Momentos para evaluar la vida

Cuando uno mira ese título, suena como absurdo porque uno tendría que evaluar la vida en cada acto, cosa que lamentablemente no hacemos porque nunca estamos conectados con el presente. En la locura y rapidez con la que vivimos, nuestra cabeza está varias “cuadras” más adelante que la que estamos caminando.

Pero vamos a hacer el ejercicio, de encontrar momentos en la vida en lo que todo se da para realizar dicha evaluación.

La primera que quiero mencionar es la de los cumpleaños. Los aniversarios y los cumpleaños son momentos ideales para detenerse y colocar en la balanza lo logrado y lo que está por lograr. Es ideal para agradecer lo regalado y lo conseguido y tal vez para conectarse con lo espiritual que todos llevamos dentro.

El Año Nuevo es otra fecha de iniciación y evaluación de un ciclo, es casi mágico como sentimos que se nos renueva algo dentro de nosotros en esa fecha y como nuestros mejores deseos aparecen con las mayores ilusiones.

Creo que es muy importante evaluar, lo más simple y lo más efectivo sería hacerlo todas las noches, donde pudiéramos agradecer y fijar metas para el día siguiente donde entendiéramos que la voluntad es lo único que nos llevará al logro.

En realidad, un sueño más voluntad es lo único que se transforma en logro y meta cumplida. Si todos entendiéramos esto, lograríamos todo lo que nos proponemos, pero generalmente lo que ocurre es que nos falta alguno de esos dos ingredientes.

Ya tenemos varias ocasiones que se prestan para evaluar nuestras vidas y, el año pasado les decía en esta misma temática, que debiéramos celebrar los cumpleaños como celebramos los aniversarios.

Siempre me ha llamado la atención la tremenda diferencia qué hay entre estas dos celebraciones. Hoy los cumpleaños son casi una tragedia y los aniversarios están aún por lo menos, llenos de alegría y emoción.

Que injustos somos con nuestros años y con la capacidad con la que debiéramos agradecer cada cosa vivida y cada cosa aprendida donde siempre se nos mostrará lo que nos queda por desafiar en nuestra misteriosa existencia.

El acto de celebrar tiene que ser manifiesto siempre; yo aprendí por ejemplo de unos mayas que antes de bajar de la cama todos los días tengo que mencionar la palabra GRACIAS y recién ahí comenzar, y al final del día volver a agradecer antes de dormir. Además aprendí a no pedir, a entender que las cosas son lo que son, por más dolorosas que se nos presenten y solo pedir sabiduría para enfrentarlas.

Las celebraciones son un maravilloso momento para conectarse con el aquí y el ahora, para valorar lo caminado y ver si esto nos ha hecho caminar por la senda de ser mejores personas. Son un momento para detenerse y dejar de correr, quizás para averiguar también si estamos corriendo hacia donde soñamos o queremos o hacia donde alguna vez planificamos caminar.

Aquí toma mucha importancia estar con quienes queremos estar y los que han sido parte del camino, porque sin duda no podríamos celebrar sin el apoyo de muchos que nos han contenido y apoyado en los momentos difíciles de esas caminatas.

Los invito a evaluar, a agradecer, a colocarle voluntad a los sueños y a celebrar el camino recorrido.

 

Escrito por Pilar Sordo – Psicóloga

Extraído de www.pilarsordo.cl

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