixia el amor. Reflexiona sobre cada uno y cúrate de imitarlos para que tu relación de pareja se conserve dulce, solidaria y perdurable.

  1. Dejar que se pierda el contacto emocional

Presencia física no equivale a presencia emocional. Puede que tu pareja y tú pasen tiempo juntos en gran proporción durante el día, pero compartir el desayuno, ir al trabajo juntos o ver un programa de televisión por las noches no hace las veces de tiempo de calidad al menos que sea palpable un intercambio de ideas y sentimientos, ya sea verbalmente o a través del tacto.

La falta de conexión en la pareja produce una sensación de “estar sin estar” que va marchitando poco a poco el amor hasta que la relación se transforma en una mera coincidencia rutinaria entre desconocidos.

  1. Afrontar las discusiones con una postura ofensiva

Las diferencias y roces de la convivencia son completamente normales en cualquier relación, el inconveniente es que muchas personas no saben cómo hacerles frente de manera asertiva y caen en el error de atacar a su pareja, responsabilizarla injustamente por los problemas que atraviesa la pareja o desacreditarla.

Aprende a guardar silencio cuando el enfado te incite a pronunciar palabras que puedan herir los sentimientos de quien amas. Edúcate en el arte de la moderación y evitarás, en apenas un segundo, largas horas de amargura.

  1. Poner “a prueba” los sentimientos del otro

Algunas personas recurren al chantaje para forzar a su pareja a “demostrar” la veracidad de sus sentimientos. Suelen ser individuos con tendencia narcisista, o bien con una baja autoestima y problemas de seguridad que necesitan verificar constantemente el compromiso que el ser amado ha adquirido con ellos para controlar sus niveles de ansiedad, o incluso para definir qué tanto deben aportar ellos a la relación.

Recuerda esto: todo tipo de manipulación, sin importar el grado, supone una violación del derecho individual a la libre toma de decisiones. Ningún amor prospera bajo esas condiciones.

  1. No apoyar al ser amado

Uno de los principios básicos de toda relación estable y feliz es que exista solidaridad entre sus miembros, que cada uno sea capaz de alegrarse por la dicha del otro, o bien acompañarlo en sus horas más oscuras de forma natural, sin empujones, sin exigencias, no porque sea una cláusula de contrato sino porque el idioma del amor también habla de compasión.

Si tu pareja no siente tu apoyo cuando atraviesa un momento difícil, esto dice mucho del estado y potencial de la relación. Todo es tan fácil como entender que donde hay falta de interés, también hay falta de amor.

  1. Ser insistente en errores del pasado

Muchas relaciones se ven sujetas a periodos de oscura calamidad y, sin embargo, son capaces de reponerse y seguir adelante. Ya sea que se trate de una infidelidad, una ofensa o un evento doloroso respecto al cual se acordó un perdón sincero y un borrón y cuenta nueva, salir a desenterrar tumbas cada vez que ocurre una discusión o nos sentimos irritados o angustiados es un golpe bajo que deteriora severamente la relación, ya que no sólo evidencia que el perdón nunca terminó de darse, sino que envía un mensaje claro a nuestra pareja: “Hagas lo que hagas, no volveré a confiar del todo en ti”.

  1. Dar la relación por garantizada

Caer en la monotonía es un grave error, y suele ser la causa de muchas infidelidades y disolución irremediable de parejas que, en otras circunstancias, pudieron permanecer juntas.

Jamás puede darse una relación por asegurada. Tal y como cuenta una metáfora muy conocida (y certera), el amor es como una planta que debe regarse todos los días para no morir de resequedad. En el plano opuesto, cuando asumimos que el afecto de nuestra pareja ha alcanzado un punto de madurez en el que no cambiará sin importar lo que hagamos o dejemos de hacer, pecamos de arrogantes e insensibles, algo ante lo cual ni siquiera el amor es inmune.

  1. No decir a tiempo lo que sentimos

Acumular descontentos es la fórmula mágica para matar lentamente el amor. Pronto, deja de tener importancia si nuestra pareja olvidó nuestro cumpleaños o si dejó abierta la ventana de la cocina: cualquier equivocación se convierte en una sentencia de muerte que concluye con un: “No más”, y todo termina “de pronto”, sin razón aparente.

