La importancia del pH

El pH es un parámetro que se encuentra presente en todos los ecosistemas de nuestro mundo, de una manera u otra. Al igual que sucede con la temperatura, los seres vivos se adaptan a un determinado grado de pH, y desarrollan su actividad vital condicionados a un mantenimiento de ese nivel de pH establecido.

Mientras ese pH se mantiene dentro de unos límites adecuados, la vida sigue su curso de manera normal. Cuando el pH varía fuera de esos límites, se produce un desequilibrio, causando problemas para el normal desarrollo de la actividad y llegando a poner en peligro la vida en ese ecosistema.

Para hacer un paralelismo del factor pH con el factor temperatura, si tomamos el ejemplo del oso polar, éste está perfectamente adaptado a vivir en climas muy fríos, su metabolismo y su piel hacen que vivir a una temperatura de -30 ºC no sea ningún inconveniente, pero sin embargo es incapaz de vivir mucho tiempo en un clima caluroso. Aunque el valor pH es mucho más desconocido que el valor temperatura, también condiciona el tipo y condiciones de vida de nuestro entorno.

 

Las letras pH son una mera abreviación de “pondus hydrogenii“, traducido del latín como potencial de hidrógeno. (Sorensen 1909). Puede decirse en términos muy básicos, que las sustancias capaces de liberar iones hidrógeno (H+) son ácidas y las capaces de ceder grupos hidróxilo (OH-) son básicas o alcalinas.

El pH en el mundo vegetal.

Podemos observar, cuando subimos una montaña, como la vegetación va cambiando a medida que ganamos altura sobre el nivel del mar y varía la temperatura. De la misma manera el pH es considerado como una de las principales variables en los suelos, ya que controla muchos procesos químicos que tienen lugar en éstos. Afecta específicamente la disponibilidad de los nutrientes de las plantas.

El servicio de Conservación de Recursos Naturales  de  EEUU clasifica los rangos de pH del suelo en:

Denominación           Rango de pH

Ultra ácido            < 3.5

Ácido extremo        3.5–4.4

Ácido muy fuerte        4.5–5.0

Ácido fuerte            5.1–5.5

Moderadamente ácido    5.6–6.0

Ligeramente ácido        6.1–6.5

Neutro                6.6–7.3

Ligeramente alcalino        7.4–7.8

Moderadamente alcalino    7.9–8.4

Alcalino fuerte        8.5–9.0

Alcalino muy fuerte        > 9.0

Los suelos que están cercanos al pH neutro (7) ofrecen los beneficios de tener en general la mayor disponibilidad de nutrientes.

Los organismos que habitan en el suelo son importantes para la degradación de los materiales orgánicos que servirán posteriormente como abono. Estos organismos trabajan mejor en un pH por encima de 6,0. Las lombrices de tierra prefieren el pH por encima de 6,5. Un pH por debajo de 6,0 disminuye la fijación de nitrógeno, haciendo más lenta la descomposición de la materia vegetal.

Ríos y lagos

El agua de los lagos, lagunas y ríos sanos tiene un pH entre 7 y 8.

La mayoría de los peces tolera el agua con pH entre 6 y 9. Los peces generalmente mueren en pH más bajos y más altos.

Los sapos y otros anfibios son más sensibles al pH que muchos peces. Es por ello que el estudio de anfibios se utiliza como parámetro básico en el estudio de la calidad medioambiental del agua de ríos y lagos.

La lluvia ácida ayuda a acidificar el pH del agua dulce de lagos y ríos.

Mares y océanos

Los océanos regulan el clima, ayudando a producir la lluvia necesaria para que haya agua en los ríos. La vida en la Tierra simplemente no existiría sin los océanos. Más de la mitad del oxígeno que respiramos es producido por el fitoplancton del océano. Los “bosques azules”: praderas marinas, humedales y manglares, absorben más CO2 que los bosques en la Tierra. Estos bosques azules son vitales para el clima en el planeta.

El mar es un medio ligeramente alcalino. El pH del agua oceánica está entre 7.5 y 8.4.

 

¿Qué pasa con nuestro organismo?

Nuestra sangre es ligeramente alcalina, su pH fluctúa entre 7.35 a 7.45. En cambio nuestro estómago es ácido, 1.5 a 3.5. Lo cual es necesario para que pueda realizar bien la digestión y destruir cualquier germen que entre con los alimentos.

Los órganos encargados de mantener el pH correcto en nuestro organismo son los pulmones y los riñones.

1-Pulmones: Controlan el equilibrio del pH liberando dióxido de carbono que es el desecho producido por nuestras células. Las células lo liberan en la sangre y de ahí pasa a los pulmones.

Cuando exhalas estás liberando el dióxido de carbono que acidifica tu cuerpo. En este proceso los pulmones ayudan a reducir la acidez.

2-Riñones: Liberan el ácido a través de la orina o excretando los desechos a la sangre. Su sistema es más lento que el de los pulmones pero no menos importante.

 

Enfermedades producidas por la acidocis:

-Piedras en los riñones

-Fallo renal

-Problemas en los huesos

-Crecimiento lento

-Diabetes

-Resistencia a la insulina

-Pérdida de apetito

-Diarrea

-Dolores de cabeza

Fatiga y cansancio

-Nauseas y vómitos

Ansiedad

-Dificultades respiratorias

-Taquicardias

-Etc..

Estudios recientes han confirmado la relación entre la acidosis y el cáncer. Los altos niveles de acidosis en el cuerpo provocados por el alto consumo en carnes rojas, (proteína animal) y el consumo excesivo de sal pueden llegar a provocar cáncer.

Se hace entonces necesario un equilibrio del pH en nuestro organismo. La dieta variada, o mediterránea puede ayudarte en conseguir balancear tu pH. Consumir verduras, frutas, aceite de oliva, legumbres en más cantidad que la carne roja es clave para tener una dieta equilibrada y alejar las enfermedades de nuestra vida.

 

Redacción Instituto Draco

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 Extraido de www.institutodraco.com

 

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