No seas inseguro y disfruta tu relación: tips para lograrlo

La inseguridad es uno de los principales atentados en contra del amor, hace a las parejas sentir desconfianza hacia el otro, impulsa los celos patológicos y convierte una relación sentimental (que debería ser el terreno fértil para la construcción de sueños, experiencias inolvidables y crecimiento personal) en una verdadera pesadilla.

El psicólogo Joseph Nowinski destaca los síntomas de una personalidad insegura en uno de sus artículos sobre psicología de pareja:

  • Necesidad constante de aprobación y reafirmación por parte de la pareja
  • Tendencia al apego desorganizado
  • Un comportamiento celoso y posesivo
  • Desconfianza sin fundamentos

Aunque está claro que todas las relaciones de pareja presentan al menos una (o todas) las características mencionadas, la inseguridad hace que ciertas conductas afloren en mayor intensidad. Por ejemplo, la diferencia entre el apego regular y el apego desorganizado es que, en el segundo caso, tiende a rozar el límite de la obsesión. Las personas inseguras sienten una profunda necesidad de permanecer al lado de sus parejas, y cuando no lo consiguen, las dudas y la desconfianza les impiden llevar una vida normal.

Vivir con un hombre o mujer inseguro no es fácil, en especial cuando no hay voluntad de cambio ni se reconoce abiertamente el problema. Podrás encontrar historias como esta en el nuevo libro de Walter Riso: “Las mayores estupideces que hacemos por amor”.

¿Qué hacer si la inseguridad toca la puerta?

Más que las infidelidades y las diferencias personales, los especialistas coinciden en que la inseguridad puede ser la única razón de peso para romper con una relación que, de otra forma, podría haber tenido mucho futuro. Por eso, si tú o tu pareja presentan una personalidad insegura, es importante que estén dispuestos a conversar, abrirse completamente a las necesidades y sentimientos del otro y llegar a un punto de conciliación.

Las relaciones que son afectadas por la inseguridad están destinadas al fracaso, sencillamente porque no es posible establecer un compromiso a largo plazo con alguien que está a la ofensiva todo el tiempo. Afortunadamente, hay solución para la inseguridad en pareja, y no depende en absoluto de las decisiones o comportamientos de los demás sino de nuestra propia voluntad de cambio.

Tomando en cuenta que la inseguridad deriva generalmente de creencias irracionales, temores y experiencias negativas del pasado, lo primero que debemos hacer es tomar consciencia de cómo y por qué hemos llegado a creer lo que creemos, ya sea de nosotros mismos o de nuestra pareja. Usualmente, la percepción que las personas inseguras tienen del mundo no solo es inexacta, sino también pesimista, así que comenzar a ser consciente de ello puede hacer que las cosas mejoren.

Los especialistas también recomiendan a quienes enfrentan problemas en sus relaciones a causa de la inseguridad poner en práctica sentencias de autoafirmación. Este tipo de frases han sido muy recomendadas por los guías espirituales y autores de motivación personal, ya que tienen un efecto particular muy positivo en nuestro cerebro.

A medida que practicamos la autoafirmación, comenzamos a modificar y desechar todas las creencias irracionales que nos perjudican y sabotean nuestras relaciones, para adoptar esquemas de pensamientos más sanos. En esto consiste lo que los psicólogos llaman “diálogo interior”.

He aquí una lista de sentencias de autoafirmación que te ayudarán a combatir la inseguridad y atreverte a disfrutar al mil por ciento tu relación en pareja. Recuerda que lo más importante es la constancia, y que las plantas deben ser regadas todos los días para crecer.

  1. “El miedo no tiene poder sobre mí, el pasado no tiene poder sobre mí, yo tomo la decisión de llevar una vida feliz en pareja, aquí y ahora” 
  2. “Soy un ser único, especial e insustituible. Nadie puede brindar a mi pareja lo mismo que yo, y por eso él / ella ha decidido estar a mi lado” 
  3. “Tengo derecho a experimentar plena y libremente mis emociones sin que ellas tomen el control sobre mí. Acepto lo que siento, y lo uso en el proceso de convertirme en una mejor persona” 
  4. “Acepto que las inseguridades pueden ser parte de experiencias del pasado, por eso, decido dejarlo atrás, liberarme del miedo y abrazar el presente” 
  5. “Si soy capaz de enumerar las situaciones en las que mi pareja ha demostrado estar haciendo algo incorrecto, estoy ante un hecho. Si no soy capaz de hacerlo, estoy ante una ilusión” 
  6. “Soy perfecta / perfecto sin importar lo que ocurra, por eso, el temor al rechazo se ha ido de mí y, ahora, nada impide mi felicidad”.

Walter Riso, recopila consejos como estos en su nueva conferencia: “Principios para no morir de amor”.

 

Extraido de: Editorial Phronesis

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Ya te dejé, ¿ahora cómo te olvido?

Pasos para afrontar un duelo amoroso

Luego de romper cualquier relación llega un momento donde las dudas y el temor nos invaden. Queremos que el sufrimiento y los malos recuerdos no perturben nuestra mente y nuestros pensamientos. Lastimosamente no existe una píldora que nos haga olvidar o una amnesia impuesta por nosotros mismos para dejar de querer a esa persona que fue tan importante. Entre más nos empeñamos en olvidar a alguien, más se impregnarán nuestros pensamientos en los recuerdos de ese amor que ya no es.

Quizá no exista la medicina para dejar de sufrir por amor o para olvidar a esa persona de la noche a la mañana. Pero en este artículo, y gracias a Walter Riso, explicamos un proceso para afrontar un duelo. Este proceso consta de unas fases que pueden aplicarse no solo a relaciones amorosas sino también a la pérdida de un familiar querido. Naturalmente, estamos programados a resignarnos obligatoriamente para evitar que malgastemos nuestras energías en esperar algo que ya es imposible.

El duelo es la manera natural en que nos despojamos de toda esperanza para aceptar los hechos y hacer que el principio de realidad se imponga al principio del placer”, Walter Riso.

A continuación, enseñamos las diferentes fases para poder afrontar el duelo de la mejor manera y hacer que nuestra vida retome el mejor rumbo:

1. Fase de aturdimiento:

En esta fase no hay percepción sensorial de lo que está pasando. Se puede creer que lo sucedido no es real o como si nada estuviese pasando. Muchas personas en esta fase pueden ser insensibles y reaccionar de la peor manera frente a lo acontecido. Suelen ocultar lo que sienten mientras en su interior todo se está derrumbando poco a poco. Esto puede ser contraproducente, pues se van acumulando pensamientos de todo tipo, al punto que un día pueden llegar a explotar de manera muy negativa.

2. Fase del “todavía se puede”:

¿Te ha pasado que en algún momento luego de una pérdida o ruptura, buscas la forma de que esa persona vuelva? En esta fase, los pensamientos obsesivos se apoderan de nuestra cabeza, el llanto es incontrolable, el insomnio y muchos otros males aparecen, porque deseamos profundamente y a toda costa que ese vínculo que se rompió vuelva a unirse. Estamos cegados por la desesperación y la ansiedad al no querer darse por vencido en su deseo de volver.

3. Fase de aceptación:

Después de tanto sufrimiento, el sujeto empieza a ver todo claramente y acepta la pérdida. La tristeza empieza a notarse y puede durar varios meses. Es una fase peligrosa porque muchas personas se quedan en este estado llamado “duelo crónico” donde la depresión se apodera de su vida. Cuando se sufre de este trastorno lo más recomendable es acudir a la ayuda de un profesional.