Expresa siempre tus preocupaciones o insatisfacciones en el momento en que las experimentamos, no calles tus sentimientos a propósito para evitar episodios incómodos. Tarde o temprano, la consciencia te pasará factura y sentirás que has estado traicionándote a ti mismo para mantener a flote la relación.

Escrito por: Editorial Phronesis

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Referencias: Guías prácticas de Walter Riso 

 

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Cómo actuar oportunamente para salvar tu matrimonio

Cuando ciertos indicadores coinciden en el tiempo y denotan comportamientos inesperados que no corresponden a la costumbre de la pareja, la probabilidad de que exista un enredo aumenta sustancialmente. Recuerda bien esta palabra: probabilidad.

No se trata de convertirse en una persona ultra desconfiada e inventarse engaños donde no los hay, sino de mantener una actitud racional frente a los recelos, hablar con la pareja y comunicar la inquietud, sin agresiones ni escándalos. Veamos algunas señales que podrás identificar para evitar que tu relación de pareja caiga en la infidelidad:     

  1. Indiferencia afectiva: se percibe una lejanía y frialdad por parte de la otra persona, las manifestaciones amorosas son cada vez menos y el mal humor aumenta. Esta actitud es sospechosa, sobretodo cuando perdura por mucho tiempo. Si es así, mejor estar solo que esperar “peras del olmo” toda una vida.
  2. Frialdad sexual: Un bajón en el deseo sexual siempre es preocupante. Si no hay enfermedades físicas o psicológicas que expliquen el desgano, preocúpate. Los altibajos eróticos son normales, siempre y cuando sean esporádicos y no demuestren un deterioro paulatino y constante.
  3. Preocupación repentina y excesiva por la apariencia física: Obviamente, no se trata de la sana costumbre de ir a un gimnasio y embellecerse. Lo que puede resultar sospechoso es el repentino cuidado por la apariencia física en personas que nunca se habían preocupado su aspecto y, sobretodo, si no se involucra al otro y faltan las preguntas: “¿Te gusta mi nuevo look?”, “¿Qué opinas de mi maquillaje?”, “¿Te gusto más sin panza?”.
  4. Cambios inesperados de rutinas Si no hay motivos claros y comprobables, los cambios inesperados e injustificados de las costumbres cotidianas no deben ignorarse: almorzar fuera, llegar tarde, trabajar los fines de semana, etc. Por lo general, uno no modifica sus rutinas de un día para el otro sin razones válidas y sin explicaciones. No te acuestas con una persona y te levantas con otra y, si esta mutación ocurre, estás en problemas.
  5. Llamadas y/o conversaciones sigilosas telefónicas a horas extrañas o inoportunas
  6. Tres cuestiones a tener en cuenta:
    1. No se despega del móvil o corre velozmente a contestar,
    2. Cuando revisas el aparato, misteriosamente no aparecen los números marcados ni las llamadas recibidas.
    3. Las conversaciones son demasiado largas y nunca sabes con certeza con quién habló.
  7. Debes actuar cuanto antes si detectas cualquiera de estos comportamientos. Muchos matrimonios se podrían haber salvado si alguno de sus miembros hubiera reaccionado oportunamente a estas señales.  

Cualquier dato aislado no es suficiente para generar una duda razonable, sin embargo, en la Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja   de Walter Riso, encontrarás más señales e indicadores de la aparición de un o una amante en tu relación de pareja.

Aprende a identificarlos y combatirlos a lo largo de sus útiles párrafos. Conócela aquí

Escrito por: Editorial Phronesis

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Referencias: Guías prácticas de Walter Riso 

 

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FAMILIAS ENSAMBLADAS (5) – EL CONFLICTO

LA PAREJA (3)    — (Ver artículo anterior aquí)

El conflicto indica un choque de intereses contrapuestos y la forma en que se encare define el rumbo de la relación. Las parejas satisfechas tienen habilidades para resolver sus problemas, y saben cómo negociar una resolución; las insatisfechas quedan atascadas en patrones de conducta negativos.

