Te llamaron y escuchaste la maravillosa frase que te hizo celebrar como si fuese Año Nuevo: “El puesto es tuyo, te esperamos el lunes a las 9.00”. Gritos tras cortar, wasap a todos los grupos (hasta al de la junta de vecinos probablemente) y mucha, mucha felicidad.
El domingo anterior dormiste poco y te desvelaste pensando qué ponerte. Porque fuiste al mall y te compraste con muchas cuotas varias alternativas para ese primer día que te tiene más nerviosa que Jadue encontrándose con un chileno en Miami. Algo que no parezca demasiado formal: “Ni ahí con parecer madrina de matrimonio gringo”, pero tampoco relajado. “No vayan a pensar que soy una discípula de la Paola Olcese”. Todas las inseguridades juntas y aumentadas como todo lo que se puede aumentar a las 3 de la mañana. A las 6 am ya estás en la ducha. A las 7, ya te has cambiado 16 veces de ropa, pero lograste la tenida piola que según tú te hará ver bien, pero no escandalosa ni tampoco candidata a ser descuerada por el resto de las mujeres de la oficina. Porque, ¿han visto cuando llega una nueva a la oficina?Le miran hasta la pieza molar 34 y le analizan con sumo cuidado si tiene las cutículas bien mantenidas o no.
Este párrafo es muy femenino lo sé (los hombres a lo más deben planchar la camisa), pero bueno, la que lo escribe es una mujer y no es fácil desprenderse de eso. En todo caso, hay cosas transversales del primer día que la mayoría vive y por muy chorizo que se sea no pueden negar:
1. Llegar 45 minutos adelantados
Obvio que la ansiedad y el terror a llegar tarde por un taco, un accidente, un tsunami en Santiago o lo más inverosímil que puedas imaginar te hizo salir ULTRA adelantado. Y ahí estás… Si tienes auto,haciendo hora jugando Candy Crush para matar los nervios. Si no lo tienes, caminando por el barrio con más calma que Mahmud Aleuy dando una entrevista, como si esa fuera una costumbre necesaria y fundamental en tu vida. Todo mientras te haces el cool.
2. Recibir todo lo que te ofrezcan
Odias el café, te cargan las galletas de vino, jamás usarías un mouse para el computador y aborreciste el cuello de polar institucional que te regalaron de bienvenida. Pero ahí estás tú, tomando café con más entusiasmo que colombiano, masticando galletas de vino a uno por hora para no tener que comerte otra, haciendo doble clic con emoción con el mouse y con el cuello de polar bien puesto aunque en el edificio haya calefacción a 23° grados. ¿Por qué? Porque eres el nuevo. Simplemente por eso.
3. Aprenderte de memoria la página web de la empresa
Te pasan tu computador y ¿lo peor? Está ubicado de esa manera que todo aquel que pasa por tu oficina ve la pagina en la que estas navegando. Entonces olvídate de LUN, Ali Express, Cyber Day y ni hablar de Facebook. Obvio que pasas las 8 horas sentado (porqueel primer día uno no tiene nada, al menos útil, que hacer) y ahí estás, leyendo hasta las noticias del 2004 que aparecieron en la página de tu nueva pega. Ya revistaste la celebración del 18, el Día de la Secretaria, la jornada motivacional y la visita de los hijos de los funcionarios a las oficinas. Ya tienes un PHD en la Misión y Visión de la empresa y hasta te empezaste a entretener con la Memoria Institucional del último año.
4. No almorzar
Uno de los aspectos más estresantes del primer día de pega es el ítem almuerzo y peor aún si eres mañoso. ¿Con quién me voy a sentar? ¿Seré como Screech de “Salvado por la Campana” (o una especie de Millhouse) sólo con mi bandeja en una mesa deshabitada, mientras al lado se ríen estruendosamente? ¿Y si hay fritos de coliflor?, ¿Y si el postre es jalea con frutas? NO SEÑOR.
Es un día de demasiadas incertidumbres como para agregarle un punto de tensión más. Entonces cuando llega esa compañera buena onda (que no sabes si en verdad lo es genuinamente o porque nadie la pesca y ve en ti LA posibilidad de tener una amistad) te invita al casino, tú mientes con descaro y sin cargo de conciencia: “Pucha es que justo hoy tengo que hacer unos trámites para cerrar algunas cosas con mi pega anterior” y te salvas mejor que Orpis en Tribunales. Corte. Te vas al Mc Donald’s más lejos que encuentras en la ciudad, y escondido te comes un mega combo con todo lo que la palabra felicidad pueda incluir.
5. El festival de frases intrascendentes
¿Habrá un día que se hablen más frases clichés e intrascendentes que el primer día de pega? “Se pasó el frío que ha hecho”, “Qué bonita la sala de reuniones”, “Hace cuánto que trabajas acá”, “El metro a las 6 de la tarde es terrible”, “Y de qué edad son tus hijos” (sumado a unawwww cuando ves la foto en el escritorio), “Faltó el Mago Valdivia en el partido” y un eterno loop de frases que tratan de romper el hielo y evitar esos silencios incómodos que después de un año nos importan un pepino en la misma pega.
¿Y qué viene después?
Después de un año llegamos al menos 10 minutos tarde, odiamos a la que nos invitó a almorzar y tenemos coimeada a la señora del casino para que nos rellene el plato, revisamos la página del banco y Glamorama al mismo tiempo, nos repetimos la chaqueta que ya casi usamos como uniforme y a nadie se le ocurre ofrecernos un café porque todos saben que sólo tomamos té.
Y también tenemos amigos nuevos a los que hemos aprendido a querer, hemos ido a asados entretenidos en dónde nos damos cuentas que el jefe sí era bueno para hacer pebre y hemos incluso llorado (en el caso de las mujeres probablemente) más de una vez por algo que nos emocionó. En definitiva hemos construido vínculos.
Pero si llevas más de un año y aún no has experimentado esto último… actualiza tu CV ahora. Esa pega definitivamente no es para ti.
¿Cómo fue tu primer día de trabajo? ¿Qué otras cosas hiciste durante esa eterna jornada?
Magdalena Cárcamo – Periodista
Fuente: www.eldefinido.cl