Interesante libro: “El monje que vendió su Ferrari” (2da parte)

Las Técnicas en el libro:

Control Mental

El corazón de la rosa. Es una conocida y muy antigua técnica de meditación, la cual utiliza la observación atenta y concentrada de la flor de una rosa. Se mira desde el centro, extrayendo detalles de la forma, color, aroma, textura. Si se nos vienen pensamientos que nos saquen del foco, volvemos a la rosa, disciplinando la mente. Con práctica, se puede llegar a mantener la concentración y el foco por hasta 20 minutos y sus efectos los notarás no antes de 21 días, si ejercitas a diario.

El pensamiento opuesto. Los pensamientos son cosas vivas, núcleos de energía. La mayoría de nosotros no nos paramos a pensar en la naturaleza de nuestros pensamientos y, sin embargo, la calidad de lo que pensamos determina la calidad de nuestra vida.

Miles de pensamientos irrumpen nuestra mente día a día, para algunos incluso, noche a noche. Estos suelen ser recurrentes y en muchas personas, predominan los pensamientos negativos, pesimistas, desagradables, así como temores por acontecimientos o situaciones imaginarias que pudiesen llegar a ocurrir. Estos pensamientos bloquean nuestra mente, con lo cual reducimos su real potencial. Como en principio es imposible tener dos pensamientos simultáneos, la técnica apunta a substituir de inmediato uno malo por uno bueno. Toma tiempo dominar esta faceta de la mente o nuestro mundo interior, pero con práctica, voluntad y disciplina es posible lograrlo de manera sistémica.

El secreto del lago. En una tónica similar y que refuerza la técnica anterior, se trata de potenciar la capacidad de contrarrestar pensamientos negativos, ya que esas ideas preocupantes son un embrión que crece y luego tiene vida propia. Al igual que un lago en total calma forma nuestro reflejo como un genial espejo de agua, así nuestra mente refleja en el exterior nuestros pensamientos.

Esta técnica utiliza la visualización de imágenes positivas, para así tomar influencia sobre nuestra mente. La idea es visualizar lo que nos gustaría realizar, como nos gustaría ser, nuestros sueños y lo que nos hace felices. La mente trabaja con imágenes y éstas afectan a la imagen que tenemos de nosotros mismos. Ello en definitiva afecta nuestros sentimientos y la manera en que actuamos. Si nuestra auto-imagen nos dice que no seremos capaces de lograr ciertas cosas, lo más probable es que no lo logremos. Pero a la inversa, si nuestra vida está llena de objetivos interesantes, mejorará nuestra salud, seremos más felices y las probabilidades que se cumplan esas imágenes son infinitamente más altas. Einstein dijo que “la imaginación es más importante que el saber” y tenía razón.

 

Cumplir los objetivos

El poder de la autoevaluación. Tener un propósito en la vida (dharma en sánscrito) es una premisa para lograr la consecución de la felicidad. Ello implica poseer objetivos en distintos planos, sean emocionales, espirituales, físicos o materiales. Muchos quizás los posean, pero no de manera suficientemente consciente, por lo cual es aconsejable un honesto auto-análisis. El libro describe una metodología utilizando el medio escrito, el cual me parece muy práctico y eficaz.

Quizás también podrías apoyarte en las Fases 1-4 descritas en el siguiente artículo: Las 7 Fases del Desarrollo Estratégico

El método de cinco pasos para conseguir objetivos:

  • Formarse una imagen clara de los resultados.
  • Conseguir una fuente de presión positiva (por ejemplo, prometer en público que se desea alcanzar el objetivo determinado).
  • Establecer unos términos de realización.
  • Comprometerse por escrito: apuntar en una libreta los objetivos, deseos y sueños. Acompañarlo de imágenes sugestivas y representativas referentes a estos objetivos, y repasar la libreta diariamente.
  • “Regla del 21”: para que un comportamiento nuevo se convierta en hábito, debe ser seguido durante 21 días.

Además, a quienes posean un poco de esa inquietud emprendedora, los invito a leer el siguiente artículo, que también incluye un vídeo: “No encuentro el trabajo soñado o anhelado” ¿Emprender algo propio?

