BRASIL ESTÁ DE MODA

 

Si Brasil ha sido siempre un destino atractivo para los chilenos, estas vacaciones: la lleva. Efectivamente, la depreciación del Real lo convierten hoy en un verdadero imán para los turistas. Además de ser muy conveniente económicamente, a la hora de decidir el lugar de descanso recuerde que esta gran nación sudamericana, en cuanto a playas, es mucho más que Río de Janeiro o Buzios. Con el criterio de la comunidad de viajeros de TripAdvisor, el prestigioso sitio de viajes de Internet, fueron elegidas las 10 mejores playas de Brasil de 2015.Veamos qué nos dice sobre estos lugares paradisiacos Diana Pazos periodista de El Clarin.com

1. Baia do Sancho (Fernando de Noronha). No sólo es una de las playas más lindas de Brasil. Baia do Sancho está considerada como una de las mejores playas del mundo. Se encuentra en Fernando de Noronha, un exclusivo archipiélago situado en el medio del océano Atlántico, a 545 km de Recife y 360 km de Natal. La isla principal -y la única habitada- cuenta con varias playas increíbles para hacer buceo o snorkel por la visibilidad de sus aguas y la variedad de la fauna marina. En el caso de Baia do Sancho, tiene la particularidad de que se llega en barco o por un sendero selvático que demanda cierta exigencia física: hay que bajar escaleras entre rocas gigantes y escalones de piedra en los paredones de los acantilados. El mar es turquesa, cálido, sin olas, con piscinas naturales. ¿Qué más se necesita?

2. Praia Lopes Mendes (Ilha Grande). En el estado de Río de Janeiro, Ilha Grande (en portugués, isla grande) es la mayor de las 365 islas que integran el bello municipio de Angra dos Reis. Allí, Lopes Mendes ofrece unos 3 kilómetros de arena blanca que recuerda al talco y oleaje ideal para practicar surf por el buen recorrido de sus ondas. Con poca profundidad, cálido y muy transparente, el mar tiene una variedad de tonalidades verdes y azules impactante. Además, la playa cuenta con un río de agua dulce y mucha sombra natural bajo las ramas de sus típicas “amendoeiras”, y es un paisaje cinematográfico donde se realizan caminatas por senderos entre la selva, se visita una antigua capilla y se puede andar en bicicleta por la playa porque la arena -suena paradójico- es tan fina que resulta dura.

praia do carneiros3. Praia dos Carneiros (Pernambuco). Hay quienes dicen que su nombre se debe a las olas, pequeñas y de espuma blanca, que se forman a lo lejos cuando golpean contra las barreras de coral y parecen ovejas (en portugués, carneiros). A casi 50 kilómetros de la famosa y convocante Porto de Galinhas, también en el estado de Pernambuco, Praia dos Carneiros es un secreto a voces. Si bien el acceso no es fácil y la infraestructura es escasa, una vez que se llega todo se olvida: la arena es muy fina y blanca, el agua es tibia y turquesa, las palmeras flaquean sus 6 kilómetros de costa -bordeada, a su vez, por los ríos Formoso y Arikindá- y aparecen las piscinas naturales cuando la marea se retira. Para hacer snorkel y ser feliz.

4. Praia do Forno (Arraial do Cabo). En una pequeña ensenada con tonos rojizos, esta playa también tiene aguas súper claras y piscinas naturales que son ideales para el buceo y el snorkel. Rodeada por grutas, Praia do Forno es tranquila, solitaria, pequeña y semi-salvaje. En esta zona de Buzios, en el estado de Río de Janeiro, el mar se va calentando a medida que llegan las corrientes cálidas, dando el nombre a la playa. Hay que aclarar que no es de fácil acceso.

5. Baia dos GolBaia dos Golfinhos Pipafinhos (Pipa). Con saltos y acrobacias marinas, los dueños de la playa son los delfines. Esta bahía queda en el Nordeste brasileño, en el estado de Rio Grande do Norte. El entorno es agreste, con altos paredones vestidos de verde y un oleaje suave que llega a la orilla dorada. Silenciosa, con poca gente y la infraestructura mínima para olvidarse de todo al sol –hay alquiler de sombrillas, reposeras y kayaks-, la playa es una invitación a disfrutar de la naturaleza en estado puro.

6. Praia de Grumari (Río de Janeiro). Ofrece 2,5 kilómetros de tranquilidad en la región de la Barra da Tijuca, en el oeste de la “cidade maravilhosa”, y forma parte de una reserva ambiental junto con Prainha (el reducto de los surfistas cariocas). Aspecto agreste, mucho verde y aguas transparentes son las características salientes de una playa que permanece oculta tras la mata atlántica y sin locales comerciales a la vista. Alejada del turismo masivo.

7. Galés (Maragogi). A sólo 6 kilómetros de la costa, cerca de la famosa Maragogi, en el estado de Alagoas, se encuentra uno de los mayores arrecifes de corales del mundo. Y ello constituye la razón casi excluyente para visitar las piscinas naturales de Galés, formadas mar adentro y convertidas en uno de los destinos favoritos de los buceadores. Se trata de una opción marítima ciento por ciento.

8. Praia do Rosa (Santa Catarina). Comenzó como un secreto, pero terminó siendo una de las playas más buscadas del estado de Santa Catarina, a 80 kilómetros de Florianópolis. Morros de vegetación apretada, lagunas escondidas y un centenar de posadas en lo alto, donde prima la conciencia ambiental. Es una playa turística, y en el verano –es que en el sur de Brasil no hace calor durante todo el año- llega bastante gente, pero su centro de pocas cuadras intenta preservar su espíritu de pueblo y descarta la euforia de otros balnearios.

9. Prainha (Río de Janeiro). También en Río, comparte con Grumari el Parque Ecológico Municipal Prainha, pero cuenta con mejores olas para los apasionados por el surf y los deportes náuticos en general. Ha logrado un equilibrio entre su completa infraestructura turística y su abundante vegetación, que se conserva casi intacta. Como su nombre lo adelanta, es una playa pequeña y está rodeada de montañas.

10. Praia do Farol (Arraial do Cabo). Se encuentra en la isla de Cabo Frío, cerca de Buzios. Apenas separada del continente, solamente se puede acceder en una embarcación después de un viaje de poco más de media hora. Cercada por dunas bajas, la playa convoca a pescadores y expertos en buceo. Paz, arena blanca y aguas cristalinas.

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Macarena Velasco . Periodista UC

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