Generalmente asociamos la violencia con la agresión física, sin darnos cuenta que existe violencia en nuestra comunicación del día a día.
Debemos recordar que comunicamos con todo nuestro ser, por lo tanto a veces somos violentos con las palabras, otras con el gesto y las acciones.
Permanentemente estamos haciendo juicios de los demás, presentes y ausentes los que son recibidos como críticas. Criticar a otros nos hace sentir mejores, más poderosos, como si el aplastar a los demás nos hiciera más altos. De esto podríamos sacar como conclusión que el problema no es habitualmente del criticado, sino del que critica ya que éste necesita reafirmarse de esta manera.
Y ¿cómo formamos la crítica?, lo que hemos visto y oído desde pequeños, las creencias que fuimos adquiriendo, las experiencias pasadas y también las presentes. Si nos detenemos unos segundos en observar lo que transmiten diferentes Medios de Comunicación Social, hay algunos cuyo centro es la descalificación del otro. Y nuestros niños y niñas ¿qué están adquiriendo?, ¿cómo será el mundo que ellos mismos formarán en 10 o 20 años más?
Violentar a otro es atropellarlo, no considerarlo digno, no valorarlo por lo que hace o por lo que es, menospreciarlo por ser diferente, mentirle, no creerle etc. Cada uno de nosotros exige y tiene muy claro sus derechos, pero ¿tenemos tan claro nuestros deberes hacia los demás?, ¿pensamos que ellos tienen los mismos derechos que nosotros exigimos?
Pensemos en algo positivo, por ejemplo una persona dice “¡Qué maravillosa es la Primavera!, este dicho señala una evaluación o juicio sobre la Primavera como si ésta para todos fuera maravillosa, pero ¿qué pasa con una persona alérgica a la Primavera?, ¿qué puede sentir frente a esta evaluación? Tal vez podrá pensar o decir “Yo encuentro horrible la Primavera, tengo que tomar medicamentos para no estar congestionada día y noche” o “Qué lástima, yo no puedo disfrutar de la Primavera como el resto”.
Los juicios y evaluaciones las decimos como que si fueran una verdad incuestionable sin considerar que es mi apreciación y que los que me rodean puede que posean otra percepción. La PNL habla del “mapa del mundo”, mi mapa del mundo es diferente al de los demás, yo lo he formado con todos los filtros de mis percepciones que a su vez están condicionadas por la genética y los valores, creencias y vivencias que traigo desde la infancia.
Si tomamos en cuenta lo señalado anteriormente y comenzamos a darnos cuenta de las máximas que expresamos como verdades universales, podríamos comenzar a asumir la responsabilidad de lo que decimos señalando “yo pienso que…..” “yo opino…….” “para mí esto es …..” con lo que dejamos abierta la puerta de que los que me rodean puedan pensar, opinar, sentir, apreciar etc. algo diferente, abriendo así el espacio al diálogo.