Lo que escuché en el silencio

Reconozco que me llevó varios años descubrir el valor de la experiencia del silencio.

Una tarde en mi casa, decidí tomarme unas horas para meditar y estar en quietud; apagué todos los aparatos eléctricos, teléfono celular y cerré ventanas de manera que ingresara el menor sonido posible. Sin embargo, cuando cerré los ojos y comencé a respirar, me di cuenta que el barullo no estaba afuera, sino en mi mente. Había ruidos en todos los rincones. Entonces los dejé sonar, y me quedé quieto respirando. Así el ruido fue bajando el volumen hasta disolverse. Luego descubrí que siempre podía volver a ese estado, incluso mientras mantenía conversaciones o hacía mis tareas diarias.

El silencio es un espacio sin lugar ni tiempo, en el que conectamos con nuestra guía interna, corriendo los obstáculos para que su luz aclare los pensamientos y nos oriente en cada paso y decisión. En el silencio podemos encontrar serenidad, y también recibir respuestas; pero depende de nosotros crear ese momento con la divinidad.

El parloteo diario de la mente muchas veces nos confunde, por eso cuando tu cabeza esté llena de preguntas, dudas o temores; aquiétate. Haz un espacio de silencio. Siéntate, cierra tus ojos y sólo respira. Entrega todas preocupaciones, deseos y posibles soluciones. El ego, con su visión dual de las cosas, sobrevive en la duda y se alimenta del conflicto. Sólo el corazón conoce la certeza, que se encuentra en lo sereno y simple delsilencio. Es un sentir que nos marca el camino.

Practiquemos el silencio y la entrega, confiemos.

 

Agustín Andrade 

Autor y Comunicador

Extraido de www.institutodraco.com

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