Como soy viñamarina tengo el privilegio de trotar por el borde del mar. Usualmente hago un tramo que incluye el reloj de Flores, la Avenida Marina, la avenida Perú y la avenida San Martín. En mi recorrido mañanero me entretiene escuchar distintas voces en las que se mezclan idiomas y acentos, franceses, españoles, argentinos, colombianos y otros extranjeros que caminan alegremente sacando fotos y disfrutando. Entre ellos presumo, hay muchos turistas lo que podemos comprobar fácilmente revisando los datos de ingreso de los últimos meses y esas desde luego son buenas noticias para nuestra naciente y todavía poco desarrollada industria turística.
Pero también hay residentes. En efecto, si uno mira los datos es fácil darse cuenta de cómo ha crecido la comunidad extranjera en nuestro país. También es fácil percibir que esta reciente invasión de foráneos a primera vista parece no gustarnos. A mí en lo personal me sorprende muchísimo observar tanta resistencia respecto a los extranjeros. Es algo que se escucha a todo nivel independientemente del grupo étareo cultural o socioeconómico en el que uno se desenvuelva.
Esa vieja canción de Chito Faró que decía que acogemos bien al extranjero parece que ya no nos refleja. Las razones que se argumentan son muchas; Introdujeron los hábitos de consumo de la droga, le quitan el trabajo a los chilenos, gritan, son violentos… en fin hay de todo. Uno podría con alguna facilidad, dar vuelta estos argumentos señalando que muchos proveen trabajo que la droga lamentablemente ya entró hace rato en el país etc. etc. Sin embargo, a lo mejor, el ejercicio es otro.
Yo propongo reflexionar sobre esta problemática que ya se ha instalado como un tema en nuestro país. – La teleserie de moda es la colombiana inspirada precisamente en este fenómeno de migración- Porque pensemos seriamente: ¿ A que le tememos? ¿Acaso no podemos aprender de nuestros hermanos y vecinos?
Aprendamos, a convivir, a aceptar las diferencias, a integrar, a acoger.
Aprendamos por último a mirar a Chile con ojos nuevos y apreciar todo lo bueno que ellos ven en este país valorando lo afortunados que somos de vivir acá.
Porque hay que decirlo, pese a lo que opine Trump, la globalización hace tiempo que llegó para quedarse.
Macarena Urenda Salamanca – Comunicadora Social