Estar presentes es estar al cien por cien. La atención anclada en el Ahora nos hace más creativos.
Solemos ser demasiado tolerantes con las divagaciones de la mente, pero lo cierto es que usar la memoria para mirar el pasado, excepto que recordemos para un fin constructivo, prácticamente es perdernos de disfrutar plenamente la experiencia del Ahora. Incluso a veces miramos el pasado, para definir quiénes somos o qué queremos. Y es imposible que la dirección de la vida sea hacia el pasado, porque en el pasado no hay nada, no hay nadie; como dice Un Curso de Milagros ¨cuando memorias de viejos rencores vengan a rondarte, recuerda que su causa ya desapareció¨.
Esto no significa que vamos a borrar de la memoria todo lo que hemos vivido, simplemente estemos atentos a no caer en la tentación de entretenernos con lo que ya pasó.
La vida es avanzar, estar presentes y movernos hacia adelante. Incluso cuando escuchamos a alguien es una oportunidad para estar en nuestro estado de presencia y sentir más allá de las palabras. Sentiremos que una conexión más profunda y genuina, se abre un espacio en el que las sensaciones del encuentro se amplifican; podemos incluso experimentar la unidad con las personas, esa comunicación invisible que va más allá de los cuerpos que vemos.
Y a veces simplemente estar presentes, y quedarnos apreciando ese momento, tal como es. Apreciar con la visión, con el oído, con el tacto, con todos los sentidos. Volvernos intensamente conscientes del momento presente y de lo que contiene, incluso cuando estamos realizando las actividades más rutinarias del día y que quizás solemos realizar en piloto automático, cocinar, ducharnos, desayunar, conducir, etc.
Lo que percibimos como tiempo psicológico pasado-futuro, es una línea temporal que la mente fabrica para la experiencia en el mundo físico, pero nuestra realidad está en un no-tiempo, en el Presente. Si estamos disfrutando plenamente el instante presente, estamos tocando las cuerdas de nuestro mejor destino.
Si pudiéramos vernos ahora, con un microscopio cuántico, observaríamos que estamos formados por una infinidad de partículas energéticas que componen un campo ilimitado. Lo que llamamos espacio vacío es en realidad el campo infinito de energía del plano invisible, la fuente de la cual provienen todas las cosas. Sabemos que toda experiencia que vivimos se origina con una idea, y las ideas aunque no las vemos físicamente, estamos seguros que ahí están. Lo mismo sucede con el aire que respiramos.
Entonces cuanto más atentos estamos, menos lugar dejamos para que el pasado interfiera en la experiencia presente. Cuanto más atentos, más energía tenemos para las actividades diarias. Cuanto más presentes, más intuitivos. Estar presentes, es estar despiertos.
Agustin Andrade
Autor y Comunicador
www.agustinandrade.com
Extraido de www.institutodraco.com/es