4. Fase de “Volver a comenzar”:

¡A la basura esos recuerdos que te tenían apegado a ese amor que ya no está! Las cartas de amor, los regalos y las canciones que te dedicaba ya hacen parte del pasado. Es aquí donde tomas fuerza y las ganas de vivir inundan tu ser nuevamente y la iniciativa para ser feliz se apodera de ti. La única esperanza que te queda es la de salir adelante y saber que en un futuro: “Es posible amar sin sufrir y podrás amar sin apego”.

¿Y si aparece alguien cuando aún no he culminado con las fases de mi duelo? La respuesta más certera es: “No hay que apresurarse”. Es posible que una buena persona llegue a tu vida mientras estás atravesando por este duelo, solamente debes ir despacio. No hay porqué enrollarse sentimentalmente con alguien de un momento a otro. “Una buena compañía, un soporte afectivo, puede ayudarte a fluir mejor y a sufrir menos”, pero no puedes apresurar las cosas.

Nada mejor que asociar lo que nos pasa con el pensamiento y los consejos de un profesional. Walter Riso ha recopilado un sinfín de testimonios que hablan sobre este tema y los ha analizado en su nuevo libro: “Las mayores estupideces que hacemos por amor”. Encontrarás consejos maravillosos para los más grandes disparates hechos por amor.

Extraido de: Editorial Phronesis

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Cuándo decir “NO MÁS” en una relación

Síntomas que indican que no debes seguir en una relación

¿Cuándo pierde el amor su importante finalidad? Quizá esta sea una de las preguntas más difíciles de responder cuando estamos atravesando por una crisis en la relación. Determinar el momento y las circunstancias que pueden llevar a decir: “NO MÁS”, nos permitirá darle prioridad al amor propio, dejar el sufrimiento y romper ese apego que tanto daño hace.

El amor empieza a verse afectado cuando nuestra pareja no siente amor, no permite que crezcamos en nuestros ámbitos personales o profesionales y vulnera los principios que nos definen como personas. Cuando una de estas o las tres se ven perjudicadas, es preciso que empieces a analizar tu relación.

Para Walter Riso es importante definir límites que formen una relación constructiva, saludable y duradera. Ahora veremos qué hay más allá de esos límites y cómo se pueden definir:

No hay amor

“Ya no me abraza, no me besa”, “ya no se preocupa por mí”, “nunca he sentido que esto sea amor”. Como dice Walter Riso en su conferencia “Es posible amar sin sufrir, el arte de amar sin apego”: ¿por qué quedarnos con alguien que no nos ama?, ¿qué esperas entonces, si es una relación insana y perjudicial? Mendigar amor es una de las experiencias más humillantes que se pueden vivir por alguien. Estás a merced de las migajas y la limosna que el otro puede darte, alguien así, no te merece.

¡Qué mala consejera puede ser a veces la esperanza! En ocasiones, la crudeza de la realidad o la más dolorosa esperanza nos quita la carga de un futuro inconveniente”, Walter Riso.

Cuándo decir “NO MÁS” en una relación - Síntomas que indican que no debes seguir en una relación

Le molesta tu crecimiento personal

¿Por qué en una relación de pareja se sacrifican los sueños y las metas solo por “pertenecerle a alguien”? Las motivaciones, los deseos y lo que quieres ser, siempre y cuando no sea destructivo para los demás, deben llevarse a cabo por el hecho de sentirse completo en la vida. Un amor que impida el crecimiento personal del otro para que la relación funcione, no se llama amor sino esclavitud.

¿Quieres aprender a cocinar, emprender un negocio, practicar algún deporte o entrar a la orden religiosa? Si hace parte de tus necesidades básicas, no dudes en hacerlo, no lo descartes:

“Lo que te hace evolucionar es un regalo, lo que te lleva a involucionar es un estorbo”, Walter Riso.

No hay nada mejor que una pareja con la que se pueda alzar vuelo a la par y luchar codo a codo, una persona con la que puedan desarrollar juntos la naturaleza humana de mejorar, realizar y mantener el propio ser que anda en constante experimentación. Si sientes que tu relación no es así, ¿qué haces ahí?

Traicionar nuestros principios

Entre los pensadores existe un acuerdo sobre los valores en el que se promulga que el límite de lo negociable es la dignidad personal, es decir, la opción de ser valorado, respetado y honrado. La dignidad es aquello que nos hace resistir la humillación, el autocastigo y la condena injusta.

¿Cómo saber cuándo alguien afecta tu dignidad? Para alguien que se observa a sí mismo, es fácil de determinar. La dignidad se ve afectada cuando sentimos que nuestros intereses más profundos se ven maltratados. El ideal siempre será conservar el ser moral y negarse a ser un objeto. Por eso, cuando negocias tus principios y fundamentos en nombre del amor lo único que estás haciendo es dejarte de querer a ti mismo y negando tu condición personal.

En su conferencia: “Es posible amar sin sufrir, el arte de amar sin apego”, Walter Riso aborda por lo menos dos factores importantes que afectan la dignidad personal en las relaciones afectivas. No te puedes perder la ampliación de este tema, ingresa a este enlace para que puedas adquirir ese conocimiento y las herramientas ideales para vencer el apego y dar un NO definitivo a una relación insana y tóxica.

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Comparte una buena taza de café con quien quieras de verdad

Son muchas las personas que están de acuerdo que servirse una buena taza de café es uno de los más grandes placeres de la vida, resulta tan satisfactorio como recibir un abrazo fraternal. La persona que de verdad te quiere te preparará el café más dulce y sabroso que hayas probado.  Una taza de café te permite encontrar alivio a todos los problemas presentes en el día a día, desde el primer sorbo hasta la última gota garantizan un grato momento. Es por ello que, en las siguientes líneas podrás conocer más sobre esta fabulosa bebida, la cual nos acompaña todos los días desde hace siglos.

Primero una taza de café, luego existir

Para muchos, la vida empieza después de una buena taza de café. Este fue el mismo pensamiento que compartieron los monjes de los monasterios de Yemen en el siglo XV, puesto que, en muchos de los diversos documentos históricos encontrados se databa el hecho de moler los granos de café para obtener una bebida extraordinaria que recibió como nombre gahhwat al-bun, cuyo significado en español es vino de habichuela; más tarde fue abreviado como gahhwat que significa café.

Nadie ha quedado indiferente ante los efectos que brindan una buena taza de café. Desde su descubrimiento, ha presentado una acción vitalizante, otorgando así un exceso de energía para poder ejecutar cualquier acción. A esto hay que sumarle el aroma tan embriagador que posee, el cual es capaz de dar placer a cualquiera. Sin embargo, el café tiene un aspecto negativo: se trata de la cafeína que puede ser adictiva. De hecho, debido a la adicción presente en esta bebida, para el siglo XVII era considerada una bebida tabú; por lo tanto, en los monasterios católicos era considerado una bebida diabólica.

En la actualidad, la taza de café bebida diabólica o no, es una parte fundamental en la dieta cotidiana. Es un hábito fundamental el beber café, puesto que alrededor de este hábito se construyen una serie de dinámicas psicológicas, las cuales pueden otorgar increíbles beneficios para la salud física y emocional.

El café es beneficioso para combatir la depresión

Si beber una taza de café no da la felicidad que se necesita, puede generar una serie de condiciones que se prestan para que podamos experimentarla. Esta idea no es algo exagerada, ya que son muchos los estudios que han llegado a la misma conclusión. Una investigación publicada en Archives Internal Medicine dio a conocer que; el consumo regular de café expresado al menos en tres tazas diarias reduce considerablemente los índices de depresión, por lo tanto, el café es beneficioso para la salud emocional.

