Suelta, Salta…

“Suelta y avanza” te aconsejan por allí, cual receta mágica, fácil y poderosa. Claro que hacerlo sana, empodera y aliviana. El cómo llegar a esa posibilidad, entiendo, es el desafío.

¿Cómo darse cuenta hasta cuándo tolerar? ¿Qué datos necesito para juzgar hasta dónde insistir para alcanzar esa meta? ¿Qué debería sentir para decirle basta a una relación? ¿Qué me dará claridad para decidir?

La lista de interrogantes continúa, a diario, y mientras tanto, e incluso sin darnos cuenta, decidimos y elegimos desde la resignación, desde donde sólo vemos no-posibilidades.

Irónicamente, y a mi juicio, soy de las que creen que hemos venido a florecer, y no sólo a sobrevivir. Personalmente, me mueve inspirar a ello, y ése es hoy mi propósito de vida. Irónicamente digo, porque tuve que experimentar todas estas sensaciones que te traigo para recién después poder compartirlas.

Me vengo preguntando lo suficiente como para haberme dado cuenta qué me anclaba, qué era eso que me tenía atada. Y en ese aprendizaje, mi desafío fue cuestionar. El amor fue la emoción que elegí predomine, aunque confieso, el dolor, enojo, angustia, miedo y frustración estuvieron de cerca acechando.

Observarme y detenerme fueron, y son hoy, mis dos grandes herramientas. Y tan es así, que lo convertí en hábito. Si tu agenda está completa de actividades y no “tienes” tiempo, déjame decirte que es una señal de alarma. Hacer para no ver lo que hay que ver, es una trampa. Detenerse y a modo de “zoom” y con otros ojos observarte, es el gran desafío. El tiempo se hace, no se tiene. Frenar sana y empodera, y no debería generarte culpa.

Hacer sin sentido agota, y estanca. Frenar sin sentido entristece y agobia. Ambos extremos, desaniman. Y sentirse estancado, sin visión o des-animado, es sobrevivir sin-alma.

Tal vez aún no reconozcas tu ancla (eso que te impide avanzar, y que se repite en el tiempo), quizá no sepas cómo seguir ni adónde vas. A lo mejor esa relación ya no te aporta valor. Tal vez sepas todo esto, y el miedo te gane la pulseada.

Y es ahí, en esa instancia, cuando tienes el desafío de reconocer tu poder: enfrentarlo, atravesarlo, aclararte y decidir, sin querer controlar la consecuencia. Porque de eso se trata la vida. De avanzar, experiencia tras experiencia, como protagonista. Sólo desde allí hay crecimiento. La paz, la felicidad, el amor, el desapego, el optimismo y todas esas aspiraciones no están allí afuera. Tú eres eso, sólo que en algún momento lo olvidaste. Es hora de volver. Es hora de SOLTAR. Confía y equivócate si hace falta. El mundo te espera con los brazos abiertos. De nuevo, confía. Sin duda, ya estás preparad@ para SALTAR.

 

tatiana_Bregi2Tatiana Bregi – Coach ontológico certificada

 

One Comment

  1. Ivana Alaniz agosto 24, 2017 10:32 am

    Exelente!!
    Tus palabras son como una inspiracion profunda a lo pisitivo y una exalacion de los fantasmas.

    Responder

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