Los accidentes infantiles más comunes en vacaciones de invierno

  • Quemaduras con agua hirviendo o calefacción y lesiones de tobillo por caídas dentro de la casa son los incidentes que se repiten en la urgencia durante el invierno. El traumatólogo Jefe del Convenio Escolar de Clínica Santa María, Eduardo Díaz, explica cómo reaccionar y cuándo se debe acudir rápidamente a un centro asistencial.

 

Durante las vacaciones escolares de julio los niños pasan gran cantidad de tiempo en el hogar, lo que propicia el aumento de accidentes caseros. De hecho, en esta fecha se producen más caídas por el piso resbaloso – aseo que usualmente se realiza mientras los escolares están en clases – o bien quemaduras con los diversos sistemas de calefacción.  Por ello es importante que padres,  madres y cuidadores sepan qué hacer en un primer momento, mientras se busca la asistencia médica necesaria.

 

“Se debe reaccionar siempre con calma para no inquietar al accidentado. En caso de quemaduras, lo primero es poner la zona afectada bajo el chorro de agua fría de la llave o ducha, y no aplicar ungüentos ni aceites. Luego cubrir con una sabanilla limpia la quemadura. Cuando es una lesiones de tobillo, aplicar frío local e inmovilizar en caso necesario”, explica el traumatólogo Jefe del Convenio Escolar de Clínica Santa María, Eduardo Díaz.

 

Pero ¿Cuándo debemos acudir a un servicio de urgencia? El especialista  señala que si el enrojecimiento de la quemadura no cede, o bien aparecen ampollas o lesiones que comprometen más allá de la piel (músculo) hay que acudir a la Urgencia Escolar.

 

En caso de una torcedura en el tobillo, el principal signo de alerta es el aumento de volumen, deformidad de la extremidad y dolor moderado a intenso.

 

Los errores más comunes

 

El Dr. Eduardo Díaz explica que es fundamental que quien aplique primeros auxilios no cometan errores que puedan empeorar la situación del niño accidentado. “En el caso de las quemaduras, un error grave es aplicar aceites, cremas a base de óxido de zinc o colocar hielo directamente sobre la zona afectada”, señala el traumatólogo.

 

En tanto, frente a una lesión de tobillo, es perjudicial aplicar calor local, así como no acudir a la urgencia cuando la lesión presenta deformidad o aumento de volumen.

 

“Para estar preparados frente a un accidente, es fundamental que las familias tengan siempre a mano un botiquín básico, el cual debiera tener antiséptico, analgésicos, gasas y vendas, parches simples, antihistamínicos, anestésico para quemaduras pequeñas, etc. La reacción primaria ante el accidente puede disminuir o agravar sustancialmente las secuelas”, finaliza el especialista.

 

Motivos de consulta todo el año

 

Finalmente, el Dr. Eduardo Díaz entrega una lista de las lesiones más complejas que necesitan atención especializada inmediata:

 

  • Heridas profundas que requieren aseo y sutura.
  • Caídas que generen dolor y/o deformidad de la zona afectada. Estos casos necesitan inmovilización y traslado de inmediato a un centro asistencial.
  • Contusiones en el tórax o en el abdomen. Especialmente cuando se realizan deportes náuticos hay que estar atento al dolor abdominal o la dificultad para respirar, pues pueden traducirse en lesiones complejas de los órganos torácicos producto de alguna fractura costal.
  • Contusiones en la cabeza que causen pérdida de conciencia o trastornos de conducta.
  • Picadura de insecto cuando el paciente es alérgico.

 

 

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Pediatras relevan la importancia de la familia para evitar el consumo de alcohol y drogas

Bajo el eslogan “La Prevención La Hacemos Todos”, la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe), en conjunto con las principales sociedades científicas del país, el gobierno y diversas autoridades, hacen un llamado para crear un consenso nacional con el fin de disminuir el consumo de alcohol y drogas en niños, niñas y adolescentes.

Se trata de una serie de trabajos que se han estado realizando en el marco del Día Internacional de la Prevención y que buscan abordar de manera integral, la prevención del consumo de sustancias peligrosas entre los menores. Así, este sábado se realizó una Jornada de Reflexión a nivel nacional, en más de 22º colegios, donde se plantearon distintas maneras de protegerlos. El objetivo es que todos se comprometan con el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, incluyendo a las familias, el profesorado y todos los adultos responsables de su cuidado.

El presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe), Dr. Humberto Soriano, enfatiza que “se necesita que todos los actores se comprometan con las futuras generaciones y juntos trabajemos a favor de una niñez y adolescencia libre de sustancias peligrosas. Es urgente que exista un consenso social y así lograr tener un entorno más sano”.

Para ello, es fundamental cuidar a nuestros niños, saber lo que están haciendo. “Hay que tener tiempo de calidad con los hijos,por lo menos una hora diaria,compartir experiencias e incentivarlos a realizar deportes u otras actividades artísticas o deportivas, tres veces a la semana, para crear un buen ambiente sano y que retrase hasta después de los 18 años el consumo de estas sustancias peligrosas”, agrega el especialista.

Consenso Social

Los adolescentes que están en un ambiente protegido no sienten la necesidad de probar o experimentar con alcohol o drogas, sostuvo el presidente de la Sochipe, quien plantea que la responsabilidad de tener jóvenes sanos es de todos. “En ese sentido debemos ver lo que realizó Islandia, quienes gracias al compromiso de las familias, los colegios y gobiernos locales, lograron disminuir drásticamente los índices. En 20 años, la embriaguez en adolescentes se redujo de un 42% a un 5%, mientras que el uso de cannabis disminuyó de un 17% a un 3%. Eso es lo que necesitamos en Chile, un consenso social de todos los actores que nos permita crear ambientes más sanos”, afirma el pediatra.

En ese mismo sentido, Selva Careaga, jefa Nacional del Área de Prevención de Senda, refuerza la idea de la responsabilidad compartida entre todos quienes cuidan y están a cargo en distintas instancias de las futuras generaciones. “Proteger la salud de niños, niñas y adolescentes, manteniéndolos alejados del consumo de drogas y alcohol, es una de las prioridades del Gobierno de Sebastián Piñera.  En el desafío por proteger del consumo de drogas a nuestros menores, nadie sobra, todos somos responsables. El apoyo de la familia, los colegios y la comunidad es fundamental”, sostiene Careaga.