Ahora bien, lo interesante sobre lo obtenido en el estudio son los resultados. Estos fueron bastante positivos en mujeres, en cambio, para los hombres el consumo regular de las tazas de café resulta en un aumento en la ansiedad. Sin embargo, para el género femenino el impacto de la bebida en la salud emocional es de lo más beneficioso.

La diferencia entre sexos se debe principalmente a los hábitos construidos alrededor de la taza de café. Las mujeres presentan un comportamiento que las hace más proactivas al reunirse en una cafetería. Para ellas, esta acción es sinónimo de un merecido descanso, en el cual se acompañan de amigos y  de una buena taza de café; resulta ser la oportunidad perfecta para dar rienda suelta a un desahogo emocional.

La psicología del café

Las tazas de café sobre la mesa solo terminan siendo una excusa para poder mantener una comunicación más amena, la cual, pueda resultar beneficiosa para las personas; sanando tristezas y librándose de miedos y preocupaciones.

La vida presenta muchas presiones que pueden quedar contenidas en un muro invisible, afectando negativamente a los individuos. Una taza de café es un estimulante directo de la química cerebral, lo que da rienda suelta para el desplazamiento de varios neurotransmisores como lo son la serotonina y la dopamina. Sin embargo, es la persona la que impulsa el efecto del café otorgándole el valor que necesita, dándole así, esas propiedades sanadoras y terapéuticas.

Café + Amor = Felicidad

Quedar a tomarse una taza de café con la persona querida, puede ser el mejor momento del día. A través de esta acción se pueden reforzar los vínculos con esa persona. Por ello, esta clase de encuentros son de lo más significativos, pues otorgan bienestar y felicidad. Recuerda que, ser una persona feliz te ayuda a estar saludable.

Si lo piensas bien, nuestra sociedad está marcada por las prisas, las fuertes presiones y los objetivos que deseamos cumplir a lo largo del día; es por ello que es difícil mantener conciencia de lo que nos envuelve en el presente. Cualquier actividad forma parte de la rutina, por lo tanto, el tomar una buena taza de café nos ayuda a romper ese flujo de cotidianidad.

Tomar una taza de café con otra persona es un modo sensacional de abrir nuevos caminos, salirnos fuera de la continuidad vital, que termina siendo un espacio neutro y aséptico. El café nos permite abrazar el presente y poderlo disfrutar, deleitándonos con ese instante marcado por los efectos de sanación energizante, y sobre todo, dándole sentido a todo lo que vivimos en ese momento.

Para tomar café es mejor hacerlo en compañía

Existen una serie de motivos que te ayudarán a convencerte de los extraordinarios beneficios de tomar una taza de café en buena compañía. A continuación, te los contamos:

Tomar una taza de café estimula la producción de endorfinas. De esta manera, se favorece una conexión emocional con las personas; logramos sentirnos queridos y crear un círculo de bienestar en el cual habrá una constante retroalimentación para el equilibrio mental.

El poder compartir buenos momentos día a día junto a una taza de café, permitirá invertir en esa reserva cognitiva que garantiza una buena salud para el cerebro. Además, podrás reflexionar sobre ideas sencillas y complejas.

En momentos de dificultad, de angustia o de mucho estrés, lo mejor es quedar con alguien para beber una buena taza de café caliente y poder comunicar en voz alta todas esas preocupacionespara hallar el consuelo necesario.

¡Recuerda!

Los expertos han indicado que tomar tres tazas de café al día es bastante saludable. Por lo que, sería más que estupendo el compartir con amigos con los que se puedan tener largas charlas agradables; poder reír y hasta llorar juntos, no tiene precio. Después de todo, como seres humanos la socialización está en nuestra naturaleza. El café es sólo un mediador para consolidar las relaciones.

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Consejos para detectar a tiempo el maltrato psicológico en la pareja. ¡No permitas que te pase a ti!

El problema del maltrato psicológico radica en cuando se desestima su dimensión y pasa a verse de forma corriente en las parejas. Es menester reconocer que es una forma de violencia y por más insignificante que sea el acto, genera problemas en el afectado. Comenzar por entender que existe un límite entre la franqueza y la ofensa será determinante para dar un curso a la relación. Aunque tanto victimario o victimaria, así como la víctima, quieran pasar por desapercibidos los actos, las consecuencias siempre serán perjudiciales.

La progresión del maltrato psicológico puede desencadenar en depresión e incluso la muerte del afectado. Pero, para prevenir estas situaciones decidimos traer para ustedes un artículo que les permitirá tomar medidas sobre el asunto. Por supuesto, identificar claramente si estás siendo víctima de este tipo de violencia y a qué solución puedes llegar. Además, estas letras son aliciente para sobrepasar para que te armes de valor y salgas a flote positivamente de aquello que no mereces vivir.

Dar alerta a tiempo

En primer lugar, busca ayuda inmediatamente si la comunicación verbal ha pasado a ser violencia física. No existe ningún motivo para que atenten contra tu cuerpo como consecuencia de determinados actos. Si los golpes, empujones, puños, etc., han hecho parte de los reclamos, es necesario que abandones cuanto antes la relación. De lo contrario, alguna acción inesperada por parte de cualquiera de los dos puede poner en peligro la integridad e, incluso, la vida. Por lo tanto, comunícalo a tu familia y amigos cercanos, e inmediatamente toma medidas sobre abandonar esta relación.

Tu aporte no es tan importante

Cuando se está restando valor a tu aporte económico, lo cual podría estar afectando la relación para ambos. Este es un factor determinante, ya que el estatus económico puede determinar patrones de comportamiento decisivos. En muchos casos, subestimar el desempeño laboral y desestimar las ganancias económicas, derivan en violencia psicológica. Si tu trabajo es infravalorado, además de que esto esté afectado tu desempeño laboral, busca ayuda. Toma medidas sobre el futuro de la relación y decide entre tu bienestar laboral y económico, y el sentimental

Te faltan libertades

Si tus horarios se están viendo controlados, manteniendo una predisposición del tiempo que tardas en determinada acción, presta atención. Puede que tu pareja esté controlando tu horario laboral, a qué hora sales y a qué hora entras, por qué el motivo de llegada a determinada hora y demás. Si esto pasa, tu libertad se está viendo afectada y puede desencadenar en comportamientos que te retraigan. Si esto sucede, toma cartas sobre el asunto y define cómo replantear la situación para el beneficio de ambos.

Te falta al respeto ante los demás

Cuando te hace quedar mal en público y terminas por ser víctima no solo de tu pareja, sino de quienes están percibiendo y apoyando el acto. Esto sucede constantemente entre reuniones de amigos y, en caso más difíciles, en reuniones familiares. Poco a poco, pasarás de ser la pareja de tu novio o novia, a ser reconocido o reconocida como personaje vulnerable ante los comentarios. Esto, debido a que los presentes apoyarán y continuarán faltándote el respeto cuando se den los momentos apropiados. Aprovecha si esto es desestimado por parte de alguno de ellos, denuncia ante los demás y contempla a estas personas a tu favor para desarrollar positivamente el caso.

Abusa de tu ayuda

Atiende a cuando has pasado de ser su pareja a ser su sirviente y te esté usando para el beneficio de sus necesidades. Esto ocurre cuando las labores en el hogar, las tareas personales o las obligaciones laborales han pasado a ser únicamente realizadas por ti. Encuentra el límite entre ser una persona ayudadora, a satisfacer las necesidades que son exclusivamente de tu pareja. Al menos, que las acciones sean compartidas o haya un trabajo equitativo demostrará que vale la pena darle su espacio y qué él o ella puedan actuar por sí mismos.