Las estrategias para prevenir o romper patrones negativos se aprenden. Para ello los pasos son:

  • Darse cuenta.
  • Querer cambiar
  • Iniciar el camino del cambio.

 

Por lo general los conflictos se abordan de varias maneras que podemos resumirlas en tres:

1.- “Como si en ello se nos fuera la vida”

2.- Reprimirlo o eludirlo.

3.- Mediante una negociación. La negociación se aprende.

 

Existen ciertos patrones de conducta peligrosos:

  • Las Quejas las cuales son críticas encubiertas que generalmente apuntan a los hechos y que muchas veces se continúan con críticas abiertas las que se dirigen al ser de la otra persona.
  • Actitud defensiva.
  • Desprecio el cual muchas veces se manifiesta a través del lenguaje no verbal o también verbalmente mediante la burla que encierra la rabia.
  • Repliegue que es la desconexión física y emocional, se ignora a la otra persona, se invalidan sus pensamientos y sentimientos.

 

Para  disminuir el conflicto John Gottman propone:

1.- Deseo de terminar el conflicto.

2.- Identificarlo.

3.- Focalizarse en el problema no en la persona, el problema está en la interacción no en el interior del otro/a.

4.- Controlar la expresión de emociones negativas.

5.- Disminuir la percepción de una amenaza. Un conflicto puede ser una oportunidad para crecer.

6.- Recordar que eran amistosos antes del conflicto.

7.- Tener disposición y habilidades para hacer las paces.

8.- No involucrar a terceros para que tomen partido.

9.- Cuando se termina el conflicto: perdonar y olvidar

 

Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares y Sistémicas explica que mejor que el perdonar a otro es “tomarlo tal como es” con sus fortalezas y fragilidades, tal como somos nosotros también, pues a veces el perdonar puede hacerse  desde un nivel superior al otro y eso no nos permite ser iguales.

 

Las Interacciones positivas son: INTERÉS – VALIDACIÓN – AFECTO – HUMOR – ALEGRÍA.

 

Las parejas satisfechas presentan algunas claves:

  • Fortaleza de la amistad: se sienten interesados por el otro, recuerdan lo que al otro le importa, son respetuosos y afectuosos en el trato y notan cuando el otro necesita algo que ellos pueden darle.
  • Confianza en que las tormentas las pueden pasar juntos.
  • Balance entre lo constructivo y lo destructivo.

M. Eliana Zlatar

Consteladora Familiar  Sistémica

comprendiendomez@gmail.com

 

 Ver artículo anterior: AQUI

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El apego es el mayor motivo de sufrimiento de la humanidad

El primer paso para resolver un problema es identificar adecuadamente su definición, eso nos evitará divagar en medio de posibilidades, probablemente incorrectas, que no permitirán atacar las causas concretas eficazmente. Es importante que tengas claro qué es y qué no es el apego o la dependencia y qué significa, realmente, desapegarse en el amor.

En cuanto al apego, hay algo particular en el uso de este término. En nuestra sociedad parece tener, en su uso, una connotación positiva, por lo cual vamos a dejar antes otra cuestión clara: les hablaré del apego como sinónimo de adicción. Yo hago la diferencia entre las adicciones que son aceptadas o están reglamentadas por la psicología y la psiquiatría y las que no; se tiende a llamar apego a las adicciones que no están clasificadas. Así, cuando hablamos de adicciones la gente suele ponerse en alerta; esa alerta es necesaria.

¿Qué significa el  término «apego afectivo»?

El apego es un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en cuatro creencias falsas: primera, que es permanente; segunda, que te va a hacer feliz; tercera, que te va a dar seguridad total y, por último, que dará sentido a tu vida. Cuando tienes un vínculo de este tipo no estás preparado para la pérdida y, por ende, no aceptas el desprendimiento.

