Cómo nos afectan las actitudes y creencias contraproducentes

A veces vemos el mundo que nos rodea con las gafas de una creencia inadecuada. Bajo una creencia inadecuada es habitual que aparezcan actitudes que facilita oscilaciones dolorosas del estado de ánimo y conflictos en nuestras relaciones personales.

Hay que diferenciar las creencias inadecuadas de los pensamientos negativos. Los pensamientos negativos sólo ocurren cuando te sientes triste, mientras que la creencia inadecuada te acompaña siempre. La creencia forma parte de tu filosofía personal, de tu sistema de valores.

Vamos a verlo con un ejemplo: supongamos que tienes la siguiente creencia: “Debo tener éxito en la vida para ser una persona valiosa”. En nuestra sociedad son muchas las personas que piensan y creen de esta forma, no sé si es tu caso también. Es decir, si trabajas duro y eres productivo, se te considerará una persona buena y valiosa. ¿Adoptas normalmente esta actitud? ¿Basas tu autoestima en tu trabajo, en tu inteligencia o en tus logros?

Esta forma de pensar puede aportar determinadas ventajas, elementos que ayudan a mantener la creencia. Si trabajas con ahínco y rindes al máximo de tus posibilidades, disfrutarás de los beneficios que conlleva tu esfuerzo. Cuanto más exitoso y productivo seas, más valioso te sentirás. Del mismo modo, puede haber ciertos peligros, que son contraproducente para nosotros mismos: si fracasas, te sentirás deprimido y despreciable. Si no eres tan exitoso como crees que deberías ser, te puedes sentir inferior y celoso de aquellas personas que han logrado metas más altas. La mayoría de estas actitudes son, de hecho, armas de doble filo, que presentan una cara sana y productiva, y otra cara insana y destructiva.

Te facilito a continuación algunas preguntas para autoevaluarte:

  • ¿Eres capaz de identificar tus creencias inadecuadas?
  • ¿Qué actitudes son el resultado de tus creencias limitantes?
  • ¿Qué actitudes fomentan seguir manteniendo esas creencias?
  • ¿Qué ventajas y desventajas te aporta mantener estas creencias?
  • ¿Conoces los efectos que tienen sobre ti?
  • ¿Sabes qué puedes hacer al respecto?
  • ¿Cuándo vas a pasar a la acción?

Ponte día y hora para hacerlo y deshazte por fin de esas creencias y actitudes limitantes y contraproducentes.

 

Irene Morales

Coach Espiritual 

www.IrenePsicoBio.com

Extraido de www.institutodraco.com

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Una mágica herramienta para ayudar a nuestros niños

A mi consulta me llegan muchos pacientes que son papás y están angustiados con actitudes de sus niños. La típica frase es “Juanito es muy enojón, salió a su papá”, “Matilda es ansiosa igual que su abuela”, “desde guagua que mi hijo era malo para comer y mañoso igual que sus hermanos”, etc.

Ahí de inmediato detecto el primer y gran error, buscar siempre al “culpable” de la conducta. Esto es lo peor que podemos hacer, pues cada persona es un ser único y con circunstancias individuales, por lo que dejemos un rato de investigar “de dónde sacó la actitud” y aboquémonos a trabajar en aquello que crees le hará la vida más difícil a tu hijo.

Lo segundo es la generalización, como un niño va a ser siempre mal genio, ansioso, enojón o mañoso. Empecemos a definir en qué situaciones es así y en cuales, es más bien amoroso, simpático y bueno para comer. Ahí junto con sacarle el cartel de que siempre es así, podemos ayudarle a mostrarle, verbalmente, las veces que se comporta de la otra manera, de la deseada, que es entretenido pasarlo bien, disfrutar, etc. ¿Vistes Juanito que feliz estabas compartiendo con tus amigos?

Una herramienta mágica para ayudarlos también es la técnica hipnopedia. Esta consiste en hablarle al niño durante 21 días seguidos, mientras duerme (ojalá cuando ya esté en el sueño MOR, que se logra aproximadamente 2 horas después de que se ha dormido) con un tono suave, el propósito que deseas que tu hijo logre y siempre terminar la frase, con una palabra cariñosa, con un te quiero o un te amo.

