Esas nuevas modas que admiramos (pero que pocos somos capaces de seguir)

Artículo publicado originalmente en El Definido

Mane Cárcamo realmente celebra a todos los hombres y mujeres que siguen estas positivas tendencias. Pero unirse, ufff, es ya otro tema.

En las redes sociales, en la vida cotidiana, en el aire se respiran nuevos hábitos que se han convertido en modas, estilos de vida y que me encantaría poder seguir. Son nuevas tendencias innovadoras y positivas que la están rompiendo y que cuando me veo enfrentada a ellas pongo la misma cara del burro de Shrek porque sé con casi (el casi es para no perder la esperanza) total certeza que son modas que JAMÁS podré seguir. Porque no me sale, porque soy fatigada, ñurda y/o inconstante. Pero bueno, eso no impide que manifieste mi pública admiración por varias de ellas y que los invite a ustedes a compartir esas modas y estilos de vida que la están llevando y que a ustedes también les gustaría seguir.

Los runners

Mi corazón envidioso me hace pensar que nadie puede ser tan feliz corriendo. Mi corazón real se asombra con lo que ha despertado esta “nueva“ práctica. Verdaderos club de amigos, que vibran con sus tiempos alcanzados, los nuevos desafíos, juntan la misma plata que juntaría yo para ir a echarme como una orca a la playa, pero ellos lo hacen para pasar la meta de una nueva maratón. Se ven espléndidas en las fotos (yo estaría perfecta para rostro de la Unidad Coronaria Móvil) y se nota que el afán no es tener un cuerpo perfecto ni una cintura de avispa. Los mueve superarse a sí mismos y se les nota la alegría que da cumplir un objetivo después de haber trabajado con perseverancia y rigor, venciendo las ganas. Mi total admiración para ellos y ellas. A los que me han invitado alguna vez, sigan haciéndolo. Capaz que se produzca el milagro. El mismo día que Luis Miguel se vea pálido, Donald Trump obtenga el Nobel de la Paz y Piñera tenga que pedir un crédito de consumo.

Las mamá multimujer

Probablemente la figura icono en esta tendencia es Virginia Demaría. Es capaz de hacer un desayuno perfecto con panqueques caseros, hacerle una trenza francesa a su hija, ir a dejar a sus niños en bicicleta al colegio, llegar a la casa pintar tres cuadros, bordar nueve manteles y tejerse un cintillo de lana para después irse a clases de tenis, tomarse un café con la amigas, invitar a su familia a almorzar con candelabros y velas, después hacer las tareas con los niños, pintar una pared de la casa, asistir a un evento de alguna marca y jugar a la pinta con los vecinos. Todo esto obviamente vestida de Rapsodia y SIEMPRE feliz. Lo escribo y me tengo que tomar un armonyl. En cambio una, quema los panes al desayuno, pelea con la cabra chica para que se peine, se sube al auto gritando para llegar a la hora al colegio, se pinta en el semáforo, corre al supermercado a comprar pan porque obviamente se acabó, tiene la bicicleta estática como un adorno en la casa, pega el botón del delantal con cero talento, almuerza sentada en el escritorio de la oficina un atún con lechuga, corre para llegar a la psicopedagoga, mientras pasa a pagar las cuentas y con suerte vitrinear ropa en el supermercado porque obviamente tuvimos que volver a comprar ese cartón piedra que olvidamos. ¿Lo impactante? Es que verdaderamente existen muchas mujeres tipo Virginia Demaría. Que en verdad les resulta cocinar en familia, cantando por las praderas cual Novicia Rebelde y son secas en todos los ámbitos de sus vidas. Las envidio/admiro/amo/odio al mismo tiempo. Porque a esa repartición de talentos claramente NO llegué.

Los saludables

Esta nueva moda la aplaudo y celebro de pie (siempre destacando que escribo esto con una bolsa de Cheetos al lado). Pero me ha maravillado como la tendencia de la comida saludable se ha ido tomando las plataformas, los medios de comunicación, las nuevas formas de disfrutar y las conversas. La Connie Achurra es una buena exponente de lo que hablo. Se nota que goza con lo que hace, más que una moda propone un cambio de vida y sus recetas se ven apetecibles. Porque seamos sinceros, si me dan a elegir entre un queso crema con tocino y un budín de puerros tengo muy, pero muy clara mi elección. Pero hoy me he dado cuenta que la cocina saludable no tiene porqué ser sinónimo de fomedad y una vida al vapor. Aparentemente se puede elegir vivir sano sin tener que ceder en sabor. Como dije, lo celebro y aplaudo más que fanática de Maluma, pero creo que jamás podría lograrlo. Si se me quema hasta el agua… ¿cómo seré capaz de hacer una “galette” de manzanas y berries?

Bonus track

Esto no es un estilo de vida ni un hábito. Es solo una prenda de vestir que volvió a la palestra 25 años después de alguna vez haber tenido la osadía de tener uno. El body. Con asombro he visto que han vuelto y espero que no para quedarse. Porque seamos sinceras… ¿a quien le queda bien un body? Con suerte al 2% de la población femenina. La famosa Kendall Jenner no nos representa ni lo hará. Amigas, sean autocríticas, no sean víctimas de la moda. Si con tal de usar un body parecerán un calefón humano caminando por la calles y tendrán que llamar a los bomberos para volver a abrochárselo después de hacer pipí, más vale que te digan anticuada. Dignidad ante todo chiquillas.

¿Qué otras modas agregarías a la lista?

Magdalena Cárcamo – Periodista

Fuente: www.eldefinido.cl

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