¿Qué es lo que pasa con una persona cuando se apega a alguien? Es concluyente, el apego corrompe, eso te lo dirá cualquier psicólogo en este campo. El apego, es el principal motivo de sufrimiento en la historia de la humanidad. Si el apego corrompe, pierdes tu dignidad, tu respeto, tus valores más esenciales. También pierdes libertad, y no puedes decidir cómo te vas a mover. Pierdes tranquilidad porque una de las características del apego es el miedo a perder aquello que deseas. Finalmente, pierdes también la alegría. Tu mente está tan metida en invertir recursos que pierde la posibilidad de disfrutar la vida con muchas otras cosas, te absorbe.

Tal como se indica en la Guía práctica para vencer la dependencia emocional   del reconocido psicólogo y escritor  Walter Riso , hay dos perspectivas desde las cuales comprenderlo:

  1.  El apego afectivo es una vinculación mental y emocional, generalmente obsesiva, a ciertas personas, originada en la creencia irracional de que ese vínculo proveerá de manera única y permanente, placer, seguridad o autorrealización. Léase bien: «permanente» (indestructible, eterno, inmodificable, arraigado). En consecuencia, la persona apegada estará convencida de que sin esa relación estrecha sentimental (adherente o dependiente) le será imposible ser feliz, alcanzar sus metas vitales o tener una vida normal y satisfactoria. El pensamiento central que agobia a los dependientes es como sigue: «Sin él o ella no soy nada o muy poco» o «Sin él o ella, no podré sobrevivir ni realizarme como persona». Es imposible vivir libre y sanamente con semejante lastre.
  2.  Lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de renunciar a él cuando debe hacerse y podríamos decir que tal renuncia es conveniente, si el vínculo resulta dañino para la salud mental y/o el  bienestar de uno, el mundo y la gente que nos rodea. Concretamente, respecto al amor, renunciar a una relación debería hacerse cuando: (a) ya no te aman, (b) tu autorrealización vital se ve afectada, y/o (c) si tus principios se ven vulnerados. (Para ampliar este punto, puedes leer mi libro: Los límites del amor.)

¿Qué implica desapegarse?

Analicemos cuatro puntos, descritos también en la Guía práctica:

  • Desapegarse nada tiene que ver con dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia (soy dueño de mis actos), no posesividad (no me perteneces ni te pertenezco) y no adicción (podría prescindir de ti).
  • Declararse afectivamente libre es promover afecto sin opresión, es distanciarse en lo perjudicial y hacer contacto en la ternura. El individuo que decide romper con la adicción a su pareja entiende que desligarse psicológicamente no es fomentar la frialdad afectiva, porque la relación interpersonal nos hace humanos (los sujetos “apegados al desapego” no son libres, sino esquizoides). No podemos vivir sin afecto, nadie puede hacerlo, pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra muy distinta ahorcarse con él. El desapego no es más que una elección que dice a gritos: el amor es ausencia de miedo.
  • La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad nos asusta y por eso la censuramos.
  • Para concluir, traigo de nuevo una historia que ya les he compartido antes, pero que nos ayuda a entender el desapego: es la historia de un adolescente que había decidido “desprenderse amando”, le envió una carta a su novia contándole la noticia, la cual ella devolvió, en una pequeña bolsa de basura, vuelta añicos. Cito a continuación un trozo de la misma:

“Si estás a mi lado, me encanta, lo disfruto, me alegra, me exalta el espíritu; pero si no estás, aunque lo resienta y me hagas falta, puedo seguir adelante. Igual puedo disfrutar de una mañana de sol, mi plato preferido sigue siendo apetecible (aunque como menos), no dejo de estudiar, mi vocación sigue en pie y mis amigos me siguen atrayendo.

Es verdad que algo me falta, que hay algo de intranquilidad en mí, que te extraño, pero sigo, sigo y sigo. Me entristece, pero no me deprimo. Puedo continuar haciéndome cargo de mí mismo, pese a tu ausencia.

Te amo, sabes que no te miento, pero esto no implica que no sea capaz de sobrevivir sin ti. He aprendido que el desapego es independencia y esa es mi propuesta… No más actitudes posesivas y dominantes… Sin faltar a nuestros principios, amémonos en libertad y sin miedo a ser lo que somos.”