Por ejemplo, si quieres que tu hijo no sea agresivo ni peleador con sus amiguitos, cada noche te acercas a él y mientras duerme le susurras, “mi amor, mañana jugarás feliz, te divertirás compartiendo con tus compañeros, te quiero mucho”

Sin querer muchas veces hacemos justo lo contrario. El pequeño se duerme y los padres comenzamos a “pelarlo” jejeje, esto es típico. Empezamos a decir “hoy estuvo insoportable, lo hubiese matado cuando lloraba sin parar, etc.” Por favor, eso nunca más lo hagamos!

Cuando el niño está durmiendo, las palabras van directo al inconsciente, el cual escucha 1.000 veces más que el consciente. El beneficio terapéutico es espectacular. Ayuda a equilibrar la energía emocional, espiritual y física. Con esta herramienta podemos ayudarlos a que sean niños más seguros, felices y que se sientan tremendamente amados por sus padres o cuidadores. Les dejo esta tarea para las vacaciones y verán los cambios maravillosos que se generan.

Paula Eugenia Fischer Levancini

Coach en Programación Neurolingúística

 

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6 gestos y actitudes típicas de una persona mal genio

¿Eres mal genio o tienes cerca a uno? Mane Cárcamo describe las clásicas escenas de la vida de un malhumorado, y de paso, deja algunos consejos para que esta actitud no afecte al resto.

Hace unos días me tocó ser testigo de un berrinche escandaloso de una persona mal genio. Fue en un contexto social, pero fue tal su explosión que los asistentes quedamos paralizados, impactados y obviamente el panorama terminó más tenso que happy hour entre Guillier y el ministro Fernández.

Fue impactante ver como la desregulación de una persona pudo cambiar en 180 grados un ambiente entretenido y buena onda, además de echarle a perder una celebración importante a un amigo en común. La persona mal genio tiene un poder con un alcance inimaginable… del cual muy pocos tienen conciencia.

¿Cuáles son esas actitudes propias de un mal genio que son capaces de fregarle el día al otro? ¿ Y también a él mismo? Porque les aseguro que la persona que tiene un temperamento difícil tampoco lo pasa bien. Aquí una lista que, como siempre lectores queridos, pueden aumentar:

El silencio matutino: el mal genio es de esas personas que se levanta con la pluma parada sin tener motivo alguno. Está enojado, chato e iracundo y ¡ay! del que ose a decirle “¿te pasa algo?” o un animado “¡buenos días!”, porque en el mundo del malas pulgas el silencio matutino cuando amaneciste mal, es un mandamiento que no se debe romper. Mejor esperar que pasen las horas, se tome un rico café y tipo medio día confirmar que la fiera esté domada para dirigirle la palabra.

Los ventrílocuos: supongamos que estás en una discusión con una persona que no goza del mejor ánimo. No sólo le llevaste la contra, sino que además la venciste con tus argumentos en público lo que hace que aparte de sentir enojo, considere que la situación fue profundamente humillante. El tema es que tienen que seguir conversando por pega u otras obligaciones y cuando ocurre eso, la persona adquiere el mágico don de hablar como el mejor de los ventrílocuos. Eso significa que sin separar la dentadura, con los dientes más apretados que presupuesto de Sename, será capaz de responderte una frase completa. La rabia es tan power que es la única manera que tiene de evitar un homicidio en público.

Terror del volante: si un mal genio anda con los cables cruzados y maneja, les recomiendo cambiar de ruta. La más mínima espera los enerva, no dejan pasar a nadie en el paso de cebra (ni aunque venga un jardín infantil completo cruzando la calle) y si te equivocaste en un pequeño error como no señalizar por ejemplo, la bocina se transforma en una verdadera arma letal con tal de manifestar el máximo de los enojos. Si la situación es heavy, el mal genio puede poseerse con el espíritu de la Paty Cofré y empapelarte con un rosario de garabatos, lanzar escupitajos y en casos más extremos, bajarse del auto en búsqueda de combos. MIEDO.