Con este objetivo, el pasado sábado tanto Senda como las autoridades científicas organizaron una Jornada Nacional de Reflexión, donde hubo más de ocho mil participantes a lo largo de todo Chile, donde se discutió sobre el rol parental en torno a la prevención del consumo de alcohol y drogas en menores. Además las conclusiones de esta jornada se usarán como insumo para crear la Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol, que definirá los lineamientos del país en materia de prevención, tratamiento e integración social para los próximos años, y que el Senda construirá durante el segundo semestre.

 

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La Función del Síntoma en la Familia

Podemos decir que “la enfermedad física, incluidos los desórdenes psicosomáticos, a menudo juegan un papel inesperado para mantener el equilibrio emocional dentro de la familia”. 

El surgimiento de esos desórdenes, igualmente, puede utilizarse por el médico o terapeuta como un barómetro de las dificultades emocionales familiares.

El síntoma comunica, es una forma de comportarse en el sistema y cumple la función de mantener en equilibrio el sistema. Resulta útil puesto que es fundamental para entender que está sucediendo en el sistema, define la situación familiar y se integra dentro de las reglas del propio sistema. En ocasiones protege y encubre, y a la vez libera de responsabilidad a quien lo porta. También distrae la atención de problemas mayores en la familia que, de afrontarlos, directamente supondrían un peligro para el sistema. Por otra parte, el síntoma puede otorgar durante su permanencia otro status a la persona que lo expresa, y sobretodo el síntoma da a entender que la situación familiar es insostenible y que requiere de una transformación, de cambios cualitativos de segundo orden.
El objetivo de la terapia familiar no es la eliminación del síntoma sino actuar sobre las secuencias comunicativas defectuosas del sistema para modificarlas, sin restarle importancia a los efectos biológicos que sufre la persona portadora del síntoma, teniendo claro que, mientras subsista la necesidad familiar que le dio origen, el síntoma se mantendrá.

Jackson observó fenómenos clínicos que le hicieron postular la presencia de mecanismos homeostáticos a nivel familiar, más allá de lo intra-psíquico:  “En la entrevista familiar conjunta, se observan presiones para mantener como incuestionable la definición de quién es el que tiene un problema y cuál es el síntoma a tratar. Muchos intentos por explorar otras cuestiones o problemas despiertan estas presiones o recelos.” 

Esta observación sugiere que el problema es una parte integrante de la vida familiar, un elemento clave para su nivel de equilibrio actual. La resistencia se pone al servicio de mantener dicho equilibrio.

“Cuando un paciente empieza a mejorar, a veces surgen problemas en otro miembro de la familia. Por ejemplo, después de que un señor con problemas de alcoholemia, deje la bebida y se rehabilite, la esposa se deprime. Naturalmente, ello puede aumentar la probabilidad de recaída del miembro que había empezado a mejorar.” 

Jackson entiende que el síntoma estaba cumpliendo una función en la dinámica del sistema, y ahora que no existe el sistema se desequilibra, y sólo se estabiliza con la aparición de un nuevo síntoma. Estos mecanismos homeostáticos son la base de la resistencia al cambio, orientada a mantener un equilibrio que no solamente afecta a las enfermedades emocionales, sino también a las físicas.

Esta noción de inercia o resistencia al cambio no es nueva en la psicoterapia, pero la novedad radica en basarla en la homeostasis de la familia como sistema, en lugar de explicarla en función de la dinámica intra-psíquica. Así, las resistencias no son sólo conductas o actitudes del paciente sino que pueden ser interacciones entre cualquiera de los miembros de la familia (o entre ellos y el terapeuta).”

Una mejora o curación del paciente, como vemos en el ejemplo anterior, puede conducir a una fuerte reacción contraria de otros miembros familiares, hasta incluso a la disolución de la familia. Así, el resto de la familia puede que insista en que el paciente identificado sigue realmente enfermo, llegando a graves extremos para probar esto o para hacerlo posible. Ejemplos:

Un marido insistía en que su mujer acudiera a psicoterapia para tratar su frigidez. Tras varios meses de terapia ella se sintió menos inhibida, ante lo cual el marido desarrolló impotencia.

Una joven con anorexia nerviosa fue alentada por su esposo para que acudiera a psicoterapia. Tras un período de tratamientos de expresión personal más bien intensos y peligrosos, ella comienza a tener una mayor intimidad con su marido. El inicial placer del marido ante la respuesta de ella se complica con el desarrollo en éste de una úlcera duodenal.

(Extracto Constelaciones Familiares)

Fernando García 

Facilitador Constelaciones Familiares.

www.ferransalud.com

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Existe un divorcio en el que todos ganan

La relación de pareja está agotada. Hay hijos fruto de esta relación, y a veces también una familia ensamblada que ha convivido durante años, otros hijos que se adaptaron a una situación nueva, un nuevo grupo que desarrolló sus gustos, ritmos y peculiaridades.

La decisión de separarse ha sido profundamente meditada, y es la mejor solución en medio de este desgaste en el que los diálogos son escasos y muchas veces tensos, la irritabilidad está a flor de piel y los mínimos detalles cotidianos despiertan elevado malestar en el estado de ánimo.

Los chicos ya están siendo perjudicados y esto puede notarse: su desempeño académico, su salud física, su estado de ánimo han variado negativamente. También discuten frecuentemente, se ven más tristes o buscan estar fuera de casa todo lo posible. Y vaya tristeza cuando están en casa y se aíslan en su habitación, en la TV,  o en sus auriculares y dispositivos tecnológicos. Es que no parece por gusto, sino por necesidad.

Generalmente resulta penoso el simple hecho de pensar en atravesar por todo el proceso que conlleva una separación y, sin embargo, también está claro que ya no queda otra opción. Esta convivencia resulta hoy insostenible.

¿Puede existir un divorcio en el que todos ganen?

