Pescado fresco caserita
Quiero contar la historia de una mujer emprendedora que conocí hace un tiempo en un puesto de pescado en el centro de Viña del Mar. [1]Ella sabía limpiar y filetear pescado, ese era su activo estratégico y trabajaba en el negocio de un socio[2] que siempre estaba semi borracho, quien decidía la mercadería a vender, como atender a los clientes, cuanto cobrar y anunciaba el producto a los transeúntes. Ella desde atrás, entregaba reinetas y merluzas envueltas en papel.
Un día de esos que existen a veces, ella decidió invertir todos sus ahorros, consiguió un préstamo y se inició como su propia jefa. Logró instalarse por su cuenta, en un negocio que ya lleva más de 20 años funcionando[3] y ha sido la fuente de las carreras universitarias de sus hijos, sus viajes y su nueva vida.
Como esta historia, seguro habrá muchas. A mí me interesa destacar su éxito, obtenido desde la observación, intuición y fortaleza, en tareas propias de la gestión financiera y comercial. Ella logró diferenciarse respecto de todos los otros puestos de la feria: su local estaba siempre impecable, usaba guantes de colores que se sacaba al envolver el pescado, de manera que nunca jamás entregaba una bolsa con restos de escamas o el vuelto en billetes sucios. Además, me llamó la atención el que ella vestía con delantal limpio, mantenía perfectas sus manos cuidadas y las uñas barnizadas. [4]
De fácil conversación, fidelizaba a sus caseros en los pocos minutos que dura la faena de limpiar pescado. También predicaba; acerca del poder femenino, de ser dueña de su propio destino, de querer, poder y hacer. Disfruté esas conversaciones.[5]
Me di cuenta que entre sus clientes tenía varios restaurantes del sector quienes le hacían pedidos telefónicos. Ella lo hizo extensivo para sus compradores habituales; nos decía a qué hora debíamos pasar a retirar el pedido, sin bajarnos del auto y pagábamos con efectivo o cheque. Incluso alguna vez, ella me llamó para planificar su agenda de entregas. Se adelantó a los tiempos actuales.[6]
Su negocio fue próspero y creciente. Vendía toda la mercadería durante la mañana. Tenía muy claro el riesgo de sobre inventariarse y la perdida de capital que eso puede significar. Su precio era el más caro en toda la feria y su servicio el mejor, por lo tanto, marginaba un poco más que sus competidores. Alguna vez hacía descuentos[7].
Muchas veces acudí a comprar sus productos, solo para escucharla, bastaba un par de ideas y ella manifestaba su opinión, tanto de la vida como de los negocios.
La admiré hace años, señora, por su valentía. Agradezco nuestras conversaciones y el ejemplo que usted puso en mi caminar. Las (os)[8] verdaderas (os) líderes siempre encuentran su momento.
Marcela Contreras Berrios – Conoce más a Marcela aqui
Foto portada de Алекке Блажин en Pexels
[1] Pura y santa verdad. El nombre de la protagonista se reserva.
[2] Digamos socio.
[3] Supe que la pandemia no la amilanó y sigue adelante con su negocio.
[4] Simplemente servicio. Marca personal.
[5] Algunos pueden llamar a esto marketing personalizado o ¿data science quizás?
[6] ¡qué importante es innovar! Hoy en día, hay universidades especializadas en entregar mucha teoría para lograr la innovación.
[7] Finanzas- capital de trabajo, Incluso pricing
[8] Bueno. Ya sabemos…. o remítase al primer artículo de pioneras.
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