Extraido de: Editorial Phronesis

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Amor sin estrés: Promover armonía en las relaciones de pareja

Importancia de las relaciones amorosas

El amor constituye una de las dimensiones fundamentales del ser humano, en tanto la mayoría de metas vitales que nos proponemos giran en torno al establecimiento de relaciones de pareja que nos resulten satisfactorias y trascendente. Lo que a la vez lleva a las personas a experimentar sufrimiento y dolor asociados al amor, bien sea por tener dificultades en una relación amorosa, por no tener una relación establecida o por el dilema de experimentar varias relaciones afectivas a la vez.

La experiencia clínica evidencia que los problemas del amor constituyen el motivo de consulta más frecuente en la práctica terapéutica. Las personas generalmente tienen metas vitales referidas al establecimiento de relaciones de pareja soñadas, pero al no conseguirlas, sufren por amor. Es tal la necesidad de vivir una relación afectiva ideal, que muchas personas se vuelven irresponsables emocionalmente al asumir que su felicidad y bienestar dependen del estado emocional de la relación.

Los vínculos amorosos no son para padecerlos, sino por el contrario, para vivirlos al máximo y disfrutarlos. A pesar de que, como plantea Irving Yalom (2008): “El amor siempre está contaminado por el dolor”, el disfrute y el bienestar de la vida en pareja debe ser lo que prime en la relación, de no ser así, habrían que replantearse los asuntos de la pareja.

¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la persona equivocada, por sentir que el deseo se ha apagado o, simplemente, por la caricia que nunca llegó?. No hay nada más hipersensible que el amor, nada más arrebatador, nada más vital”.  Walter Riso – Ama y no Sufras.

El Dr. Walter Riso señala que con frecuencia el amor nos hace sufrir. Incluso aquellas personas que han encontrado su pareja perfecta tienen momentos de inseguridad y frustración. La buena noticia es que es posible superar los aspectos de nuestras relaciones que atraen la infelicidad, pudiéndose construir vínculos más saludables y gratificantes, sin apegos, con un mayor “cociente amoroso” y “ligando el corazón con la mente”.

Algunas personas sostienen que una buena relación amorosa es una condición contribuyente al bienestar personal, y en efecto, en la psicología clínica se asume que la vida en pareja es un factor protector para la salud mental de las personas, siempre y cuando reine la armonía en la relación.

Se escucha en el argot popular que el amor es un dispositivo suficiente para mantener una buena relación de pareja. Es evidente que para establecer y mantener un vínculo afectivo, el amor es necesario, y estar enamorado de la pareja es la base para para construir y vivir una buena relación. Sin embargo, y como plantea Aaron Beck (1990), el amor, a pesar de ser un incentivo poderoso para la vida en pareja, no constituye en sí mismo la esencia de la relación. Hay cualidades esenciales que deben cultivarse, como el compromiso, la sensibilidad, la generosidad, la lealtad, la responsabilidad, la confianza, la cooperación, la tolerancia, la comunicación y el perdón, que son determinantes para una relación feliz.

En la conjunción de estas cualidades, las parejas asumen una actitud constructiva en la relación, que les permite afrontar las dificultades cotidianas con compromiso y decisión. Es evidente que en todas las relaciones de pareja, como en cualquier proceso de interacción humana, se presentan situaciones problemáticas que pueden generar desencuentros, y por ende, reacciones de estrés. Ese no es el problema. El asunto a revisar son las estrategias de afrontamiento que las personas implicadas en la relación asumen, tanto de manera individual como en pareja, que les llevan a superar los conflictos o enfrascarse en el problema y deteriorar cada vez más el vínculo.

¿Qué es el amor?

El concepto del amor es tan difícil, que de su definición se han encargado los filósofos, sacerdotes, poetas, novelistas, psicólogos, médicos, físicos y un sinnúmero de “especialistas”, por lo que no se puede llegar a un consenso satisfactorio al respecto. Inclusive, se puede afirmar que cada persona, en su realidad subjetiva, tiene una definición propia del amor, que cree cierta y en torno a la cual construye y busca sus relaciones.

Para tener un soporte conceptual que nos permita hacer la reflexión sobre el estrés en las relaciones, se adopta la definición del psicólogo norteamericano Robert Sternberg (2000) quien propone que:

El amor de pareja es una conjunción de tres elementos que le dan la dinámica a las relaciones: Intimidad, amor y compromiso, que se grafican en un triángulo en el que cada elemento está ubicado en los vértices de la figura”:

La intimidad

Se refiere a la confianza y conocimiento de la pareja, saber quién es el otro, cuáles son sus sueños, anhelos, dificultades, temores, virtudes, necesidades, asuntos propios de su cotidianidad.

La pasión

Es la atracción física, el deseo y la intención de compartir cercanía corporal en pareja. Tiene que ver con la gratificación por el contacto, el disfrute por la cercanía y la búsqueda de la interacción física y sexual.

El compromiso

Es la decisión y voluntad por mantener la relación. Es la intención de construir juntos, de definir metas en pareja, tener lealtad y responsabilidad frente a la relación y buscar soluciones a las dificultades que se presentan en la pareja.

La relación de estos elementos define el tipo de amor que se vive en pareja, pues en cada relación puede primar o faltar alguno o algunos de ellos, lo que puede ser la base para la generación de reacciones de estrés, por constituirse una relación no consumada, como propone Robert Sternberg. El amor ideal, fortalecido, pleno, es aquel en el que los tres elementos confluyen de manera armónica, constituyendo un propósito de fortalecimiento en la relación en la que ambos protagonistas deben implicarse con decisión y compromiso.

Manejando el estrés en las relaciones de pareja

Para evitar que el estrés afecte las relaciones de pareja, y procurar que en vez de generadora de sufrimiento la vida en pareja sea un factor protector de la salud mental de las personas, se pueden tener estrategias tanto individuales como en conjunto, en cada uno de los elementos señalados como constitutivos de la relación.

En cuanto a la intimidad, es importante que las personas implicadas en una relación de pareja cultiven confianza entre sí, asumiendo que sí están dispuestos a mantener la relación no se puede estar con una persona casi desconocida.

Algunos tips para fortalecer la intimidad son:

  • Hablar todos los días sobre lo transcurrido en la cotidianidad de cada uno, en el trabajo, el estudio o en la casa.
  • Fomentar espacios para dialogar sobre asuntos personales como temores, necesidades, anhelos, deseos, entre otros.
  • Compartir espacios diversos, evitando la monotonía en pareja.
  • Evitar hacer juicios o críticas al pasado de la otra persona y asumir que la relación se sostiene con quien es la persona en el hoy y el ahora.
  • Permitir y fomentar la expresión abierta y franca de las emociones, sin enmascaramientos u ocultamientos falsos.
  • Expresar los desacuerdos, incomodidades, desencuentros e inconvenientes percibidos en la relación.
  • Respetar la individualidad y territorialidad personal de cada uno, sin pretender intromisiones o invasiones de la intimidad.

Para favorecer la pasión, es necesario que se mantenga viva la llama del deseo, del disfrute por la cercanía corporal y el placer por la interacción en pareja. Para promover la pasión en la relación, se sugiere:

  • Crear espacios de encuentro en pareja, en los cuales ambas personas puedan compartir sin la compañía de otros.
  • Buscar los espacios y momentos adecuados para iniciar el contacto físico, sin presiones ni manipulaciones.
  • Tener frecuentes expresiones sobre lo que se admira físicamente de la otra persona, de aquello que se percibe como atractivo del otro.
  • Resaltar la propia imagen física para compartir en pareja, esmerarse en “ponerse bonito” para el encuentro con el otro.
  • Permitirse cercanía e interacción física, con miradas, besos, caricias y encuentros sexuales placenteros.
  • Buscar estrategias de cuidado corporal en pareja, como hábitos alimentarios, ejercicio físico, cuidado en general de la salud.
  • Evitar comparaciones de los encuentros físicos en pareja con personas con quienes se compartió anteriormente.
  • Ser abiertos y receptivos para hablar sobre asuntos sexuales, como temores, expectativas, desacuerdos, fantasías y demás.