Claro que sí, porque cuando el día a día se torna insoportable, ninguna persona del grupo familiar se está beneficiando con esta situación: ni los adultos en medio de una relación en la que no hay una verdadera pareja que esté eligiendo permanecer allí, ni los niños que absorben el clima emocional y las dinámicas tan disfuncionales.

Ganemos todos en este contexto, ¿qué quiere decir?

Que lo que está ofreciendo es un modelo de relaciones con vínculos que no son saludables. Los resultados están a la vista: son negativos.

Que los niños pueden buscar mover la atención de los adultos en medio de la tensión presente en la pareja con algunos síntomas, con el objetivo inconsciente de dar por finalizadas las discusiones, ya que si hay que resolver alguna situación de los pequeños, las diferencias entre los adultos suelen pasar a segundo plano.

Que los pequeños, suponiendo que ellos van a ser más importantes, provocan que les ocurra algo que se transforma en lo más importante, y entonces dividen a los productores de las discusiones o riñas.

Parejas candidatas

Cuando la relación de pareja se ha tornado difícil, donde hay cada vez más desencuentros y menos encuentros.

Aquellas parejas unidas anteriormente por uno o varios proyectos comunes que se han concretado o, se han diluido dejando un vacío en la relación.

Donde comunicarse es una odisea que transforma en malentendidos las frases neutras, o se malinterpretan las intenciones del otro como si tuviera en mente destruir o dañar, forzando al otro a defenderse en forma permanente de este ataque alarmante.

Cuando se hace cada vez más complejo llevar a cabo aquello que en el pasado había resultado más sencillo, una variación en las actividades de los niños que hay que cubrir, o una actividad de alguno de los padres que requiere del apoyo del otro.

Quiero divorciarme y que ganemos todos

Si te identificas con algunas o todas de las circunstancias que se han detallado aquí, o agregarías algunas más de tu experiencia personal y familiar, ten en cuenta que para que realmente sea una situación de ganancia para todos, deberás estar preparado para mantener una actitud de mucha altura respecto del otro padre y de los niños, y esto se resume en:

Mantener un trato respetuoso y cordial. Aún en las circunstancias menos favorables, puedes demostrar una maravillosa manera de afrontar las diferencias y las dificultades que –casi seguramente- surgirán.

Mantener la neutralidad respecto del otro padre delante de los niños. Esto es hablar en términos de respeto sobre su punto de vista, aún cuando no acuerdes en lo más mínimo.

Si lo ves imposible…

A veces en este contexto, las emociones impiden visualizar una resolución pacífica de esta circunstancia, entonces siguen existiendo opciones, como buscar sin dudarlo un buen apoyo terapéutico, si es que sientes que no te resulta posible encarar la situación de este modo, sabiendo que los más perjudicados en una separación disfuncional son los pequeños.

De paso, podría ser una oportunidad para aprender una nueva manera de crecer en situaciones de adversidad y desarrollar la resiliencia, esa habilidad de salir no solo airoso sino fortalecido de una adversidad.

¿Me cuentas cómo te fue?

Por: Lic. Marcela Monte

Facebook:  https://www.facebook.com/LicMarcelaMonte/
Licenciada en Psicología
Universidad Nacional de San Luis / Argentina
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Infantil
Contacto: info@infantopsicologia.com 

 

 

Extraido de: Editorial Phronesis

www.elartedesabervivir.com

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El Futuro es Femenino

No me referiré a los cambios legislativos que en uno u otro país estén en curso, los cuales evidentemente darán mayor protección y un marco jurídico para un trato más justo con las mujeres, contrarrestando en parte aquellos comportamientos machistas y micro-machistas muy evidentes y visibles. Estos ponen a la mujer en una posición inferior a la del hombre en lo jurídico, social, económico, familiar y entre amigos, incluso en peligro de muerte debido los malos tratos.

 

No soy tan amigo que hablar acerca de trato igualitario, ya que eso es utópico, incluso entre hombres. Por ello prefiero hablar de trato justo para la persona, libertad de elección, sea mujer u hombre, neutralizando crecientemente una discriminación peyorativa. Tampoco me referiré a ciertos iconos sexistas burdos recientemente vistos en Chile, los que debieran ser efímeros y al igual que en sociedades culturalmente más evolucionadas, prevalecerá el cambio gradual, sobre todo gracias a la inteligencia y fortalezas de la mayoría de las mujeres.

 

La vida me ha permitido cultivar siempre una buena, fluida y empática relación con las mujeres y dentro de ello no habré descubierto ni dicho nada nuevo, cuando afirmo que sin lugar a dudas lo más complejo de modificar es cultural, tanto en la mujer como en el hombre.  Lo que sí he descubierto es un montón de talentos, virtudes y capacidades en muchas mujeres, sin embargo, a la mayoría de ellas les cuesta desarrollar la confianza y la superación de temores, para lograr empoderarse con gran seguridad en ellas mismas en las más diversas actividades.

 

Si bien en todo el mundo las mujeres superan a los hombres en los resultados académicos, tanto escolares como de educación superior, todavía existe una gran desigualdad en las oportunidades profesionales y de trabajo. La emancipación de las mujeres, es decir, el aumento de oportunidades de elección y decisión, progresa en todos los países del mundo, pero se manifiesta de diferentes maneras en diferentes sociedades. La transformación económica, acompañada de la creciente necesidad que todos – mujeres y hombres – encuentren un buen medio de ingreso, ayudará a impulsar decisivamente la megatendencia del cambio femenino en los próximos años…,  no así las imposiciones gubernamentales o estatales, como piensan ilusoriamente algunas personas. A pesar de los problemas, nunca antes habíamos tenido una generación de mujeres tan ambiciosas como hoy: no sólo ambición de hacer carrera o dinero, sino de salud, de armonía, de libertad de elección y decisión, de bienestar general, de equilibrio emocional, entre muchos otros. La mayoría de ellas también están convencidas que tendrán una mayor independencia, libertad y oportunidades que sus madres. El aumento de opciones en la sociedad, las cuales irán “in crescendo”, también son y serán cada vez mejor abordadas con éxito por mujeres.