Para desapegarse, hay que tener un espíritu rebelde, debes ser irreverente con las causas del apego. Pero rebeldía no es salir gritando contra las cosas, sino romper esos esquemas básicos de autodestrucción en los que estás metido y establecer luego un nuevo paradigma de vida. Ser desapegado es, en cierto modo, ser un subversivo del orden establecido. En ninguno de los manuales que están saliendo ahora para ser feliz te dicen que hay que rebelarse contra las normas; Puedes encontrarlo en las guías de Walter Riso

Escrito por: Editorial Phronesis

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Referencias: Guías prácticas de Walter Riso 

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Consejos prácticos para superar el dolor de las rupturas

por Joan Garriga y Mireia Darder –  3ra parte y última (artículo anterior aqui)

LA RESPONSABILIDAD DE UNA RELACION ES DE DOS Y LA RUPTURA
TAMBIÉN
El aceptar la responsabilidad de que las relaciones son cosa de dos y lo que ocurre en ellas también. El poder ver qué parte de responsabilidad tiene uno en lo que está pasando en la ruptura es importante, no para culparse o juzgarse sino para ver cómo puede evitar más problemas y ayudar a que la ruptura sea más fácil. El hacerse responsable de que uno atrajo a esa persona determinada y que en un principio la amó y seguramente en algún lugar la sigue amando, nos puede ayudar para ver las cosas desde otro punto de vista, lo cual puede ser útil en los momentos difíciles. El satanizar al otro y culparlo de todo, sólo trae más conflicto y más dolor.

EXPRESAR LOS ASUNTOS PENDIENTES
Para poder superar una ruptura es importante expresar aquello que no hemos dicho anteriormente, tanto se trate de sentimientos como de acontecimientos puntuales a lo largo de la relación. La expresión de las cosas que quedan por decir puede ayudarnos a cerrar una gestalt y poder abrir otra. Si es posible la expresión con la persona delante mucho mejor, si no fuera posible, cualquiera sea el motivo, simplemente escribir todo lo pendiente e imaginar a la otra persona delante y decírselo.

EL DUELO TIENE DIFERENTES FASES Y REQUIERE TIEMPO
Como hemos descrito en el artículo en el duelo de una ruptura se pasa por diferentes fases y sentimientos. Una ruptura no concluye con la firma del divorcio. Este es un hecho importante que demarca unos límites precios. Sin embargo, en términos internos el tránsito de lograr una separación tiene su propio biorritmo emocional. Además, la
relación puede perdurar como padres quizá, con lo cual se requiere una transformación de las reglas de juego y un reconocimiento por parte de la pareja de que, como padres permanecerán juntos en sus hijos. En cierto modo el divorcio une en el reconocimiento de un pasado que fue relevante.

EL AMARNOS A NOSOTROS MISMOS AYUDA A SUPERAR LA RUPTURA
Cuando tenemos una ruptura el saber que tenemos un valor independiente de si el otro nos valora o no es muy importante. Nuestra capacidad de valorarnos a nosotros mismos se pone a prueba cuando vivimos el fracaso de una relación o nuestra pareja nos dice que no quiere continuar viviendo con nosotros. Ahí aparecen todos los fantasmas de que ya no servimos o que no encontraremos a otra pareja nunca más o a nadie que nos quiera. El saber que uno tiene valor para otras personas y que lo tiene por sí mismo por el solo hecho de existir nos puede ayudar con estos sentimientos.

PODER AGRADECER LO QUE HA HABIDO
Es también muy importante poder agradecer todo lo que nos ha dado la otra persona, lo que su presencia ha traído a nuestra vida. Una forma de hacerlo es creando una lista de las cosas concretas que tienes que agradecerle. Aceptar lo que nos ha dado el otro y poder decir gracias nos pone en disposición de valorar e integrar lo recibido y desde ahí
poder superar la ruptura. Un proceso de ruptura concluye cuando reencontramos la paz y la alegría y mirando atrás logramos apreciar y agradecer lo que vivimos y aprendimos en esa relación. Sólo así podremos abrirnos a lo que esté por venir.