Por último, para favorecer el compromiso en pareja, es necesario que ambas personas mantengan la intención de construir juntos y comprometerse a que mientras exista la relación es menester alimentarla para que se proyecte a futuro. Como plantea Yalom, entender que “el amor debe ser eterno, mientras dure…”.

Algunas pautas para promover el compromiso en la relación, son:

  • Hacer planes en pareja, acordes con el momento de la relación. Asumir que en cada momento compartido en pareja debe representar un avance en el afianzamiento de la relación.
  • Compartir los esfuerzos para mantener el vínculo amoroso. Los aportes en la construcción de la relación no pueden recaer en una de las personas, debe ser una tarea compartida.
  • Ser sinceros y claros en la expresión de los sentimientos hacia la otra persona. No se deben generar falsas expectativas o ilusiones en la pareja.
  • Plantearse metas en pareja que cumplan tres condiciones esenciales: Que sean viables, que generen gratificación y que resulten trascendentes.
  • Resolver con prontitud los conflictos y situaciones dilemáticas que aparecen en la relación. No dejar que los problemas se aumenten por no afrontarse a tiempo.

En conclusión, el proceso de vivir las relaciones de pareja con las suficientes intimidad, pasión y compromiso, requiere de la decisión de ambas personas, de manera que el esfuerzo y la constante lucha por construir juntos deben ser compartidos.

En pareja, como en cualquier proceso de interacción humana, no todo es armonía. Es inherente a las relaciones tener momentos de desacuerdo, conflicto y adversidad, que son generadores de estrés. No se trata de buscar que la armonía caracterice a la relación en todo momento, sino de desarrollar estrategias de afrontamiento individuales y en conjunto que permitan superar los problemas, incrementando el potencial de disfrute, construcción y desarrollo potencial del vínculo afectivo.

Por: Dr. Rodrigo Mazo Zea

rodrigo.mazo@upb.edu.co

Extraido de: Editorial Phronesis

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Referencias

  • Beck, A. (1990). Con el Amor no basta. Cómo superar malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas en pareja. Barcelona: Paidós.
  • Group, E. F. (2016). Cómo eliminar el estrés con amor. Tomado de: https://www.globalhealingcenter.net/
  • Natalia (2013). Estrés y vida íntima: Cómo afecta a la pareja. Tomado del blog: Ella hoy. www.ellahoy.es /pareja/articulo/estres-y-vida-intima-como-afecta-a-la-pareja/
  • Riso, W. (2009). Ama y no sufras. Cómo disfrutar plenamente de la vida en pareja. Barcelona: Planeta.
  • Russek, S. (2014). El estrés y los problemas en la relación de pareja. Tomado del blog: Crecimiento y bienestar emocional. http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com/pareja.html.
  • Sternberg, R. (2000). El triángulo de amor: Intimidad, amor, compromiso. Barcelona: Paidós Ibérica.
  • Yalom, I. (2008). El verdugo del amor. Historias de psicoterapia. Buenos Aires: Emecé Editores.

 

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La honestidad en la pareja: por una relación de pareja emocionalmente ecológica

«Érase una mujer que vivía disfrazada de mujer y un hombre que vivía disfrazado de hombre. Cuando se encontraron creyeron esa comedia y formaron pareja. El hombre falso y la mujer falsa, haciendo esfuerzos tremendos, alcanzaron una modorra que llamaron felicidad. El hombre y la mujer verdaderos nunca llegaron a conocerse.”

Con este relato de Alejandro Jodorowsky introducimos este artículo en el que nos planteamos la honestidad de nuestras relaciones de pareja. ¿Nos mostramos como realmente somos o bien nos valemos de máscaras para esconder una realidad que consideramos arriesgado mostrar? El miedo al rechazo, la falta de reconocimiento de nuestro valor, el buscar en la pareja la solución a una vida incompleta, el uso del otro para nuestros propios fines; son algunos de los contaminantes que impiden la construcción de un buen amor. Solo la honestidad hará posible un clima emocional donde nacerá una confianza, que será la base para lograr una pareja emocionalmente ecológica.

Un amor libre de contaminación

Busco a la persona que sea capaz de amar al otro sin castigarlo por ello, sin hacerlo prisionero o desangrarlo; esa persona del futuro que sepa llevar a cabo un amor independiente de ventajas o desventajas sociales, para que el amor sea siempre un fin en sí mismo y no siempre el amor con vistas a un fin.”

Carl Jung expresaba su deseo de hallar una persona honesta capaz de dar un amor en estado puro no contaminado por otras finalidades, en una de las cartas que forma parte de su correspondencia con Sigmund Freud. Después de casi un siglo, ¿en qué punto estamos? ¿Nos hemos acercado o alejado del ideal de Jung? ¿Somos honestos con nuestra pareja?

Lo que se puede prometer y lo que no

En uno de sus viajes por los pequeños planetas, el Principito se encontró con un geógrafo que anotaba en un gran libro de registro montañas, ríos y estrellas.

El Principito quiso registrar su flor, pero el geógrafo le dijo:

—No registramos flores, porque no se puede tomar a las cosas efímeras como referencia.

— ¿Qué significa efímero? —preguntó el Principito.

—Efímero significa amenazado de desaparición rápida.

Cuando el Principito oyó esto, se entristeció mucho. Se había dado cuenta de que su rosa era efímera.”

Antoine de Saint Exupery

El amor perdura mientras no «demos nada por supuesto», no nos dejemos llevar por la rutina y lo cuidemos como la planta delicada que es. Prometemos amarnos toda la vida, pero es poco realista prometer sentimientos ya que estos no dependen de nuestra voluntad. Sí que podemos, en cambio, prometer conductas: Te prometo que alimentaré cada día este amor que hoy siento por ti. Te prometo que si un día no siento amor por ti, te seguiré respetando como persona y procuraré tu bienestar. O en otra línea: Seguiré conviviendo contigo aunque mi corazón y mi deseo estén en otra parte. Te prometo compartir mi salario, mi cuenta corriente y mis posesiones, pasar mis vacaciones contigo, dormir en tu mismo lecho…. Y si bien también es posible faltar a dichas promesas, puede ser más honesto hacerlas que la actual fórmula matrimonial: “Te amaré hasta que la muerte nos separe.

«Lo que Dios ha unido que no lo desate el hombre», la fórmula con la que se cierra el ritual religioso del contrato matrimonial pierde sentido. Hombres y mujeres pueden decidir libremente separar sus caminos cuando estos divergen, se llega a un conflicto irreconciliable o cuando el hecho de continuar juntos sea un atentado para la propia integridad o dignidad. Salvar la relación como sea deja de ser el objetivo porque la relación de pareja no debería ser una finalidad por sí misma sino una elección de crecimiento personal y conjunto. Cuando se convierte en una fuente de sufrimiento y desequilibrio, será preciso «desatarla». Dos personas con el alma rota nunca formarán una pareja amorosa, por más casados que estén. Salvar una pareja a costa de uno mismo es una elección destructiva. El éxito de la fórmula «pareja» no depende del contrato matrimonial sino de la capacidad de mejora personal, generosidad y conductas amorosas de las personas que la forman.

El matrimonio es un contrato que firmamos, el amor es un sentimiento que sentimos y que no cabe en ningún tipo de contrato ni seguro. En la actualidad vivir en pareja ya no supone la obligación de llegar al límite a la hora de resolver los problemas de convivencia, ni tampoco tener que «aguantar» determinadas actitudes deshonestas, egoístas, faltas de respeto o violentas. Sin  amor ni crecimiento personal ¿Qué justifica vivir en pareja?

