Tres preguntas sin sentido

Todos los padres decimos sin mucha autoevaluación que nos preocupamos por nuestros hijos y que sabemos cómo les va en lo cotidiano.

Sin embargo, me he encontrado en todos los países del mundo hispano los que recorro con frecuencia, que todos los días los padres hacemos tres preguntas a los niños y adolescentes que cuando uno las analiza carecen de todo sentido. Estas tres preguntas son:

¿Cómo te fue?, frente a lo que los niños la mayoría de las veces contestan “ bien”

¿Qué hicieron?, frente a lo que contestan “ nada”

¿Tienen que estudiar o algo para mañana?, frente a lo que responden “ No”

Lo que es interesante reflexionar es que los padres sabemos que nos contestarán eso y sin embargo no dejamos de hacerlas. Es como si sintiéramos que nos preocupamos por ellos al hacerlo pero al mismo tiempo sabemos que no sabremos nada nuevo y mucho menos nada profundo.

Además todas esas preguntas están en el fondo orientadas al rendimiento y a la evaluación y no a la globalidad de la experiencia educativa cotidiana de los niños.

Sería tan distinto que cuando llegarán, nos diéramos el tiempo de preguntarles cosas cómo ¿dime tres cosas buenas que te hayan pasado hoy y yo también te contare tres buenas mías?, y sabes qué ¿dime tres cosas malas que te hayan pasado y yo también te contaré y buscare tres malas?

La experiencia de haber realizado este ejercicio en los talleres, me ha podido demostrar que si bien en un inicio los niños rechazan las preguntas porque no están acostumbrados, después de un tiempo gozan la conversación y sobre todo se les entrena a reflexionar sobre sí mismos, en un mundo centrado absolutamente hacia afuera.

Este tipo de preguntas genera que el centro del día, de niños y de adultos, en la experiencia del día y no sólo en el rendimiento y en la productividad.

Sinceramente parece que hacemos las tres preguntas como para chequear rápido lo realizado pero no necesariamente porque nos importa demasiado lo que hayan vivido. Si hiciéramos la alternativa que propongo sabríamos antes de los hechos de bulling , probablemente , y seguramente muchos otros antecedentes de la vida de ellos.

El conocer a nuestros hijos va más allá de estas tres preguntas y tiene que ver con desarrollar la habilidad para mirarse desde adentro y junto con eso poder explorar en su mundo emocional para que desde pequeños puedan tomar contacto con sus emociones.

Quiero invitarlos (as) a practicar este ejercicio y a darse cuenta desde el corazón lo que ocurre en ellos y en ustedes al realizar la experiencia. Se darán cuenta que la comunicación toma otro color y se profundiza desde un lugar distinto donde sabrán cosas de sus niños que con las tres preguntas inútiles jamás pudiéramos obtener.

 

Pilar Sordo – Psicóloga

Extraído de www.pilarsordo.cl

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Actividad para fomentar desarrollo emocional basada en la película Intensamente

 

Al igual que en otros procesos, los niños van aprendiendo a manejar sus emociones de manera paulatina y progresiva.

Si bien las principales fuentes de aprendizaje son nuestro ejemplo (como nosotros manejamos nuestras emociones) y la regulación del estrés (lo que hacemos o dejamos de hacer cuando nuestro hijo tiene alguna emoción en curso), el aprendizaje también se puede potenciar a través de ciertas actividades, como la lectura de cuentos, el juego, el teatro y el dibujo (por nombrar algunas).

A continuación les dejamos una actividad (haz click aquí para descargarla) basada en los personajes de la última película de Pixar, Intensamente. La idea es que debajo de cada personaje ayuden a sus hijos a:

1. Conocer la emoción: Cada una de las emociones tiene un fin adaptativo y conocerlo ayuda aceptar la emoción y aprender a regularla.

Temor te cuida del peligro y te prepara para enfrentarlo. Desagrado te ayuda a rechazar elementos que pueden ser dañinos, desde un alimento a malos tratos. Furia te hace ver lo que no te gusta y te incita a hacer algo al respecto. Alegría te ayuda a ver, a darte cuenta y a disfrutar las cosas que te gustan y te hacen bien, junto con darte la energía necesaria para moverte y enfrentar dificultades. Tristeza te ayuda a procesar pérdidas y experiencias dolorosas. Te ayuda aprender de lo vivido, a pedir ayuda, a darte cuenta de lo que quieres y necesitas para estar bien.

2. Tomar consciencia de lo que me pasa cuando la siento: Siguiendo con el ejemplo de Furia, podría ser “me pongo rojo, me dan ganas de gritar o no me gusta que me toquen”, mientras que en tristeza “lloro y me gusta que me abracen”. Este paso es muy importante, especialmente con niños menores de 6 años, porque al ser concretos, les hace mucho sentido conectar la emoción con su cuerpo. Por lo mismo, para potenciar el aprendizaje, sirve mucho ir actuándoles lo que les pasa (por ejemplo decirles “Cuando te enojas ¿te pones así?” y fruncir el ceño) y/o pedirles que lo hagan ellos (por ejemplo decirles “Muéstrame como es tu carita de miedo”).

3. Identificar situaciones o cosas que los hacen sentir así: Ayuden a sus hijos a identificar situaciones del día a día, no tienen que ser complejas ni elaboradas, ojalá lo más simples posibles. Por ejemplo, en Furia podría ser “que un amigo no me preste un juguete, perder o que me digan que no”, mientras que Alegría “un abrazo de mamá”.

4. A aprender a manejar la emoción: Esto lo pueden hacer contándoles qué cosas pueden hacer (por ejemplo “cuando uno está asustado sirve mucho tranquilizar el cuerpo”), contándoles lo que hacen ustedes (por ejemplo “cuando me siento mucha rabia me gusta estar sola un ratito”) y/o mostrándoles cosas que han hecho y que les han servido (por ejemplo “he visto que cuando estás triste te tranquiliza mucho un abrazo”).

Lo otro que puedes hacer es preguntarle con qué personaje se identifica y por qué, con emoción le cuesta más manejar y que emoción le cuesta menos.

Para potenciar la experiencia de aprendizaje y el momento de conexión con sus hijos, lo ideal es que ustedes también hagan la actividad y la compartan con ellos.

 

Andrea Cardemil Ricke

Psicóloga Infanto-Juvenil

Magíster en Psicoterapia Integrativa

Diploma en Terapia de Juego

Diploma en Manejo Interdisciplinario de las dificultades del Escolar

Autora del libro «Apego Seguro: Como relacionarte con tu hijo a partir de los 2 años» (Ediciones B).

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