EN NUESTRA CULTURA CADA VEZ MAS SE HABLA DE MONOGAMIA
SECUENCIAL
En la sociedad en la que vivimos, a diferencia de otras culturas o en otros momentos históricos de la nuestra, el esquema establecido sobre cómo tienen que ser las relaciones es muy flexible. Lo previsible es que tengamos varias parejas estables a lo largo de una vida, con el consiguiente coste emocional. Sin embargo esto tiene la ventaja que de que podemos ser creativos con el tipo de relación que queremos. El inconveniente es que nos podemos perder en tantas opciones y no saber qué tipo de relación podemos establecer. Esta flexibilidad nos da la posibilidad de tener varias relaciones en una vida y de poder experimentar con cada pareja diferentes tipos de relación y de crecimiento.
Para ello también es necesario poder dar un lugar a cada relación que hemos tenido y reconocerlas como tales.

JOAN GARRIGA

Extraído de www.joangarriga.com/

www.facebook.com/joangarrigabacardi

 

Ver artículo principal aquí (1ra parte)

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FAMILIAS ENSAMBLADAS (4)

LA PAREJA (2)    — (Ver artículo anterior aquí)

Pittman señala “Nadie debería casarse con alguien que no ama, pero tampoco debería casarse sólo por amor”. Hoy en día los expertos coinciden en que las parejas no se mantienen juntas  solo por amor.  La diferencia entre tener un buen matrimonio o uno malo, radica en tener las herramientas adecuadas y estas habilidades pueden aprenderse.

Una buena relación de pareja, en todas las parejas, debe ser trabajada,  revisar cómo se comunican, cómo resuelven sus conflictos, cómo manejan las expectativas conyugales etc.

Todas las parejas, felices  y las que no se sienten felices, tienen conflictos, todas discuten. Las interacciones en las relaciones de pareja ponen en juego las necesidades emocionales básicas y los temores más profundos: ser amados, respetados, miedo al abandono, a quedar privados emocionalmente. La estabilidad de  una pareja con mayores interacciones negativas que positivas puede resquebrajarse hasta llegar a la ruptura.

Pero la relación estable de una pareja no sólo depende de que haya mucha positividad y poca negatividad, sino en la compatibilidad en el intercambio que se da en las discusiones, es decir que sean “peleadores compatibles”. Son parejas que concuerdan tácitamente en el modo de dirimir sus conflictos.

Las parejas infelices con frecuencia utilizan técnicas de confrontación destructiva, pierden el foco de la discusión, ahondan en el pasado, se ofenden, incluyen a terceros, incluso por ese camino pueden llegar a la violencia física. En una relación inestable los altercados están acompañados por ofensas, desprecio, sarcasmos, actitudes defensivas y otras.  Las parejas satisfechas se comunican en forma clara y abierta, pueden defender su punto de vista o posición pero no se ofenden, saben cómo discutir sin dejar heridas abiertas.

En las parejas insatisfechas , las mujeres se vuelven críticas y los hombres se niegan a ser influenciados por sus esposas. En las parejas satisfechas, las mujeres suavizan sus críticas y los hombres están más dispuestos a recibir influencia de sus esposas.

En las parejas inestables los hombres tienden a defenderse de las críticas mediante el rechazo y el alejamiento porque tienen más dificultad para expresar sus sentimientos, el problema es que el rechazo y el alejamiento tienen un efecto corrosivo en la relación. En las parejas más estables los hombres no levantan murallas entre ellos y su pareja; cuando se enojan hablan franca y abiertamente sobre lo que sienten.

La amistad es muy importante en la pareja; sentirse interesado uno del otro, recordar lo que al otro le importa, ser afectuosos, empáticos y respetuosos en el trato.

M. Eliana Zlatar

Consteladora Familiar  Sistémica

comprendiendomez@gmail.com

 

 Ver artículo anterior: AQUI

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FAMILIAS ENSAMBLADAS (3)

LA PAREJA (1)

Como lo señalé en un artículo sobre parejas que escribí hace un tiempo atrás, la formación de una pareja NO es la unión de solo 2 personas, son 2 sistemas  los que se unen. Al formarse una Familia Ensamblada lo primero es la formación de la Pareja que tampoco  es la unión de solo 2 personas  sino de sistemas, ya que cada uno   forma parte de su sistema de origen y también lleva en sí el sistema de su primera familia nuclear o sea su primer/a esposo/a y los hijos e hijas que nacieron de esa unión.