Cuestión de confianza

La confianza es un sentimiento imposible de imponer. Exigir: Tienes que confiar en mí, es algo absurdo por imposible. ¿Qué idea tenemos sobre la confianza? ¿Qué acciones nos generan confianza y cuáles desconfianza? La confianza es una construcción difícil de levantar y muy fácil de hundir pero, al mismo tiempo, es la llave que permite acceder al otro. No nace por lo que decimos sino por lo que se desprende de la acción coherente. Una persona que mantiene equilibrado su eje mente-emoción-acción genera confianza.

— ¿Confías en tu pareja? —se preguntó en un curso a varios participantes.

—Totalmente —dijeron la mayoría.

— ¿Tenéis alguna posesión en común?

—Una casa, un apartamento, una cuenta bancaria… —fueron algunas respuestas.

—Entonces, si confiáis plenamente en ellos, mañana vais al notario y ponéis todas vuestras posesiones comunes a su nombre.

— ¡Ni hablar! —fue la reacción general.

Lo curioso es que confían a su pareja todo su capital emocional y comparten con ella la responsabilidad de la educación y cuidado de sus hijos, pero no la consideran lo suficientemente íntegra y honesta como para que sea justa a la hora de repartir los bienes comunes en caso de separación. La desconfianza surge del desconocimiento de uno mismo y del otro. Esta ignorancia genera inseguridad en el propio criterio en la elección de la pareja con la que se comparte la vida.

Sobre la fidelidad, la lealtad y la honestidad

Mi táctica es ser franco

y saber que sos franca

y que no nos vendamos simulacros

para que entre los dos

no haya telón ni abismos. Mario Benedetti”

Fiel: persona que es capaz de respetar un compromiso realizado en libertad. El compromiso es una obligación contraída por una promesa o por la palabra dada. La fidelidad no es un sentimiento, sino la actitud y la conducta que tomamos ante una realidad, a partir de un compromiso previo.

Fidelidad no significa amor aunque lo acompaña. Significa coherencia con uno mismo, honestidad hacia el otro, respeto y lealtad. Solo si somos capaces de ser fieles a nosotros mismos podremos serlo con nuestra pareja.

En la órbita de la fidelidad se mueven la confianza, la lealtad, la honestidad, la honradez, la coherencia y la sinceridad. Ser leal significa guardar la fidelidad debida, ser incapaz de traición. Ser honesto y honrado significa evitar acciones desleales y engaños. Ser sincero significa evitar la simulación y mostrar nuestro pensar y sentir centrándonos en la coherencia con nuestra realidad.

¿A qué y a quién somos fieles? ¿Se debe guardar fidelidad a cualquier precio? ¿Es posible ser fiel a otra persona si, para serlo, dejamos de ser fieles a nosotros mismos y a lo que sentimos?

Fidelidad, ¿a qué y a quién?

En una comunidad espiritual, el maestro hizo llamar a uno de sus discípulos y le anunció:

—Con todo el cariño debo decirte que he decidido pedirte que te vayas de aquí.

—Pero ¿por qué? —preguntó el joven extrañado.

—Por fidelidad.

— ¿Por fidelidad?

—Sí, por haber sido extraordinariamente fiel —explicó el mentor.

Indignado y dando gritos, el discípulo protestó:

— ¡Esto es increíble! Es la primera vez en el mundo que expulsan a alguien por fidelidad.

—Por tu fidelidad —dijo el maestro— durante muchos años. Tu fidelidad al embuste, la holgazanería, la irritabilidad, la descortesía, la negligencia y la vanidad. Nadie ha sido tan fiel como tú, amigo mío.

Relacionamos ser infiel con la infidelidad sexual, con el incumplimiento de la cláusula de exclusividad y menos con el hecho de ir «a escondidas», mentir o engañar.

«Mi pareja me ha engañado» -dice alguien. Y todos interpretan que el engaño se refiere a una infidelidad sexual. En pocos casos se interpreta engaño como falta de sinceridad o de honestidad en la relación. Pero el engaño no existe si el marco de relación está bien definido y se respeta. Tampoco lo habrá si la comunicación es sincera. Si existe el compromiso de guardarse mutuamente fidelidad sexual y uno desea cambiar esta cláusula relacional, así debe expresarlo al otro, con sinceridad y claridad. Así actúa de forma honesta y permite que su pareja pueda elegir libremente aceptarlo o no. Siempre habrá algún precio a pagar pero, en todo caso, no habrá engaño.

El problema surge cuando, a fin de evitar pérdidas que no se quieren asumir, se engaña al otro en un intento de poseer «lo mejor de ambos mundos». Ahí empieza la deshonestidad, el sufrimiento y la infidelidad. No es lo mismo ser fiel a alguien porque se elige serlo, que serle fiel por miedo a ser castigado o a pagar el precio de ser descubierto. En el primer caso la conducta es coherente y supone fidelidad a uno mismo; en el segundo caso, se es infiel a uno mismo y deshonesto con la pareja.

 Nadie es dueño de nadie

El quid de la cuestión no era que Alice no confiase en Eric, sino que no se consideraba a sí misma una persona capaz de inspirar la lealtad del afecto de otra persona por lo menos durante un período dilatado de tiempo.” Alain de Botton.

Nadie es dueño de nadie. La pretensión de diluirse o mezclarse con el otro está encaminada al fracaso o a la autodestrucción. Ante todo, uno debe ser fiel a sí mismo. ¿Podemos ser fieles si renunciamos a ser quienes somos por comodidad o para evitarnos problemas o dolor? Ser fieles significa actuar de acuerdo a nuestro más profundo sentir y a nuestra ética personal. Y para ser fieles debemos ser valientes y vivir de forma coherente. Alice no puede confiar en su pareja porque es incapaz de confiar en sí misma, su autoestima es baja e ignora su valor como ser humano. Esta relación fracasará si Alice no crece y madura.

De la teoría a la práctica

La exigencia de renunciar a los engaños sobre la propia situación es la exigencia de renunciar a una situación que necesita del engaño.” –  Karl Marx

Curiosamente muchas personas sexualmente infieles no son capaces de aceptar la misma conducta en su pareja. Si bien se sienten libres de mentirle, no aceptan, en ningún caso, ser ellas las excluidas o engañadas.

La experiencia nos dice que puede provocar mayor dolor el engaño emocional continuado que una infidelidad sexual puntual. Esta se puede entender y aceptar mejor que el hecho de que, durante muchos años la pareja haya mantenido una vida emocional paralela y escondida, mostrándose como realmente no era, por miedo a perder su status quo.

Lo que más se recrimina a sí mismo quien ha padecido una infidelidad, es su propia incapacidad para darse cuenta del engaño. Entonces, cuando toma conciencia de ello, puede dirigir la agresividad que siente hacia sí mismo. Al dolor de la infidelidad de la pareja se añade el sufrimiento provocado por su ignorancia, candidez y descuido. Puede sentir que se ha fallado al no haber sido capaz de protegerse y culparse por no haber sabido conservar su relación. Hay quien se odia a sí mismo por haberlo  “hecho tan mal”.

Cuando el espejo se rompe

Cuando el espejo se rompe no sirve de nada pegar los pedacitos. Un espejo así va a dar una imagen totalmente distorsionada del que se ponga delante. Si comparamos la relación de pareja basada en el amor y la confianza, a un espejo, la infidelidad —en todas sus gamas: engaño, traición, deshonestidad, deslealtad— es la ruptura del mismo. Reunir los pedazos de una relación que ha quedado hecha añicos y pegarlos no dará un buen resultado. El espejo queda con tara, nunca más será el mismo.