 

La creciente autoestima de la mujer, por supuesto, también afecta e influenciará en el futuro la elección de pareja, así como la forma en que se llevan a cabo las relaciones. El cambio en la familia y el ajuste de roles de género conducirán a intensificar movimientos en el campo de tensión de amor, sexo y pareja. No sólo los modelos a seguir, sino también las identidades de género se están difuminando en los bordes. La codificación de la intimidad y el romance cambia. La creciente aceptación de nuevas estructuras para la sexualidad y vida en pareja son empujados desde los nichos hacia la corriente principal. “Vivir separados estando juntos”: según varios estudios recientes en diversos países en Europa, cada octava a novena pareja joven vive separada (sobre un 40% de entre 16 a 29 años de edad). En América Latina ello aún no debiera sonar tan excepcional, ya que muchos hijos siguen viviendo hasta al menos los 24-25 años de edad con alguno de sus padres. Eso también cambiará. Casarse es cada vez menos frecuente, al menos por alguna iglesia. Separarse y/o divorciarse, es cada vez más frecuente, mientas el matrimonio expansivamente deja de ser una condición para tener hijos, propios o adoptados. También crece la normalidad y visibilidad de mujeres que educan solas a sus hijos.

 

No debieran estar lejanos los tiempos en que del mismo modo que en Europa,un alto porcentaje de las mujeres latinas – también – encuentren su autorrealización en el trabajo. Para los hombres, esto no sólo significa aceptar que el trabajo de su pareja es más importante de lo esperado, sino también darse cuenta de que ellas necesitan hacer y lograr más en el trabajo para mejorar el bienestar para la familia (bienestar es un tema tan complejo de definir como éxito, es muy personal). En algunos países, ya es clara la tendencia que los hombres comienzan a trabajar tiempo parcial y dedicar más tiempo a temas de familia. Aquí en Chile, también existen aún débiles señales que ello pudiese evolucionar. De este modo, es muy factible que se produzca una enorme brecha entre el deseo y la realidad, ya que en la práctica sigue existiendo la discrepancia, de que en aquellos casos donde la mujer trabaja a tiempo completo y el hombre a tiempo parcial, mucho más de la mitad de las tareas familiares siguen siendo resueltas por la mujer. Esas son las cuatro, cinco o seis agendas de esas mujeres, que a la larga no podrán sustentar de esa forma, al menos sin enfermar de algo severo. ¡El hombre deberá cambiar!

 

El rol de madre sigue siendo la primera prioridad en la mayoría de las mujeres, no sólo la latina, también la europea o la asiática, pero la minoría de ellas quieren realizar el antiguo rol de “dueña de casa”. Sociedades como las escandinavas, han reflejado un aumento del número de hijos desde que ambos trabajan generando ingresos. Ello en parte se explica por el mejoramiento económico de esas familias, pero también por las facilidades que otorgan los empleadores a madres con niños pequeños.

Cada vez más mujeres llegan a ocupar lugares de liderazgo en las empresas, en la política u otras organizaciones. Me atrevo a vaticinar que ello seguirá en rápido ascenso. Países como Australia, Alemania, Holanda, Suecia y Noruega lideran ese proceso. Sin embargo, incluso en dichos países el nivel salarial aún no es equivalente, al menos para responsabilidades, tareas, objetivos a cumplir, incluso ante rendimientos similares. Es un proceso que pienso que puede acelerarse y la sociedad requerirá de ambos estilos de liderazgo, el más masculino y el más femenino (no entraré en el análisis de diferencias, sería muy extenso…).

¿Por qué este cambio ha sido lento? Probablemente porque muchas mujeres han imitado demasiado los estilos de liderazgo de los hombres, es más, han estudiado modelos de liderazgo ideados por hombres para hombres. En la medida que las virtudes inherentes al género femenino se potencien con las competencias de la persona mujer, estaremos frente a la evolución acelerada del cambio, donde el futuro de nuestras sociedades sea dirigido por mujeres. El cambio de estrategias personales de las mujeres en sus trabajos actuales y futuros, serán determinantes para avivar este proceso, no sólo para mujeres que quieran acceder a puestos directivos altos, sino también las que busquen armar su propio negocio y aquellas, cuya ambición está más en su autorrealización personal a través de las tareas o la vocación que despliegan en su trabajo. ¡Está en manos de las mujeres, si se deciden realmente, estratégicamente, aunque les suene masculino!

 

Este tren ya partió hace unas pocas décadas en algunas sociedades, por lo cual estoy convencido que antes de mediados de este siglo, llegará el turno claro y persistente a las mujeres y ello, también nos cambiará el mundo a los hombres. Ello generará nuevos mercados curativos y de apoyo para lograr cambiar al macho proveedor estresado e irascible, en un «nuevo» hombre, gracias a las mujeres, por el bien de la sociedad y las familias.

 

Ricardo Gevert – Adm. Industrial

www.gevert.com

Foto portada: Photo by rawpixel.com from Pexels

 

 

 

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Es el gesto, no el producto

Hay una queja universal de las mujeres respecto de lo poco detallistas de sus parejas. Al parecer el hombre está dispuesto a darle en el gusto cuando escuchan que algo les gusta a su pareja “cómpratelo y yo te transfiero”, el problema es que lo que las mujeres quieren no es el producto sino el gesto. Da lo mismo si no es la talla ni el color que queríamos, el simple hecho de que sean ellos quienes van al lugar a elegir algo hace que el regalo sea especial. Y no hablo de cosas materiales, hablo de proyectos, panoramas, comidas, salidas a bailar, etc. Es invertir tiempo y ganas en la pareja.

Como les he contado en otros post que he escrito, en mi cuenta de Instagram @hoymetoca he estado haciendo encuestas que me tienen sorprendida, no sólo por el feedback que recibo sino porque de ellas obtengo material para seguir inspirándome en temas actuales y relevantes que ayuden a las parejas.

Generar instancias es mucho más difícil de lo que uno cree, en especial quienes tenemos hijos. Porque pensar en salir ya es un tema, coordinar con quien uno deja a los niños para poder estar tranquilos, pensar en que al día siguiente igual tenemos que levantarnos a trabajar (o si es fin de semana) a estar con ellos, jugar, vestirlos, darles almuerzo y hacer todo lo que un niño requiere de sus padres no es fácil, menos si uno está enfiestado. De sólo escribirlo ya me agoto.

