«No son las cosas las que nos dañan, sino nuestras opiniones sobre las cosas». Epiceto
El 2016 va avanzando, seguro que cuando comenzó te propusiste muchas cosas para este nuevo año, tal vez adelgazar, hacer más deporte, llevar una vida más sana, dejar de fumar etc. En concreto yo me propuse y le propuse a mucha gente conseguir ser más feliz.
Una ejercicio base que suelo hacer a mis clientes es: ¿quién eres?
Bien, hoy te lo pregunto a ti, o más bien quiero que te lo preguntes tú: reflexiona sobre ti, sobre tus valores, tus límites, qué es bueno o malo para ti, que es aceptable o inaceptable… entre otras cosas ese ¿quien eres? implica ¿cual es tu filosofía de vida?.
Todos poseemos una filosofía de vida, no me negarás que en mayor o menor medida, más o menos elaborada o auto-explorada todos tenemos unas concepciones, unas ideas que nos representan y por las que, en definitiva, guiamos lo que hacemos en la vida, unas concepciones sobre quienes somos o cómo debemos vivir.
A partir de estas concepciones interpretamos en cada momento todo lo que nos pasa, de hecho son las que explican por qué hacemos lo que hacemos y no otras cosas, por qué nos gustan o nos motivan ciertos estímulos y no otros.
Cuando nuestra visión de las cosas es limitada e inflexible entra en conflicto con la realidad y aparece la ofuscación y el sufrimiento.
Por eso es preciso educar nuestra mirada, por eso insisto constantemente en hacerte mirar al lado positivo de las cosas (todos los lemas lo son por algo ¿no crees?), debemos examinar y madurar nuestra filosofía de forma que nos enseñe a ver la vida tal y como es y no conocerla a través de interpretaciones erróneas que nos llevan al sufrimiento.
Una de las frases que tengo siempre en la boca con respecto a mi trabajo es que las personas que buscan un psicólogo no necesariamente tienen una enfermedad, de hecho en la mayoría de los casos esto es así, esas «enfermedades mentales» en muchas ocasiones se rigen por la forma de pensar, de ahí que la terapia cognitiva sea tan eficaz.
Andrea ¿me estas diciendo que sufrir depende de cada uno?
Por supuesto que no estoy diciendo eso, estoy diciendo que está en tu mano dejar de hacerlo, en tu deseo por modificar esos pensamientos erróneos que te dañan.
Es el origen de esos pensamientos el culpable de tu sufrimiento, tus experiencias, tu educación, tu entorno, los avatares por los que has pasado en tu vida.
Obviamente tu no eres culpable de todo eso que te ha llevado a tener esas creencias irracionales sobre lo que es en verdad la vida y que te ha llevado a olvidarte del máximo objetivo que tenemos en ella: SER FELICES, pero si eres el responsable de reconducir tu filosofía a ese objetivo.
¿Qué debes hacer para esa reconducción de tu filosofía de vida?
Pues lo primero debe ser encontrar y comprender dónde radica el error de esas creencias irracionales y las actitudes asociadas a ellas. Examinarlas y debatirlas hasta que encuentres las contradicciones que implican.
Es entonces, cuando lo falso se ve como tal, cuando podrás empezar a abandonarlas y sustituirlas por creencias más adaptativas y que te lleven a respuestas que no impliquen sufrimiento.
Este trabajo implica una tarea muy complicada, de hecho en esto se basa gran parte del tiempo dedicado a la terapia, piensa que se trata de «des-aprender» para «aprender» nuevamente, y en eso es necesario saber ahondar haciéndote las preguntas adecuadas y dando respuestas a ellas de manera acertada.
Ahí acaba el sufrimiento, te garantizo que una creencia solo tiene poder sobre nosotros, cuando valga la redundancia, nos la creemos.
¿Cómo transformar el sufrimiento en crecimiento personal?
El sufrimiento se supera comprendiendo, entendiendo que es una señal interna de que algo no va bien en nosotros, que es preciso modificar nuestros pensamientos y actitudes, en definitiva se supera actuando.
Andrea del Pozo
Psicóloga colegiada EX01028
Extraido de www.institutodraco.com/es