Ante una infidelidad es preciso tomarnos tiempo para poner orden al caos emocional que se produce y valorar qué sentimos, qué pensamos y qué deseamos realmente en nuestra vida y plantearnos nuestra libertad a la luz del conocimiento interior. Libertad es la diferencia entre dos monosílabos: Sí y NO, dijo Octavio Paz. Si decimos SÍ a nuestra relación de pareja, después de una infidelidad, debemos ser conscientes que el trabajo que nos espera será arduo. Ya no se tratará de pegar los trocitos que queden de la relación, sino de refundir los pedazos rotos con mucho amor. El buen amor tiene la capacidad de volver a alisar la superficie del espejo. Gracias a su poder la imagen que nos devolverá podrá volver a ser nítida y perfecta. Pero esto no es gratis.

Opciones emocionalmente ecológicas 

Nuestro problema más complicado es vivir y nuestra creación más eficaz, inteligente y ecológica es hallar como vivir de forma más sabia y armónica. Actuar de forma honesta y emocionalmente ecológica previene la confusión y el caos amoroso. Algunos  aspectos que proponemos tener en cuenta nuestra cartografía emocional de la vida en pareja:

—Para confiar en otro ser humano primero debemos ser capaces de confiar en nosotros mismos.

—La confianza se asienta en el conocimiento propio y en el de la persona que nos acompaña.

—La fidelidad no es, por sí misma, un valor a defender. Se puede ser fiel a muchas cosas: al embuste, a la irritabilidad, a la descortesía, a la negligencia… cuando nos pidan fidelidad debemos concretar fidelidad a qué y a quién.

—El compromiso y la lealtad es esencial para construir una relación de pareja.

—Hay muchos tipos de engaño, no solo el sexual. El peor de todos es el engaño y la infidelidad hacia uno mismo, fruto de nuestra incoherencia y de nuestra incompetencia para cuidarnos.

—Nadie nos pertenece. Relacionarnos en libertad es la única posibilidad para crecer juntos.

—No hay fórmulas de relación únicas. Cada pareja puede pactar y crear los marcos en los que ambos van a crecer. El diálogo y la negociación constantes mantendrán activa y viva la relación.

—Tenemos el derecho a elegir continuar o cerrar una relación. Elegir lo que nos abre en lugar de lo que nos cierra o nos entierra, elegir caminos abiertos en lugar de lo que nos pone contra la pared es nuestra responsabilidad indelegable. Sabremos que nuestra elección es emocionalmente ecológica cuando la alegría esté presente en nuestra relación.

La pareja no se justifica si no es un espacio donde podemos ser nosotros mismos sin ser penalizados, Porqué al final del camino, de nuestro corazón saldrán todos los nombres que justificarán nuestro paso por el mundo: los de todas las personas que hemos amado de forma honesta, libre y responsablemente. Y esta será nuestra obra.

 Por Maria Mercè Conangla

www.ecologiaemocional.org

www.fundacioambit.org

@EcoEmocional

Extraido de: Editorial Phronesis

www.elartedesabervivir.com

www.facebook.com/elartedesabervivir.ph

Bibliografia:

Juntos pero no atados. Jaume Soler i Maria Mercè Conangla. RBA bolsillo

La ecologia emocional. Jaume Soler i Maria Mercè Conangla. RBA bolsillo

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Diez datos científicos que comprueban el amor

Desde tiempos inmemoriales algunas manifestaciones sobre el amor han terminado por ser una alusión poética a lo que se entiende por enamorarse, sin embargo, la ciencia lo explica con base en estudios. Las famosas mariposas en el estómago, el corazón acelerado, el rubor en la cara, las manos temblorosas y la sensación de felicidad que nos embarga ante la presencia o el solo recuerdo del ser amado, se corresponden con datos científicos sobre el amor.

Sí, según datos de la ciencia, el amor se manifiesta en hormonas, sustancias bioquímicas y expresiones físicas que ocurren cuando nos sentimos enamorados, no obstante, hay quienes piensan que el amor no es más que un impulso básico y determinativo en la vida de las personas.

¿Qué dice la ciencia al respecto? Hay datos que demuestran científicamente su existencia y sus variaciones.

Hay diferentes posturas científicas, aunque todas coinciden en que el amor encierra una serie de manifestaciones, medibles y objetivas.

1. El vínculo del amor surge a partir de la secreción de ciertas sustancias.

Helen Fisher, antropóloga e investigadora del tema, afirma que hablar del amor no es más que referirse a un impulso básico. Es posible identificar en el cerebro de la persona enamorada gran cantidad de feniletilamina, sustancia responsable de los cambios fisiológicos como taquicardia, sudoración y mejillas sonrosadas.

2. El amor es una especie de droga, capaz de generar adicción a quien la experimenta.

Al enamorarse y segregar dopamina se produce excitación, placer y sensación de plenitud. Enamorarse activa las mismas áreas que cuando la persona ingiere alcohol o fuma tabaco.

3. El amor a primera vista existe.

La atracción física es la liberación de dopamina que en el caso de los hombres activa las áreas visuales y en el caso de las mujeres las auditivas, de modo que ellas se enamoran según lo que escuchen y ellos según lo que vean.

4. El ser amado es objeto de obsesión.

El efecto de los neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina que se activan con el enamoramiento nos lleva a focalizar nuestra atención en el ser amado. Se activan áreas de la memoria que nos permiten recordar hasta detalles ínfimos, el amor se intensifica y nos volvemos obsesivos con esa persona, objeto de nuestro amor.

5. El amor es ciego.

Las regiones del cerebro del lóbulo frontal, implicadas en el razonamiento y la lógica se desactivan en la fase de la pasión inicial, por ello se habla de la ceguera de quien está enamorado.

6. Los amores contrariados se vuelven los más arraigados.

La dosis de dopamina, la hormona del amor, aumenta con la adversidad, lo que se conoce como el efecto Romeo y Julieta, por eso cuando hay obstáculos el amor se robustece. Los amantes sienten más intensamente la atracción, debido a que la dopamina es también la hormona de los logros y al no alcanzarse el objeto amado se segrega con más intensidad, por ello muchas veces las pasiones se desbordan.

7. La llama del amor se desvanece.

Con el transcurrir del tiempo, la secreción de dopamina empieza a disminuir, esa embriaguez que produce la química del amor deja el paso a lazos de afecto, que se originan en calma y sosiego. Es el amor maduro el que surge, por ello si sentimos que se acabó la magia, es el amor que está evolucionando.

8. El dolor de la ruptura.

Al separarse o experimentar la ruptura, esos primeros días lo sentimos como un dolor físico, nos falta el aire y tenemos una gran ansiedad. Es la caída de la feniletilamina, y esto es literalmente un síndrome de abstinencia. ¿La recomendación? Manejarse como con las adicciones, cero contactos, suprimir cualquier estímulo que le recuerde al ex y comer chocolate. Sí, leíste bien, este alimento es rico en feniletilamina, por eso te sentirás mejor.

9. Del amor al odio solo hay un paso.

Según estudios, el amor y el odio, cuando se trata de parejas, están íntimamente ligados porque producen las mismas sustancias, de ahí que solo baste un detonante para pasar de un sentimiento al otro con relativa facilidad.

10 La experiencia sexual en la mujer aumenta las posibilidades de enamorarse.

Durante el sexo se activan las áreas de liberación de dopamina, lo que resulta considerablemente más extensa en la mujer, 70 por ciento más grande que en el hombre, esto explicaría que la mujer se involucre afectivamente con mayor frecuencia después de un encuentro sexual.

