Seguramente te has dado cuenta que muchas veces los motivos de las discusiones con la pareja se repiten y las reacciones posteriores a la discusión, también. En estos casos podemos decir que estamos frente a “círculos viciosos”, caemos una y otra vez en lo mismo.
Si deseas que esta situación se mantenga, está bien, seguramente obtienes un beneficio secundario de ella y eso te agrada, pero no sabes hasta qué punto le agrada a la otra persona y existe el riesgo de que se canse.
Para muchas personas estas continuas discusiones que producen circuitos reverberantes, son agotadoras y las desgasta a ellas y a la relación. Si este es tu caso comienza a pensar cómo salir de estos círculos viciosos y para ello lo primero es tomar conciencia que esta situación les hace daño y puedes comenzar a investigar, preguntándote:
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¿Hay algún elemento común en el inicio de estas discrepancias?
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¿El desarrollo de las discusiones es similar?
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¿Las consecuencias de esas discusiones es siempre la misma?
Si el inicio es un tema recurrente, piensa si esto te produce algún beneficio, si la respuesta es negativa focalízate en qué hace que la situación se repita y luego pregúntate ¿para qué? ¿a dónde los lleva discutir sobre eso?.
Si el tema de las discusiones se repite y con el método empleado no se ha llegado a una solución, a un acuerdo, quiere decir que esta estrategia es mala; por lo que podrías preguntarte ¿es realmente muy importante para mí?, si lo es, ¿de qué forma más eficiente podría lograr satisfacer esa necesidad? y si no lo es ¿vale el esfuerzo y las consecuencias de una discusión acalorada sobre este tema?
Lo que está en tus manos es tu propio cambio.