Hemos visto como el hecho de alinearse los dientes se ha transformado en algo, con los años, cada vez mas popular. Efectivamente el marketing odontológico insiste incansablemente sobre las maravillas de una sonrisa perfecta y blanca color porcelana de retrete.
Hasta ahí todo muy bien, incluso han aparecido masivas ofertas e instituciones que se dedican a realizar tratamientos de ortodoncia a bajo costo ampliando el segmento de personas que pueden acceder a estos tratamientos usualmente reservados para quienes lo pueden financiar (aproximadamente un 5% de la población).
Y bueno, suena muy bien y casi altruista que los costos se bajen y se hagan accesibles, la gran pregunta es “hay alguna letra chica en esto?”. Esta pregunta la trataremos de responder al final de esta breve columna.
Para no profundizar en tecnicismos que me harán parecer inteligente pero que serán incomprensibles para el lector diremos que existen dos tipos de problemas más prevalentes que le llegan a un ortodoncista:
1) Problemas de origen dentario, es decir la falta de alineación y apiñamiento se debe a temas directamente relacionados con los dientes y donde las bases óseas están debidamente alineadas y en posición.
2) Problemas dento-esqueletales donde el problema de base es de hueso, ejemplo más claro de este tipo de condición es el prognata o dicho en jerga “papiche”.
¿Donde reside la diferencia?
La diferencia está en que en el primer caso la solución es la ortodoncia y a veces se incluyen algunas extracciones para hacer espacio y el caso luego de un par de años queda resuelto con “todos los objetivos de la ortodoncia” cumplidos. (no solo la alineación) mientras que en el segundo caso la solución real de problema incluye una cirugía correctiva de los huesos que se llama cirugía ortognática.
Ahora bien, no todos los paciente con problemas esqueletales deciden operarse lo que es obvio y a veces toman el camino de solo tratar de compensar usando los dientes algunos rasgos del defecto. Otros pacientes se conforman con “dr. Solo los quiero tener un poco más derechos” obviando los temas de mordida y articulación.
Todo este conjunto de decisiones deben ser tomadas por un paciente que este TOTALMENTE informado de su diagnóstico. Es un derecho y un deber del paciente estar al tanto de su condición, y cuales son los pros y contras, las consecuencias de no hacerlo etc.
Así como también al decidir el paciente debe estar al tanto de los costos de la ortodoncia y la cirugía antes de empezar cualquier maniobra.
¿Por qué?
La lógica de ambos tratamientos es totalmente distinta. Imagínese que ud. toma un avión Santiago Arica y en la mitad se arrepiente y decide en realidad que quería ir a Punta Arenas, se puede bajar?.
Tendría que bajarse en el primer destino y sin duda hacer un camino mucho más largo y costoso para llegar al nuevo punto de arribo.
Con la ortodoncia pasa exactamente igual.
Por lo demás los costos de una cirugía de esta naturaleza son altos y el paciente debe decidir, infelizmente, considerando sus reales posibilidades de terminar todo el proceso.
Ahora bien, que pasa si un paciente no se opera?.
Acá yo siempre lo planteo de la siguiente forma: Si ud. tiene una cadera mala y no se quiere operar tendría que usar un bastón para caminar. Bueno, en odontología tenemos varios “bastones” que el paciente puede usar para evitar las consecuencias funcionales de no operarse, pues felizmente sabemos que cosas podrán ocurrir en el tiempo y como prevenirlas.
¿Existe edad para la ortodoncia?
Cada edad tiene algún tratamiento que puede ser evaluado sobre todo en cuanto a si es razonable o no, o si el beneficio que se obtiene es mayor o no. En ese sentido es importante contar con profesionales honestos que velen siempre por el bienestar del paciente y no el personal. (a buen entendedor pocas palabras)
Tratamientos de intercepción de anomalías en niños con dentición temporal funcionan muy bien, ortodoncia en adultos también. En lo personal soy fan de los tratamientos en adultos que me permiten como rehabilitador pedir la corrección de detalles que hacen mi vida difícil al tratar de proponer soluciones predecibles y estéticas que satisfagan la demanda de mis pacientes.
Lo interesante de todo esto es que siempre termino en el mismo punto. Valores que no los entrega la universidad si no la casa: la honestidad, la transparencia, la excelencia.
El juego debiese ser un gana gana. El paciente se atiende, se diagnostica, se informa, el dentista hace su trabajo tranquilo y logra los objetivos propuestos, todos ganan. Y claro, un diagnóstico inicial acabado es clave.
Ojo con los contratos leoninos que se firman en instituciones de ortodoncia de volumen. Ojo con el “paciente no tiene derecho a preguntar ni cuestionar”. Yo entiendo que muchas veces la necesidad lleva a los pacientes a centros de bajo costo, eso es humano y razonable, pero eso no debe llevarlos a ceder sus derechos mínimos como pacientes como el hecho de poder preguntar y expresar inquietud, recordemos que en odontología existen básicamente dos tipos de pacientes: los nerviosos y los muy nerviosos y es deber del equipo de salud acompañar al paciente de la mejor forma posible en el proceso.
Dr. Patricio Doñas N. DDS MS
Cirujano Dentista – Rehabilitación Oral
Universidad de Chile – Universidad de París
Director Bright Clinic Chile
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