Compartir versus competir y otras cosas

Estoy en México y siempre que estoy en este país me pasan cosas extrañas donde aprendo cosas nuevas que me aumentan las ganas de volver.

Estoy aquí lanzando mi reciente libro “oídos sordos” y ya en esta frase hay un nuevo aprendizaje que se lo debo a los periodistas mexicanos. Escribí recién mi reciente libro; hasta llegar aquí decía mi último libro y no me daba cuenta de lo que decía, hasta que una periodista que conozco hace años me reta al aire en su programa de radio y me dice “ no digas el último, porque decretas que no vendrá otro después, tienes que decir mi reciente libro”.

Y me dejó pensando tanto en el cómo el lenguaje marca y genera realidades y que somos tan poco conscientes de esa importancia que efectivamente cambié la forma de expresarme.

Después me toca hacer la presentación y Jorge Bucay generosamente decide acompañarme en ella, en un país donde él es tremendamente seguido, reconocido y querido y me muestra cómo se parecen las palabras “competir” y “compartir” pero también como apuntan a lugares tan distintos en las relaciones humanas.

Todo lo anterior me ha hecho pensar en el cómo estamos todo el día mandando mensajes a través de las palabras, que terminan formando realidades en nuestras cabezas y también en nuestro mundo emocional más cercano.

Decirnos por ejemplo, “amanecí fea(o)”, “estoy cansada(o)”, “la gente buena no existe”, “estamos en un mundo inseguro”, “no se puede confiar en nadie”, “esto…. No va a resultar”, etc.

Todas estas frases y muchas más, al final determinan nuestra forma de ver el mundo y a nosotros mismos, movilizando nuestros afectos y también nuestros cerebros para generar “profecías autocumplidas” que al final nos hacen sentir de verdad más feos, más cansados y más desconfiados o negativos entre otras cosas.

Creo que así como me ayudaron a ver la diferencia entre decir mi reciente libro a decir mi último libro, los quiero invitar a revisar cada una de las palabras que decimos en el día, sobre todo aquellas que repetimos sin darnos cuenta como el “estoy cansada”, que sin duda es un clásico en los tiempos que corren.

Aquí me enseñaron de decir “hoy estoy menos cansada que ayer” y repetir eso cada vez que me lo pregunten y me he dado cuenta que efectivamente mi cuerpo responde distinto y casi podría decir que resulta. Esto debe ser lo mismo que le pasa a mucha gente con los mantras que repiten en el día y que determinan otros estados de conciencia.

Quiero humildemente invitarlos a revisar el lenguaje que usan todos los días y a realizar el acto de voluntad de modificarlo por palabras más positivas y vean que les pasa. Se sorprenderán de cómo se sienten diferentes y cómo sus realidades en la forma en que se miran o miran el mundo irán cambiando junto con ustedes.

Gracias al pueblo mexicano y a otros pueblos de Hispanoamérica que me enseñan tanto en las caminatas que realizo y por sobre todo al mío que me hace ser lo que soy.

Disfruten mi reciente libro y aprendamos a compartir y no a competir en este camino que nos lleva a estar menos cansados que ayer.

Extraído de www.pilarsordo.cl

Post a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

*