La invitación es a que puedan trabajar como equipo, que planifiquen una cita romántica con todos los detalles cubiertos y puedan dividirse las tareas (en caso que tengan hijos) uno se preocupa de elegir un lugar, reservar y planificar el resto de la noche, y el otro se encarga de que los niños estén bien cuidados por alguien de su confianza.

Las mujeres esperamos sorpresas, siempre. Esto es una regla BÁSICA jajaja. Así que hombres, echen a volar su imaginación, háganse el tiempo de buscar un lugar lindo o que crean que a su mujer le podría gustar, no es necesario que compren un regalo, pero si lo hacen hay un punto extra para ustedes, que muchas veces se traduce en una mujer feliz, dispuesta a darlo todo. Y cuando digo todo, es TODO.

Cómo siempre les digo a las parejas que atiendo, ojalá eviten conversar de temas caseros (nana, colegios, niños, trabajo, etc.) y puedan compartir una comida sin su celular, cara a cara y logren hablar de ustedes, sus proyectos juntos, sus crisis, sus miedos. Puedan vulnerabilizarse, contarse cosas que llevan un tiempo guardadas de una forma amable, puedan hablar o discutir con amor, sin herirse ni sacarse en cara nada, sino que compartir sus pensamientos y sentimientos respecto de situaciones determinadas.

Ojalá puedan ponerse metas como pareja, viajes, sueños, proyectos. A mí se me ocurría ayer mientras pensaba en este post que sería lindo proponer que todos los 14 de cada mes pudieran celebrar el día de los enamorados. Encuentro muy egoísta con el amor hacerlo sólo una vez al año. Incluso creo que una vez a la semana las parejas debieran tener un espacio para ellos, quizás no en formato cita y mega producción, pero sí compartir una copa de vino, un aperitivo y poder estar los dos solos. Porque de eso se trata, de generar un espacio de conversación donde yo pueda hablar de las cosas que me pasan.

Suena fácil pero no lo es. Si se detienen un minuto a pensar cuándo fue la última vez que lo hicieron, probablemente les tome un tiempo acordarse. Y creo que es injusto. Por qué le dedicamos más tiempo a todo lo que está a nuestro alrededor menos a la pareja. Por qué creemos que el hecho de ya haber firmado un papel o de tener hijos en común me asegura el amor eterno con mi pareja.

Ojalá vengan generaciones que logren cambiar las estadísticas de los divorcios. Parejas dispuestas a invertir en la empresa más importante de sus vidas, la familia. Que nuestra pareja esté dentro de nuestras primeras prioridades. Hay miles de formas de hacerlo, no siempre es con un producto, muchas veces es un simple gesto. Un mensaje a medio día de amor, un beso (pero un buen beso, no un topón) cuando llega a la casa, una comida que le guste, un abrazo sólo porque sí, un masaje, una ducha juntos, estar..simplemente estar disponible para el otro, no sólo marcando tarjeta y calentando el sillón de la casa para que nadie diga después que no estoy.

Michelle_PollmannMichelle Pollmann Román

Directora de Centro Al Alma

Psicóloga Clínica
Postítulo Psicoterapia Psicoanalítica
Terapeuta de Pareja
Sexóloga en formación
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Cine en familia: Coco, una historia sobre el amor más allá de la muerte.

Con la belleza y emotividad que caracteriza a la sociedad Disney Pixar, esta película nos da la posibilidad de hablar de temas tan complejos como la muerte, la pertenencia a la familia y la pasión en nuestras vidas. Hablar de estos temas en familia no es común, sin embargo, son estas conversaciones las que nos conectan emocionalmente en niveles sorprendentes, generando vínculos profundos que inciden positivamente a lo largo de nuestras vidas.

Esta es la historia de cuatro generaciones de una familia en México, en la que por un evento traumático del pasado la música está prohibida. Pero para Miguel, el tataranieto protagonista de esta película, la música es su pasión, un torrente que desde el comienzo anticipamos va a desbordar por algún lado. Tratando de encontrar la forma de poder desarrollar esta pasión, durante las celebración del día de los muertos, llega al mundo de éstos a encontrarse con sus antepasados y descubrir de dónde viene su amor por la música.

La muerte es una realidad ante la cual todos, grandes y chicos, nos sentimos vulnerables por la incertidumbre que conlleva. Aún para quienes son creyentes, siempre existe la pregunta sin respuesta: ¿qué hay en el más allá?

¿Y por qué es importante hablar de este tema con los hijos? Porque los niños también se hacen las preguntas fundamentales de la vida. No es necesario que demos respuesta y certezas absolutas, porque en este tema no las hay. La invitación es a reflexionar juntos, escucharlos y abrirnos en el plano de las emociones. Creo que los niños nos sorprenderán con sus respuestas. Hablar de la muerte es importante porque cuando tenemos conciencia de ella nuestra vida puede ser diferente. Valorar y cuidar más lo que tenemos, a quienes nos quieren, los amigos y nuestros talentos.

Pero hay otra arista de este tema de la muerte que es muy interesante también: ¿qué dejamos en este mundo cuando nos morimos?

Lo que podemos rescatar de esta historia es que nuestra huella es el amor, los vínculos que fuimos capaces de crear y que permanecerán en la memoria de nuestros hijos, nietos, bisnietos…y mientras más amor haya habido en nuestras vidas más generaciones serán tocadas por este.

Esta energía o realidad que es el amor que se comparte en los vínculos significativos, es también la principal fuente de felicidad. Así lo ha demostrado el estudio longitudinal más extenso en duración que se haya hecho: The Adult Development Study, por la Universidad de Harvard. Los resultados hasta ahora indican que las personas más felices son aquellas que logran desarrollar relaciones interpersonales sanas y profundas, logrando transmitir un cierto estilo, podríamos decir, de vincularse que puede impactar a varias generaciones. No se trata de que no haya conflictos ni dificultades en la vida y en nuestras relaciones. En Coco vemos estas tensiones en Miguel, quien se siente “diferente” a todos los de su prole por su deseo de ser músico. Y vemos también una familia, especialmente la abuela, con una herida abierta que se muestra en el odio a la música.