 

Practicar el “Kaizen” (= mejora continua)

Estas dos técnicas parten de la base de que es imprescindible lograr un buen dominio propio, tomando las riendas propias de la vida y no “culpar” a otros de perder esas riendas, aunque sea en parte. Con esos triunfos internos, será mucho más eficaz salir a ganar afuera.

Hacer lo que tememos hacer. Las personas “crecen” cuando entran en terreno desconocido, cuando salen de la zona de confort: es entonces cuando pueden descubrir aspectos de sí mismos que les resultaban desconocidos o que no habían sido suficientemente desarrollados. También sugiero leer el siguiente artículo: Consejos no solicitados para “Espíritus Críticos” y “Pensadores Transversales Constructivos”

Los 10 rituales de la vida radiante. Por si sola, esta técnica que incluye 10 “rituales” ya es bastante exigente para recién iniciados, pero sistémicamente podría ser un buen punto de partida. Lo que aconseja el libro, es llevar a cabo estas prácticas durante treinta días consecutivos.  Recién entonces se podrán constatar los resultados y comenzaría a transformarse en un hábito:

  • Ritual de la soledad: reservarse un espacio de tiempo de paz y silencio para uno mismo (de 15 a 50 minutos, preferiblemente siempre a la misma hora), para conseguir la expansión mental y espiritual. Se aconseja destinar un espacio determinado para esta práctica, de carácter meditativo (ver la técnica “El corazón de la rosa”). Alternativamente, yo sugiero considerar el entrenamiento autógeno. Entrenamiento autógeno: audio sesión guiada
  • Ritual de la energía, mediante la práctica del ejercicio físico: caminar por la naturaleza realizando “trekking”,  Además de lo anterior, se me ocurre que también serviría trotar en un entorno tranquilo, o realizar ejercicios de Pilates o gimnasia funcional, entre otros.
  • Ritual de la alimentación viva: seguir una dieta eminentemente vegetariana.
  • Ritual del saber abundante: leer con regularidad (30 minutos al día), ampliar nuestro campo de conocimiento, aprender continuamente.
  • Ritual de la reflexión personal: dedicar un espacio de tiempo a la contemplación interior, al autoconocimiento; reflexionar sobre lo que ha ocurrido a lo largo del día, lo positivo, lo negativo… Reflexionar sobre las acciones llevadas a cabo y tomar medidas para corregirlas (si se da el caso) y mejorar el autocontrol.
  • Ritual de levantarse temprano: para ello es necesario incidir en la calidad del sueño por encima de la cantidad. Se deben observar algunos hábitos que facilitan un buen sueño: no cenar excesivamente ni muy tarde, relajarse (o meditar) antes de ir a la cama…
  • Ritual de la música: escuchar cada día algún tipo de música que nos emocione, relaje o active, o que, en definitiva, nos guste.
  • Ritual de la palabra hablada: consiste en la repetición de mantras (ya sean orales, mentales o escritos), afirmaciones positivas, que pueden ser realizadas en cualquier momento y casi en cualquier situación.
  • Ritual del carácter congruente: llevar a cabo acciones diarias de acuerdo a los principios de laboriosidad, compasión, humildad, paciencia, honradez y coraje. Vivir de este modo conduce al bienestar espiritual.
  • Ritual de la sencillez: vivir una vida sencilla, centrada en aquello importante y reducir las necesidades, que en el fondo no son tantas como nos pensamos.

 

Vivir disciplinadamente

En el libro se postula, que para llevar a cabo estas prácticas, es imprescindible poseer o desarrollar disciplina y la fuerza de voluntad.

Mantras y visualización creativa. Propone la repetición, un mínimo de 30 veces al día, de la frase: “Soy mucho más de lo que parece; dentro de mí está toda la fuerza y el poder del mundo”. Puede realizarse en un lugar tranquilo, sentado con la espalda recta, repitiendo el mantra en voz alta mientras nos imaginamos que somos una persona disciplinada, firme, que controla la mente, el cuerpo y el espíritu.

Voto de silencio. Pasar un tiempo prolongado en silencio (hasta un día entero), con la finalidad de reforzar la disciplina. Aquí no se trata de reflexionar o pensar de más, sino ser capaces de disciplinaros en el silencio.

