Se dice que mi generación, la supuesta generación X, no quería trabajar. El hedonismo y otras “virtudes” era lo que nos “correspondía” y buscábamos. Finalmente y años después nos dimos cuenta que simplemente queríamos encontrarle un sentido a nuestro trabajo, algo que nos moviera.
Me ha tocado circunstancialmente hablar con muchos dentistas en el último tiempo, y a su vez, recibir muchos currículos. La experiencia de analizar personas que quieren trabajar con uno ha sido bastante nutritiva en todo sentido. Y lógicamente yo en mis casi 40’s, me ha tocado lidiar con los reputados “milenials”, generación posterior a la mía.
He ido sacando algunas conclusiones que aún estoy procesando, pero que me gustaría compartir en esta columna.
Por formación, el dentista históricamente enfrenta y ve su quehacer desde un perfil bastante técnico. Esto tiene tal penetración en la cabeza de todos que mucha gente no se le ocurriría pagar una consulta al dentista “si no le hace nada”, es decir, nos suena algún motorcito que haga “cosas”. Será que tendremos que volver a insistir que si bien el lado técnico y ejecutor de nuestra profesión es importante, el diagnóstico y el tiempo que pasamos entrevistando a nuestro pacientes es fundamental. ¿Como podemos tomar decisiones sobre otras personas sin entender e informar cuales son las necesidades de nuestros enfermos?.
Creo que el haber entregado la profesión al mercado, donde no hay propuestas de valor si no solo competencia de precios algo tiene que ver con esto.
Yendo más allá, y aquí voy a ser osado, me di cuenta que a un grupo grande de dentistas, si, dentistas, eso dice el titulo profesional, cirujano dentista, les gusta medianamente lo que hacen, el problema lo tienen en donde lo hacen. A un número importante de dentistas no les gusta el lugar donde trabajan. Se sienten menoscabados, usualmente mal pagados, presionados y sobre todo sienten que lo que estudiaron, incluyendo su postgraduación no puede ser aplicada bajo ciertos sistemas de trabajo. Es decir estudie algo, lo hago bien pero no puedo mostrar lo que hago porque mi “pega” no lo permite.
Dicen que la voluntad de cambiar es algo normal y aclaremos, en términos estructurales, cosas esenciales, el ser humano tiene una capacidad de cambio limitada, pero en términos de visión y forma, las posibilidades son enormes.
El cliché dice: es difícil cambiar si siempre haces lo mismo.
Aquí creo que el modelo de trabajo de nuestra clínica está dando ciertos frutos. Mentoring: un mentor que opine, que enseñe el “como”, que dé su visión y explique el por qué, un coach que acompañe el proceso de cambio, que vaya enseñando a cambiar, y alguien encargado de la educación financiera, no dejarse seducir por la banca y aprender a usarla.
Los modelos de cambio existen y son muchos, en el caso de la odontología se está llegando a un punto complejo donde el Dentista está inmerso, salvo honrosas excepciones, en modelos de trabajo sin regulación, donde no hay control sobre la práctica profesional.
Entender el sentido de la profesión y el impacto que ésta tiene en otros seres humanos es básico para empezar a ver. Cambiar la propia visión del yo, es un comienzo. Mi pregunta usual es “¿te gusta lo que haces?” y no, “¿qué sabes hacer?”.
Los insights aquí pueden ser salvajes, ¿estoy calificado emocionalmente para ejercer mi profesión como me gustaría?
La odontología, y esto también sin duda es una opinión, es una profesión hermosa y amplia, tener la oportunidad de mejorar la vida de alguien en un aspecto tan importante, es algo grande. Ocupar nuestro territorio de acción como herramienta de diagnóstico de condiciones de todo el cuerpo, no tan solo es importante, es muy entretenido. Ver la cara de sorpresa de nuestros pacientes cuando uno les dice como duermen, como está su pisada, su columna, sus dolencias que no han podido ser explicadas y se han resumido en “ud. es jaquecoso, suerte” o “tiene una condición idiopática” (en términos médicos suena hermoso, en términos prácticos quiere decir ; no tengo idea que tiene) genera una sorpresa al punto de decir: ¿como sabe esto si ud. es tan solo dentista? La respuesta usual es, es que soy un dentista con mucho tiempo extra, lo que genera risas.
Esto es grande y la mirada debe ser grande.
Debemos volver a escuchar, debemos ver de nuevo, debemos empatizar con nuestros pacientes, reencantarnos con lo que decidimos hacer en nuestro día a día.
La esencia al final de nuestro trabajo es eso, nosotros mismos.
Dr. Patricio Doñas N. DDS MS
Cirujano Dentista – Rehabilitación Oral
Universidad de Chile – Universidad de París
Director Bright Clinic Chile