¿Por qué ser agradecido? Demostración Científica

Expresar palabras positivas y gratitud hacia nuestros seres queridos es una buena forma de aumentar la satisfacción estar juntos. Además, la psicología positiva ha descubierto que la expresión de la gratitud aumenta por sí sola y de forma importante nuestro bienestar.

¿Quieres experimentarlo por ti mism@? Para experimentar un sentimiento de gratitud, es preciso centrar nuestra atención en lo que tenemos, en todos los privilegios de los que nos beneficiamos, en lugar de poner la atención en todo aquello que no funciona. La vida siempre nos encontramos con cosas positivas cosas negativas. Tenemos amigos, familia, trabajo, salud, cobertura sanitaria, vivimos en un país democrático, disponemos de un elevado nivel de confort: coches, electrodomésticos…. Pero también hay accidentes, enfermedades, averías, agobios administrativos, contaminación…. Sólo tú decides en qué te vas a fijar hoy. Cuanta más atención prestemos a lo negativo, más decaerá nuestro estado de ánimo. Cuanto más nos fijemos y nos centremos en lo positivo, mejor será nuestro humor. La realidad, sea cual sea, seguirá estando ahí, inmutable. ¿En qué te vas a fijar tú?

Te voy a demostrar algo: nuestro estado de ánimo está influenciado por lo que pensamos, por todo aquello a lo que prestamos atención. Nuestra atención es un poco como el dinero. Podemos decidir dónde queremos invertirla y con qué tipo de resultado. ¿Qué cuenta vas a aumentar: la cuenta de la infelicidad o la cuenta de la felicidad? El lugar de desesperarte por lo que no funciona, es un buen ejercicio centrarte en todo aquello que va bien y por lo que puedas sentirte agradecido. Este es el secreto de la gratitud.

Un ejercicio clásico de la psicología positiva es el cuaderno de ejercicios de gratitud de Thalmann: en una libreta anota dos veces por semana tres elementos por los que pueda sentirte agradecido. Por ejemplo: dispongo de Internet que permite acceder a múltiples informaciones, mañana me ducho con agua caliente, gracias a mis gafas veo con claridad…

Con respecto a lo que no funciona, más vale movilizar tu energía para aportar cambios. Desesperase no sirve de nada. El éxito consiste en obtener lo que se desea. Sin embargo, la felicidad consiste en saber valorar lo que se tiene. No es cuestión de ser un ingenuo, es cuestión de generar emociones agradables. Recuerda que las emociones agradables y las emociones desagradables nos hacen ver el mundo de forma distinta. Ni más justo, ni más falso… pero de forma diferente.

Las emociones  desagradables como el miedo, la tristeza y la cólera tienden a focalizar atención para reaccionar adecuadamente ante un posible peligro  o problema. Las emociones positivas o agradables actúan como una expansión del foco atencional, aportando una sensación de relajación.

El humor positivo por una visión optimista de la realidad, por ejemplo, favorecer un tratamiento global de la información. Por el contrario, un humor triste favorece un tratamiento analítico y sistemático de la información que nos llega. Ambas maneras de procesar la información son complementarias y nos permiten llevar a cabo según que tareas con más eficacia.

¿Qué conclusiones saco? Primera: tanto las emociones agradables como las desagradables, son complementarias y necesarias para nuestro funcionamiento. Segunda: en determinados momentos una visión optimista de la vida es adecuada, mientras en otros puede resultar más útil una visión pesimista. El problema radica en tener una visión inflexible: un optimismo inmutable o un pesimismo inquebrantable. Aunque puestos a elegir, el optimista vivirá mejor… y más tiempo, ¡está comprobado!

Irene Morales

Coach Espiritual

 www.IrenePsicoBio.com

Extraido de www.institutodraco.com

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