Todos pertenecemos a una familia y tenemos una historia común que nos define. ¿Qué tipo de familia tengo? ¿Cuáles son los eventos traumáticos que nos atraviesan? ¿Qué nos une o nos divide? ¿Cómo queremos seguir construyendo nuestra historia?

El viaje de Miguel al mundo de los muertos es un recorrido por las historias y personajes que dieron origen a esta familia y que le permite resignificar esos eventos dolorosos que no logra comprender en el presente. Es una linda imagen para decirnos que la memoria y el recuerdo, las historias compartidas en familia, pueden ayudarnos a entender y sobreponernos a las dificultades que hayamos tenido.

Al ver esta película estoy segura de que te conectarás con algún abuelo o abuela, con tus padres o reflexionarás en cómo quieres ser recordado por tus seres queridos.

Aquí van algunas preguntas y frases para iniciar una conversación con los hijos:

¿Qué crees qué hay más allá de la muerte?

¿Cómo te gustaría ser recordado por todos los que te quieren?

¿Qué cosas te gustan de tu familia?

¿Qué cosas no te gustan?

¿Hay algo que quieras con todo el corazón?

¿Qué crees que será un buen recuerdo para cuando seas grande?

Lo que más recuerdo de mi abuela o abuelo es…

Lo que más me gusta de mi familia es…

Cuando me muera me gustaría que me recordaras por…

Yo creo que cuando morimos vamos a….

Lo más doloroso que viví cuando era chica fue…

Mi recuerdo más feliz de la infancia es…

Recuérdame es el título de la canción principal de Coco, de un padre que le pide a su hija y a su familia que nunca olviden cuánto los amó. El amor es lo que quedará de nosotros al final, pero el amor es también lo más valioso que podemos dar a nuestros hijos para su futuro.

Alejandra Ibieta I, 

de AMA Consultora Parental

Articulo extraido de www.talleresama.cl

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Constelaciones Familiares y los órdenes del amor

El primer orden del amor nos dice que, en la red de vínculos, todos sin excepción, con independencia de si se les juzga positiva o negativamente, tienen el mismo derecho a pertenecer y a ser incluidos y dignificados, permitiendo y exigiendo que asuman su destino y sus culpas y las consecuencias de las mismas, cuando así fuera el caso.

En la práctica ocurre que los sistemas familiares excluyen o apartan a algunos de sus miembros porque condenan su comportamiento, o porque su recuerdo es demasiado hiriente, vergonzoso o doloroso. A veces, hay personas que murieron pronto, o personas que se suicidaron, y esto ocasiona dolor o vergüenza en los descendientes, o bien incluso padres a los que se juzga por no haber hecho lo adecuado o por irresponsables, malos, maltratadores, abandonadores, alcohólicos, etcétera.

En realidad, excluir es un movimiento de la mente personal que trata de protegerse de lo que le genera dolor. Pero la Mente Colectiva, el Alma común, no entiende el lenguaje de la exclusión y sigue un principio existencial que reza que «todo lo que es tiene derecho a ser tal como ha sido, y a ser reconocido de esta manera». Cuando este principio es respetado, como fruto de cavar en el propio proceso emocional y asentir a los asuntos familiares, el pasado queda liberado y el futuro puede ser fuerte y real.

Cuando hay exclusiones, la Mente Colectiva impone la consecuencia inevitable de que lo excluido será encarnado de nuevo por personas posteriores, que no tienen nada que ver con el asunto, y que muchas veces inconscientemente, sin saberlo, siguen el destino del excluido. Es el efecto de las habitaciones prohibidas que atraen inevitablemente a algunos en un intento fallido de elaborar y cerrar capítulos dolorosos de los sistemas. ¿Cuántos se hacen alcohólicos siguiendo a un padre despreciado por su alcoholismo? ¿Cuántos padecen un apego frágil a la vida cuando en el corazón de la familia se les vive como miembros que reemplazaron a alguien perdido por muerte temprana, por ejemplo, o se sienten atados a la persona que falleció, y con dificultades para tomar la vida en plenitud? ¿Cuántos sienten impulsos suicidas cuando otros, anteriores, también se quitaron la vida o bien se hicieron culpables de la muerte o la desgracia de otras personas?

Joan Garriga
www.joangarriga.com/

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El Mejor Regalo

La tradición de hacer regalos en Navidad está relacionada con una fiesta romana que se hacía a fin de año y la historia del obispo San Nicolás de Myra. Es ya una forma de celebrar muy arraigada en la cultura occidental, y aunque a veces puede ser fuente de agobio, regalar es un acto de generosidad y preocupación por el otro, es una forma de demostrar cariño.

Lamentablemente la Navidad por estos lados coincide con el cierre del año lo que implica innumerables actividades y compromisos.  Tanto los adultos como los niños estamos cansados e híper estimulados por los medios para consumir las últimas novedades, modas y tecnologías, así como también para tener la fiesta perfecta con el árbol más lindo y la cena más exquisita. Esto puede llevarnos a tener expectativas demasiado altas sobre lo que tiene que ocurrir el 24 de diciembre, y luego llegamos al día agotados y muchas veces, con ganas de que pase pronto.

Las celebraciones como la Navidad son grandes oportunidades de conectarse en la alegría, de compartir emociones y eso fortalece los vínculos. A veces por tener una fiesta perfecta, perdemos esta noción de conexión y nos quedamos en los aspectos formales de la misma. Date la oportunidad de vivir esta Navidad de la forma en que realmente quieres, esto implica tomar conciencia de algunas cosas y decisiones firmes para lograrlo.

En primer lugar, trata de visualizar lo que deseas para estos próximos días. Dónde, cuándo, cómo, con quiénes y qué va a suceder. Luego pregúntate por qué quieres esto. Si tu deseo es tener una fiesta de unión familiar, o una celebración más íntima sólo con tus más cercanos, que se viva con un sentido de gratitud especial por todo lo que tenemos o tal vez hacer algo de entrega a los más necesitados. No importa cuál sea el sentido, lo relevante es que haya un relato y que todos los miembros de la familia se sientan parte de éste.

