Artículo publicado originalmente en El Definido
Porque no solo de técnica especializada vivimos los seres humanos, Mane Cárcamo rescata esas asignaturas que deberían estar en toda malla curricular de cualquier carrera de Educación Superior. ¿Por qué? Nos harían tanto más fácil la vida.
Llegar a la universidad o instituto y lograr el tan ansiado cartón (con esos timbres más caros que pasaporte chileno), ha sido para varios de nosotros una verdadera cruzada. Cumplir con las expectativas de nuestros padres, alcanzar esa meta que tanto esfuerzo y renuncias significó, experimentar en carne propia esa agradable sensación de haber logrado algo grande, es un camino que vale la pena recorrer. Y claramente ES un punto de inflexión en nuestra vida estudiar algo a lo que, ojalá con amor y pasión, nos dedicaremos toda nuestra vida.
Personalmente la universidad fue una etapa de mi vida espectacular en donde conocí nuevas maneras de mirar el mundo, grandes personas que hasta el día de hoy son mis amigos y obtuve además el título de periodista (inserte acá su crítica gratuita a la profesión). Una vocación que me fascina e inspira.
Obviamente fue importante aprender reporteo, ética periodística, tener talleres de radio y TV, más todas esas asignaturas fundamentales para aprender “a hacer”. El tema es que creo que aparte de las obvias, hay materias que TODA carrera (ya sea universitaria o técnica) debería contemplar en su malla. Conocimientos transversales a los que debería acceder desde un bailarín hasta un físico nuclear. Materias que nos harían trabajadores más completos, más útiles y también más libres y responsables cuando hay que tomar decisiones.
Tal vez las instituciones educativas deberían considerarlo. Darse el tiempo para mirarlo como una oportunidad y ayudar a que sus alumnos sean hombres y mujeres que van más allá de la técnica. Aquí mi propuesta de ramos obligatorios que todo pobrecito mortal debería aprobar:
1. Primeros Auxilios
Es impactante que haya gente que fue capaz de inventar internet, construir el Costanera Center (los pueden odiar pero convengamos que fácil no debe haber sido), diseñar una aspiradora que se mueve sola (googleen “Roomba”, en verdad la añoro con todo mi ser), imaginar la depilación definitiva (existe desde 1994 para felicidad de todas) y que esa misma gente no tenga idea de reanimar a una persona, hacerle respiración boca a boca o evitar que se atore con una bolita. Los primeros auxilios deberían ser parte de la cultura general. Y si me apuran más, ramo obligatorio desde el Colegio.
2. Negociación de Sueldo
Temón de temones. Cualquier tipo de negociación es un verdadero arte que muy pocos manejan. Para varios de nosotros, hablar de lucas implica varias noches de insomnio, alto consumo de sicotrópicos con más estrellas que el firmamento, transpiración helada e incluso pérdida del apetito (síntoma que debo reconocer que NUNCA se me ha manifestado).
En general este talento lo manejan mejor los profesionales ligado a las ciencias económicas, pero para nosotros los humanistas, o lo artistas es un verdadero calvario. Podemos entrar ultra empoderados a negociar más cláusulas que la Raquel Argandoña para un estelar y ¿lo peor? Salimos trabajando mayor cantidad de horas y por menos plata.
Pues bien, esta habilidad se debería enseñar de manera rigurosa. Cómo plantear nuestras aspiraciones, cómo mantenernos firmes cuando nos están tratando de doblegar y cómo lograr además que aun así, el jefe te siga queriendo.
3. Ventas y Marketing
La palabra venta está demonizada y goza de pésima fama. Incluso cuando alguien define a una persona como “vendedor” se puede oler cierto tufillo despectivo en el ambiente. Pues bien, todos deberíamos saber vender. Es clave.
Tal vez no vendamos un producto concreto nunca, pero alguna vez en la vida tendremos que ofrecer un proyecto, una idea e incluso “vendernos” a nosotros mismos en una entrevista de pega. Dejarlo todo al azar y dependiendo de las propios talentos es tan riesgoso como poner a Sebastián Piñera en el bloque humorístico de El Festival.
Deberían haber cátedras transversales a todas las disciplinas, en donde nos enseñen a llegar a nuestro objetivo con estrategias eficaces, ser atractivos para presentar nuestro “producto”, saber hacer seguimiento sin transformarnos en sicópatas ansiosos y finalmente cerrar el tan preciado negocio. Piénsenlo… cuanta gente más realizada en el mundo existiría, si alguien les hubiese dicho cómo hacerlo.
4. Finanzas Personales
Volvería a la universidad solo para inscribirme en este curso. Porque, por Dios que común es la gimnasia financiera en nuestro país. Según un estudio de Adimark de este año, el 47% de los chilenos asegura estar endeudado. Y en verdad conozco a muy poca gente que pertenezca al 53% restante. ¡¿Dónde están?!
Me parece fundamental estar al tanto nuestra capacidad de endeudamiento (una deuda sana no es problema), tener una visión realista de nuestra cuenta corriente y el presupuesto que podemos manejar, saber que los negocios milagrosos no existen (¿cierto Garay?) y básicamente ordenar nuestro estilo de vida. Más cuando el grupo que más crédito ha contraído está entre los 25 y los 34 años, lo que nos debería hacer reflexionar acerca de que se normalice que generaciones completas vivan en rojo. Rectores, Decanos, Directores de carrera y demases, este curso les llora en su malla. Habrá gente menos angustiada y probablemente a ustedes también les pagarán las mensualidades cuando corresponda. Win-win.
¿Qué otros ramos útiles para la vida agregarías?
Magdalena Cárcamo – Periodista
Fuente: www.eldefinido.cl