 

Al formarse o al tener el proyecto de formar una Familia Ensamblada, es sumamente importante afianzar el vínculo que une a los miembros de la pareja entre sí, es la primera tarea ya que una pareja sólida y fuerte es la llave para la integración del resto de la familia.

 

Formar una Familia Ensamblada requiere conciliar los distintos estilos de vida y además muchas veces,  reciben algunas presiones externas provenientes de familiares o amistades que no aceptan la nueva unión.

 

Se debe tener muy presente la importancia, y por qué no decirlo, la necesidad de fortalecer la Pareja ya que:

  • Generalmente se dispone de poco tiempo para hacer los ajustes necesarios para la buena convivencia.
  • Cada miembro de la pareja tiene demandas y compromisos previos con hijos,  cónyuges anteriores, hijastros/as etc.
  • Algunos progenitores se preguntan ¿qué es primero, mis hijos o mi pareja.? Este es un falso dilema,  ya que ocupan posiciones diferentes en la estructura familiar.
  • A veces la pareja emplea tanto tiempo en organizar la familia que se olvidan de sus propias necesidades de esparcimiento y unión. Es importante que posean momentos placenteros con amistades o que realicen actividades fuera del hogar para alimentar la relación.

 

Factores de stress en las parejas ensambladas 

 

  • Obligaciones financieras con el otro hogar.
  • Diferencias en los criterios de crianza
  • Conflictos de lealtades ( hijos/as, hijastros/as, esposa/o etc.)
  • Divorcio emocional no resuelto
  • Presiones provenientes del interior y del exterior del sistema.

 

El stress disminuye cuando… 

 

  • La pareja posee habilidades para resolver el problema
  • Ambos están comprometidos con objetivos comunes.
  • Ambos se comunican con claridad.
  • Son empáticos.
  • Saben negociar

 

M. Eliana Zlatar

Consteladora Familiar  Sistémica

comprendiendomez@gmail.com

Fotografía: Designed by Freepik

 Ver artículo anterior: AQUI

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SUPERAR EL DOLOR DE LAS RUPTURAS

por Joan Garriga y Mireia Darder

Estoy sola en la cama. Siento una sensación extraña que podría describir como una mezcla de frío y vacío, pero no consigo identificar de que emoción se trata. Es mi primera noche de separada. Hoy duermo sola después de muchos años de vida común. Lo cierto es que estaba preparada para sentir mucho dolor y enfado, pero me sorprende que no sienta nada de eso. Más bien es una sensación de abismo, como si me hubieran sacado el suelo debajo mis pies y estuviera sostenida en el aire, suspendida en la nada. Poco a poco voy dejándome sentir y puedo poner nombre a mis sentimientos: tengo miedo, bastante, de lo que esta por venir, de estar sola, de cómo será el futuro, y me cuesta reconocer que estoy asustada. Además siento la impregnación de todos estos años y aunque tengo claro que la separación sea el camino correcto, me invade una extraña añoranza que no quisiera sentir. Me digo que estoy loca y, al fin, me contacto con tantas ilusiones truncadas y me asalta todo el tiempo la voz de Serrat cantando “no hay nada más amado que lo que perdí”. Y lloro… en un inacabable océano de lágrimas. Y duele”.

Esta es la descripción que hacía una clienta de terapia acerca de sus sentimientos después de una separación consensuada, en la que ambas partes estaban de acuerdo en bifurcar sus caminos y abrirse a la oportunidad de nuevos horizontes.

En una ruptura en general y especialmente en una de pareja se ponen en marcha muchas emociones, la mayor parte de las cuales consideramos negativas porque son difíciles pero resultan imprescindibles para completar el proceso y salir fortalecidos. La más habitual y difícil de vivir es el simple dolor de haber perdido al otro. Incluso en los casos en los que se siente una gran liberación por salir de una situación insatisfactoria para la persona, tarde o temprano asoma el rostro del dolor por dejar lo conocido, lo que se amó y enfrentarse a algo nuevo.

