Si sientes que te falta poco para arrojar a tu hijo por la ventana, que te está por dar un ataque de nervios o que estás a punto de ponerte a llorar desconsoladamente, no dejes de leer esto. Es la dosis de cordura que necesitan las madres que trabajan para seguir adelante.
Odisea de las madres que trabajan
Los días que he pasado en casa de mis amigos Ana y Mario en Madrid han renovado mi respeto por las madres que trabajan y sobre todo, las que tienen familias jóvenes. Aún las que como Ana tienen un Mario que colabora con todos los aspectos de la crianza de su hijo Leo de 2 años y medio, el desafío es intenso.
Los días se suceden sin solución de continuidad. Comienzan a las 7:30, hora en que Leo despierta a sus padres subiéndose a su cama. Ana se levanta, se viste y maquilla, viste y da el desayuno a Leo, y prepara las cosas que su hijo debe llevar al preescolar a donde lo deja antes de irse a trabajar.
A la salida de su trabajo, recoge al niño, lo lleva a la plaza y regresa con él entre 6:30 y 7 para bañarlo, darle de cenar, y leerle cuentos por una hora hasta que por fin se duerme entre las 10 y las 10:30 de la noche. (Por su parte, Mario prepara la cena, pone la mesa, lava los platos y limpia la cocina).
A esa altura de la noche, Ana (que además está embarazada) a duras penas tiene energía para ver un fragmento de alguna serie televisiva antes de caer rendida y empezar todo otra vez al día siguiente. Como la mayoría de las mamás que trabajan (¡y cada vez más papás!) no le queda demasiado tiempo para si misma.
¿Te suena familiar la escena?
La pregunta es ¿cómo pasar estos años de tanta demanda física, emocional y psicológica manteniendo tu sanidad y tu pareja?
Estrategias para madres que trabajan
Aquí van algunas estrategias que Ana y Mario respetan a muerte y que les dan muy buenos resultados:
1.- Comparte las actividades y admite que no hace falta que ambos hagan absolutamente todo. Hay algunas batallas que es preferible no pelear1. Si tu pareja hace de todo pero le molesta ir al supermercado, y a ti no te molesta hacerlo pero prefieres no lavar los platos, pacten asumir una de esas responsabilidades la mayoría del tiempo sin protestar.
2.- Túrnate con tu pareja con frecuencia para salir con amigos, al cine, al gimnasio o a hacer algo que les guste. Este espacio individual (que debes aprovechar varias veces por semana) le permite a cada uno renovarse y encontrarse consigo mismo sin la presencia ni la demanda constante de los hijos.
3.-Apóyense mutuamente en las actividades laborales. Con buena onda y entusiasmo, empújense a hacer el esfuerzo para asistir a ocasiones importantes para cada uno, a veces sobreponiéndose al cansancio.
Y aquí van mis sugerencias como observadora de primera mano de madres que trabajan.
4.- Créate espacios de silencio a diario. Es imposible vivir una rutina tan exigente como la que tienes sin parar nunca. El agobio no puede sino ponerte de mal humor. Pero esto es relativamente fácil de resolver con diez minutos de silencio. Vete a dar una vuelta a la manzana, enciérrate en tu cuarto, sal al balcón, tómate una ducha… No importa cómo ni dónde pero sí que hagas una interrupción de la rutina y del ruido para alejarte de las constantes demandas prácticas de tu familia hacia ti. Verás que hay un antes y un después de ese breve oasis cotidiano.
5.- En los momentos de agobio, expresa que estás agobiada y pide ayuda o pide paciencia. A Ana no le gusta quejarse y sabe que muchas madres que trabajan lo pasan peor que ella. Sin embargo, el esfuerzo que le insume aparentar que lo puede hacer todo y que está todo bien es tan grande, que la deja agotada. Seguramente sería menos estresante admitir que necesita diez minutos de descompresión antes de poder preparar el baño de Leo. O que esa noche necesita una mano con el baño.
6.- Reduce drásticamente la cantidad de decisiones que tomas a diario. Como mamá que trabaja y mujer de carrera tomas mil pequeñas decisiones por día. La mayoría son tan pequeñas que ni siquiera las registras como decisiones. Qué ropa le pondrás a tu hijo. Qué le darás de desayuno. Quién lo lleva al colegio. Qué cenarán. Etc, etc. Aunque no lo creas, llega un punto en que estas miles de decisiones colapsan la capacidad de decidir de tu cerebro. Terminas exhausta y no sabes por qué y cuando llega el momento de tomar una decisión importante ya no tienes la energía para hacerlo. Entonces, estandariza lo máximo posible todas estas decisiones sin importancia y rutinarias. Crea un calendario de la ropa que te pondrás y les pondrás a tus hijos toda la semana. Lo que comerán. Qué harán después de la escuela cada día, y demás.
7.- Hazte tiempo para salir con adultos y hablar de tus desafíos personales. Siempre alivia saber que no eres la única que está pasando por ciertas circunstancias. Encuentra amigas en situaciones similares y apóyense recíprocamente.
8.- Haz algo regularmente que te de mucho placer. Por ejemplo un masaje o alguna otra actividad sensorial que te relaje. Y si no puedes pagarlo, proponle a una amiga hacerse masajes mutuamente. Se creativa y encuentra la manera de hacer eso que te encanta porque tiene un efecto súper positivo en tu bienestar.
La etapa de la vida en la que te encuentras es especial y de gran crecimiento. Pero también es una de las más demandantes y pondrá todo a prueba. Asegúrate de implementar estas ideas para salir airosa y con tu cordura y tu pareja intactas.
Y cuéntame, ¿qué otras estrategias te dan buen resultado?
Mariela Dabbah es escritora, conferencista y coach. Como Coach por más de 20 años ha apoyado el desarrollo de carrera de hombres y mujeres latinos en USA , Mariela como integrante de la Red de Profesionales de Mundo Mujer comparte en esta web un material muy interesante para ti, todo basado en su experiencia.
Autora del libro “Poder de Mujer”
Extraido de http://redshoemovement.es/madres-que-trabajan-estrategias/