Una Mentalidad para Florecer

Acaba de salir una nueva película de Pixar, que como ya nos tienen acostumbrados, es una joya para el aprendizaje socioemocional. En esta ocasión es una sencilla historia sobre la amistad y la determinación en el logro de objetivos. Luca, es el nombre de la película y del protagonista, trata de un niño/monstruo marino, que se deslumbra con el mundo humano y junto a su amigo Alberto, deciden recorrer el mundo y para ello deben encontrar la forma de conseguir una moto Vespa (con la cual creen van a lograr su objetivo). En Luca podemos ver cómo, con la ayuda de su amigo, se va transformando su mente desde una actitud temerosa, desconfiada y desesperanzada, hacia una actitud de esperanza, de confianza en sus capacidades y de perseverancia frente a la adversidad. Hay un momento que marca muy bien este proceso, cuando Alberto, al constatar que Luca empieza a flaquear con sus pensamientos pesimistas, le dice “¡silencio Bruno!”. Esta frase será el amuleto para que, cada vez que Luca se dé cuenta de que está teniendo pensamientos que lo hacen dudar de sí mismo, acalle esa voz interior que le dice “no puedes”.

La mentalidad de crecimiento, este constructo que ha elaborado la psicóloga Carol Dweck, y que está teniendo tantas repercusiones positivas en educación, es la actitud que le permite a los niños, niñas y adolescentes, y a todas las personas, enfrentar la vida y sus desafíos con una mente resiliente. Como bien dice la palabra mentalidad, es una forma de pensar, es una actitud y como tal es algo que podemos cultivar.

La mentalidad de crecimiento se opone a la mentalidad fija, que es la actitud o creencia de que “no podemos cambiar”, en cualquier ámbito o aspecto. La mentalidad de crecimiento es la creencia, sustentada en los estudios de que nos dicen que nuestro cerebro es maleable, plástico y que lo podemos modelar, que siempre podemos cambiar, mejorar, crecer, desarrollar nuevos talentos.

Uno de los primeros pasos para lograr esa mentalidad resiliente es darnos cuenta de cómo nos hablamos. Aunque a veces es algo bien inconsciente, si ponemos atención, en nuestra mente siempre nos estamos hablando. En la película Luca, Alberto le entrega una valiosa herramienta a su amigo para transformar ese diálogo interior en uno que lo ayudará a conseguir sus metas: “¡silencio Bruno!”. Luca, toma conciencia de cuándo se está diciendo cosas que no le ayudan y empieza a usar la frase consigo mismo. Ese es un buen comienzo. Pero no es suficiente.

 

Para reemplazar los pensamientos tóxicos tenemos que saber qué decirnos en vez de “no puedo”. Carol Dweck propone algo muy simple y poderoso a la vez, usar la palabra todavía.

 

“No puedo subir mis notas de matemáticas … .todavía”.

“No puedo usar bien el zoom para mis clases…todavía”.

“Soy pésimo para inglés…todavía.

 

Ese todavía abre un espacio enorme de posibilidades, sin desconocer que cuesta, que es difícil; y lleva el foco de nuestra atención hacia los recursos que pueden ayudarnos a cambiar una situación o alcanzar esos objetivos que se nos hacen muy difíciles.

¿Cuáles son esos recursos? La mentalidad de crecimiento no es magia, no se refiere a que por sólo pensar que puedo lograr algo eso va a ocurrir. La mentalidad de crecimiento entonces es conectarse con los recursos que me pueden ayudar a alcanzar los objetivos.

Esos recursos son básicamente 3 cosas:

  1. Practicar, practicar, practicar. La mentalidad de crecimiento nos hace ver que ni siquiera las personas más talentosas pueden lograr sus metas sin un gran esfuerzo constante en la ejercitación, la repetición, etc. Como adultos sería muy beneficioso que empezáramos a valorar lo que es la determinación y la práctica, muy por sobre el talento “innato”. Detrás de personas como Messi, Adele, Stephen Hawking, Serena Williams, etc. hay más trabajo que talento. Los ejemplos de personas con grandes discapacidades que logran tocar la guitarra con sus pies, jugar tenis en silla de ruedas, hablar a través de un computador, etc. son la muestra más patente de que la práctica constante es un recurso fundamental para nuestro desarrollo.

  2. Si bien la práctica es fundamental, puede no ser suficiente para alcanzar nuestros objetivos. Puedo pasar horas moviendo mis brazos como si fueran alas para volar como un pájaro, pero en realidad nunca me van a salir alas. Esa dosis de realismo nos ayuda a conectarnos con el segundo recurso que es buscar nuevas estrategias. Cuando algo no me resulta una, dos, tres veces, la mentalidad de crecimiento me impulsa buscar alternativas diferentes. Y es así cómo, si bien no hemos inventado la manera de tener alas en nuestra espalda, si podemos volar a diferentes lugares a través del ingenio, la creatividad y la innovación.

  3. Por último, la mentalidad de crecimiento potencia la conexión con otros para alcanzar las metas y enfrentar desafíos. Las personas con mentalidad de crecimiento saben pedir y aceptar ayuda.

 

Cultivar una mentalidad de crecimiento en este momento de pandemia puede parecer difícil, porque pareciera que las circunstancias nos condicionan de tantas maneras. Por ahí se dice que los aprendizajes perdidos serán casi irrecuperables, o que esta generación quedará marcada para siempre por no haber ido a clases presenciales. Esos mensajes son, sin ninguna duda, contrarios a la mentalidad de crecimiento.

¡Silencio Bruno!

No hemos aprendido todo lo que necesitamos….TODAVÍA.

¿Qué tenemos que practicar, practicar y practicar para recuperar a nuestros estudiantes?

¿Qué podemos hacer diferente para recuperar aprendizajes?

¿Cómo nos vamos a ayudar unos a otros para darles a nuestros niños, niñas y adolescentes la educación que necesitan en este momento?

Te recomendamos algunas películas y series, para diferentes edades, que pueden ayudar a conversar sobre este tema con los estudiantes de una manera entretenida:

Para los más chicos:

  • Monsters INC. (1 y 2)

  • Ratatouille

  • Kung Fu Panda

 

Para los más grandes:

  • El Último Baile (Netflix)

  • El Señor de los Anillos

  • 100 metros

 
 Mas información en www.aprendizajesocioemocional.cl/
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