¿Te ha ocurrido alguna vez?…
Tienes un sueño que te encantaría hacer realidad, sin embargo, cuando piensas en llevarlo a la práctica no sabes ni por donde empezar. Te parece demasiado “grande”, complicado o abstracto.
Si es así, sigue leyendo porque en este artículo podrás encontrar técnicas desarrolladas por Edwin Locke y Gary Latham de las Universidades de Maryladn y Toronto, especializados en el estudio de los objetivos alcanzables y los mecanismos que los rodean.
Si hay algo que de verdad nos motiva en la vida y nos ayuda a seguir adelante y a superar los retos cotidianos es tener sueños, objetivos, una visión de futuro, sin embargo, no todo vale. A veces formulamos objetivos de forma incorrecta y eso conduce no sólo a no alcanzarlos sino que también nos genera frustración.
¿Qué características debe tener un objetivo bien formulado? Los estudios revelan que es más probable cumplir un objetivo si:
1.- Respeta nuestros valores. De nada sirve que nos fijemos metas que contradicen nuestros valores, a medio plazo acabaremos abandonando porque se generará un choque interno entre lo que creemos (que forma parte de nuestra identidad) y aquello que nos obligamos a hacer. Si, por ejemplo, somos personas que valoramos el cuidado de la salud y nos ponemos como meta adelgazar quince kilos en un mes, estaremos siendo incongruentes con uno de nuestros valores.
2.- Reto. Si un objetivo es demasiado sencillo, siempre y cuando tengamos los recursos necesarios (conocimientos, habilidad, salud…), acaba perdiendo el interés para nosotros y será difícil de sostener. Es mas probable que logremos una meta compleja que una excesivamente sencilla. Si, por ejemplo, nos gusta correr, es más probable que consigamos correr 15 kilómetros en tres meses que 5 en ese mismo período, siempre que, como decimos, tengamos la posibilidad real de hacerlo.
3.- Elegido por uno mismo o conscientemente aceptado. Cuando los objetivos son impuestos o no han sido plenamente entendidos e interiorizados es muy probable que acabemos tirando la toalla porque en el fondo, no son nuestros objetivos.
4.- Específico. Cuanta mayor concreción, mejor. No es lo mismo decir, “Quiero hacer un viaje romántico con mi pareja” que decir “Quiero hacer un viaje de una semana a París en el mes de mayo con mi pareja y que nos hospedemos cerca de la Torre Eiffel”.
5.- En positivo. Podemos poner metas de acercamiento (nos acercan a lo que deseamos) y de evitación (eluden lo que no deseamos). Se ha comprobado que la mente humana no reconoce bien el “no”, si te digo “cierra los ojos por un momento y NO pienses en un elefante rosa” hay muchas posibilidades de que termines pensando en un elefante rosa. Con los objetivos ocurre lo mismo, tendremos muchas más posibilidades de éxito si nos enfocamos en un objetivo formulado en positivo, por ejemplo, sustituir “no quiero tener mi escritorio desordenado” por “quiero que mi escritorio esté siempre limpio y en orden”.
6.- Por escrito. Los especialistas en fijación de objetivos (como Caroline Miller – Creating Your Best Life) enfatizan la necesidad de poner por escrito aquello que nos propongamos conseguir, ya que aumenta exponencialmente las posibilidades de alcanzarlo.
7.- Tener una persona de referencia a la que “rendir cuentas”. El saber que dentro de quince días tendremos que comentar si hemos cumplido nuestros compromisos nos hace entrar una “presión positiva” que nos conduce a la acción y nos mantiene enfocados. Esta persona, en función del tipo de objetivo, puede ser alguien de nuestro entorno o bien un coach profesional que nos acompañe y apoye, entre otras cosas, en el camino hacia lo que queremos conseguir
8.- Crear etapas. Cuando se trata de objetivos complejos, facilita el trabajo el hecho de definir diferentes etapas que nos vayan acercando progresivamente hacia el lugar donde queremos estar. Son los objetivos intermedios o de ejecución. Si nuestro objetivo es correr una media maratón (21 km) en cuatro meses, podríamos proponernos corer 5 kilómetros en un mes, 10 km en dos meses, 15 km en tres y los 21 en cuatro, por poner un ejemplo.
9.- Recibir feedback. Es importante fijar indicadores que nos informen de nuestro progreso, es fundamental conocer nuestros avances. Es mas sencilla la “evaluación continua” que el “examen final”. En el ejemplo anterior, sería fácil saber si nuestra evolución está siendo la adecuada mes a mes.
10.- Compromiso. El que veamos un objetivo como relevante y a la vez alcanzable para nosotros nos hará estar comprometidos y motivados. Nuestro compromiso y motivación serán las palancas que nos empujarán a la acción.
Se suele hablar de objetivos SMART, acrónimo anglosajón que traducido significa Sencillo, Medible, Alcanzable, Realista, Temporizado.
¿Por qué no realizar un pequeño test para validar tus objetivos?
Respóndete a las siguientes preguntas sobre tu objetivo:
– El objetivo que te acabas de fijar ¿Cumple los diez requisitos anteriores?
– ¿Está relacionado con un valor importante para ti?
– ¿Qué obstáculos puedes encontrarte y cómo los vas a superar?
– ¿Cómo puedes aumentar tu grado de compromiso y motivación?
– ¿Qué logros intermedios definirás para medir el progreso?
– ¿A quién vas a “rendir cuentas”?
…
Recuerda que eres dueñ@ de tu vida, convierte tu libertad en valor.
Sobre la autora:
Isabel Gómez, es Mentora y Coach Profesional en Isabel Gómez www.isabelgomezl.com .
Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional.