¿El amor es realmente todo en una relación?

El amor es ese sentimiento sublime hacia otra persona que nos atrae, nos completa, nos produce alegría y de quien esperamos reciprocidad para mantener una relación armónica, que de sentido y nos haga felices. El amor nos invita a la convivencia con la persona amada, pero ¿Es realmente todo en una relación?

Sentir amor por nuestra pareja favorece la convivencia y nos predispone a complacerla. De esta manera se genera una especie de danza, en la que cada uno tiene un papel protagónico y fundamental en la armonía que se logre. Es algo así como acoplar tus pasos en función de los pasos que da el otro, un baile, con movimientos que fluyen, que avanzan.

¿Basta el amor para mantener esta armonía en la relación de pareja?

Depende de cómo lo asumamos y expresemos. No basta con declarar nuestro amor y con darlo por sentado con el pasar del tiempo. No es suficiente. La relación de pareja es un libro con múltiples capítulos, de modo que está en cada miembro, con su actitud y sus ojos de lector activo, asumir el compromiso que llaman vida en pareja.

Queremos mantener la relación y ser felices juntos. Entonces, no es válido cerrar los ojos, no podemos dejar que el otro lea solo ni podemos cerrar el libro.

Lo que sí podemos es escribir y leer juntos nuestros capítulos. Amar es un verbo, implica acciones de parte de ambos, pero si el otro no nos complace, nos sentimos defraudados en las expectativas que tenemos de la relación de pareja.

Pasado un tiempo pensamos que basta con que nos amemos y entonces nos entregamos a la rutina que nos demanda la convivencia y olvidamos las muchas acciones que abarca ese verbo amar.

A veces nos quedamos atrapados en el resentimiento y la frustración. Nos rendimos. Permanecemos a la espera de que el otro cambie. Renunciamos a nuestro 50% de influencia. Te has puesto a pensar, ¿cómo te sentirías si el otro cambiara? ¿Qué harías?

¿Por qué esperar? ¿Qué te impide empezar a comportarte como si tu pareja ya hubiera cambiado?

¡Asume tu parte! ¡Cambia tú! No basta con verbalizar que todavía se aman y que por eso continúan juntos, pero lo hacen con resignación e infelicidad, porque han perdido el sentido de compartir, han extraviado en la convivencia diaria la complicidad y la magia. Aún se aman, pero ese amor está cubierto por el polvo de la rutina traicionera.

Están atrapados en la monotonía, se aburren, están agobiados por las responsabilidades del hogar, cada uno se queja de la actitud del otro y lo que es peor, dejan de atender las necesidades de la relación de pareja. Empiezan a hacer planes por separado y terminan por alejarse, aunque todavía se amen.

Es fácil lamentarse, pero con ello solo lograrás cavar más profundo el hueco en el que enterraran ese amor que aún los une.

¿Qué puedes hacer?

Da el primer paso y si tu pareja no te sigue, regrésate a buscarle. ¡Vuelve a comenzar!

Rescata esas primeras veces en las que danzaban juntos, en esa armonía que tanto extrañas. Ten la iniciativa. Olvida el rosario de las quejas. Piensa en lo que sí les funciona. No te victimices, hazte responsable de la parte que te toca, ¡cambia tú!

Hay una parte de la relación de la que eres responsable, asume el compromiso de mejorarla, cambia tu actitud, elimina tantos lamentos que de nada te han servido Actúa como si tu pareja ya hubiera cambiado y empezarás a notar los cambios. Ve poco a poco, un detalle a la vez. Aprecia lo positivo e ignora lo negativo. Esfuérzate ¡vale la pena!

Hay un ejercicio de pareja que puedes implementar. Regálale y regálate un día de amor, no importa lo que tu pareja haga. No importa si olvidó la compra del supermercado o si se negó a pasear el perro. Prepara todos los detalles para pasar ese día especial, lo que sabes que le gusta. Esmérate, exprésale tu amor con hechos concretos, nadie se resiste a ser tratado con amor sin devolver amor.

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