¿Y tú, qué piensas de esos datos?

Extraido de: Editorial Phronesis

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La lista que salvó el matrimonio de una mujer

Las relaciones humanas son complicadas. Más aún, si se trata de relaciones de pareja. Nunca terminamos de conocer a esa persona que convive con nosotros. Aunque, vivamos con ella todos los días. Cada día, descubrimos algo nuevo. Bueno o malo. Por lo tanto, no siempre resulta color de rosa la convivencia. Puesto que existen cosas que nos molestan y que muchas veces no soportamos. Nuestra actitud, ante esta situación es de rechazo.

Justamente, este fue el caso de Becky Zerbe una mujer con 29 años de casada. La cual, un día se dio cuenta que no soportaba la convivencia con su marido y tomó la decisión de dejarlo y divorciarse. En las siguientes líneas te contamos todo sobre esta historia de vida…

Antes de ver los errores del otro, debemos ver los propios

Exactamente esto fue lo que hizo Becky. Cuando esta mujer decide abandonar a su marido, simplemente tomó a su bebé y empacó sus cosas. Su determinación de divorciarse era total. Al dejar su hogar decide ir a pasar un tiempo en casa de sus padres. Su madre, una mujer con muchos años de experiencia en lo que respecta a la vida en pareja le propuso realizar un ejercicio, antes de dar por terminado su matrimonio.

El ejercicio consistía en realizar una lista con todos los errores y actitudes negativas que tenía su esposo y que ella ya no soportaba. Al terminar con la lista, la cual fue realizada muy rápidamente y de forma sencilla. La madre le dijo a Becky: Ahora, realiza una lista de tus reacciones y actitudes ante todas esas cosas que te molestan de tu marido.

Una respuesta inimaginable…

Becky, ante cada error del marido tenía una respuesta para nada adecuada. Por ejemplo: Cuando se sonaba la nariz, ella sentía vergüenza de estar a su lado. Cuando no le daba buenos regalos, la reacción de la mujer era hacerse la mártir. Y así con cada una de las cosas que a ella le molestaban.

Entonces, resultaba que Becky también cometía errores al igual que su esposo. Y, seguramente a este le molestaban sus reacciones tanto como a ella las actitudes del otro. Su madre, en ese momento, le dijo a Becky que rompiera la lista que ella había hecho de su compañero y se quedará solo con la lista de sus reacciones ante su marido.

En una relación no existe una única verdad. Esta es relativa y siempre tiene dos caras o puntos de vista. No podemos creer que tenemos en nuestras manos la verdad absoluta, porque estaríamos equivocándonos tanto o más que la otra persona a la que estamos juzgando.

La solución a todos los problemas…

Antes de juzgar o condenar a las personas debemos ponernos en los zapatos de otro. Además, de ver con objetividad los errores que nosotros también cometemos dentro de la relación. Resulta que en un matrimonio o relación de pareja la responsabilidad es compartida y las situaciones se presentan y empeoran gracias al comportamiento de ambos y no de uno solo.

Nada se gana con abordar negativamente y criticar a nuestra pareja. La verdadera solución es la comunicación. Intentar dialogar y entender el porqué de ciertas actitudes es fundamental. Sobre todo, para conocer el grado de responsabilidad que tenemos propiamente en ello. Esto, no significa que debamos echarnos la culpa de todo cuando las cosas andan mal. No. Se trata de saber en qué estamos fallando personalmente y cómo nuestras actitudes erradas están generando reacciones nocivas en la otra persona y viceversa.

Hoy en día, cuando las relaciones parecieran ser efímeras debemos apostar por el amor. Tomarnos en serio nuestro rol dentro del matrimonio y no intentar conseguir la salida fácil. Sino, la verdadera solución del problema. De esta manera, podrás dar siempre lo mejor de ti e intentar que tu pareja también lo haga.  Con una buena actitud se puede superar cualquier crisis y lograr salvar la relación. Tal cual como sucedió con el matrimonio de Becky Zerbe que, a través de esta lista logró superar las adversidades y aprendió una lección de vida que nunca olvidará.

Extraido de: Editorial Phronesis

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Carta de amor para sanar heridas emocionales

Comencemos por las reglas básicas de las que depende llevar una buena relación. Para muchos de ustedes es un conjunto de varias, sobre todo, unas más complejas que otras, pero partamos de las básicas. Ante todo, el respeto y la confianza. Qué difíciles palabras, aún más llevarlas a la realidad y convertirlas en el estandarte de toda relación.

Ahora bien, es un problema luchar contra las personalidades de cada uno, los gustos y desacuerdos. Es ahí cuando deben entrar tanto el respeto, como la confianza, para que los acuerdos trasciendan. Esto aplicado, de la mano de la constante comunicación.

¿Qué hacer cuando todo este conjunto de reglas, sumado a las que cada cual considere, falla? Pues, aunque el orgullo a veces ciegue y no lo permita, hay que ofrecer y recibir perdón. De allí parten los cambios, porque con el perdón deben venir transformaciones que demuestren resarcimiento. Entonces, el camino es reconocer, pedir perdón y, por supuesto, de errores que no se pueden volver a cometer.

“Pero… ¿Si no tengo las agallas para decírselo?” Si aún hay amor y quieres reconsiderar muchos aspectos de la relación, por eso estás acá. Entonces, ¿qué más sincero que una carta de tu puño y letra que contenga el pasado, presente y lo que será el futuro entre ustedes?

¿Cómo debes hacer esta carta?

Comienza por descargar aquello que no te gusta, que te impide continuar, que altera tu paz. Escribe eso que te molestó, que en ese momento preferiste guardarlo, pero que, ahora, es necesario él o ella lo sepa. Cómo es que pudo pasar lo que pasó, por qué sucedió, si sentiste o sientes ira, díselo.

Luego, escribe lo que esa tristeza te llevó a hacer, aunque no quisiste, pero que fuiste consciente de hacerlo. Lo que la ira generó en ti, derivó en también haber maltratado al otro y te escudaste aquella vez en una razón. Acuérdate muy bien de lo que haya pasado, para que luego tu propia conciencia no te pese.

Después, describe a qué comportamientos de esa persona les temes. Seguramente, han habido hechos que los han marcado a ambos y que han permitido se pierda la confianza. Recuerda esas palabras o esos gestos que en ningún momento esperaste recibir, pero que al fin sucedieron. Será momento de sacar a flote esas inseguridades que te generaron heridas.

Pasa ahora a reconocer tus propias responsabilidades, ya que también habrán recalcado en la otra persona y creado inseguridades en sí. Así como tú esperas que te entiendan, también debes arrepentirte por lo que hayas hecho o dejado de hacer. Reconoce que tú quisieras cosas distintas a las ya vividas, entendiendo la labor que cumplen ambos.

Ahora, firmemente plasma tus buenas nuevas intenciones dentro de la relación. Soluciones hay muchas, y habiendo dejado atrás el orgullo, debes imaginar actos para resarcir los cometidos en el pasado. Escribe qué deseas de ahora en más, qué esperas, y augura solo buenos deseos. Además, comprométete mayormente con una promesa, la cual sabes que no debes fallar y generará mayor confianza.

Haz el acto más sincero de amor…

Por último, pide perdón; no hay acto más sincero que reparar por medio de esta palabra. Estarás demostrando que quieres cambiar y sientes lo sucedido. También, demuestra ese sentimiento que siempre ha estado en ti, pero que el orgullo ha querido ocultar. Vuelve a decir “te amo” y parte de ahora en adelante desde esas palabras. Dile cuánto vale esa persona para ti y los valores que le caracterizan en su papel en la sociedad y la relación.

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