Afortunadamente la vivencia del dolor es un ingrediente necesario para completar con éxito el proceso de una ruptura y llegar a ser capaz de crear futuro.

Una elemental mirada filosófica nos enseña que, en el vivir, todo es ruptura y cambio, que todas las pérdidas empiezan ahora, enmarcadas en lo que tenemos, en aquello que hemos construido y ganado en nuestra vida. Constantemente estamos despidiendo algo del pasado y abriendo el paso a algo del futuro. Despedimos el acogedor vientre materno para salir a la luz de la vida, nos volvemos adolescentes dejando atrás el infante que fuimos y el entorno protector de los padres, pero también dejamos al joven impetuoso para tomar compromisos y responsabilidades en la vida, ser padres quizás, etc. Al final de un largo camino también enfrentaremos el tránsito definitivo de perder nuestra vida. De manera que vivir nos obliga al ejercicio constante de saber abrir y saber cerrar, expandir y contraer, ganar y perder, ampliar y reducir, amar y doler. Es el gran juego que también rima en nuestro cuerpo: a cada inspiración en la que tomamos el aliento necesario le sigue la expiración en la que nos despedimos del viejo oxígeno que ya cubrió su función, a cada sístole le sigue su diástole, en un latido ininterrumpido en el que la vida canta su mantra más sutilmente sonoro: tomar y soltar, tomar y soltar, tomar y soltar. Al final incluso soltar nuestra propia vida. Es feliz y exitoso aquel que sabe ponerse en sintonía con ambas fuerzas de la vida: la fuerza de la expansión y la de la retracción, la del ganar y la del perder. En toda vida ambas visitan. En toda vida nos encontramos con las pérdidas y el desamor pero también con las dichas de las uniones, los vínculos y el amor que les precedieron.

Abrirse al amor en la pareja también significa hacerse candidato al dolor. Abrimos nuestro corazón cuando podemos asumir que tal vez nos dolerá. De hecho en el amor esperamos que el otro nos tratará bien, cumplirá sus compromisos y deseará nuestro bien. Pero también debemos saber que no somos niños indefensos y que nos hacemos más grandes y sabios cuando sabemos y concordamos en que el otro, a pesar del amor, también nos puede traicionar y que la verdadera confianza asiente a esta posibilidad y a sus consecuencias, en lugar de invertir en férreos e indignos controles. Si, al fin deviene la traición o el desamor o la ruptura inesperada, se pone a prueba nuestra autoestima que consiste en saber que podremos con ello, que lo superaremos fortalecidos y con el corazón abierto, y que estamos disponibles para todas los retos emocionales que se nos presenten en el trayecto que ha de conducirnos hacia nuevos y felices vínculos.

Quizá la prueba de fuego de que un proceso de separación concluyo es que estamos de nuevo disponibles para otro vínculo importante, para construir de nuevo. Se sabe que mal se construye sobre cenizas y escombros y, al contrario, se edifica bien sobre los aprendizajes anteriores, sobre la integración nutritiva de nuestro pasado, fuera el que fuera. Eso sí son buenos pilares. Por eso es tan importante integrar nuestra historia afectiva.

¿Cómo se hace?

Después de un proceso emocional arduo, amándolo todo tal como fue, tal como ocurrió, incluyendo aquello difícil y desdichado que nos tocó vivir, porque de esta manera se cumple el efecto de que, amándolo, lo negativo se evapora y lo positivo se queda impregnado en nuestro corazón. Poderosas alquimias del amor. De esta manera no necesitamos caer en posiciones débiles como el victimismo o el resentimiento de las que algunas personas abusan, en lugar de tomar su responsabilidad en los asuntos. Posiciones que en el fondo les mantienen atados a lo anterior. En relaciones humanas podemos formular una máxima que se comprueba una y otra vez: “permanecemos atados a aquello que rechazamos en nuestro corazón” y a la inversa “lo que amamos, nos hace libres”.

Continuará….

JOAN GARRIGA

Extraído de www.joangarriga.com/

www.facebook.com/joangarrigabacardi

 

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