Ruidos delatores: la enojona o el enojón se encargan de manifestar su molestia a través de los más variados ruidos. Puede ser cerrando los cajones con mucha vehemencia, lavando los platos a las 2 de la mañana y ojalá logrando que se despierte alguno de la casa, tirando la mochila en el caso de los adolescentes, dando portazos cual teleserie venezolana o incluso haciendo sonidos guturales en plena mesa. La cosa sonora le gusta al polvorita. Porque es una actitud pasiva/agresiva que permite hacer sentir mal a quienes lo rodean o retractarse con un “sorry es que el viento hizo que se cerrara la puerta tan fuerte” si se percata que en verdad se le escaparon las cabras para el monte. Así es que atentos si en una incipiente relación aparecen algunos de estos ruiditos. Tal vez tengan que comprar Armonyl de por vida para mantenerse en el tiempo.

El mal genio digital: hoy las redes sociales son muchas veces EL lugar en donde la gente hace catarsis. Están los que creen que Twitter es una marcha en la Alameda y pelean (solos) con los políticos, los arroban y le echan la culpa de todos sus males al gobierno o político de turno. La ola de calor, de frío, el aumento de la obesidad infantil, los divorcios y hasta el más pequeño infortunio es responsabilidad del político- partido- gobierno o coalición que detesta. Y el mal genio lo hace saber en su timeline el cual es casi un libro de reclamos interminable. A la hora de responder un mail el mal genio también tiene su estilo. Si le molestó una orden de un superior, pero sabe que debe cumplirla, simplemente responde con un escueto “OK”, si se enfrasca en una discusión que lo supera, tiene una manera clara de lanzar la pachotada: RESPONDE CON MAYÚSCULAS ANTE LA MENOR PROVOCACIÓN Y PROBABLEMTE SE OLVIDE DE TODAS LAS REGLAS DE PUNTUACIÓN. Porque está enfurecido y lo quiere hacer saber. La otra forma de expresar su ira es simplemente no contestar los mails o whataspp. Porque él o la mal genio tienen un doctorado en ley del hielo y cuando se lo proponen, hasta un moai parece Jim Carrey al lado de ellos. Si la pelea es telefónica, la reacción es matemática. Uno puede estarles explicado algo con mucha fervor y/o paciencia, sin embargo, la persona en cuestión simplemente corta el teléfono y uno se da cuenta quince minutos después de que básicamente estuvo hablando sola.

Más allá de las caricaturas

Las personas mal genio, si no son capaces de controlar sus arranques o empatizar con los demás, pueden destruir un ambiente, lograr renuncias de buenos trabajadores, terminar con un matrimonio, traumar a un hijo en su infancia y generar temor con el solo hecho de aparecer en un lugar. Los critico, pero también empatizo con ellos, porque hay gente que realmente nació con ese carácter.

Pero eso no los exime de responsabilidades ni de ocuparse de mejorar esos arranques. DEBEN hacerlo por el bien de su entorno porque la vida es muy hardcore al lado de un malas pulgas, que lo firmo, no está orgulloso ni es feliz siendo así. Como les contamos en El Definido desde los inicios, el odio finalmente te hace manipulable.

Si te consideras un mal genio, está bien que reconozcas tu personalidad, pero también debes estar consciente de que las emociones se pueden controlar y las actitudes se pueden trabajar, para no pasar a llevar a los inocentes ciudadanos que te rodean. También es recomendable averiguar qué hay detrás de esas reacciones rabiosas, porque puede que atacando la raíz se acabe el exceso de mala onda. Y si la vida está muy estresante para ti y estás sobrepasado/a (algo que a todos nos pasa), aquí algunos consejos prácticos que mencioné hace un tiempo para no estallar entre tanto colapso.

Por último: también los que no nos consideramos mal genio, tenemos que saber lidiar con ellos y poner de nuestra parte. Aprender a dejarlos solos un rato, que tomen aire, hagan deporte, miren el techo y decanten la rabia. JAMÁS preguntarles si están mal genio cuando nos damos cuenta que si lo están. Y ocupar el humor, que bajo mi punto de vista, todo lo salva. Tirarles una talla, solo una vez y ¿quién sabe? Tal vez se produzca el milagro y seamos capaces de dominar al monstruo.

¿Te consideras mal genio? ¿Qué otros consejos darías para lidiar con alguien mal genio?

Magdalena Cárcamo – Periodista

Fuente: www.eldefinido.cl

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