Luego, trata de organizar tu tiempo lo mejor que puedas, sin descuidar el descanso y los momentos para estar en familia e ir preparando la navidad. buscar instancias en las que decorar el árbol sea una actividad grupal, cocinar juntos los postres, rezar una pequeña oración para preparar el espíritu, organizar el amigo secreto.

 Ahora a pensar qué regalar.

Para los niños, y los no tantos, la ilusión de los regalos es normal. Sin embargo, a veces vemos mucha ansiedad respecto del tema, algo que la publicidad exacerba sin duda, pero también nosotros al comprar impulsivamente, o cuando utilizamos los regalos para compensar o como una amenaza para que se porten bien.

Recomendamos definir un presupuesto y ojalá no endeudarse por satisfacer demandas de los niños, que normalmente son más inducidas que algo que realmente necesiten.

Pensar cada regalo de acuerdo a lo que conocemos de nuestro hijo o hija, ahijados, padres, etc. ¡Que sea entonces una tarea para nosotros!: conocer más al otro, acercarnos más, interesarnos más por ellos. Hablar de sus gustos, de sus sueños, de lo que disfrutan, etc. No quedarse en la pregunta ¿Qué quieres para Navidad? Ir más allá y preguntar ¿por qué te gusta eso? Compartir tus deseos también, contarles sobre los regalos que recuerdas con especial cariño y por qué.

Algunos criterios para decidir qué regalar son:

Algo que tu hijo desee con especial interés, cuando ha habido una consistencia en el tiempo de algo que quiere.

Algo que tu hijo necesite. Quizás no lo ha pedido, pero tu sabes que lo va a usar y apreciará que te hayas dado cuanta de su necesidad.

Alguna experiencia (lectura, teatro, concierto, viaje, clases) Las experiencias generan memorias emocionales muy potentes y son un tesoro para cultivar las pasiones.

Algo de tí. En algunas familias se regalan cupones con vales por una salida a tomar helado, cocinar juntos, hacer un favor especial, etc.

Los niños pueden parecer muy caprichosos y demandantes en este tiempo, pero no te dejes engañar, lo que ellos buscan es conectarse más contigo. A veces tildamos a los niños de consumistas, egoístas, egocéntricos, etc. Y claro, ellos no tienen los filtros que tenemos los adultos para manejar toda la presión externa qué hay por consumir y tener el mejor juguete o regalo posible. Si hasta para uno es difícil mantenerse centrado, para ellos lo es aún más. Obvio que se entusiasman con la idea de la bicicleta nueva o el play station o la barbie no se qué, quien no. Somos nosotros los que podemos alimentar esa ansiedad y mirada más egoísta o de transformar esta celebración para que sea más que sólo recibir nuevos juguetes.

Para ello, además de elegir un regalo con empatía, pensando en el otro, acompañémoslo con gestos que lo harán especial.

Que el regalo vengan con una nota o tarjeta explicando por qué lo elegiste, o por qué esa persona, sea un hijo, hermano, amigo, es especial para ti.

Que al entregarlo le digas que le das las gracias por algo que ha hecho o por como es.

Es darse uno como parte del regalo, eso será recordado por siempre, hará el momento uno de conexión e intimidad.

Invitar a los niños a hacer también pequeños regalos. Regalar de los suyos a niños que no tienen, cocinar algo, gastar de su mesada para un dulce o chocolate, ofrecer hacer algo por el otro, preparar un show de Navidad.

La Navidad es una oportunidad para establecer ritos en la familia. Estos son importantes para dar una identidad especial a la familia, y es lo que genera sentido de pertenencia. Todo esto es fundamental para que los hijos se sientan motivados a colaborar y a participar.

Las conversaciones que vamos tendiendo con los hijos son muy relevantes para dar ese significado que queremos.

Antes de la Navidad, además de preguntarles qué quieren, podemos preguntarles qué regalo espiritual esperan, cuáles son sus sueños para el próximo año, qué se les ocurre que pueden mejorar, qué podrían hacer para regalarle algo a otros más necesitados.

Durante la celebración, ya dijimos, entregar los regalos con algún detalle, hacer un momento de oración, ir a la misa, dar las gracias por algo o a alguien, recordar a un ser querido que ya no está, salir a buscar al Viejo Pascuero, meditar frente al pesebre, etc.

Después de la celebración, jugar con ellos con sus nuevos regalos, preguntarles qué los hizo felices, qué recordarán, qué quisieran hacer diferente el próximo año, si se cumplieron o no sus expectativas, etc.

Son pequeños detalles los que hacen que la Navidad se transforme en una ocasión de unión, cariño, conexión emocional. Se necesita un poco de creatividad y voluntad para lograrlo. Si realmente creemos que los juguetes o las cosas materiales no nos hacen más o menos felices, atrevámonos a vivir una Navidad que fortalezca nuestros vínculos, algo que si es fundamental para la felicidad.

Alejandra Ibieta y Alejandra Buzeta, socias AMA Consultora Parental

Articulo extraido de www.talleresama.cl

 

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Lo que deberías hacer para temerle menos a la muerte (y vivir mejor la vida)

Artículo publicado originalmente en El Definido

Porque es lo único ineludible en este mundo, Mane Cárcamo plantea una manera más abierta de enfrentarse al final de la vida… pero no solo cuando estemos cerca, sino siempre.

En los últimos días, mucha gente a la que quiero ha sido visitada desde cerca por la muerte. Lo que me asombra y sucede es constatar que nosotros los mortales, los que tenemos el 100% de seguridad que algún día nos tocará partir, no podemos acostumbrarnos ni siquiera a la idea de este paso por el que todos, sin excepción alguna, transitaremos. Sin duda el desapego es difícil, las despedidas, la ausencia… son dolores que no pasan, pero (por lo que he visto) con los que sí se puede aprender a vivir, incluso a ser feliz conviviendo con ese sentimiento.

