Las tareas para la casa

Estos últimos tiempos han sido tiempos en que la gente ha salido a las calles  a movilizarse en virtud de sus intereses y derechos, y esto se ve cada día con más fuerzas, la educación por cierto no se escapa de eso, incluso las tareas para la casa están siendo motivo de revolución, de movilización, de prensa e incluso pretendiendo estar enmarcadas en el ámbito de lo legal.

A mi parecer se está llegando demasiado lejos con algo tan subjetivo e imposible de controlar en el caso de prohibirse el envío de estas para la casa. Se percibe en el aire una lucha de extremos para cada postura, cuando a mi modo de ver, las tareas son fundamentales y si bien no hay estudios que demuestren que las tareas sean un factor que ayuda al rendimiento escolar, tampoco hay estudios que avalen que el no enviar tareas para la casa promueva una mejor calidad del tiempo libre en los estudiantes.

Recuerdo mi etapa de escolar y si bien la jornada aún no era extendida, por lo que hacer tareas en la casa era parte del programa, las tareas nunca me parecieron extras o innecesarias o producto de la falta de organización del tiempo del profesor de asignatura, muy por el contrario, era momento para estudiar tranquilamente o de aprender con compañeros, era momento para estudiar con los papás y tiempo para desarrollar aquellas habilidades emocionales e intelectuales tan valoradas hoy en día, que a veces en el colegio se veían opacadas por la inseguridad o desconfianza académica o competencia inevitable dentro de la sala de clases, tales habilidades son por ejemplo la creatividad, la recopilación de datos, la selección de información relevante, la planificación, el uso del ingenio, la perseverancia y el interés por buscar información y elaborar un tema, trabajo, exposición o informe, metodologías cada vez mas usadas en los colegios en Chile y en el extranjero.

Las tareas, en muchos casos han sido causa de discusión en los hogares, no lo niego, han sido motivo de estrés en algunos momentos, han sido trabajo para los padres más que para los hijos, como también han sido motivo de castigo para el que no las llevo realizadas, nada de eso niego, sin embargo una tarea tiene por finalidad potenciar una necesidad educativa que sin esa ejercitación (pasadas unas horas de la previa presentación en el aula) no podría verse corregida. Tenenos el caso de la caligrafía, del cálculo matemático, de vocabulario, de valencias y tablas periódicas, etc. Tal como en el dibujo, la música y la gimnasia, uno para desarrollar una habilidad debe reforzarla y no dentro del parámetro colegio, la idea para que sea más significativa, es hacerla horas después, en otro escenario, con otra gente, con otra modalidad, en otro escritorio, en otro ambiente! Tal vez ahi se podrían evitar algunos inconvenientes, tratemos de facilitarle al alumno (el alumno es alumno a lo largo de todo el período lectivo, incluso cuando está en su casa, a excepción de las vacaciones) de todos los materiales y de un entorno adecuado para trabajar como luz adecuada, lápices en buen estado, gomas de borrar, cuadernos, impresora, tinta, carpetas, sacapuntas, temperatura agradable y ausencia de ruidos molestos.

La educación es una instancia para que el estudiante aprenda a aprender de otra manera, mas lúdica, mas amigable, menos formal, precisamente estoy convencida que sólo se aprende cuando los contenidos y tareas pasan por la emoción. Por lo mismo la educación debería estar siempre centrada en eso en desarrollarse dentro de un buen ambiente, respetando las emociones de cada uno, basada en la felicidad de los niños como principio fundamental para que funcione, y el hecho de enviar tareas para la casa no debería ser tomado como un castigo, pues si asi fuera estaría significando que hay problemas de base y la mirada que se le da a las tareas son el síntoma de que algo no anda bien en el proceso de aprendizaje, pero jamás que la tarea es el problema.

Una tarea en sí no es mala, para mi las tareas son un instrumento pedagógico que ayuda de sobremanera en la mayoría de los casos a disminuir necesidades de los alumnos. Las tareas son complementarias al trabajo que se hace en la sala de clases, y por ende no deberían ser obligatorias para todos los alumnos, sólo para aquellos casos en que el profesor vea una necesidad puntual con tal o cual contenido.

Por lo tanto, si queremos que nuestros hijos aprendan a aprender, si queremos que aprendan a descubrir, inventar, crear y compartir que mejor manera que lograrlo con la ayuda de las responsabilidades escolares, y si éstas fueran tomadas de mala manera, mejor investiguemos de donde viene ese rechazo hacia el colegio o a la asignatura, o desde los padres hacia el sistema en general, tal vez por ahí podríamos comenzar a hacer las correcciones.

 

Claudia Pastene Gorigoitía

Mamá de dos hijos.

Psicopedagoga, Profesora Básica y Terapeuta Floral

 

Fotografía: Escuela de fotografía diseñado por Evening_tao – Freepik.com

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