Mindfulness… ¿Perder el tiempo?

Me ha sorprendido mucho un nuevo artículo aparecido en una de las revistas más importantes del Reino Unido “The Spectator”, criticando el Mindfulness, llamándolo incluso “culto”. Lo primero es que creo que siempre es un buen signo cuando empiezan a hablar mal de algo, porque significa que ya se ha introducido tanto en la cultura que aparecen detractores dispuesto a atacar algo que apenas conocen. El hecho de que aparezca en esta importante revista es una indicación de hasta qué punto la práctica ha penetrado la cultura británica, incluso en política. Alrededor de 100 diputados  en las Cámaras del Parlamento han realizado un curso de Mindfulness, y están actualmente investigando sus beneficios en la vida pública.

¿Cómo una persona que ha practicado dos semanas –la periodista– puede juzgar algo con tanta ligereza y ferocidad? Alucinante.

También creo que su argumento principal es confuso: afirma que el Mindfulness “es claramente una religión”, para luego desdecirse afirmando que  “no es doctrinal, ni prescriptiva, ni exigente”. ¿En qué quedamos? Luego expresa que  está “basado en el budismo”, pero después pasa a criticar el enfoque actual de “extraer partes poco a poco” quitándole los elementos principales en Occidente.  

Otra de las otras críticas principales que esta periodista añade es que el enfoque del Mindfulness en la reflexión puede parecer egoísta. No es la primera vez que lo escucho. Es curioso como se puede percibir que tomarse tiempo para trabajar en uno mismo, para avanzar personalmente, tener más paz interior y más claridad pueda percibirse como una debilidad y un perjuicio. En mi opinión es un reflejo del punto en el que nos encontramos en esta sociedad, en la que solo apreciamos la acción por la acción, sin dirección, sin darnos cuenta  que no somos “haceres humanos” sino “seres humanos”. ¿Cómo las personas van a ser capaces de superar el estrés si sus mejores herramientas son mantenerse ocupados continuamente? Más valdría a los periodistas (y por ende a todos los demás) dedicar su tiempo a temas constructivos en lugar de intentar juzgar y destruir aquello que realmente está dirigido a ayudar y traer serenidad en un mundo como el nuestro, en perpetua carrera e insatisfacción.

Autora del artículo: Mónica Esgueva

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