Las últimas lluvias en las redes sociales

Se habían anunciado las lluvias con harta anticipación. Tanta,  que al menos los que vivimos fuera de Santiago,  ya no creíamos mucho que venía el famoso frente. Sin embargo en Santiago,  antes que en la Quinta región,  las lluvias  llegaron y muy fuertes.

Se preveía que el fin de semana iba a ser más intenso pero lo que no se previno fue lo que ocurrió. El agua se desvió del Mapocho y especialmente  en la comuna de Providencia,  fueron miles de millones de pesos en pérdidas materiales los que sufrieron casi un millar de personas  cuyos negocios estaban ubicados en zonas aledañas al Mapocho, También hubo varios edificios cuyos subterráneos incluidos los estacionamientos,  fueron inundados.

Vi la noticia por televisión y resultaba triste y conmovedor ver a la gente tratando de rescatar sus bienes. Muchos de ellos producto de años de trabajo y sacrificio.  Todo perdido en una madrugada. Lamentable. Sobre todo si se piensa  que esta tragedia pudo haberse evitado

Sin embargo no quiero adelantar juicios. Me parece un mínimo acto de prudencia esperar los resultados de la investigación para determinar las responsabilidades de la constructora, la Costanera Norte y/o el MOP.  No sabemos si son individuales o compartidas ni tampoco que grado de responsabilidad le cabe a cada uno.  Eso lo dirá los resultados de esta investigación. Es prudente también asumir que hay seguros comprometidos y que los responsables deberían  responder frente a los ciudadanos afectados.

Lo que no me ha parecido nada prudente ni menos gracioso es leer en las redes sociales, algunos mensajes de personas, todos supongo chilenos y bien nacidos,  haciendo comentarios irónicos acerca del tipo de ayuda que se debe dar a  las comunas de Providencia y Vitacura. Se sugieren marcas caras de ropa como donaciones y se ironiza con que hay nanas perdidas,  por lo que se piden algunas de reemplazo. Se asume que las personas que perdieron sus bienes son personas de buen pasar,  por lo que no los requieren  y en consecuencia no se solidariza con ellas. Es obvio que no es así.  Estamos hablando de personas que se ganan la vida honradamente y con esfuerzo como la mayoría de los chilenos.

Pero… aunque así fuera. Aunque la señora simplemente trabajara en una librería por ocupar de modo útil su tiempo. ¿Acaso no hay dignidad en ello? ¿Cuál es el afán  de burlarse de la desgracia ajena?

Quiera Dios que no nos estemos transformando en un país  de resentidos y amargados sociales. Ello sería sin duda una peor tragedia que la que acaba de ocurrir para muchos chilenos,  con los que  de modo profundo yo solidarizo.

Macarena Urenda Salamanca

 

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