Siempre me han gustado las tradiciones y los rituales familiares. Pero cuando supe que promueven desarrollo socioemocional, les presté mayor atención y comencé averiguar un poco más acerca de su valor.
Desde 1950 se han hecho muchas investigaciones y todas apuntan a que tanto las tradiciones como los rituales familiares enriquecen las relaciones entre los miembros, generan sentido de pertenencia y fortalecen la identidad de grupo. ¡Incluso se ha visto que promueven competencia parental y satisfacción marital!
Personalmente, creo que el poder de las tradiciones y rituales familiares reside en que hacen que un momento cotidiano y ordinario se cargue de afecto y se transforme en un momento único, especial y esperado por todos. Un momento en el que se comparte, se disfruta y se afianzan los vínculos.
Las tradiciones no tienen que ser necesariamente grandes cosas. Pueden ser algo tan simple como regalar flores el primer día de clases, despertar al cumpleañero con un rico desayuno o armar el árbol de pascua en familia. Lo importante es que marquen la diferencia en el día a día, se repitan año a año y se traspasen de generación a generación.
El problema es que hoy en día, por la falta de tiempo y la gran oferta de servicios y productos, muchos rituales y tradiciones familiares se han ido quedando en el pasado. Ya no hay tiempo para hacer galletas de navidad o la torta de la abuela para el cumpleaños. Es más fácil comprarlas.
Tengamos cuidado con perder nuestras raíces e identidad familiar. Cuidado con perder importantes momentos para compartir y conectarnos unos con otros.
Si aún no tienes tradiciones las puedes inventar. Nunca es tarde para hacerlo. Piensa en qué es importante para ti y como quieres que tus hijos te recuerden. El día que no estés, será a través de éstas que te mantendrán presentes en sus vidas y en las de sus hijos.
Vuelve a lo simple, vuelve a lo importante!
Psicóloga Infanto-Juvenil
Autora del libro «Apego Seguro: Cómo relacionarte con tu hijo a partir de los 2 años» y «Separarse con niños pequeños: cómo seguir nutriendo tras la ruptuta» de Ediciones B.