¿Alguna vez te ha pasado que alguien te pide algo, tal vez abusando un poco de la amistad y tu, para evitar cualquier tipo de conflicto, accedes de mala gana?
¿Cómo te sientes en ese momento? ¿Enfadado con esa persona y contigo mismo por no haber dicho “NO”?
Sigue leyendo, porque a continuación te presento algunas claves para que no vuelvas a sentirte nunca más así.
¿Para qué decir NO? La Importancia.
Decir No es, en primer lugar, una necesidad de orden práctico porque difícilmente podremos organizar nuestro día a día si accedemos a cualquier petición que se nos presente.
Por otro lado, el decir “no” es una forma de reafirmar nuestra personalidad y respetar las necesidades propias.
Cuando una persona alcanza sus objetivos, muchas veces habrá dicho “NO” a propuestas que no encajaban con sus deseos, ideales o valores.
“No es suficiente saber lo que hay que decir, también hay que saber cómo decirlo” Aristóteles.
El decir “NO” es compatible con ser querido y agradar a otras personas. Cuando nos resistimos a dar una negativa, estamos anteponiendo los deseos de otras personas a los nuestros. Esto puede provocar en nosotros frustración y llevarnos hacia la infravaloración ¿O esta actitud proviene de allí? ¿Causa o efecto?
Todos queremos agradar, y a la vez, tener en cuenta nuestras necesidades personales. ¿Cómo actuar entonces?
Estas son algunas claves:
– Tómate el tiempo que necesites para reflexionar sobre qué es lo que tú realmente quieres.
– Define tus prioridades. ¿A qué tendrías que renunciar para atender esa petición?
– Valora qué emociones te incitan a decir “SI” (miedo a… herir a alguien, crear un conflicto, decepcionar, enfrentarte a alguien, parecer egoísta…).
– Piensa en una forma correcta de decir “NO”. Tu forma correcta.
– Recuerda que si te cuesta dar una negativa, cualquier persona podrá manejar tu voluntad apelando a tus miedos.
– Ponte en valor. Si siempre aceptas las propuestas ajenas, te estás diciendo “NO” a ti misma.
¿Cómo hacerlo?
Mi recomendación es que reflexiones sobre el modo de decir NO que mejor se adapte a ti. Ahí van algunas ideas:
1.- Ten presente la regla de oro: evita dar una negativa seca (“no”), procura decir algo más. Un “no” rotundo y solitario puede generar malestar, distancia, resentimiento….
2.- Haz una clara diferenciación entre la persona y la petición. El que rechaces una petición puntual no significa que rechaces a quien te lo solicita. Déjaselo claro.
3.- Da alternativas: el decir “no, pero te propongo…” y proponer otras posibilidades suaviza la negativa y hace que el receptor se sienta comprendido.
4.- Utiliza la empatía dando una explicación que te acerque al otro “Agradezco que hayas pensado en mi, el proyecto me parece muy interesante, sin embargo, me gusta dedicar las tardes a mi familia porque….”
5.- Presta atención al tono. Evita utilizar un tono hostil o duro. Se amable y da la negativa en tono firme pero relajado.
6.- Equilibrio. La clave para unas relaciones en armonía (con nosotros mismos y con los demás) es el equilibrio.
¿Te gustaría implementar estas ideas en tu vida? ¿Cómo lo harías?
Tu tiempo y tu energía son recursos limitados, utilízalos con eficacia.
Recuerda que eres dueñ@ de tu vida, convierte tu libertad en valor.
Sobre la autora:
Isabel Gómez, es Mentora y Coach Profesional en www.isabelgomezl.com .
Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional.
Isabel ayuda a profesionales que se encuentran estancados o insatisfechos y desean dar un paso adelante en su carrera desarrollando sus competencias profesionales. Si deseas recibir su ayuda personalizada, solicita una sesión estratégica aquí http://www.isabelgomezl.com/trabaja-conmigo/