 

Aprender a respetar nuestro tiempo

La antigua regla del veinte. Parte de la idea de que el 80 % de las cosas que conseguimos en la vida son el resultado de actividades a las que sólo dedicamos el 20 % de nuestro tiempo. Debemos, pues, organizar el tiempo y centrarnos en las actividades que comporten una elevada repercusión. Con ello seríamos mucho más eficaces (y tendríamos que trabajar menos horas).

Recuerda el bien conocido “Principio de Pareto” , pero sobre todo me hizo mucho sentido con principios que me han acompañado por más de 30 años: Principios Básicos ESC

El coraje de decir “no”. Para proteger nuestro propio tiempo (y salud mental), a veces es necesario expresar un claro no a los “ladrones de tiempo”, sean personas, situaciones y compromisos adquiridos innecesariamente, las cuales ocasionalmente requieren de nuestra atención para cosas que en realidad resultan de escasa importancia o no prioritarias.

La mentalidad del lecho de muerte. Saborear cada día como si fuera el último, vivir plenamente cada instante, no posponer.

 

Servir desinteresadamente

El libro hace hincapié, que cuando ayudamos a otra persona, realizamos el bien, nos sentimos bien con nosotros mismos. El hecho de cultivarlo contribuirá al crecimiento consciente y nos hará ser mejores personas.

La práctica diaria de actos de bondad. Realizar actos desinteresados, sin buscar beneficio, nos permitirá experimentar una vida más llena y con sentido. En realidad, los beneficios nos llegarán sin haberlos buscado.

Dar a aquellos que nos piden. Se trata de una práctica directamente relacionada con la anterior.

Cultivar relaciones enriquecedoras. Cultivar las amistades, y todas aquellas relaciones que nos proporcionen beneficios espirituales, las que nos hacen crecer.

 

Vivir el presente

El pasado ya no existe, y el futuro es una proyección que tampoco existe. Sólo existe el presente. Mientras nos distraemos en el pasado o nos preocupamos por lo que no ha ocurrido, nos estamos perdiendo lo único que tenemos, el presente.

Vivir la infancia de los hijos. Para aquellas personas que tengan hijos, evidentemente: los hijos crecen, se hacen mayores, y un día abandonan el nido sin que casi nos demos cuenta. Los años mágicos de la infancia no vuelven, y debemos evitar que llegue un momento en que miremos atrás lamentando no haberlos aprovechado. Vivamos, disfrutemos de cada instante con nuestros hijos: vivamos el presente.

Practicar la gratitud. Dar gracias por lo que tenemos, tanto si se trata de bienes materiales como espirituales. Buscar siempre el lado positivo de las cosas.

Cultivar el destino. Una vez tenemos el objetivo de vida definido, debemos seguir el camino de nuestros sueños, pues la recompensa llegará por sí sola.

Con ello concluyo un resumen de este libro, por supuesto, desde mi óptica. Espero lograr motivar a muchos otros a leerlo, pero más que ello, aplicar gradualmente la mayoría de las técnicas y tomar las consiguientes decisiones.

 

Ricardo Gevert – Adm. Industrial

www.gevert.com

 

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Lealtad con uno Mismo

Recibí como un regalo las siguientes líneas de este ya fallecido poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño, Mário de Morais Andrade.
Para el momento de mi vida, el tomar conciencia de cosas que antes reprimí, de tomar decisiones distintas a las que muchos esperan o suponen que debiera tomar, de modificar el foco en lo que me he estado centrando los últimos años, la reflexión poética escrita por Andrade a lo menos hace 75 años atrás, es tremendamente asertiva. Ello no significa que en estos últimos 35 años no haya compartido con personas especiales, muchas de ellas geniales, incluso personas trascendentales, es decir, de aquellas que no necesitan hacer un esfuerzo muy grande para alcanzar sus sueños. A muchas de esas personas las respeto, aprecio y quiero. Pero muchas de ellas ya no son y tampoco serán parte de mi vida. Mi foco y óptica cambian. Yo cambio…, o quizás me reecuentro.
Aquí va lo escrito por Andrade:
«Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y oportunistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchos dulces en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.
Lealtad con uno mismo.»

Ricardo Gevert – Adm. Industrial

texto extraído de www.gevert.com

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