Ayer mientras impartía un taller sobre visibilidad se me resbaló por la lengua este término sin mucho pensarlo. ¿Generosidad egoísta?. Pues si. Cuando empecé a compartir experiencias y reflexiones cotidianas en Linkedin no tenía una estrategia, ni un objetivo. Todo empezó cuando me fui unos años a vivir a Chile. Me preocupaba perder contacto con ex compañeros y amigos profesionales y me pareció una buena forma de estar conectados, aunque estuviese a 14.000 km. Quería mantener y cuidar mi red en España y crear una nueva, igual de buena, en Chile.
Tiempo después me dí cuenta de que, todo lo que iba sembrando volvía multiplicado en forma de proyectos, colaboraciones, ideas compartidas, clientes e, incluso, unos cuantos cafés virtuales con gente de lo más interesante. Por eso, ahora le dedico más tiempo y cuidado a «redgar» mi red con esa generosidad egoísta. Para que crezca y recoger los frutos con satisfacción máxima. Gracias red.
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