Muchas de las personas – por cáncer, depresión, crisis – que acuden al CDP, si no todas, han perdido el sentido de vida. De lo que en algún momento glorioso de sus vidas fue motor, inspiración y encanto de vida hoy queda poco o nada. Si ahora las disfunciones y la enfermedad borraron todo lo bueno que había, o si al revés lo bueno que había fue borrado y por tanto aparecieron disfunciones y enfermedad, parece dar lo mismo: no puede ser sana una persona durante mucho tiempo sin un sentido de vida íntimo, claro, querido y válido en acciones pertinentes.
Un estilo de vida sano, lo vengo sosteniendo desde hace décadas, involucra una alimentación natural, liviana y variada, una atención al cuerpo amplia y sostenida, un enfrentamiento autónomo y osado al stress, la integración a la conciencia de emociones y sentimientos, una autonomía basada en estas emociones, la realización de sentido de vida personal, un contacto reverente con la naturaleza y la vivencia de espiritualidad y gratitud.
¿Y qué es sentido de vida? Un conjunto de factores: es la integración de necesidades arraigadas en nuestra biología, es la proyección de estas necesidades como una imagen «que hace sentido», es la expresión de esta proyección en acciones correspondientes, es «el camino que se hace al andar», es un enamoramiento, una luz – son puras cosas no racionales, ricas emotivamente, contagiosas, entusiasmadoras. En chacota suelo decir que sentido de vida es una chaladura del alma, algo loco que se expresa felizmente en el mundo externo y lo transforma para bien. Beethoven adora el teclado, Chopin lo hace a su propia manera. Roger Fouts cambia tres veces su vida profesional y privada para poder estar al servicio de la chimpancé Washoe y así evitar que ella caiga en las manos intoxicadoras, torturadoras de la industria farmacéutica. Mamá, quiero dejar los estudios de leyes y dedicarme al cello. El ingeniero abandona su puesto en la organización para estudiar teatro y poder algún día representar a Hamlet.
Sentido de vida es la expresión de las riquezas del alma, de sus múltiples potenciales, la exteriorización de acciones cargadas de ética o de estética o de ambas juntas. Es la inversión de lo que ocurre rutinariamente en nuestra cultura, cuando con valores, usos y experiencias ajenas dejamos teñir nuestra intimidad, pero ahora teñimos – este es el sentido de vida – con nuestras riquezas personales el mundo externo.
La monja Patricia Beltrán se dedica a sacar mujeres de la prostitución, a ayudarlas a vivir una vida distinta. Tiene problemas con la comunidad religiosa a la cual pertenece. Se independiza, crea una fundación (Betania Acoge), sigue adelante. Un libro da cuenta de la obra que ha realizado a través de los años, recientemente se presenta este libro a un grupo de personas cercanas a la fundación y a Mundo Mujer. Hay un ambiente precioso en la sala. Se expresan repetidamente palabras como gratitud, humildad, generosidad. Caras brillan, hay muchos abrazos. Un clima de vitalidad, salud y esperanza. – Y afuera, saliendo a la calle, veo el mundo carente de estas cosas. No importa, esta mujer – y muchas otras – comenzaron a transformarlo.
Jens Bücher – Ingeniero Comercial, Fellow, American Institute of Stress y miembro del Colegio de Ingenieros – Chile, dirige el Centro de Desarrollo de la Persona Bücher y Middleton Ltda.