Cuando era chica la muerte era un asunto tabú. Recuerdo que si se hablaba de alguien enfermo en la sobremesa o de un accidente inesperado, un tío carraspeaba, llenaba su copa y algo nervioso decía “cambiemos de tema mejor”. Siempre me llamó la atención esa actitud tan propia de esos años. Como si por no nombrarla, la muerte no fuera a suceder. Y acá estamos, con muchos de ellos en la otra vida y conmigo pensando que el negar el tema no impidió que unos más temprano que tarde, tuvieran que partir.

El filósofo Michael de Montaigne habló sobre la muerte y nos interpeló sin anestesia a hacernos cargo de lo ineludible Quitémosle lo raro, acerquémosla a nosotros, acostumbrémonos a ella, no tengamos nada tan a menudo en la cabeza como la muerte”.

Y fíjense que comparto esta idea y la abrazo con total convencimiento. Porque incluso sanos, en la plenitud de la vida y con todo un futuro por delante, la muerte debería preocuparnos mucho más que el crédito hipotecario, la pega o la dieta para el verano. Debería preocuparnos, sin vivir con miedo ni aterrorizados, pero atentos para que ojalá nos pille preparados y vigilantes, esperándola sin asuntos pendientes.

Una amiga me contó que su mamá para una Navidad les regaló, a cada uno de sus hijos, un sitio en el cementerio. Mi primer pensamiento fue “que tétrico”, pero después de masticar mejor la idea admiré lo práctico del regalo y la sabiduría de esa mujer de despertar a sus hijos y decirles sin mucha vuelta: ojo que no sabemos ni el día ni la hora.

Entonces, ¿qué hacer frente a ella? ¿Cómo prepararnos? Acá algunas de mis sugerencias en las que obviamente aportaron amigos, a los que les haré un discurso muy lindo de agradecimiento en su funeral si mueren antes que yo.

1. Partir por hablar de la muerte sin tapujos. Con tu pareja, preguntarse qué pasaría si uno faltara, si tienen hijos juntos como les gustaría que crecieran, incluso (lo he hecho) conversar acerca de quien ocuparía nuestro lugar en el caso de partir. Sin mucho criterio le he dicho a mi marido cómo debería ser la mujer que elija y qué es lo que quiero que le transmita a mis cabros (una cosa es decirlo, otra que considere los que le digo). Es un rasgo controlador lo sé, pero al menos me interesa que la madrastra de mis niños cuenta con mi pre-aprobación (de lo contrario ya lo tengo amenazado con venirlos a penar).

2. Este es un cliché que llega a ser grosero, pero no puede faltar. Preocuparnos de recomponer esos vínculos que nos importan y que están quebrados, debiese ser una tarea diaria y que no dejarla para el día que sintamos que la muerte nos está rondando. Hay cosas que tal vez cuesta mucho perdonar, sanar o resolver, pero al menos podríamos esforzarnos por hacer el intento HOY de provocar una tregua o acercamiento. Llamar a ese hermano con el que estamos peleados, invitar a un café a esa amiga que fue injusta, pedir perdón a ese compañero de pega con el que nos desquitamos, disculpar a esos papás que nos sobre exigieron, son pequeños grandes gestos que pueden llevarnos a vivir mucho más en armonía y paz. Siempre me he preguntado que si mañana me atropellan y la vida se termina, ¿me podré el pijama de palo sin nada pendiente con aquellos a los que quiero y me quieren? Reflexión ULTRA repetida, pero para mí siempre necesaria.

3. Dedicar un momento del día a reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y lo que podemos cambiar. Sería muy bajoneante que la “doña fría” nos encontrara con la cabeza y el corazón puesto solo en la vorágine de la cotidianidad. Inmersos en la cuentas que hay que pagar, los proyectos que debemos presentar, los informes atrasados, el supermercado, las tareas infantiles, las grandes reuniones ejecutivas, etc. Todas cosas que obviamente nos quitan muchas energías del quehacer diario, pero que nos pueden impedir parar un poco, mirar nuestra vida y darle un sentido. Mi propuesta es que al menos 10 minutos al día uno debe estar en silencio y evaluar nuestro día, nuestros lazos con los demás, nuestra manera de enfrentar el trabajo y el cómo podemos ayudar a los que nos necesitan. Es una muy buena manera de ir revisando la carta de navegación y monitorear si vamos por el camino correcto. Y una excelente receta que alguien me dio para que la muerte me pille con el foco puesto en lo verdaderamente importante y no únicamente en el tag pendiente que tengo que pagar.

4. Dejar todos los días un recuerdo en otro. Una amiga me dio la idea de revisar fotos de momentos bacanes y comentarla con los que queremos, para ir grabando de generación en generación esas historias que le dan mística y un estilo particular a cada familia. Que la tradición oral de los cuentos no se pierda, porque cuando no estemos, esos recuerdos nos harán volver a estar presentes. También es bonito proponerse hacer ciertos gestos o rituales que dejen huella en los otros. Abrazar todas las noches antes de dormir a un hijo, invitar todos los primeros viernes de mes a ese abuelo que está muy solo, enseñarle una canción que nos fascine a los sobrinos, hacer un picnic en ciertas fechas importantes… en definitiva ir grabando momentos en nuestra vida y en las de los que nos rodean. En un mundo en donde todo está escrito, documentado, certificado o posteado en Facebook, cobra un nuevo valor el poder de las historias contadas alrededor de la mesa, en donde el que la va transmitiendo le va poniendo y sacando un poco de su cosecha. Personalmente me enternece cuando alguien dice “cómo decía mi abuela” o “mi papá siempre nos contó el cuento de…”. Son sutiles maneras de volver a acompañar nuestros seres queridos cuando ya hayamos aparecido en el obituario.

Esta frase que leí en @nochedeletras me encantó por su naturalidad: “La muerte y yo hemos hecho un pacto. Ni ella me persigue, ni yo le huyo a ella. Simplemente algún día nos encontraremos”.

Así es no más, queridos lectores mortales.

¿Hablas de la muerte con sus cercanos?

Magdalena Cárcamo – Periodista

Fuente: www.eldefinido.cl

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